tag:blogger.com,1999:blog-44207293061404670452024-03-28T09:48:00.223+01:00de casa al clubmatilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.comBlogger4750125tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-29579583784903113382024-03-28T07:04:00.001+01:002024-03-28T07:04:31.675+01:00contra els idiotes<p> </p><blockquote>NÚRIA BARRIOS<br /><span style="font-size: large;">Contra los idiotas</span><br />El País<br />16|3|2024</blockquote><p><br /></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">En 1967, un ejemplar de la<i> Ilíada</i>, la obra de Homero, salió de la biblioteca del instituto madrileño de San Isidro en préstamo. Aunque el plazo era de 15 días, el libro no regresó. Pero con Homero siempre hay que esperar un retorno, aunque este se demore años. Odiseo llegó a Ítaca 10 años después de que los griegos vencieran a los troyanos. La demora en el retorno y llegar cuando ya nadie te espera son cualidades homéricas. Así ha sucedido de nuevo. Como el protagonista de la <i>Odisea</i>, el ejemplar de la <i>Ilíada</i> también ha regresado a casa. En esta ocasión la vuelta ha llevado 57 años. El libro venía con una nota anónima escrita con ordenador en la que "un alumno de cuyo nombre no quiero acordarme" pedía "humildemente perdón".</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Hay memoria de otros libros viajeros. Los que regresaron a sus bibliotecas cuando cayó el muro de Belín en 1889, por ejemplo. Quienes los habían sacado en préstamo 28 años antes se encaminaron al otro lado de la ciudad, ahora abierta, para entregar lo que era de todos. A un gesto aparentemente tan pequeño los griegos antiguos bien hubiesen podido llamarlo gesta, porque gesta era lo que tenía importancia para la comunidad. Y quizá habrían estado de acuerdo en que la devolución de un libro es un alegato contra los idiotas, pues la palabra <i>idiota</i> proviene de la raíz griega <i>idios</i>, que hace referencia a lo privado. En aquella época, un idiota era alguien que solo se preocupaba de sus asuntos particulares y se desentendía de lo público.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">La persona que devolvió el ejemplar de la <i>Ilíada</i> podría haberse desentendido del asunto después de tantos años, pero escribió una nota de disculpa, buscó la dirección postal del destinatario, fua a Correos, esperó turno para ser atendido, aguardó a que pesaran el libro —¿cuánto pesa la <i>Ilíada</i>?— y pagó un extra para que llegara cuanto antes por Correos Express. En su decisión primó la idea de formar parte de una comunidad, de un cuerpo vivo, en el que la transmisión de los conocimientos es vital para el bienestar de los individuos. Al actuar, pensó a la contra de una sociedad que antepone el Yo al Nosotros.</blockquote><p></p><div><blockquote style="text-align: justify;">La <i>Ilíada</i> no es un libro cualquiera. Junto con la <i>Odisea</i> es el libro fundacional de la literatura occidental. Narra la guerra que destruyó Troya en torno al año 1200 antes de Cristo. Describe el asedio de la ciudad por una confederación de reyes micénicos, su conquista, saqueo y destrucción. Pero narra mucho más que eso: habla de la ambición, del deseo de gloria, de la codicia, de la paternidad, del odio, de la ira, de la negociación, de la violencia, de la amistad, de la venganza...De las múltiples formas que adoptan el amor y la muerte. Es mucho más que un libro; es un espejo de la naturaleza humana. Dicen que Alejando Magno se sabía la <i>Ilíada</i> de memoria. Las historias de Helena y Paris, de Agamenón, de Aquiles y Héctor, de Príamo, de Odiseo...han atravesado los siglos y siguen hoy tan vivas como entonces.</blockquote><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Si la <i>Ilíada</i> era reconocida como una obra literaria asombrosa, en 1864 un millonario alemán, Heinrich Schliemann, demostró que el mundo que describía aquel libro no era imaginario, sino real. Guiándose por los versos de Homero, Schliemann llegó a la colina de Hissarlik, en la actual Turquía, y desenterró parte de la muralla de Troya. Aquel sonoro nombre no designaba un lugar fictício, sino una ciudad situada exactamente donde Homero decía. Si la lectura de la <i>Ilíada</i> conformó la identidad del pueblo griego y de todos nosotros, el descubrimiento de Troya cambió la historia de la arqueología.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Hay libros que resuenan con tal poder que nos resulta imposible olvidarlos. Hablan de nosotros con tan asombrosa claridad que sentimos que somos sus autores. Cuenta Alberto Mangel que, en 1990, el Ministerio de Cultura colombiano creó un sistema de bibliotecas itinerantes para llevar libros a los habitantes de regiones rurales lejanas. Todos fueron devueltos cuando el plazo se cumplió, salvo uno. Los aldeanos de una de esas regiones se negaron a desprenderse de la <i>Ilíada</i>, argumentando que el libro narraba su historia. La guerra que contaba era la misma que asolaba su país, los miedos y deseos de sus personajes eran sus miedos y sus deseos. El bibliotecario les regaló el libro. La <i>Ilíada</i> había hecho su magia: griegos y troyanos habían mudado en colombianos. Al leer la historia y hacerla suya, ellos se habían convertido asimismo en sus autores.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Nada se sabe de Homero, hay quienes piensan que no existió nunca y su nombre es una máscara tras la que se ocultan todos los que cantaron las fabulosas historias de la guerra de Troya. En la nota que acompañaba el ejemplar de la <i>Ilíada</i> que ha regresado al instituto San Isidro se menciona que el traductor es José Gómez Hermosilla. Él es, en esa edición, la voz de Homero.</blockquote><p></p></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-80102341496310980342024-03-27T08:15:00.001+01:002024-03-27T08:15:39.724+01:00verd de parís<br /><blockquote>SANDRA ORDOÑEZ<br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Alerta por presencia de libros envenenados en decenas de bibliotecas alemanas</span></div>El debate<br />19|3|2024</blockquote><p> </p><div><p></p><blockquote style="text-align: justify;"><i>Una sustancia usada en el siglo XIX para colorear los volúmenes puede resultar cancerígena a quienes entren en contacto con ella</i></blockquote><p></p><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;">Varias bibliotecas alemanas han acordado la retirada de diversas colecciones de libros, así como la emisión de una serie de instrucciones de uso a quienes los tomaron prestados, tras detectar la presencia de arsénico en algunos de ellos.</p><p style="text-align: justify;">El causante es el llamado 'verde Schweinfurter' o 'verde de París', unos pigmentos que se utilizaban en el siglo XIX para colorear el acabado de portadas, contraportadas y lomos de libro, y que tenía la ventaja añadida de servir como insecticida para mantener alejada a cualquier tipo de plaga.</p><p style="text-align: justify;">En concreto, el componente tóxico del ‘verde Schweinfurter’ es la acetoarsenita de cobre, una combinación de acetato de cobre con trióxido de arsénico. Al entrar en contacto con él, las personas pueden experimentar una serie de síntomas, de dolores de cabeza a edemas o cólicos, e incluso la posible aparición de tumores o enfermedades cardíacas.</p><p style="text-align: justify;">Por esta razón, una sola lectura puede acarrear consecuencias. Si el contacto es prolongado, cabe la posibilidad de que los efectos adversos se agraven.</p><p style="text-align: justify;">Miles de títulos afectados</p><p style="text-align: justify;">La cantidad de libros retirados es considerable: la Universidad de Bielefeld, por ejemplo, está investigando 60.000 volúmenes; la de Düsseldorf, 15.000. Otras entidades afectadas son las bibliotecas universitarias de Siegen, de la Universidad de Duisburg-Essen, y las bibliotecas de Saarbrücken y Kaiserslautern.</p><p style="text-align: justify;">Para detectar el arsénico, los libros han de ser sometidos a una prueba microquímica o de fluorescencia de rayos X.</p><p style="text-align: justify;">Se trata, en cualquier caso, de una decisión sin precedentes y para la que, al no existir una regulación o protocolo que dicte qué se debe hacer ante un caso así, las bibliotecas se han visto empujadas a abrir una mesa de diálogo para decidir qué medidas eran las idóneas.</p></blockquote><p></p><p><br /></p></div>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-50413903380426797292024-03-26T06:43:00.002+01:002024-03-26T06:43:14.793+01:00una cosa petitona i ben feta<p><br /></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">«Recordo la primera vegada —no fa tant— que vaig girar l'últim full d'una novel·la i vaig pensar que l'amor com a metàfora s'havia acabat. El llibre era <i>The Age of Grief</i>, de Jane Smiley. Em va semblar un bon llibre, que aplegava anys d'estudi sobre un tema profund, però vaig trobar que era una cosa petitona i ben feta, i recordo que seia amb el llibre a la falda quan em vaig preguntar: «Per què només em sembla una cosa petitona i ben feta? Per què hi trobo a faltar una mirada més llarga, aquí?» Gairebé a l'instant em vaig respondre a mi mateixa: «El problema és l'amor. És el catalitzador erroni. No complica el tema, l'arrana». Aquest pensament em va sorprendre. Mai abans havia considerat que l'amor pogués diluir la força d'una bona novel·la en comptes de potenciar-la.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">A <i>The Age of Grief</i> una parella de trenta-i-pocs fa deu o dotze anys que estan junts, viuen en un poblet i tenen tres nenes. La veu narrativa és la del marit: greu, intel·ligent i de confiança. Una nit d'hivern, ens explica, torna a casa en cotxe d'un concert en una església on la seva dona actuava —ell al volant amb una de les seves filles al costat i ella al darrere amb les altres dues— i sent que ella diu: «Mai no tornaré a ser feliç». Li mira la cara pel retrovisor. Tot d'una sap que té un afer i l'únic que vol és que no ho confessi.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">A continuació hi ha el relat meravellosament narrat dels mesos de vida familiar que passen mentre el marit espera poder evitar la crisi oberta, i la dona va amunt i avall com un gat malalt, intentant superar silenciosament la pròpia tristesa i el sentiment reprimit. El clímax arriba quan la família sencera agafa el grip i el marit se'ls mira amb tanta bellesa, amb tanta decència que tu, el lector, et posaries a plorar en llegir la descripció escrupolosa de la febrada que al final els ha fet sucumbir a tots. El dia abans que l'última filla es recuperi, la dona desapareix. I després torna.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">La genialitat de la narració rau en la calma desesperada amb què el marit va apuntant les setmanes i els mesos de sospita infeliç mentre una evidència no volguda se li va acumulant al davant: «<i>Tinc trenta-cinc anys</i>», ens diu a mitja història, «<i>i em sembla que he arribat a l'edat de la pena. D'altres arriben abans. Quasi ningú hi arriba gaire més tard...No és només que sapiguem que l'amor s'acaba, que les criatures es perden i els pares moren pensant que les seves vides no han tingut cap sentit...És més que això...Després de tanta educació, de tantes atencions...la copa ha de tornar i no la pots passar, i és la mateixa copa de dolor de la qual tot mortal beu</i>». Això. Ha dit el que havia vingut a dir i ho ha dit prou clarament. </blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">L'últim paràgraf fa així: «<i>Hauré de dir que vaig rebre la meva dona amb una gran pena, una pena tan gran com mai havia sentit? Tinc la sensació que el matrimoni és un petit contenidor, al capdavall, a penes prou gran per encabir-hi algunes criatures. Dues vides interiors, dues reflexions de tota una vida de la complexitat que sigui el desborden, l'esquerden, el deformen. O potser no és ni una cosa, no és res, no existeix. No ho sé, però no puc parar de pensar-hi</i>».</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">La situació és digna de Tolstoi, Flaubert o Wharton —una parella de protagonistes que avança per la llarga insignificança de la vida i cau en el caos quan un dels dos treu el nas a fora un moment perquè no vol adaptar-se a la immobilitat que ve— i encara que Jane Smiley no tingui les habilitats dels mestres, els seus recursos són considerables. De totes maneres, per a mi, <i>The Age of Grief</i> no aconseguia arribar més enllà. La història em feia sentir tristor i penediment, però que fos una tragèdia inevitable no em convencia. Em trobava discutint-ne les premisses.</blockquote><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Era necessari que jo cregués que la dona està disposada a arriscar-ho tot per una experiència que li promet tornar-li el jo que no ha aconseguit assolir en el matrimoni; però la certesa que hi arribarà si se'n va amb l'home que ara mateix l'enardeix no em convencia gens. A mesura que la <i>nouvelle</i> avançava em trobava pensant «Si aquesta dona abandona el marit per l'amant, d'aquí sis mesos tornarà a ser on era. Res al món em faria creure que es coneixerà millor amb el segon home que amb el primer. Aquesta passió que sent és un pegot, un estupefaent. Tots l'hem viscut mil vegades. Està boja si creu que l'amor la salvarà. Jo estic convençuda que no».</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">I altre cop, vaig pensar, si se'n va de debò, què arrisca realment? Quan l'Emma Bovary es va deixar anar amb un home que no era el seu marit, o quan l'Anna Karènina va abandonar el seu marit, o quan en Newbold Archer estava desesperat i no sabia si anar-se'n de Nova York amb l'Ellen Olenska, aquesta gent realment s'ho estaven jugant tot per l'amor. La respectabilitat burgesa tenia el poder de fer d'aquests personatges uns pàries socials. Els caldria molta força per suportar l'exili. Potser de jugar-se-la així els arribaria la força del patiment que aporta clarividència. Avui no hi ha sancions per pagar, ni cap món de respectabilitat d'on excomunicar-te. La societat burgesa ja no existeix. Si la dona de <i>The Age of Grief</i> abandona el seu matrimoni, acabarà de mestressa de casa a l'altra banda del poble amb un home anomenat Jerry en comptes de Dave, al cap de deu minuts tindrà una vida social equivalent a la que li havia proporcionat el primer matrimoni, i al cap de dos anys el seu nou marit i ella es trobaran en un sopar amb l'exmarit i la seva nova dona i tothom xerrarà sense problemes. Al cap de dos anys més, un matí a la cuina o una nit al dormitori, s'equivocarà i li dirà Dave en comptes de Jerry i tots dos riuran.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Que aquest personatge frisi de passió eròtica en el moment crucial en què es confronta amb tot el que ha fet i tot el que no ha fet amb la seva vida em semblava poc plausible. Ja hauria d'haver après alguna cosa, vaig pensar. D'altra banda, si el que volia la dona era trobar la felicitat, aleshores la història només hauria pogut arribar més enllà si l'autora del personatge s'hi hagués ficat. Però Jane Smiley no s'hi ficava. Utilitzava directament la passió il·lícita de la dona com si esperés que jo, la lectora, acceptaria el desig eròtic tal qual com una urgència prou forta per alleugerir la vulgaritat tremenda d'aquelles vides desolades. Però jo no ho acceptava. No podia. En sé massa, de l'amor. Tots en sabem massa. No podia acceptar com a veritat que un afer amorós pogués arribar a fer sentir profundament a la dona (i per tant, a mi) les conseqüències dels seus propòsits insuficients. I és per això que una <i>nouvelle</i> d'altra banda excel·lent em va semblar una cosa petitona i ben feta. Com que estava amarada de convenció i no de veritat, la idea mateixa impedia a l'autora de preguntar-se les qüestions necessàries per aprofundir en el pensament i en l'acció.»</blockquote><p> </p><p></p><blockquote style="text-align: justify;"><span style="color: #660000;">Vivian Gornick. <i>La fi de la novel·la d'amor</i>. Traducció de Martí Sales. L'altra, 2022. P. 159-163.</span></blockquote><p></p><p> </p><p></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-17552802087549565382024-03-25T08:57:00.000+01:002024-03-25T08:57:12.705+01:00déu nos en guard d'un ja està fet<p><br /></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">«Aquest matí he llençat una novel·la per la finestra del cotxe. M'ha passat aproximadament a dos quarts de dotze a la cantonada dels carrers Westlake i Miriam, a Daly City, Califòrnia. Estava plovent. Anava cap a la botiga Red Wing, al centre comercial Westgate. Necessitava uns cordons nous. Estava aprofitant per llegir unes quantes línies d'una novel·la de Julian Barnes, <i>El sentit d'un final</i>, aturat en un semàfor vermell. Sovint guardo un llibre sota el seient per als semàfors. Després d'uns quants paràgrafs (soc un lector lent com una tortuga, però els semàfors de Daly City són molt llargs), m'he trobat, una vegada més, simpatitzant amb l'Adrian, un personatge que, abans del començament del llibre, se suïcida per deslliurar-se de gent com en Tony, que és qui ens explica la història. Se suposa que en Tony és un home encantador i irritant alhora. Jo només l'he trobat irritant. A veure, segurament soc injust. Cervells més intel·ligents que el meu, gent que estimo i respecto, incloent-hi la meva mare, adoren aquesta novel·la. El que he llençat per la finestra era el seu exemplar d'un club de lectura.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">En fi, el que ha passat, ja ha passat. Massa tard per fer-me enrere. La frase que m'ha tret de polleguera ha estat una cosa com ara: «He escrit un correu electrònic a la Verònica i a l'assumpte hi he posat: <i>Pregunta: ¿creus que aleshores estava enamorat de tu?</i>».</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Deixant de banda que llegeixo per fugir dels correus electrònics, he començat a tenir la sensació que hi havia alguna cosa massa calculada, no només amb el correu electrònic en si sinó també amb el misteri central del llibre, alguna cosa transparentment poc honesta sobre el perquè secret de la culpa d'en Tony. Notava com Barnes feia equilibris abans de fer una revelació d'aquelles que deixen en xoc els assistents a clubs de lectura. No ho he pogut suportar. De manera que, cosa rara tenint en compte que soc un gran acumulador de llibres, l'he llençat. Mentre m'allunyava de la cruïlla, he vist pel retrovisor com una dona s'aturava en ple pas de vianants i examinava el llibre abandonat. Portava una bossa amb queviures en una mà i un paraigua obert a l'altra. Amb molta traça i, he pensat, amb molt d'estil, la dona ha aixecat el paraigua, s'ha posat el mànec sota l'aixella de manera que ha quedat obert darrere seu, ha abaixat la mà lliure i ha agafat el llibre. Tot seguit se l'ha ficat en una de les butxaques grans de l'impermeable.»</blockquote><p> </p><p></p><blockquote style="text-align: justify;"><span style="color: #660000;">Peter Orner. <i>¿Que hi ha algú?. Notes sobre viure per llegir i llegir per viure</i>. Traducció Lluís-Anton Baulenas. L'Altra, 2023. P. 112-113.</span></blockquote><p></p><p><br /></p><p></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-64208972279745674632024-03-24T09:11:00.001+01:002024-03-24T09:11:22.233+01:00cap problema<p><br /></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">«...Txékhov va dir una vegada i una altra, protestant, suplicant, que ell no tenia cap problema. De fet, ell pensava que això era la seva feblesa com a artista. El preocupava, però sempre deia el mateix. Cap problema. I, si ens aturem a pensar-ho, quin era el problema de Chaucer? I el de Shakespeare? El «problema» és l'invent del segle dinou. L'artista fa una mirada llarga a la vida. I diu, en veu baixa, «Així, la vida és això, oi?» I es posa a expressar-ho. Deixa de banda tota la resta. Ni tan sols Tolstoi no tenia cap problema. El que tenia era propaganda, i és un gran artista malgrat això.»</blockquote><p> </p><p></p><p></p><blockquote><span style="color: #660000;">Katherine Mansfield. <i>Diaris</i>. Traducció de Marta Pera Cucurell. L'Avenç, 2018. P. 188.</span></blockquote><p> </p><p></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-36789857822396205802024-03-23T07:27:00.001+01:002024-03-23T07:27:30.308+01:00el manifest ljubljana <br /><blockquote>IVANNA VALLESPÍN<br /><span style="font-size: large;">Mihael Kovač<br />Experto en lectura y el uso de pantallas</span><br />El País<br />2|3|2024</blockquote><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div><div></div><blockquote><div style="text-align: justify;">Mihael Kovač (Liubliana, Eslovenia, 63 años) se confiesa un "loco" por los libros. Así que citarlo en la librería Laie de Barcelona lo hace sentirse como en casa, a pesar del largo trayecto que ha recorrido este profesor del Departamento de Biblioteconomía, Ciencias de la Información y Estudios del Libro de la universidad de la capital eslovena. Es uno de los firmantes del <i>Manifiesto Liubliana</i>, que propugna el fomento de la lectura de nivel superior (textos complejos) para no perder la capacidad de pensamiento crítico en una era dominada por la tecnología y el consumo superfluo de contenidos. Asimismo, ha participado en estudios que analizan el efecto de las pantallas en el aprendizaje. En una visita la semana pasada a la Universidad Politécnica de Cataluña, que se unió al manifiesto, Kovač defendió que el futuro pasa por encontrar el equilibrio entre el papel y la pantalla.</div><div></div></blockquote><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><b></b></div><blockquote><div style="text-align: justify;"><b>Pregunta:</b> ¿Qué es el Manifiesto Liubliana?</div></blockquote><blockquote><div style="text-align: justify;"><b>Respuesta:</b> Es un manifiesto sobre la lectura de nivel superior, que es la de cualquier texto largo que requiere concentración y con la que adquirimos conocimientos. Este tipo de lectura es importante porque nos sirve para aprender palabras y tiene oraciones largas y complejas, así que aumenta nuestra capacidad de usarlas y de pensar en sistemas complejos. Si solo sé 500 palabras, mi vocabulario será extremadamente sencillo y no podré afrontar cosas complejas. Tener un pensamiento complejo es crucial en el mundo en el que vivimos, que está lleno de soluciones simples y simplificadas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con esta lectura también desarrollamos la empatía, al leer sobre personajes y situaciones diferentes a la nuestra. Y esto es muy importante en la vida personal y en la profesional, nos ayuda a limitar nuestra estupidez. El 20% de los directivos de tecnologicas en EEUU estudiaron Humanidades o Ciencias Sociales y leen libros. En definitiva, la lectura podría verse como un gimnasio para el cerebro de personas que están haciendo cosas importantes en sus vidas.</div></blockquote><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;"><b>P.</b> ¿Qué problemas detectaron para concluir que era necesario este manifiesto?</p><p style="text-align: justify;"><b>R.</b> En 2016 un grupo de académicos de varios países inició un análisis sobre las diferencias entre leer en pantalla y en libros. Y se vio que, con textos largos, cuando se lee en papel la persona recuerda mejor lo que ha leído. En base a esto, advertimos a las autoridades educativas de que la digitalización no resuelve todos los problemas y de que para mejorar las habilidades de lectura necesitamos recuperar el papel.</p></blockquote><p><b></b></p><blockquote><p style="text-align: justify;"><b>P.</b> ¿Qué quieren conseguir con el manifiesto?</p><p style="text-align: justify;"><b>R.</b> Hemos conseguido que una decena de ministros de Cultura firmen el manifiesto, pero ninguno de Educación. Estaría bien seguir el ejemplo de Suecia, donde tras unos malos resultados en PISA han recuperado la lectura en papel. Aunque no está confirmado oficialmente, si se mira el informe PISA, los buenos resultados en competencia digital son correlativos a la comprensión lectora. Mi hipótesis es que las personas que mejor usan los ordenadores son grandes lectores de libros, porque requiere concentración e imaginación. Sería un error volver a los libros porque entonces seríamos dinosaurios en la sociedad de la información, y si nos limitamos solo a las computadoras, no capacitamos a las personas para que piensen estratégicamente o para que tengan un lenguaje rico.</p></blockquote><p></p><p style="text-align: justify;"></p><blockquote><p style="text-align: justify;"><b>P.</b> Entonces, ¿está en contra de los <i>ebooks</i>?</p><p style="text-align: justify;"><b>R.</b> Para ser honesto, yo los uso para las novelas de ficción, de crimen, fantasía...Los textos más complejos los leo en papel. Los <i>ebooks</i> son muy útiles para según que géneros y también si no te puedes permitir comprar libros.</p></blockquote><p><b></b></p><blockquote><p style="text-align: justify;"><b>P. </b>¿Qué dicen los estudios sobre el efecto de las pantallas en los más jóvenes?</p><p style="text-align: justify;"><b>R.</b> Los libros nos entrenan en la paciencia y las pantallas en el constante cambio y en la concentración en breves espacios de tiempo. Lo que me preocupa, y también a otros estudiosos, es que el abuso de los móviles podría sobrepasar nuestra capacidad de lectura: en otras palabras, si les damos las pantallas a los niños demasiado pronto, podrían perder su capacidad de concentrarse o de sentarse y pensar.</p><p style="text-align: justify;"></p><p style="text-align: justify;"></p></blockquote><p style="text-align: justify;"></p><blockquote><p style="text-align: justify;"><b>P.</b> Muchas escuelas españolas han limitado, e incluso prohibido, los móviles. ¿Qué le parece?</p><p style="text-align: justify;"><b>R.</b> Inteligente. Otro problema derivado del abuso de las pantallas es la miopía. En China casi han prohibido los teléfonos en los primeros años de primaria y han impuesto al menos dos horas al día de juego al aire libre.</p></blockquote><p style="text-align: justify;"></p><div style="text-align: justify;"><div><b></b></div><blockquote><div><b>P.</b> En partes de España se observa que los alumnos no entienden lo que leen. ¿Se ha analizado?</div><div><br /></div><div><b>R.</b> No, porque es nuevo, pero afecta a muchos países, según se ha visto en los resultados de los estudios PISA y PIRLS. Debería disparar las alarmas, porque también tenemos problemas en matemáticas. Si no eres un buen lector puedes hacer un cálculo, pero no resolver un problema. Creo que [la falta de comprensión lectora] se debe a varios motivos. Por un lado, las habilidades lectoras no son las adecuadas. Otro motivo podría ser un vocabulario pobre. También puede influir el uso de las pantallas. Además, si pensamos que todos los niños son especiales y brillantes, cuando no sepan leer o comprender lo que leen, no será porque no se esfuerzan lo suficiente, porque él es brillante. La culpa será del entorno y de los que no saben bien. Así que creo que la causa es una combinación de factores sociales, culturales, políticos y tecnológicos.</div></blockquote><div><b></b></div><blockquote><div><b>P.</b> ¿Qué propone para fomentar el hábito de la lectura?</div><div><br /></div><div><b>R.</b> En los años cuarenta se empezaron las campañas contra el tabaco o para explicar hábitos de vida saludables, como hacer deporte. Y la gente cambió sus hábitos y el número de fumadores es el más bajo de la historia, y mucha gente ahora hace ejercicio. Tenemos que trabajar duro para persuadir a la gente. Leer requiere más esfuerzo que ver vídeos de TikTok o series de Netflix. Un error de muchos países europeos es intentar fomentar la lectura diciendo que es un placer. Pues no, supone un esfuerzo. Algunas sociedades lograrán el equilibrio entre los libros digitales y los tradicionales, pero otras fracasarán y quedarán rezagadas. Las sociedades que sepan adaptarse a los cambios sobrevivirán, y las que fracasen, desaparecerán. Tenemos que ver las ventajas de la tecnología y de la inteligencia artificial. Todo depende de lo que los humanos hagamos con ellas. De alguna forma tenemos que combinar la inteligencia de las máquinas y la sabiduría de los humanos. Y ese es el gran reto para nuestra civilización. Y si lo logramos, podemos llegar a ser una civilización mejor y más interesante. Pero no imagino esa civilización sin librerías.</div></blockquote><p> </p></div><p></p><div></div></div><p></p></div>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-41203718933942897182024-03-22T07:06:00.001+01:002024-03-22T07:06:27.609+01:00llibreries o barbàrie<p><br /></p><blockquote>EVA VÁZQUEZ<br /><span style="font-size: large;">Llibreries o barbàrie</span><br />El Punt Avui<br />26|2|2024</blockquote><p><br /></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">La majoria de la gent que conec té una llibreria de referència al cap, i els més afortunats en porten dues o tres més al cor, que van acompanyar-los en les primeres lectures o que van visitar en ocasió d’algun viatge que difícilment repetiran. El petit cercle de les amistats entranyables també es forma per afinitats com aquesta: l’amor a les llibreries, com el que es professa per certs museus, o per alguns teatres, o per les velles sales de cinema de barri. Els que no solen freqüentar-ne sinó de manera ocasional han de refiar-se de vincles força més peregrins per fundar germandats així de duradores. Una escriptora em parlava l’altre dia del “tràfic de llibres” que manté amb una amiga obsessionada com ella a explorar els racons més amagats dels prestatges a la caça del desconegut, de la revelació, de l’escriptura inaudita i desaforada. Potser pensava en aquest comerç de tresors ocults dijous passat, quan vaig defensar el desordre i la soledat com una oportunitat per a la meravella, enfront de la moda que ens vol en mans de prescriptors i acompanyants, durant el lliurament del Memorial Pere Rodeja, que el Gremi de Llibreters ha concedit aquest any a la llibreria Drac d’Olot i a Xavier Antich, no en qualitat de president d’Òmnium, sinó per la calidesa amb què entén la lectura com un acte de civilització. Ho va dir ell mateix, que és fill de llibreters, una llibreria de poble fundada per un oncle pastor, i que guarda un record tan viu d’una botigueta de Rennes on els llibres se li oferien a pilons: l’antònim més precís de llibreria no és la venda en línia, sinó la barbàrie.</blockquote><p></p><p><br /></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-73285358651250295962024-03-21T06:34:00.000+01:002024-03-21T06:34:04.979+01:00l'escriptura del desconsol<br /><br /><blockquote>CARLOS ÁVILA VILLAMAR<br /><span style="font-size: large;">Jon Bilbao: Estado de reposo</span><br />Al blog: La santa crítica<div>8|11|2021</div></blockquote><div></div><div><br /></div><div><div><blockquote style="text-align: justify;">Hace algunos meses, después de leer <i>La edad del desconsuelo</i>, la novela de Jane Smiley, acuñé un término auxiliar en mi mente, “escritura del desconsuelo”, para englobar las novelas y relatos contemporáneos que reúnen las características siguientes: 1) los protagonistas viven con sus parejas en relaciones relativamente disfuncionales y atraviesan la crisis de la mediana edad; 2) las interacciones de los protagonistas suelen reducirse al ámbito doméstico, con los hijos de ambos, con vecinos, o con otras parejas que también atraviesen la crisis de la mediana edad; 3) el frecuente oficio de escritor de uno de los dos protagonistas; 4) el típico estilo minimalista. La escritura del desconsuelo no posee bordes definidos, y no constituye necesariamente un término peyorativo. La propia novela de Jane Smiley sobre una pareja de dentistas me ha parecido bien escrita, y he encontrado en ella fragmentos notables, no tengo en sí ningún problema con <i>La edad del desconsuelo</i>, simplemente me sirvió para conceptualizar un fenómeno. Si el lector frecuenta una parte de la literatura contemporánea norteamericana, o una parte de la literatura contemporánea en español, quizás haya entendido a qué me refiero. Como he dicho, no tiene bordes definidos, pero en términos generales la prosa parece haberse “domesticado”, parece haberse acomodado como tema central de la narrativa contemporánea el desconsuelo de la clase media, y como principal estilo el de Raymond Carver.</blockquote></div><div><blockquote style="text-align: justify;">La escritura del desconsuelo fluye entre las compras de la semana, la espera de los días de pago, la incomunicación de la pareja, la mediocridad de las horas, experiencias que sin lugar a dudas son comunes y que son compartidas por un público considerable. La escritura del desconsuelo, si bien no constituye en apariencia la apuesta más segura en términos comerciales para los editores (todos sabemos qué tipos de novelas son las más vendidas), sí constituyen la segunda apuesta más segura, la que mejor combina la posibilidad de guardar alguna decencia estética y la de vender un número aceptable de ejemplares. De alguna forma lo que ha sucedido en términos editoriales ha sido que la narrativa se ha polarizado: es difícil encontrar un libro de buenas ventas que conserve valores literarios, y es difícil encontrar un libro con valores literarios que tenga buenas ventas. En el medio está la escritura del desconsuelo: es fácil y rápida de leer, no cae en experimentaciones radicales, carece de cursilerías y se permite reflexiones agudas y escenas conmovedoras, quirúrgicamente controladas. Puedo declararme un ávido lector de la escritura del desconsuelo. He comprobado cómo puede asimilar sutilmente temas mayores, cómo se siente natural y honesta, y cómo raras veces suele decepcionar. El único problema es que por momentos todos sus escritores se parecen...</blockquote></div></div><div><br /></div>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-56373767066915578862024-03-20T05:51:00.001+01:002024-03-20T05:51:01.924+01:00l'estupidesa és això<br /><blockquote><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;">Fotos de gatets a canvi de multes, la idea d'una biblioteca per recuperar usuaris i llibres</span></div>3cat<br />17|3|2024</blockquote><div><br /></div><div><p></p><blockquote style="text-align: justify;"><i>Tens fotos de gatets? A la biblioteca pública de Worcester, a Massachusetts, condonen les sancions als usuaris que retornen tard o en mal estat els llibres en préstec a canvi de fotografies de felins</i></blockquote><p></p><p><br /></p><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;">Has perdut un llibre de la biblioteca pública? T'ha caigut un cafè sobre el llibre i s'ha fet malbé? Situacions com aquestes han deixat de ser una catàstrofe a Worcester, als Estats Units.</p><p style="text-align: justify;">Han posat en marxa la campanya "March meowness. Felines for fee forgiveness" ("Març de miols. Gats per la condonació del deute").</p><p style="text-align: justify;">Una graciosa iniciativa que pretén animar els usuaris de la biblioteca pública a confessar tots els llibres que no s'han recordat de retornar a temps o els que han fet malbé.</p><p style="text-align: justify;">Durant tot el mes de març poden anar a la seva biblioteca, confessar "el delicte" i evitar pagar la sanció corresponent. Què han de fer a canvi? Enviar a la biblioteca fotografies de gats.</p><p style="text-align: justify;">S'accepten imatges de gats de qualsevol raça, edat o sexe. Pot ser el gat de la família o el gat del veí, fins i tot gats de refugis. Les fotografies només han de complir un requisit: els gatets han de ser encantadors. O no.</p><p style="text-align: justify;">Els promotors de la iniciativa volen aconseguir que els morosos perdin la por, s'atreveixin a confessar que no van tornar aquest o aquell llibre i així "aconseguir que tothom torni a la biblioteca". Fins ara la possible sanció a què haurien de fer front els feia tirar enrere.</p><p style="text-align: justify;">Des que es va posar en marxa la campanya "Març de miols", la biblioteca pública de Worcester ja ha rebut centenars de llibres retornats a destemps i també centenars de fotografies de felins de la comunitat.</p><p></p></blockquote><p style="text-align: justify;"><br /></p></div>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-35180546210999934552024-03-19T06:30:00.001+01:002024-03-19T06:30:55.521+01:00un llibre està fet per ser llegit<p><br /></p><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;">«Comencem per dir que un llibre està fet per ser llegit i assumim que el lector és una persona sensible i sensata. Ara bé, el primer que cal tenir en compte és que el que determina la mida del llibre i el tipus amb què es compon són la lectura i les seves circumstàncies; la lectura, no el que es llegeix. Un bon tipus és apropiat per a tots i cadascun dels llibres, i la mida d'un llibre no la determina el seu contingut, sinó el fet que es llegeixi sostingut a la mà (com ara una novel·la), damunt d'una taula (com els llibres d'història o de consulta, amb mapes o altres il·lustracions necessàriament grans), damunt d'un escriptori o d'un faristol (com un missal o un cantoral), o que càpiga en una butxaca (com un devocionari o un diccionari de viatge).</p><p style="text-align: justify;">Per contra, alguns consideren que la mida del llibre i l'estil del tipus s'han d'escollir específicament per a cada llibre, que hi ha un tipus apropiat per a Shakespeare, un altre per a les novel·les de Wells i un altre de diferent per als poemes d'Eliot. Que el tipus que és apropiat per a un no ho és per a un altre, que la poesia elegant s'ha d'escriure amb un tipus elegant, i l'estil abrupte de Walt Whitman amb un estil de lletra abrupta; que les reedicions de Malory s'haurien d'imprimir amb lletra gòtica, i els llibres de tecnologia sense serif. Tot això és fins a cert punt plausible, i fins i tot raonable. La tipografia infame de l'anuari del <i>Daily Mail</i> és, evidentment, inapropiada per a la <i>Bíblia</i>. Una cursiva fina pot ser apropiada per a Milton, però no pas per a <i>Tono-Bungay</i>. Una lletra sense serif pot ser apropiada per a una traducció de Jean Cocteau, però no per a un devocionari de butxaca. I pel que fa a la mida: és impossible imprimir la <i>Bíblia</i> a gran escala, però uns versicles de poca qualitat semblarien i serien absurds en un llibre que s'ha de recolzar en un faristol. No obstant això, un editor amb seny parteix de la base que és la lectura, i no el que es llegeix, el que determina la mida d'un llibre i l'estil del tipus; la resta de consideracions només són influències modificadores. El primer que ens hem de preguntar a l'hora de fer un llibre és qui el llegirà i en quines circumstàncies...» </p></blockquote><p> </p><p></p><blockquote style="text-align: justify;"><span style="color: #660000;">Eric Gill. «Un llibre està fet per ser llegit» (1931). A: <i> Per què les pàgines són així : un debat fonamental per entendre el disseny tipogràfic fins avui</i>. Editorial GG, [2022]. P. 55-56.</span></blockquote><p> </p><p></p><p></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-46347944796188803002024-03-18T08:18:00.001+01:002024-03-18T08:18:36.434+01:00el de sempre, la vida<br /><blockquote>JUAN MARQUÉS<br /><span style="font-size: large;">Lo de siempre, la vida</span><br />El Mundo<br />17|5|2019</blockquote><div><br /><p></p><blockquote style="text-align: justify;">En <i>La edad del desconsuelo</i>, una superficie familiar, inocente y rutinaria, casi candorosa, esconde un fondo turbulento y averiado</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">La historia de la literatura ha recurrido poco a los dentistas, y es una mala idea porque, puestos a escarbar en la intimidad ajena, a hurgar en el dolor, a hacer que los personajes abran mucho la boca... ¿quién mejor que ellos? Dave y Dana, el matrimonio que protagoniza <i>La edad del desconsuelo</i> (Sexto Piso), de Jane Smiley (Los Ángeles, 1949), sí que pertenecen al gremio de las endodoncias y la novocaína, de modo que viven muy bien acomodados, y no sólo en cuanto a sus cuentas corrientes sino a su felicidad familiar, con tres hijas inteligentes y cariñosas y una casa de campo en construcción...</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Pero, claro, sucede que se trata de narrativa norteamericana contemporánea, de modo que, bajo una superficie inocente, rutinaria, casi candorosa, late un fondo claramente turbulento o averiado, y, de paso, todo un banquete para aquellos a quienes cada vez nos molesta más que sucedan cosas en las novelas, que tenga que ser así, o que al menos preferimos que los acontecimientos no se conviertan en sobresaltos, que todo se insinúe o que, directamente, se omita. Aquí, en la décima página del libro el narrador (que es él, David Hurst) afirma que "siempre pasan más cosas", y ese comentario casual no debería pasar inadvertido al buen lector, pues creo que en él lanza Smiley un mensaje a sus lectores, emparentando esa pequeña novela que allí empieza con la mejor estirpe de la ficción estadounidense. Lo del iceberg, sí.</blockquote><p></p><p><i></i></p><blockquote style="text-align: justify;"><i>The age of grief</i> (que, el sentido que importa, es más un novelón que una <i>nouvelle</i>) fue en 1987 el primero de los bloques que componían el volumen homónimo, pero, al traerlo ahora a las librerías españolas, sus editores, con buen criterio, han decidido publicarlo exento, pues al aislarlo lo enfatizan, le dan su verdadera relevancia, que es realmente extraordinaria. El hecho de que el texto vaya corrido, sin una sola pausa, sin un salto, sin un espacio en blanco... apuntaría al género del relato largo, pero en nuestro sistema literario esto es claramente una novela, entre otras cosas porque yo, para tratar de resolver un debate muy antiguo, aburridísimo y un tanto estéril, propondría definir "novela" como todo aquello cuyo autor presente como tal, sin más, y me parece que así es como la concibió Smiley.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Lo que sí es decisivo es el modo en el que se van administrando y ofreciendo las informaciones, cómo se van retratando (o autorretratando) subjetivamente los cinco personajes fundamentales, que son los que forman el en principio envidiable núcleo familiar, y cómo tanto lo que hay de prosopografía (retrato físico) como lo que se nos da de etopeya (retrato psicológico, del carácter o de los comportamientos) se nos ofrece como un puzle, diseminado a lo largo de las 100 páginas, sin contradecirse pero sí matizándose, completándose, sobre todo a partir de ese momento, literalmente central (pero también crucial en lo simbólico) en el que el narrador y protagonista cambia bruscamente su modo de hacer las cosas, en una noche en la que, un poco a lo <i>Wakefield</i> de Nathaniel Hawthorne, se queda espiando a su familia, sin intervenir, furtivamente, a la intemperie...</blockquote><p></p><blockquote style="text-align: justify;">El tono general es amable y hasta casi bienhumorado, pero lo que se cuenta, sin haber nada trágico, es tan desesperante como previsible: crisis conyugal, hartazgo de la comodidad, anhelo de otras cosas, sensación de haber caído en una trampa universal, dudas sobre cómo gestionar la infidelidad de tu pareja... Quien lo probó lo sabe: la perfección acaba aburriendo, y esa edad a la que alude el título (ese rótulo, por exagerado, es lo más discutible del libro...) ronda los 35 años, cuando llevas 10 de estabilidad y cabeza asentada y te encuentras en esa encrucijada que antes, o entre nosotros, se situaba en la "crisis de los 40", sobre cuya versión post-contemporánea (en la que todo es provisional) tan bien ha reflexionado Patricio Pron en <i>Mañana tendremos otros nombres</i> (Alfaguara), centrándose en "la exigencia de flexibilidad que era el signo de los tiempos", o que, pasando a Francia, y analizando una situación de adicción sexual, ha abordado Leila Slimani en la sorprendente <i>En el jardín del ogro</i> (Cabaret Voltaire), en la que, tras todas las traiciones y mentiras concebibles, se acaba apostando por la perseverancia: "El amor sólo es paciencia. Una paciencia devota, ferviente, tirana. Una paciencia optimista contra toda razón".</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">"Las apariencias no engañan", dice un aforismo de Juan Ramón Jiménez que Smiley, casualmente, repite y completa: "Las apariencias no engañan, creo, pero hay que saber mirar". La capacidad de observación de la autora es portentosa, y sabe expresar lo sutil o lo grueso con verdadera maestría, divertida y terrible a la vez, sin mucha anestesia. Y de todo ello ha surgido una obra maestra en la ocurre también que "los dientes sobreviven a todo. La muerte no es nada para un diente. Cientos de años bajo suelo ácido sólo sirven para mantener el diente limpio. [...] Es la vida la que acaba con los dientes. Zumo de manzana sin diluir en un biberón, el pH del agua potable"... Es, pues, lo de siempre: la vida.</blockquote><p></p><p><br /></p><p></p></div>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-54683443701911500062024-03-17T09:19:00.001+01:002024-03-17T09:19:19.993+01:00una nit a la biblioteca secreta<br /><blockquote>SÍLVIA COLOMÉ<br /><span style="font-size: large;">Una nit a la biblioteca secreta</span><br />La Vanguardia<br />10|3|2024</blockquote><p> </p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Podria tractar-se del títol d'una novel·la o d'una pel·lícula de misteri. Però no. Una nit a la biblioteca secreta és l'experiència única que viuran dues persones la setmana que ve en un dels llocs més ocults de Londres: la biblioteca de la catedral de St. Paul's. Un indret únic i amb molta història, a més de molts llibres: 22.000, entre els quals no falten manuscrits medievals o incunables. L'últim arquitecte de l'edifici, sir Christopher Wren, la va dissenyar especialment fa més de 300 anys perquè quedés oculta a la vista. Acabada de restaurar, la sala estarà disponible a través d'<a href="https://news.airbnb.com/hidden_library/"><span style="color: #660000;"><b>Airbnb</b></span></a> per passar la nit de divendres vinent. Només aquesta. I amb un bon propòsit: celebrar el dia del Llibre, que al Regne Unit coincideix amb el primer dijous de març.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">No sé si dormiran molt o poc els dos afortunats que aconsegueixin la reserva que s'obre dimarts a les 11.00 CET (per als que vulguin animar-se a intentar-ho) i que tan sols costa set lliures. De llit sí que en tindran entre tant llibre antic, però quin bibliòfil podrà agafar el son al davant de tantes pàgines històriques per llegir?</blockquote><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Un dels volums més rellevants que atresora és el <i>Nou Testament</i> de William Tyndale (1526), el primer llibre sagrat traduït i imprès en anglès i del qual només perviuen tres còpies a tot el món. El seu autor defensava poder mantenir una relació directa amb Déu, sense intermediaris eclesiàstics. Evidentment, les seves idees no van ser del grat de les autoritats del moment. Va acabar executat, i els seus llibres, cremats en públic, com els que es trobaven en aquesta mateixa catedral que ara en presumeix. Ironies de la vida.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">No sabem si els afortunats que aconsegueixin llogar la biblioteca podran o no consultar els seus tresors més preuats, però sí que l'experiència inclou un recorregut per la catedral, sopar en un restaurant proper, esmorzar i el regal de còpies firmades i segellades dels pròxims llibres de Penguin Random House US. L'estada finalitza amb la visita d'un altre lloc únic: la cúpula, la que Wren va dissenyar inspirant-se en la del Vaticà; Miquel Àngel, aquesta, en la de Florència, i Brunelleschi, aquesta, en la del Panteó de Roma. Quina cadena artística!</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">La iniciativa de la catedral de St. Paul és d'aquelles que val la pena imitar, sobretot per als que ens en quedarem amb les ganes. Quins altres llocs històrics s'hi animen?</blockquote><p> </p><p></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-9tBfutJ-_nXirNb2dOPK3AkLgi-uC41ZOhvFoe0pKSkb5U7nRxxQWfJtfTweCl2oq_se45R9cChCbJHxMBJpnwR0eJ1VCWfWRj84x_kJNCJbLspmf-pGXVgq6gatOKe-pvZw1fi_s8uVSzQ4ksgxCBgPkGRM-JqUwFPNtbUdskuKmLzytaZJUMbts41_/s1450/stpaul.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="918" data-original-width="1450" height="406" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-9tBfutJ-_nXirNb2dOPK3AkLgi-uC41ZOhvFoe0pKSkb5U7nRxxQWfJtfTweCl2oq_se45R9cChCbJHxMBJpnwR0eJ1VCWfWRj84x_kJNCJbLspmf-pGXVgq6gatOKe-pvZw1fi_s8uVSzQ4ksgxCBgPkGRM-JqUwFPNtbUdskuKmLzytaZJUMbts41_/w640-h406/stpaul.png" width="640" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-29607569337695112712024-03-16T07:15:00.001+01:002024-03-16T07:15:22.987+01:00cims borrascosos<p><br /></p><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;">Creo que una vez leí <i>Cumbres borrascosas</i>, sin embargo, cosa que menciono porque lo único que soy capaz de recordar de ese libro es que la gente está constantemente mirando por la ventana, hacia dentro o hacia fuera.</p></blockquote><p> </p><blockquote><p style="text-align: justify;"><span style="color: #660000;">David Markson. <i>La amante de Wittgenstein</i>. Traducció de Mariano Peyrou. Sexto Piso, 2022. P. 61.</span></p></blockquote><p> </p><p></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-6938150557042066842024-03-15T07:21:00.005+01:002024-03-15T07:44:35.962+01:00angoixa, amenaça, alliberament<p><br /></p><blockquote>MARTA SANZ<br /><span style="font-size: large;">Congoja, amenaza, liberación</span><br />Babelia | El País<br />27|5|2019</blockquote><p><br /></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">La edad del desconsuelo es la de un dentista de 35 años, casado con una dentista guapa, decidida y muy inteligente, que mide 1,62 y con la que ha tenido tres encantadoras hijas: Lizzie, dotada con un extraordinario sentido de la vista y una increíble capacidad para el vómito; Stephanie, que todo lo oye y se ensimisma a menudo —va a su bola—, y Leah, que aprende a través del tacto de sus manos grandes y ama a su papi con una vampírica desmesura. Son tres seres casi mágicos —maravillosamente comunes— que recuerdan a esas hadas que se meten dentro del cofre para debatir el futuro de Aurora en la versión Disney de <i>La bella durmiente</i>.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Si bien es cierto que esta novela breve de Jane Smiley (Los Ángeles, 1949) podría compartir algunas características con el cuento de hadas, enamoramientos y ausencias familiares, sospecha de que en la dulzura anidan los gusanos, la virtud fundamental del libro reside en la voz narrativa de Dave, un hombre evidentemente privilegiado desde un punto de vista económico y aparentemente privilegiado desde un punto de vista afectivo, que es capaz de encarnar al mismo tiempo la legitimidad de algunos de nuestros miedos contemporáneos y la ilegitimidad de algunas de nuestras cobardías.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Esa fusión entre justificada cobardía y miedo preventivo, entre nuestra faceta animalesca y nuestras estrategias racionales, cuaja en el concepto de familia y dispara una pregunta basada en uno de los mimbres, parasitarios y resentidos, de nuestra propia existencia: ¿tiene derecho este hombre a estar desconsolado?</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">No voy a responder a esta pregunta, pero sí diré que Smiley exhibe gran destreza para relacionar el desconsuelo metafísico con las condiciones de vida; para contarnos que la comunicación conyugal es un acto heroico; que las hijas somatizan las tensiones de sus progenitores; y que el amor puede llegar a ser tremenda carga y sustancia imprescindible para la supervivencia. La autora no solo construye con brillantez una mirada y una voz masculinas, sino que lleva a cabo el retrato de una paternidad contemporánea que se sitúa en el filo del miedo a la pérdida y el cansancio absoluto: las escenas de la fiebre de una de las hijas logran un efecto simultáneo de congoja, amenaza, liberación, inquietud. A este narrador, como hombre estereotipado, no le gusta mucho hablar, aunque quizá lo que sucede es que no habla con quien debería, porque en el libro no para de hacerlo, y esta contradicción un poco grotesca define un sentido del humor que radicaliza aún más la tristeza inexorable de <i>La edad del desconsuelo</i>.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Así, en un plano metaliterario, la literatura sería un modo de desviar las conversaciones urgentes. O quizá, en el extremo opuesto, la literatura es la herramienta con la que nos atrevemos a iniciar esas conversaciones que, en el espacio de lo real, resultan aterradoras. En definitiva, un libro complejo y valiente, cuajado de personajes conmovedores —las niñas aparecen perfiladas en su fragilidad, belleza y tiranía— y excelentes diálogos, con un narrador protagonista que pone el dedo en la llaga de preocupaciones acuciantes en nuestra contemporaneidad —¿qué es un “padre involucrado”?—. Una novela que se lee con una facilidad casi peligrosa. No vayan a perderse ni un solo matiz. Sería una auténtica lástima.</blockquote><p></p><p><br /></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-66097288929525298372024-03-14T05:49:00.003+01:002024-03-14T05:49:53.108+01:00destrueix-lo mentre puguis<p> </p><blockquote>JUAN TALLÓN<br /><span style="font-size: large;">Destrúyelo mientras puedas</span><br />elPeriódico<br />6|3|2024</blockquote><div><br /></div><div><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Destruir un manuscrito que no deseas ver publicado, quemarlo, o romperlo en dos, en cuatro, en ocho, en dieciséis, quizás en treinta y dos trozos, matarlo, en fin, con tus propias manos, es dificilísimo. Dista poco de ser una hermosa proeza. Necesitarías una vocación casi suicida, y que las manos fuesen capaces de tomar decisiones por sí solas, sin la intervención del pensamiento, que en el último instante se inclina casi siempre a la compasión, a decir «Qué pena» y, al final, a interrumpir la destrucción.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">En una batalla fratricida contra sí mismo, muchas veces el escritor, por exigente que sea con su propia literatura, se rinde a la dejadez, y se conforma con ocultar el manuscrito, dejándolo donde no tenga que acordarse de él cada poco. En su cabeza le confiere la condición de secreto que jamás verá la luz. Pasa el tiempo, y hace como que no recuerda. El olvido es un lento montaje en vertical. Pero también una ficción, porque en el momento menos pensado, gracias a que el manuscrito aún respira, el olvido recuerda.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Escribir es en apariencia sencillo. Escribir bien es bastante difícil. Destruir lo que un día escribiste, en cambio, es prácticamente imposible. Algo te aferra a ello irracionalmente, incluso si lo aborreces. Posee un valor secreto, inexplicable, pese a que a tus ojos carezca de mérito. García Márquez dijo de 'En agosto nos vemos' «este libro no sirve. Hay que destruirlo», pero no lo hizo. Y ahora los herederos lo han publicado. Ya se sabe que resolver un conflicto por el método de la inacción representa una tentación destinada a acabar como uno no quería: mal.</blockquote><p></p><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;">Hay tareas para las que un escritor no puede confiar en nadie, salvo en sí mismo. Cuando fallece, por mucho que lo ame, un heredero solo va a ser capaz de ponerse en la piel del heredero, no en la del escritor. Así que piénsalo: destruye lo que tengas que destruir mientas puedas. No esperes que lo hagan por ti. Destrúyelo y no pienses en ello. ¿Te da pena? Aprovecha la inercia y destrúyela también a ella.</p><p></p></blockquote><p style="text-align: justify;"><br /></p></div>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-7397653985907022892024-03-13T06:53:00.001+01:002024-03-13T06:53:57.651+01:00el roig i el negre<p><br /></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">«Tota literatura que es vulgui plenament normal prestarà una atenció important al coneixement de la mateixa tradició i, per tant, dels clàssics. El mes de novembre de 1991 vaig tenir la sort de poder fer una estada de tres setmanes al col·legi Saint Martin, una prestigiosa institució d'ensenyament secundari situada a Cergy, a uns cinquanta quilòmetres de París. L'escola, elitista i privada ens va sorprendre a tots nosaltres —10 alumnes que hi anàvem des del col·legi Sant Pere, concertat, a Mallorca— per la rigidesa de la disciplina i per la qualitat de les seves instal·lacions, entre les quals deu hectàrees de bosc amb un petit riu que les travessava. No gaire lluny d'aquest entorn idíl·lic es troba el poble d'Auvers sur Oise, on va morir Van Gogh, per exemple, no sense abans haver-hi pintat alguns quadres prodigiosos. De l'escola em va encantar tot, però sobretot la classe de literatura, on estaven llegint <i>El roig i el negre</i> d'Stendhal en una versió completa, sense manipulacions ni adaptacions de cap mena. El segon dia de classe el professor em va interrogar sobre un passatge del text. Els companys em van intentar excusar dient-li al professor que jo era un alumne d'intercanvi i que acabava d'arribar i que no era just que em demanés res. Ell els va deixar acabar i els va dir: «no li demano res d'especial, simplement com interpreta el fragment que acabem de llegir». Jo li vaig donar la meva opinió i em va felicitar. «Evidentment, el seu comentari mostra que li falten els elements contextuals, és a dir, no sap d'on ve la història i cap on va, però ha fet una magnífica anàlisi del text en concret que és el que jo li demanava. Llegir bé és el que diferencia els homes dels brètols, només si vostès són grans lectors i bons lectors podran ser els millors homes de França algun dia, que és pel que els seus pares inverteixen la fortuna que costa aquesta escola». El discurs el tinc gravat al cap, però també <i>El roig i el negre</i>, el llibre que llegien a classe amb total normalitat els alumnes d'aquella escola.»</blockquote><p><br /></p><p></p><blockquote><span style="color: #660000;">Sebastià Bennasar. «Què fem amb els clàssics?». A:<i> Un país lector?</i>. Xandri, 2023. P. 67-68.</span></blockquote><p></p><p><br /></p><p></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-33159521243236318142024-03-12T06:23:00.001+01:002024-03-12T06:23:06.731+01:00contra la literatura infantil<p> </p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Fue famosa la aversión de Borges por la literatura infantil. Hombre de otra época, era natural que la viera como una aberración, consecuencia deplorable de la expansión de la industria editorial y de la segmentación interesada de los mercados. Pudo tener otros motivos, el más patente, la formación de su gusto literario en la tradición inglesa, que fue la principal damnificada por la industria de lo infantil. Muchos clásicos ingleses parecían predestinados a la puerilización; Gulliver, Robinson Crusoe, Alicia, <i>La isla del tesoro</i>, Dickens, Wells, fueron objeto de criminales adaptaciones, simplificaciones, continuaciones, que no podían dejar de herir la susceptibilidad de un lector agradecido. Ahondando un poco en este sentimiento, habría que preguntarse por la relación intrínseca entre lectura e infancia, relación original, y persistente aun en un lector tan civilizado como Borges. Uno empieza a leer porque es un niño, porque no tiene otra cosa que hacer, porque está disponible para los sueños ajenos; esos motivos se mantienen intactos en el lector adulto, y le dan una buena razón para respetar al niño que fue. Los libros siguen siendo los mismos, la biblioteca establece una continuidad sin rupturas de los sueños, las historias, y el destino. Hasta que de pronto, en algún momento del siglo XX, hay una bifurcación y el continuo se rompe. Por abyectos motivos comerciales (no hay otros, en realidad) empiezan a aparecer, para el escandalizado desconcierto de Borges, libros para los niños que ya no leerán los adultos.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Hasta ahí Borges, o la reconstrucción hipotética de su rechazo. Podemos coincidir en que el pecado original de la literatura infantil, más industria que género, está en este corte y separación de los dominios de la infancia y la vida adulta. Razonando mi propia aversión a la literatura infantil, yo agregaría que lo que la hace subliteratura es que no inventa a su lector, operación definitoria de la genuina literatura, sino que lo da por inventado y concluido, con rasgos determinados por la sospechosa raza de los psicopedagogos: de 3 a 5 años, de 5 a 8, de 8 a 12, para preadolescentes, adolescentes, varones, niñas; sus intereses se dan por sabidos, sus reacciones están calculadas. Queda obstruida de entrada la gran libertad creativa de la literatura, que es en primer lugar la libertad de crear al lector, y hacerlo niño y adulto al mismo tiempo, hombre y mujer, uno y muchos.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">A esta separación le adjudico una consecuencia que lamento especialmente: que la industria editorial haya reservado para el ramo infantil las mejores flores de ingenio e invención en el aspecto físico de los libros. Los de adultos, los que yo compro y leo (y ¡ay! escribo), son objetos convencionales y aburridos, siempre iguales, hojas y tapas; las innovaciones y sorpresas las encontraremos solo en la sección infantil de las librerías, donde por supuesto no encontraremos nada que valga la pena leer. (No cuento los libros de arte, caros, pesados, incómodos, y también convencionales).</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Ahí, desperdiciados en los niños, que tienen sus propios juguetes, están los juguetes que nos gustaría tener: libros acordeón, libros de tela, con ventanitas en las páginas, desplegables, transparentes, con ruido, transformables (como los que hizo el genial Lothar Meggendorfer), libros impresos con tinta invisible, libros origami, elásticos, y los maravillosos <i>flipbooks</i> o folioscopios.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Alguien podrá decir que la literatura, la buena literatura, hace todo eso, y más, sin necesidad de recurrir a manipulaciones del papel o el cartón. Que esos trucos son "cosas de niños". De acuerdo. Pero eso quiere decir que los niños han quedado implícitos en la literatura, y que es su presencia como origen persistente lo que hace buena literatura. La técnica puede dejar atrás su origen, el arte no. La literatura está brotando siempre de su fuente primigenia, la infancia, y toda separación es nefasta. El libro como objeto mágico es la prehistoria de la literatura, pero no deberíamos alejarnos de nuestra prehistoria. En la tarea de reintegrar el origen, un preliminar necesario es la reunificación de los estadios de la vida, o la devolución de la infancia al lector adulto, que es donde debe estar.</blockquote><p></p><p><br /></p><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;"><span style="color: #660000;">César Aira. «Contra la literatura infantil». A: <i>La ola que lee. Artículos y reseñas 1981-2010</i>. Random house, 2021. P. 270-273.</span></p><p></p></blockquote><p style="text-align: justify;"><br /></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-42553896672839169982024-03-11T07:00:00.001+01:002024-03-11T07:00:00.157+01:00obrir una cremallera<br /><br /><blockquote><span style="font-size: large;"><i>La edad del desconsuelo</i> de Jane Smiley (Sexto Piso)</span><br />Al blog: La medicina de Tongoy<br />12|4|2019</blockquote><p><br /></p><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;">[...] Es un libro pequeño, manejable, perfecto para escapar de la dinámica enfermiza del<i> tocho</i>. La autora me suena pero no la conozco, no he leído nada suyo; sospecho que vi en su momento la adaptación cinematográfica de su novela más popular, <i>Heredarás la tierra</i>, ganadora de no sé qué premio. Intuyo –no puedo hacer otra cosa, de esto hace mil años— que mi interés se limitaba a Michelle Pfeiffer, por entonces mito de quien esto escribe.</p><p style="text-align: justify;">Lo que quiero decir con todo esto es que <i>La edad del desconsuelo</i> no llamó mi atención por nada en concreto (o sí, yo qué sé, probablemente sí o, de otro modo, para qué), simplemente me dejé llevar. No había empatía, ni ganas de adular; ocurría simplemente que las circunstancias eran demasiado parecidas a las de 2011 minutos antes de enfrentarme por primera vez a un producto de la misma editorial.</p><p style="text-align: justify;">El libro me duró dos días.</p><p style="text-align: justify;">Tiene cien páginas, mérito cero.</p><p style="text-align: justify;">Ahora bien…</p></blockquote><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Está lo de leer un libro y que se te caiga de las manos. También está lo de empezarlo, terminarlo y pasar al siguiente ya sea olvidándolo inmediatamente después, ya sea no haciéndolo. Y luego está, como en este caso, lo de leerlo y, por la razón que sea, no quitártelo de la cabeza varios días después.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">No, no es verdad. “<i>Por la razón que sea</i>”, no. Hay un motivo, siempre lo hay, y la reseña de hoy gira en torno a él. No me moveré de ahí porque ahí está todo lo que necesito para defender esta novela (más bien relato). </blockquote><p></p><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;">En esta historia hay un matrimonio con tres hijos. A ese matrimonio se le escapan a veces pensamientos por la boca. Uno de ellos es el detonante del drama. La mujer cree que no volverá a ser feliz. No interpreto: dice: «no volveré a ser feliz». No sabemos más puesto que el narrador (esto es, él), no tiene más información que nosotros. La conclusión a la que llega y que debemos dar por buena (qué otra cosa podemos hacer) es que su mujer se ha enamorado de otro hombre. Nuestro héroe decide guardar silencio, tal vez por cobardía frente a ella, tal vez por miedo a saber, por inseguridad, tal vez por respeto. Tal vez por todo. La vida está plagada de escalas de grises.</p><p style="text-align: justify;">La sensación que he tenido en todo momento (sensación que me ha acompañado desde la primera hasta la última página) era que la historia se expandía en torno a la narración. Sé qué <i>siempre debería</i> ser así, pero lo cierto es que no <i>siempre es así</i> y en ocasiones es tan evidente y es tanto lo que se deja salir que no puede uno evitar sorprenderse. Es un efecto parecido al de abrir una cremallera. Uno puede centrarse en el mecanismo, en los dientes separándose o bien ampliar la perspectiva y dejarse seducir por aquello que se quiere mostrar.</p></blockquote><p></p><p style="text-align: justify;"></p><blockquote><p style="text-align: justify;">Para que nos entendamos: en Goodreads hay un tipo que ha leído esta novela y que piensa lo siguiente: «Un matrimonio de dentistas de mediana edad y clase media, con tres niñas pequeñas tiene problemas cotidianos de dentistas, de gente de mediana edad y clase media, y de tener tres niñas. Él cree que ella le engaña. Fin». Que ya es difícil entender menos. Claro que también es difícil leer PEOR.</p><p style="text-align: justify;">En la novela HAY eso, claro sí, de hecho está llena de eso, pero no TRATA de eso. Este tipo habla de la cremallera porque en su cazurrismo no se ha sabido o no ha querido fijarse en otra cosa; no ha visto todo lo que hay detrás. </p></blockquote><p></p><p></p><blockquote><p>No ha escuchado la detonación que tapaba la melodía, básicamente.</p><p>Y es una pena, porque se ha perdido una novela cojonuda.</p></blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Me niego a ser el cabrón que se la cuente. Baste decir que pese a algunos titubeos la novela me ha seducido absolutamente. Porque todo lo que ocurre tiene importancia; porque no he visto, como decía Chejov, un solo clavo en el que no acabara alguien colgado y sí he visto, como exigía Piglia, una segunda narración <i>oculta </i>que se hacía evidente al final, enriqueciendo no, <i>multiplicando</i>. El dentista no se entregaba a la salud de sus hijos sólo porque estuviesen enfermos, del mismo modo que no perdía la paciencia sólo por tener un mal día. Hay unos personajes absolutamente creíbles, anodinos y vulgares que hacen cosas creíbles, anodinas y vulgares mientras a su alrededor todo se desmorona y nada es vulgar ni anodino sino todo lo contrario. Y ver ese derrumbe, ese nivel de derrumbe, que es un derrumbe catastrófico total, en torno a un matrimonio mientras se hace algo tan ridículo como darle jarabe a una hija porque le ha subido la fiebre es algo que me ha fascinado, sobre todo porque he sido testigo sin ser testigo, porque no he sido consciente del volumen o las repercusiones hasta el último minuto, hasta la última y prácticamente única conversación del libro, conversación de una brevedad difícil de igual y unas consecuencias difíciles de superar. </blockquote><p></p><p></p><blockquote>No tengo nada más que decir. Que ya no está mal, tampoco, pero avisados estaban.</blockquote><p></p><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;">También en Goodreads alguien la comparaba con Richard Ford. Estoy bastante de acuerdo. Podría serlo perfectamente. Podría ser uno de los cuentos de Ford. Qué coño: también de Carver. Creo sinceramente que podría ser uno de los mejores cuentos de cualquiera de esos dos señores tan dignos y reputados.</p><p style="text-align: justify;">Y ustedes podrían no llegar a enterarse nunca.</p></blockquote><p></p><p><br /></p><p></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-65040281982239120182024-03-10T08:54:00.001+01:002024-03-10T08:54:04.362+01:00en poques paraules<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWh84hTWlaNtvjvrurSupUz5aPtC6-IXqUeveTyApgksI_DoaIUG4MxQYhLuiyiusdp00tnBvCsAasSM7RTz0HIee3IioI6tuA_4rWuWcZZtHvC0hQwm3jwFqMg9W0XYb857NQdlnId9Q9e-MRWnM6mo9LyuP98h_LrZonLpWxmjicNuv5SYFPwSkS3t24/s900/GIAIBYSWoAAKXcT.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="797" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWh84hTWlaNtvjvrurSupUz5aPtC6-IXqUeveTyApgksI_DoaIUG4MxQYhLuiyiusdp00tnBvCsAasSM7RTz0HIee3IioI6tuA_4rWuWcZZtHvC0hQwm3jwFqMg9W0XYb857NQdlnId9Q9e-MRWnM6mo9LyuP98h_LrZonLpWxmjicNuv5SYFPwSkS3t24/w566-h640/GIAIBYSWoAAKXcT.jpg" width="566" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: center;">Julio César Perez <a href="https://twitter.com/amarilloindio/status/1765419892298166774"><b><span style="color: #660000;">@amarilloindio</span></b></a></p><p style="text-align: center;"><br /></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-59974708862428601872024-03-09T08:21:00.004+01:002024-03-09T08:22:56.242+01:00lectura i adolescència<br /><blockquote>JÚLIA BAENA<br /><span style="font-size: large;">Lectura i adolescència: no és PISA!</span><br />Ara<br />11|2|2024</blockquote><div><p><br /></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Observant els joves lectors a la biblioteca de l’institut penso en l’eterna acusació (“és que els joves no llegeixen!”) i la manca d’autocrítica d’un sector adult que, segons les estadístiques, llegeix per lleure encara menys (<i>Hàbits de lectura i compra de llibres</i>, 2022). Els resultats de les proves PISA han provocat tota una allau de crítiques i propostes sobre com fomentar la lectura, especialment als centres educatius, però abans cal plantejar dues preguntes importants: quin tipus de lectura volem fomentar i per què la volem fomentar? Potser no hem de pensar només en “fer lectors”, i ens hem de centrar en fer lectors competents. Quan parlem de lectura, no només parlem de novel·la: parlem d’un univers lector ampli, que inclou diferents gèneres, estils, suports i formats. I per què volem que llegeixin? Diu Michèle Petit que la lectura pot ajudar els joves a ser una mica més subjectes de la seva pròpia vida. Aquest hauria de ser el nostre objectiu quan parlem de lectura i joves: donar el coneixement i les eines als joves per poder triar, amb una llibertat real, si volen o no volen llegir.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Moltes persones que venen d’entorns lectors poden pensar que, tenint biblioteques públiques, no existeixen problemes d’accés a la lectura. Però cal tenir en compte que els lectors joves no neixen per generació espontània; es fan, majoritàriament, a la infància, i hi ha molts infants que mai són acompanyats a la biblioteca pública, ni tenen llibres a casa. L’escola és clau i sovint es converteix en la seva única via d’accés a la lectura; és necessari facilitar la formació i el temps als mestres per tal que els infants tinguin contacte amb lectures de qualitat que els permetin arribar a l’adolescència amb el bagatge i les eines que calen per poder gaudir i entendre què llegeixen.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Existeixen tres factors importants: l’espai, les lectures i la mediació. En primer lloc, és necessari disposar de temps i espai de lectura, de diferent tipus i amb diferents objectius, durant l’horari lectiu. En segon lloc, els itineraris lectors no poden construir-se al voltant de lectures didàctiques i moralistes de baixa qualitat literària, que promouen valors o lliçons per damunt de la literatura (allò que Ana Díaz-Plaja anomenà en una ocasió “bistec pedagògic”), i per poder integrar literatura juvenil contemporània als plans de lectura, cal conèixer-la. En tercer lloc, no es pot deixar de banda la millor activitat per fer lectors competents: parlar de les lectures. La conversa literària i la tasca mediadora als centres educatius mai hauria de ser substituïda per <i>booktrailers</i> i <i>booktubers</i>, ni per aplicacions o empreses externes als centres. Per poder fomentar la lectura, cal que els docents s’acostin als seus alumnes per conèixer, com sàviament ens diuen expertes com Guadalupe Jover o Mireia Manresa, quines són les seves preferències, hàbits, frustracions i capacitats lectores. Llegir, conèixer lectures i lectors i conversa literària: no és cap recepta màgica, però funciona. </blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Dins de l’àmbit educatiu hem de parlar de les biblioteques escolars, amb un impacte en el foment de la lectura més que demostrat. Cal impulsar i dotar de recursos les biblioteques escolars; la meitat d’escoles catalanes no disposen de biblioteca escolar, incomplint la llei 12/2009, d’educació. Alguns infants poden accedir a biblioteques escolars de qualitat a primària, però quan passen a secundària es troben amb magatzems abandonats de llibres vells. En una etapa en la qual creix el desinterès per la lectura, no seria convenient reforçar les biblioteques escolars als instituts? Altrament, caldria garantir que les biblioteques públiques, que fan una important tasca de foment de la lectura i donen suport als centres educatius, disposin de prou recursos humans, espais i formació per poder acostar la lectura al públic adolescent i establir xarxes amb els instituts.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">En l’àmbit familiar també podem ser aliats de la lectura interessant-nos per les seves lectures i oferint oportunitats per parlar-ne. Si els regaleu llibres, recordeu que no existeix “un llibre que agradi als joves”, igual que no existeix “un llibre que agradi als adults”: són persones amb gustos, interessos i habilitats lectores diferents. Potser el que us agradava llegir a vosaltres no coincideix amb els seus gustos (recordem allò de “l'habitació pròpia” que deia Virginia Woolf). I cal predicar amb l’exemple: ens veuen llegir o som dels “m'agrada llegir, però és que no tinc temps”?</blockquote><p></p><p><br /></p></div>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-72748161284315710102024-03-08T09:02:00.001+01:002024-03-08T09:02:38.309+01:00¿què hi ha de tu en el que escriuzzzzz...?<br /><blockquote>CARLOTA GURT<br /><span style="font-size: large;">¿Què hi ha de tu en el que escriuzzzzz..?</span><br />Arallegim<br />2|2|2024</blockquote><p><br /></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">"Si algú gosa preguntar-me si he escrit una obra autobiogràfica l'escopiré a la cara". Ho diu, molt reveladorament, un personatge a la penúltima pàgina d'<i>Els jugadors de whist</i>, de Vicenç Pagès Jordà. I sí. T'ho pregunten els lectors. T'ho pregunten els periodistes. T'ho pregunten els que porten els clubs de lectura. T'ho pregunten amics, coneguts i saludats. T'ho pregunta la psicòloga (potser és l'única a qui l'hi perdones). T'ho preguntes tu mateix i tot. Una vegada i una altra. ¿Què hi ha de tu en el que escrius? També moltes ressenyes consideren rellevant subratllar el grau de contacte amb la realitat d'una obra de ficció; unes vegades fins i tot encasquetant a tort i a dret l'etiqueta d'autoficció; d'altres, esmentant-ho fins i tot com si la relació entre veritat i ficció restés mèrits al text. I la veritat és que no només és pesadíssim, sinó també absurd.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Primer de tot, perquè el valor literari d'un llibre no depèn mai de si el que s'hi narra és real o fictici. Fins i tot en el cas de volums dedicats a la veritat (o a la veritat que s'explica o ens vol fer creure l'autor), el valor literari no el marca la fidelitat als fets. Així doncs, és perfectament natural que hi hagi llibres execrables des del punt de vista literari que malgrat tot tinguin interès documental. Recordo, per exemple, llegir amb molt d'interès les memòries que va escriure Leni Riefenstahl, i recordo també que la prosa era abjecta. En el cas d'un llibre de narrativa, però, el valor documental ha de ser, per definició, nul, perquè la ficció és ficció. Per tant, la pregunta neix d'una simple curiositat morbosa o, dit d'una manera més amable, de les ganes d'entendre com funcionen els mecanismes de la creativitat i, ja que hi som, també els mecanismes de les vides alienes. Al capdavall, llegir és un entrenament per a la vida: està demostrat que les persones que llegeixen són més empàtiques (per bé que podríem encetar el debat de si són més empàtiques perquè llegeixen o si resulta que els agrada llegir perquè són més capaces de ficar-se a la pell dels altres). Sovint penso que llegir o, en general, consumir ficcions de qualsevol mena, és l'equivalent per a adults del joc simbòlic.</blockquote><p></p><blockquote style="text-align: justify;">En segon lloc, fer la pregunta és absurd perquè està molt estesa la pràctica de respondre-la amb mentides. Com que els autors n'estan una mica cansats, es posen en mode impermeable i les preguntes els rellisquen com gotes d'aigua per la pell untada d'oli, de manera que tant li fot si l'hi preguntes o no, perquè tampoc no en trauràs l'aigua clara.</blockquote><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;">Un llibre és un tros de tu</p><p style="text-align: justify;">En tercer lloc, perquè és evident que qualsevol cosa que escriguis tindrà alguna cosa de tu. Si deixes una nota en un post-it també tindrà alguna cosa de tu perquè hauràs triat unes paraules i no unes altres, perquè hi posaràs un signe d'exclamació (o tres o cap) o uns punts suspensius que també revelen qui ets i com ets. Quan escrius un informe a la feina, quan escrius un WhatsApp o un tuit, sempre sempre sempre hi ha alguna cosa de tu allà dins. Qualsevol cosa que surti del teu cap porta la teva marca. Cada frase està gravada a foc amb les teves inicials i la teva experiència vital. És inevitable. Podem impostar la veu, però no podem canviar el nostre timbre de veu. De la mateixa manera, no podem evitar que al que escrivim hi surti una part de nosaltres: que delati certa manera d'entendre la naturalesa humana i la lògica de les relacions, que hi aparegui una situació que et va passar en un altre context, que un personatge tingui trets de ton pare, de la teva parella, del teu fill, del dependent del forn de la cantonada, de la funcionària d'Hisenda que et va maltractar. Un llibre és un tros de tu: és com el teu nas, com el teu fetge, com la teva personalitat. Forma part de tu. Només podem escriure des de qui som perquè, per desgràcia, no podem deixar de ser qui som. Hi ha qui escriu per fugir de si mateix, i això també implica que hi ha una part d'ell en el que escriu: la seva fugida.</p></blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Amb això no vull dir que tots els textos s'hagin de llegir autobiogràficament, sinó que no hi ha text que no contingui el seu autor. Fet i fet, cadascú escriu sobre els temes que el persegueixen, que el mouen, que l'inquieten, que li costen de pair (escriure és un gran digestiu per a la dispèpsia existencial); hi ha qui troba en la literatura un espai utòpic on poder expressar desitjos i somnis, on bastir el món i la realitat que voldria, on ser una persona diferent. Qualsevol llibre —qualsevol text, insisteixo— parla de qui és el seu autor. Posar-se a destriar la realitat de la ficció com qui esclovella pèsols no té sentit, perquè són dues parts inseparables. De la mateixa manera que no hi ha llum sense foscor, ni felicitat si no es coneix la desgràcia, no hi pot haver ficcions sense realitats.</blockquote><p></p><p><br /></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-36377163908965640822024-03-07T06:57:00.001+01:002024-03-07T06:57:38.246+01:00amunt i avall<br />
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
¿Cómo es posible que los editores no se hayan puesto de acuerdo hasta ahora para escribir los lomos de todos los libros en el mismo sentido, en la misma dirección? La respuesta la da Mario Muchnik, mítico editor argentino radicado desde hace décadas en Madrid, en su libro <i>Oficio editor</i>, de 2011:</blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;"><i>Dos escuelas rivalizan en cuanto a este elemento esencial del libro. Por un lado están quienes sostienen a muerte la idea de que el rótulo del lomo de los libros ha de ser puesto de manera que se lea de abajo hacia arriba. Por el otro, quienes sostienen a muerte lo contrario: de arriba hacia abajo. Conozco amistades que se han roto a causa de este diferendo insubsanable.</i></span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
La tradición de escribir en los lomos de manera tal que se lean de abajo hacia arriba corresponde a lo que se llama la escuela francesa o latina. El fundamento es el siguiente: los distintos tomos de una obra o colección deben colocarse en el estante de forma correlativa y de izquierda a derecha, que es el modo en que leemos. Solo con los lomos que se leen de abajo arriba sus textos quedarán en orden uno debajo del otro, como si fueran los renglones de una página.</blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
La corriente opuesta es la anglosajona. Señala que si los libros se apoyan en cualquier superficie con la portada hacia arriba, los lomos <i>a la francesa</i> quedan al revés, patas para arriba. Para que eso no suceda, deben poder leerse de arriba hacia abajo —aducen estos editores—, de forma tal que se lean bien cuando más cerca de los lectores se encuentran: apoyados sobre una mesa a la espera de que se retome la lectura, expuestos en los escaparates de las librerías, cuando se trabaja con ellos durante semanas...</blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<div style="text-align: justify;">
[...] El diseñador inglés Joseba Attard, que lleva años trabajando en España, ratifica («<a href="https://www.di-da.eus/es/de-arriba-abajo-o-de-abajo-arriba/">¿<span style="color: #660000;"><b>De arriba abajo o de abajo arriba?</b></span></a>», <i>di·da</i>, 5 de febrero de 2014) que los editores de la mayoría de los países europeos se adscriben a «la escuela francesa», mientras que los de Gran Bretaña y Estados Unidos toman partido por la contraria.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuenta un pequeño experimento: analizó su postura al tener que inclinarse para leer tomos de ambos tipos. Su conclusión fue que tuvo que inclinarse menos para leer los tomos anglosajones y, por lo tanto, asumió que esa es la posición «más natural». </div>
</blockquote>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWPL_L9ABpiDWQtO24Ww5LO8vSZb55ozDqSH629ikVyBq9lb3SNSOz7qVCVMudEYjaByAMLAaRigKDU4Pu3t64bvHkW8Ok8i-5E25xLsfgaxFn68hIdULliirwWlxPOj94_2zbv_ZQqTmB/s1600/experiment.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="442" data-original-width="1465" height="193" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWPL_L9ABpiDWQtO24Ww5LO8vSZb55ozDqSH629ikVyBq9lb3SNSOz7qVCVMudEYjaByAMLAaRigKDU4Pu3t64bvHkW8Ok8i-5E25xLsfgaxFn68hIdULliirwWlxPOj94_2zbv_ZQqTmB/s640/experiment.png" width="640" /></a></div>
<br />
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
[...] Decidí echar un vistazo para ver qué opción predomina en mi biblioteca. Tras excluir la minoría de volúmenes gordos en los que el título y el nombre del autor aparecen en posición horizontal, el resultado es muy parejo: los del lomo latino constituyen el 53% del total y los anglosajones el 47% restante. Tengo, eso sí, una veintena de libros en inglés y <i>todos</i>, sin excepción, respetan la tradición que corresponde a su idioma, la que obliga a inclinar la cabeza hacia la derecha para leer sus lomos de arriba abajo...</blockquote>
<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #660000;">Cristian Vázquez. <i>Contra la arrogancia de los que leen</i>. Trama, 2018. P. 48-50. </span></blockquote>
<br />
<blockquote class="tr_bq">
<div style="text-align: justify;">
_______________</div>
<div style="text-align: justify;">
P.S.: De fet, existeix una norma ISO que regula l'orientació dels títols: l'ISO 6357 (1985), traduïda al castellà com a <a href="https://www.portalservicios.com/wp-content/uploads/2016/01/une-50-120-92.pdf"><span style="color: #660000;"><b>UNE 50-120-92</b></span></a>. Diu que, sempre que es pugui, els títols han d'anar transversals i, si no és possible, descendents.</div>
</blockquote>
<br />matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-3947978163586880342024-03-06T07:38:00.003+01:002024-03-06T07:38:20.768+01:00cada any moren setanta lectors<p><br /></p><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;">«Cada año mueren setenta lectores y solo se sustituye a dos de ellos. Es una manera muy sencilla de visualizarlo», explicó Roth. Por «lectores» se refería a la gente que lee libros serios, con rigor y consistencia. «Por todas partes hay indicios de que la era literaria ha tocado a su fin —añadió—. La prueba es la cultura, la prueba es la sociedad, la prueba es la pantalla, la progresión de la pantalla de cine a la pantalla de televisión, y de esta al ordenador. Tenemos un tiempo y un espacio limitados, y solo existen ciertos hábitos mentales que pueden determinar cómo aprovecha la gente el tiempo del que dispone. La literatura requiere un hábito mental que ha desaparecido. Necesita silencio, alguna forma de aislamiento, y una concentración constante en presencia de algo enigmático. Es difícil comprender una novela madura, inteligente y adulta. Es difícil saber qué pensar de la literatura. Por eso digo que se comentan estupideces al respecto, porque, a menos que la gente tenga una buena formación, no sabe qué pensar de ello.»</p><p></p></blockquote><p style="text-align: justify;"><br /></p><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;"><span style="color: #660000;">David Remnick. «Fuera de peligro: Philip Roth». A: <i>Reportero. Los mejores artículos del director del New Yorker</i>. Traducció d'Efrén del Valle i Juan Manuel Ibeas. Debate, 2015. P. 133.</span></p><p></p></blockquote><p style="text-align: justify;"><br /></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-79307367821544378692024-03-05T06:52:00.001+01:002024-03-05T06:52:40.381+01:00alguna frase dolenta d'isaak bàbel<p><br /></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">«Com que no tenia res millor a fer durant aquest últim parell d'hores, m'he dedicat a revisar quatre traduccions diferents a la recerca d'alguna frase dolenta d'Isaak Bàbel. Aquesta és la mena de vida que faig en aquest garatge. Cada frase m'impacta directament a l'entrecruix.</blockquote><p></p><p></p><blockquote><i>Viure a Tiflis a la primavera, tenir vint anys i que no t'estimin és terrible. A mi em va passar.</i></blockquote><p></p><blockquote><p style="text-align: justify;">En un altre relat va escriure això:</p><p style="text-align: justify;"><i>L'endemà al matí, quan vaig trobar-me la noia al corredor, em vaig afanyar a informar-la: «Has de saber que soc llicenciat en dret, i que se'm considera un intel·lectual».</i></p><p style="text-align: justify;">¿Veieu què vull dir? I hi ha milers de frases com aquestes, que semblen vives, que fan que tota la resta del que llegeixes sembli atrofiat. Però tots els escriptors, siguin qui siguin, haurien de tenir dret a escriure una frase fluixa de tant en tant. ¿No us sembla? ¿Un escriptor, qualsevol escriptor, com pot saber que és mortal si a cada frase l'encerta? Les nostres frases dolentes són les imperfeccions que il·luminen totes les altres. Cadascú ha de tenir les seves.»</p></blockquote><p></p><p><br /></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;"><span style="color: #660000;">Peter Orner. <i>¿Que hi ha algú? Notes sobre viure per llegir i llegir per viure</i>. Traducció Lluís-Anton Baulenas. L'Altra, 2023. P. 161.</span></blockquote><p> </p><p></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4420729306140467045.post-38602793264191015982024-03-04T08:01:00.001+01:002024-03-04T08:01:40.433+01:00escenes d'un matrimoni<br /><blockquote>DÍDAC PEYRET<br /><span style="font-size: large;">Jane Smiley, escenas de un matrimonio</span><br />el Periódico de España<br />10|11|2022<p></p></blockquote><p><br /></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Jane Smiley (Los Ángeles, 1949) es hija de un padre ausente, en palabras suyas, al que imagina así: vestido de uniforme, atractivo al estilo Gregory Peck y acostumbrado a dar órdenes en voz alta. Así es en su cabeza, un personaje de ficción construido por las palabras de su madre y un aura de genialidad difusa. También con la carga trágica de la locura: creyó haber ideado una solución para repostar un avión en pleno vuelo que terminó con la muerte de un piloto y él internado en un hospital con estrés postraumático.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">A su padre agradece dos regalos: su altura y su ausencia. Sin él, aprendió rápido a ver el mundo con sus propios ojos, sin la necesidad de validación masculina. De pequeña pasó más tiempo con su abuela, que nunca perdía los papeles, que con su madre, de carácter más nervioso. En la escuela no tardaron en descubrir su alergia a la autoridad: “Su hija solo hace lo que quiere hacer”.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Jane Smiley es hija de un matrimonio roto. Sus padres -un militar y una periodista- se divorciaron cuando ella tenía cuatro años. Con este divorcio tomará consciencia por primera vez del final del amor, el hilo conductor de su vida adulta (se ha casado cuatro veces y separado tres) y de algunas de sus novelas como <i>La edad del desconsuelo</i>.</blockquote><p></p><p></p><blockquote>Vínculos</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Publicada en los 80 y recuperada en 2019 por Sexto Piso, disecciona las profundidades de un matrimonio en crisis. “El vínculo matrimonial vuelve a todos los actos comunicativos más descafeinados, los lleva a un irónico término medio en el que marido y mujer se encuentran más cómodos, con buen humor, haciendo que todo sea más prosaico. Tal vez otros matrimonios sean capaces de acomodarse a un rango mayor de entusiasmo y desesperación”.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Smiley reflexiona sobre la fragilidad del amor y parece llegar a una conclusión: por mucho que nos esforcemos en reafirmar los vínculos con hijos, contratos y segundas residencias, la unión de dos personas nace y muere como un misterio. “Tengo la impresión de que el matrimonio es un pequeño contendor en el que apenas caben unos pocos hijos. Dos vidas interiores, dos seres reflexivos, de la complejidad que sea, que brotan de él, una y otra vez, rompiéndolo, deformándolo. O quizás no sea una cosa en concreto, tal vez no sea nada, tal vez ni siquiera exista”.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Smiley escribió el libro cuando se acababa de divorciar de su primer marido. Pero tampoco entonces se dejó llevar por el fatalismo. En su búsqueda de la individualidad, en la militancia del deseo, nunca ha renunciado a la libertad. “El divorcio no garantiza más la felicidad que el matrimonio, pero tampoco menos. Me alegro de que mis padres se divorciaran. Prefiero que mis hijos traten de ser felices a que lleguen a los 84 diciendo: libre al fin”, explicó en <i>The New York Times</i>.</blockquote><p></p><p></p><blockquote style="text-align: justify;">Jane Smiley, que ganó el Pulitzer en 1992 con <i>Heredarás la tierra</i>, tiene en la actualidad 73 años y una relación estupenda con sus tres exmaridos.</blockquote><p> </p><p></p>matilde urbachhttp://www.blogger.com/profile/01815019650785616811noreply@blogger.com0