dissabte, 12 d’abril del 2025

pistrincs


Cuando en mi época de colegiala terminé de leer las lecturas obligatorias de la literatura universal, Jane Austen, Dickens, Balzac, Stendhal, Zola, Dostoievski, Flaubert, estaba convencida de que las obras de todos estos escritores hablaban de dinero, igual que las relaciones entre los protagonistas se basaban exclusivamente en el dinero, a pesar de que los profesores de literatura intentaban persuadirnos de lo contrario. Quizá los autores como Dickens deben su gran popularidad en vida precisamente al hecho de que en sus novelas el dinero es el impulsor de todo, algo con lo que la mayoría de los lectores podía identificarse. Con el modernismo, el dinero desapareció discretamente de la literatura. Ciertamente, Virginia Woolf, en su ensayo citado innumerables veces Una habitación propia, afirma que la mujer no se puede dedicar a la escritura si no posee una habitación propia y unos ingresos mínimos de quinientas libras al año. Su afirmación hace ya casi un siglo que despierta la atención del público literario, lo que también se demuestra por el hecho de que, desde el año de la publicación del ensayo hasta el presente, cada cierto tiempo a alguien se le ocurre hacer el cálculo de cuánto serían hoy en día aquellas quinientas libras de antaño...


Dubravka Ugrešić. Zorro. Traducción de Luisa Fernanda Garrido y Tihomir Pištelek. Impedimenta, 2019. P. 152.


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