diumenge, 3 de maig del 2020

el transcriptor


Hasta quizás los treinta años tenía la costumbre de transcribir fragmentos de mis libros favoritos y pegarlos en la pared, sin mayor despliegue que una hoja tamaño carta y una barra de Stic-fix. A veces los transcribía a mano, otras veces los tipeaba e imprimía. Un largo párrafo del capítulo «Nieve», de La montaña mágica, por ejemplo.
Acababa casi siempre memorizando esos fragmentos, pero el objetivo era más difuso: ornamental, sentimental, epigonal. Recuerdo un verano en que todas las moscas de la calle Humberto Trucco descubrieron que si se posaban en alguna letra de alguna de esas palabras yo no las mataría.
No sé por qué abandoné esa costumbre tan alegre. Por pudor, quizás. Supongo que era una variante exhibicionista del subrayado.

Alejandro Zambra. «Traducir a alguien (II)». A: Tema libre. Anagrama, 2019. P. 126.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada