El conde León (en ruso Lev o Liov) Tolstoi (1828-1910) era un hombre robusto de alma inquieta, que vivió toda su vida desgarrado entre su temperamento sensual y su conciencia hipersensible. Sus apetitos le apartaban a cada paso de aquel tranquilo y rústico sendero que el asceta que llevaba dentro anhelaba seguir con la misma pasión con que el vividor que también llevaba dentro ansiaba los placeres urbanos de la carne.
En su juventud el vividor tuvo mejores oportunidades, y las aprovechó. Más tarde, después de su matrimonio en 1862, Tolstoi encontró una paz temporal en la vida doméstica, dividida entre la sabia administración de su fortuna –tenía ricas tierras en la región del Volga- y la redacción de su mejor prosa. Fue por entonces, en la década de los años sesenta y comienzos de los setenta, cuando tenía más de cuarenta años, su conciencia triunfó: lo ético pudo más que lo estético y que lo personal y le llevó a sacrificar la felicidad de su esposa, su apacible vida familiar y su elevada posición literaria a cambio de lo que consideraba una necesidad moral: vivir según los principios de la moral cristiana racional, vivir la vida sencilla y severa de la humanidad generalizada en lugar de la vistosa aventura del arte individual. Y cuando, en 1910, se dio cuenta de que mientras siguiera viviendo en su hacienda, en el seno de su tempestuosa familia, seguiría traicionando su ideal de una existencia sencilla y piadosa, Tolstoi, octogenario, abandonó su hogar y se puso en camino, rumbo a un monasterio al que nunca llegaría, y murió en la sala de espera de una pequeña estación de ferrocarril.
Vladimir Nabokov. «Lev Tolstoi. Anna Karénina» A: Curso de literatura rusa. Traducción de María Luisa Balseiro. RBA, 2010. P. 226-227.
un gran escrito te felicito
ResponEliminaEl mérito es de Nabokov, Recomenzar.
EliminaEl mérito es de Nabokov; lo tenemos contratado a tiempo parcial, y la verdad es que nos está dando muy buen resultado. De hecho, contamos con una plantilla de lujo, mira, sino, la alineación de los últimos partidos:
Margaret Atwood, Robert Walser, Sebald, Antonio Tabucchi
Kapuscinski, Josipovici, Claudio Magris
Enrique Vila-Matas, Kurt Vonnegut, Robertson Davies.
Y Shakespeare en la portería.
Lo que te decía, así cualquiera.
La vida és ben curiosa, fins i tot la vida com a blogaire (que sembla tan avorrida com l'altra). "Recomenzar" m'ha deixat un comentari el mateix dia, deu haver navegat pels blocs d'aquesta banda de l'atlàntic una estona. Tot un personatge, per cert. Però no és casual que aterri en un post que du el títol qu du aquest.
ResponElimina"Recomenzar" ha arribat a casa via un apunt sobre Steinbeck de can Bibliotossa (Homes i ratolins, es diu l'apunt. Tampoc deu ser casual que hi hagi anat a petar) i allà érem tu i jo, comentant la jugada, i au, aquí la tens. A mi, mentre no em demanin quartos, tot m'està bé.
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