dissabte, 26 de novembre del 2011

sèries de policies



"A diferencia de las grandes ciudades que voy viendo en la series de policías, Barcelona no es una ciudad de rascacielos. Lo más parecido a los rascacielos lo han levantado en los municipios de las afueras donde vivimos, que la arropan como un visón de cemento. Todo lo que hay de osadía en un rascacielos, lo tiene de hortera un edificio de catorce, quince plantas de altura. Un rascacielos es un gigante, y un bloque de pisos es más bien un ogro. Con la lectura de los cuentos troquelados, he aprendido desde el primer momento a diferenciar entre ogros y gigantes, y enseguida he visto que los ogros, por lo común, no son tan grandes como los gigantes, tienen verrugas y comen carne humana. Pronto voy a saber, a fuerza de leer cuentos maravillosos, que a los gigantes sólo se les mata cortándoles la cabeza, que es lo que hizo, por ejemplo, David con Goliath.
Uno ve en las teleseries, en el Nueva York de Kojak y de McCloud, en el Boston de Banacek, en Los Ángeles de Canon y de Colombo, en el San Francisco de Las calles de San Francisco, una magia de cuentos de gigantes de cabeza jactanciosa que no va a encontrar en las aceras de su periferia industrial. Me gustarán las series policíacas como van a encantarme los cuentos de hadas, porque ambos hablan de lo mismo, del hombre que corre, perdido en un bosque o en una ciudad. Aprenderé en la televisión que voy a ser para siempre un hombre que corre, acaso como lo es Pinocho en los episodios de Luigi Comencini, cuando corre en busca del hada de los cabellos azules por las playas y por los campos con su traje de papel floreado, y su gorro de miga de pan, y sus zapatos de corteza de árbol. En Comencini, tiene el hada de Pinocho un goticismo de pastelería de festivo, una tenebrosidad clara de puntillas, blondas y lazos, y asimismo una convalecencia de mujer que vive encerrada, que la emparientan con la señorita Havisham de la novela Grandes esperanzas, y quizá por eso voy siendo a la vez un poco Pip y un poco Pinocho."

Javier Pérez Andújar. "Series  de policías". A: Madrid/Barcelona: literatura y ciudad (1995-2010). Iberoamericana Editorial Vervuert, 2009. P. 189.

3 comentaris:

  1. Potser sí que a Barcelona no hi ha gratacels com els d'Amèrica, però conec una noia a qui la Via Laietana sempre li ha semblat talment Nova York.

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  2. És que els gratacels, de bo de bo, com les princeses, són tota una altra cosa. Només pots admirar-los, tan si hi estàs d'acord com no :)

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  3. A la pobra noia sempre li ha faltat un bull, Clidi, però com més em miro la foto més d'acord hi estic.

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