dijous, 6 de febrer del 2020

una llibreria a mayfair, londres


DAVID GARCÍA
La librería pija que quiere redefinir el negocio de los libreros
Yorokobu
20|1|2020

Esta es una de historia de ricos ingleses. Y de ti. Y he aquí la sorpresa: no va de que te quieras convertir en un rico inglés sino de que en la pijísima librería londinense Heywood Hill han creado un modelo de recomendación personalizada de mandanga para que, a cambio de unas libras, los libreros te envíen los libros que te calzan como pepino en ensalada

Vamos a dejar claro que este es el tipo de cosas que pasan en Mayfair, un barrio que deja al Passeig de Gràcia como el bulevar de los pordioseros. Allí, en Londres, la ciudad con mil y una opciones para dejarte la pasta si eres asquerosamente rico, una librería que lleva abierta 80 años ha montado un servicio de charleta literaria y recomendación para sobrevivir 80 más.
Para ponernos en situación, vamos a presentarte Heywood Hill. La librería es propiedad de la persona con el mejor nombre del mundo: Peregrine Cavendish, duodécimo duque de Devonshire, a la sazón sobrino de la novelista británica Nancy Mitford. Mitford es la trabajadora más ilustre que ha estado tras el mostrador del establecimiento y llegó allí de sustitución. Entre 1942 y 1945, el dueño de la tienda, el mismísimo George Heywood Hill original, estuvo en la II Guerra Mundial haciendo las típicas cosas que se hacían allí: pasar frío y pegar tiros a nazis.
En 1945, el señor Hill regresó, Nancy Mitford publicó A la caza del amor, lo petó y el señor Hill no la volvió a ver más que como cliente, que tampoco era tan a menudo porque Mitford se fue a vivir a París porque ya se sabe la vida alegre de la gente guapa en París.
Con el tiempo, la librería fue heredada por el cuñado de Nancy Mitford, Andrew Cavendish, undécimo duque de Devonshire, y luego, por la lógica que rige los ducados, por su hijo. Así funcionan las cosas en Gran Bretaña y, en general, en todos los sitios en los que heredas títulos por la cara. Como si hubiera otra manera.
El que se ocupa de dirigir el negocio de forma ejecutiva es el yerno del duque, Nicky Dunne, ya que el duque es de pasar largos periodos de tiempo en su hogar de Derbyshire. Sí, Derbyshire, no Devonshire, que encima el tío se ha ido a vivir a la competencia.
Vamos al turrón, que si nos ponemos a explicar los detalles no te contamos que el invento de Dunne y su equipo se llama A year in books (Un año de libros).
La mecánica es la siguiente: echas un rato de charla con uno de los libreros del establecimiento. Él pilla lo que te gusta, te coge el rollo y se tira un año enviándote paquetes mensuales con libros que ha escogido especialmente para ti.  Según dice a Vanity Fair Karin Scherer, una de las libreras, «no hay dos personas que reciban el mismo paquete». Y ojo, ahora mismo Heywood Hill cuenta con 700 suscriptores al servicio.
Heywood Hill ha creado un servicio para vencer a los algoritmos y para ofrecer una experiencia que les mantenga alejados del clic y recibir de los gigantes de la distribución que despachan libros a espuertas.
La cita inicial es algo así como la consulta con el confesor. Dice a The New Yorker Camille Van de Velde, la directora de suscripciones, que algunos clientes van muy decididos y que otros necesitan más tiempo para meterse en el rollo. «Hablo con muchos de ellos una vez al mes por email», asegura.
El precio de las suscripciones oscila entre las 125 libras al año por 6 libros con pasta blanda a las 1.125 libras que pagas para recibir 40 libros de pasta dura y edición fina filipina.
¿Puede el librero equivocarse? Sí, el librero se puede equivocar. Pero también se equivoca Spotify cuando me casca a Melendi porque he escuchado a Kiko Veneno.




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