La tinta invisible es lo que reside debajo de las líneas, entre ellas, fuera de ellas, lo que se esconde hasta que el lector indicado lo descubre. Al referirme a un lector «indicado» quiero decir que, como es evidente, determinados libros no son para todo el mundo. Es posible admirar a Proust pero no implicarse ni emocional ni intelectualmente en su lectura. Incluso alguien que esté fascinado con el libro podría no ser el mejor lector o el más indicado. El lector «hecho» para el libro es el que está en armonía con la tinta invisible.
Toni Morrison. La fuente de la autoestima. Ensayos, discursos y meditaciones. Traducció de Carlos Mayor. Lumen, 2020. P. 423. P. 445.
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