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divendres, 15 de febrer del 2013

roth, xècspir, harold bloom, el pisuerga i valladolid


PRECISAMENTE la vitalidad, en un sentido shakespeariano o falstaffiano, y cómo esta es representada en el temperamento de los personajes, es el don más grande de Roth y me lleva a destacar El teatro de Sabbath como su logro máximo. ¿Cuáles son las verdaderas obras centrales de la ficción estadounidense de la segunda mitad del siglo XX? Mi experiencia como lector obsesivo me lleva a poner en primer lugar tres obras de Thomas Pynchon (La subasta del lote 49, El arco iris de la gravedad y Mason & Dixon), a las que podríamos añadir Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy, y Submundo, de Don Delillo. Cuando contemplo la obra de Roth, me siento felizmente colmado con la tetralogía de Zuckerman, La contravida, Operación Shylock y también la secuencia de novelas históricas sobre Estados Unidos, que incluye El teatro de Sabbath, Pastoral americana, Me casé con un comunista y La mancha humana.
La singularidad y la fecundidad de este último Roth me hace pensar en el Faulkner de su esplendorosa primera época: Mientras agonizo, El ruido y la furia, Luz de agosto, ¡Abasalón, Absalón! El Faulkner más encumbrado es un paradigma temerario, pero El teatro de Sabbath y Pastoral americana resisten la comparación. Aunque nada escrito por Roth posee la extraña originalidad de Mientras agonizo, tanto El teatro de Sabbath como el tremendo pathos de Pastoral americana tienen su propia extrañeza. La furia y la libertad de El mal de Portnoy nos parecen hoy muy distintas si vemos esta novela como un preludio a la llegada, un cuarto de siglo más tarde, de El teatro de Sabbath.
Aunque la polémica entre Roth y el finado Irving Howe acerca del supuesto odio que siente Roth por sí mismo parece hoy (en 2003) casi prehistórica, ha dejado algunas cicatrices en lo que podríamos llamar la conciencia estética del novelista. En términos shakespearianos, Roth escribe comedia o tragicomedia a la manera de las problem plays: Troilo y Crésida, Bien está lo que bien acaba y Medida por medida. Pero la exquisita rancidez de esta línea shakespeariana no parece ser el objetivo de Roth. Entre todos los personajes de Shakespeare, se diría que Roth prefiere a Falstaff y Lear, tanto que ambos constituyen a Mickey Sabbath, aunque a este le falta desde luego la astucia de Falstaff y la grandeza de Lear.
Sabbath es un heroico vitalista, aunque, retrospectivamente, ¿qué otra cosa es Alex Portnoy? La comedia, que ya era algo dolorosa, se vuelve insoportablemente dolorosa cuando se relee El teatro de Sabbath. ¿Cuánto dolor hay en la hilaridad de El mal de Portnoy?
Mi apotegma yiddish favorito desde la infancia puede traducirse como duerme deprisa que necesitamos las almohadas. Lo ineludible de Roth es que él ha usurpado esta sensibilidad, acaso no para siempre, pero sin duda durante los últimos veinte años. Dormir deprisa es una cura para la angustia de las influencias: la de la historia judía, la de Kafka y la del propio público después de que se ha alcanzado la celebridad con El mal de Portnoy.
[...] Roth ha colocado a Sabbath cerca de los límites exteriores de una sociedad civilizada: pordiosero, vagabundo, cortesano de la muerte. No importa: Sabbath se redime con un vitalismo puro. Alex Portnoy parece hoy una mera parodia de ese frenesí. El mal de Portnoy es una brillante comedia; El teatro de Sabbath es una tragicomedia cuyos ecos shakespearianos son legítimos y convincentes.

Harold Bloom. Novelas y novelistas. El canon de la novela. Traducció d'Eduardo Berti. Páginas de espuma, 2012. P. 823- 825.



4 comentaris:

  1. aquest tipus de túrmix cultural és el que em fa indigest a sant harold matamosques ! a mi ja em sembla que tot ho lligui amb shakespeare, però no és això el que me'l fa insoportable, sinó que s'inventa unes teories que se les escrivís un estudiant de COU li posarien un zero patatero, i a ell no sols se li perdona sinó que més d'un ho trobarà brillant...em consola saber, insisteixo, que el bloom s'esgotarà i l'oblidarem, però dels autors que parla, i que no necessiten per a res de les seves sàvies reflexions (???), persistiran

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    1. Vaig a confessar-te una cosa, hyde. Cada cop que llegeixo Bloom, el primer que faig és un escombrat fins a trobar on sortirà Xècspir. Avui no el suspendria. Un estudiant de COU que fa servir la paraula apotegma i, a sobre, inclou una sentència, mereix aprovar.
      Duerme deprisa que necesitamos las almohadas, m'ha semblat digna de Groucho Marx.

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    2. jo el catejaria igual, matilde ; on s'és vist que un estudiant faci anar al profe - o lector, en aquest cas - a buscar un diccionari exhaustiu de la llengua ?

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    3. Hahaha, tens raó, hyde, què carai, catejat per listillo!

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