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dimarts, 30 de maig del 2023

divendres, 26 de maig del 2023

entrevista


ELENA HEVIA
Clara Usón: "La idea de que el sufrimiento te hace crecer es una patraña
el Periódico
22|5|2018

Albert Camus dijo que el suicidio es un homicidio tímido. Ahora Clara Usón (Barcelona, 1961) le enmienda la plana en el título de su última novela, asegurando que esa decisión es más bien un asesinato premeditado. Lo sabe bien, la escritora que intentó culminar con la propia destrucción un pasado de drogadicción y desespero. Lo hace en ‘El asesino tímido’ (Seix Barral) convocando las figuras de Sandra Mozarovski, una actriz del destape que murió a los 18 años en circunstancias no resueltas, y el filósofo Ludwig Wittgenstein. 

 

A primera vista no parece que Sandra Mozarovki tenga mucho que ver con usted. ¿Por qué traza ese paralelismo? 

Ella tiene mucho que ver conmigo y a la vez, nada, y eso es lo que me atraía. Sandra era una chica de clase media, con un padre ruso, que tuvo que luchar contra su familia para hacerse un lugar en el cine. Trabajó muchísimo pero lo único que le ofrecían eran películas cutres en las que o bien era la víctima propiciatoria o bien la prostituta. He visto todas sus películas en las que no dejan de atarla, vejarla y violarla de mil maneras. Empezó a trabajar con 15 años y tenía como 'partenaires' a viejos espantosos. Entonces era plausible que una niña se sintiera atraída por un señor de casi 60 años. A nadie le parecía mal.

Lo que más le interesa es su final.

En aquel momento corrieron los rumores de que ella era amante del rey Juan Carlos, que supuestamente estaba embarazada y que también supuestamente sufrió una intervención de los servicios secretos. Todo lo que rodea su muerte es muy raro porque al parecer se puso a regar las plantas a las 3 de la mañana, en una terraza con una barandilla altísima, y se cayó. Cabe también la posibilidad de que se suicidara. Ella en mi novela es el emblema de una época, de mi generación, en la que nada era como creíamos que era. Teníamos un rey guapo que acabó revelándose como un espejismo, como el retrato de Dorian Gray. 

En este libro queda explicado por fin por qué le ha perseguido la obsesión por el suicidio.

Los escritores tenemos dos o tres obsesiones. Borges decía que cuando empezaba a escribir esperaba que no aparecieran tigres, espejos y laberintos, pero era en vano.

Es el primero en el que confiesa haber estado ahí. Y ha tardado años en explicarlo.

Para empezar creo que soy escritora porque tuve esa crisis. Yo era abogada, pero vivía permanentemente colgada de las pastillas. Era un episodio que me daba vergüenza y a la vez, un miedo cerval. Llegué a coquetear tanto con la muerte que sentí que mi vida era una propina, que tenía que estar muerta. Así que la conclusión era que podía hacer con mi vida lo que me diera la gana.

Wittgenstein, que también es un personaje de la novela, decía que de lo que no se puede hablar más vale callar, pero usted no le hace caso.

Es cierto. Me gusta porque concluyó que el lenguaje no era de fiar y además es el único filósofo que después de haber enunciado una teoría que a todo el mundo le pareceía extraordinaria, se planta y asegura que se ha equivocado, que aquello no vale y debe volverlo a resolver.

Usted tiene pocas certidumbres pero una de ellas es que su madre la salvó.

Es verdad, crecí creyendo que mi madre no me quería, porque percibía en ella cierta hostilidad. Cuando lo cierto es que se vio obligada a ser madre de familia, porque es lo que se esperaba de ella. Cumplió pero no lo hizo con alegría. El caso es que cuando yo me convertí en una pesadilla para mi familia, entrando y saliendo de centro psiquiátricos y de desintoxicación, me salvó una y otra vez de mí misma. Se comportó mucho mejor que todas esas madres con las que yo fantaseaba de niña. Le debo dos veces la vida. Y esta es mi manera de rendirle homenaje, aunque ella ya no esté y quizá no sirva de nada.

¿La escritura fue dolorosa?

Yo no era una niña cuando me ocurrió. Tenía 38 años y había visto como muchos amigos se habían quedado en la cuneta por la heroína. Lo mío fueron las pastillas, pero precisamente por eso no tuve conciencia de mi drogadicción. Convertir ese episodio en ficción es como ponerle distancia y además lo atenuo con un cierto humor. Reírme de mí misma me ayuda. Detesto la memoria miserable, no en vano Borges decía que haber sufrido no es ningún mérito. Y además lo que dicen los libros de autoayuda de que el sufrimiento te hace crecer es una patraña. El sufrimiento no sirve para nada, pero es parte de la vida.

 

dijous, 25 de maig del 2023

autoficció, experimentació amb modus et al.


SANTOS SANZ VILLANUEVA
El asesino tímido
El Cultural
18|5|2018

La historia de la literatura es una continuada vuelta a unos cuantos asuntos básicos. Aunque los cambios sociales y técnicos hayan aportado a la novela anécdotas nuevas, contra lo que pensaba Ortega y Gasset hace un siglo, en el fondo siguen con vigor algunas inquietudes seminales. El reto reside en darles una formulación original. Esto es lo que hace Clara Usón (Barcelona, 1961) en El asesino tímido. En realidad, su novela ahonda en un problema mil veces tratado, el descenso a los infiernos de una persona con graves conflictos íntimos. Pero, en lugar de abordar la exploración de modo convencional, la acomete con notable singularidad y con osadía formal grande, méritos descollantes del libro que deben celebrarse.
Para indagar y penetrar en las zonas más afligidas de la conciencia, Usón monta una narración autobiográfica con tintes novelescos. Toma como motivo inicial un vivaz recuerdo de juventud, la misteriosa muerte de una actriz de cine porno, Sandra Mozarovski. Estudia aquellos tiempos del destape con amplio trabajo hemerográfico, empareja su circunstancia con la de la presunta suicida y establece un paralelismo entre las dos jóvenes, ambas luchadoras para conquistar el futuro y ambas también camino de la autodestrucción. La actriz pagó el más caro precio por su ambición (¿fue amante del Rey emérito?, se anota varias veces) y la autora evoca desde el presente el arduo camino de la supervivencia, tras superar la visita a las drogas e intuir el camino que lleva a la nada.
Esta línea anecdótica destacada no es única y se va trenzando con otras: la relación con la madre, la rebeldía juvenil frente a las imposiciones de los adultos para lograr una libertad quimérica y la educación femenina dentro de los estereotipos de género (no por casualidad se cita la novela Daniela Astor, de Marta Sanz). Aunque sean cuestiones de traza individual, no se abocan a un relato intimista porque, a la vez, se injertan en una exposición colectiva que vale por el retrato generacional, prioritariamente femenino, de la promoción que llegó a la madurez en el ocaso de la dictadura franquista.
El conjunto de cuestiones que plantea Usón resultan corrientes en nuestra prosa actual. Y su visión desencantada tampoco es nueva. La manera de afrontar la materia sí ofrece, en cambio, la impronta de una narradora con destacada personalidad. El argumento adopta la forma de un puzle que salta de repente de la actriz porno a la autora. El punto de vista de la narradora se diluye en el de otros personajes. La anécdota se enreda en citas y comentarios de Wittgenstein o Camus. Al final sale un intencionado popurrí psicológico, sociológico y ensayístico que la propia autora justifica como un rechazo de la novela unitaria, a la que contrapone la "escritura desatada" cervantina, y una apuesta por el desorden.
Cierto que semejante enfoque requiere del lector algún esfuerzo, pero ni supone un experimentalismo desquiciado ni presenta arduas dificultades. Es prueba de una escritura exigente y seria, valiente en fondo y forma, que produce un magnífico resultado en la recreación sin pudor de una emotiva peripecia personal dentro de un específico contexto histórico.


dimecres, 10 de maig del 2023

l'ornella muti del destape


ÁNGELES LÓPEZ
La «Ornella Muti» del destape
La Razón
12|4|2018

Mezclar en una novela a Wittgenstein con una actriz de la época del destape es como revolver el tiempo con el café. Tarea casi imposible, pero si se logra, el resultado puede ser tan espléndido como esta historia. Explicar los ingredientes, ya resulta sobradamente estimulante. Sandra Mozarovski fue una actriz de 18 años que hacía películas cutres con cierto encanto en las que interpretaba a doncellas inocentes, víctimas propiciatorias de las cintas de terror erótico o a prostitutas prototípicas. Pese a su juventud, «la Ornella Muti» del destape español rodó una veintena de filmes que simultaneaba con su trabajo como «chica de alterne» en una boîte de nuit de Paco Martínez Soria. La versión oficial de su presunto suicidio, tanto tiempo después, sigue siendo un «Expediente X» que hizo correr ríos de tinta: chica joven que riega unas plantas situadas en el suelo de su balcón, a las tres de la mañana y cae precipitada al vacío. No hubo atestado ni noticia de ambulancia alguna que trasladase su cadáver al hospital. La rumorología de la época se desató y aún no se ha despejado el misterio.

El «suicidio» de la actriz que «nunca fue Ofelia, ni Lady Macbeth, ni Hedda Gabler» le sirve a Usón para enlazarlo con su propia vida. Las dos eran contemporáneas y ambas eran chicas de clase media. Sandra, al menos oficialmente, se suicidó y la autora parece haber vivido obsesionada con la autolisis, hasta el punto de haber estado recluida tanto en psiquiátricos como en centros de desintoxicación. Pero de todos los ingredientes de esta historia, el más luminoso, la verdadera esencia del relato, reside en su madre. Prototipo de mujer víctima del franquismo, resignada con su propia existencia, que cuando se topa con el proceso de autodestructivo de su hija, saca del alma unas agallas sin medida. E, inesperadamente, irrumpe Pavesse –que dijo que todo suicidio es un homicidio tímido y Usón le enmienda al tacharlo de asesino, pues actúa con premeditación–.

Recordar a Camus

También llegarán Camus y Wittgenstein, quien, como la autora, fue un neurótico que vivió obsesionado por el suicidio toda su vida. Con los tres se dialogará en estas páginas. Autodestrucción, Transición en España, referentes intelectuales como espejo, verbalización de aquello que se debe silenciar, pinceladas autobiográficas, la madre que la parió dos veces... Usón es el faro de algo distinto en nuestra narrativa, porque sus libros se leen con ojos urgentes en tanto que introduce anzuelos imposibles de no morder y siempre plagadosa. Sin ser su mejor libro, es una grandísima novela.


dilluns, 8 de maig del 2023

la fosca història de sandra m.


ANA RODRÍGUEZ FISHER
La oscura historia de Sandra M.
Babelia | El País
16|4|2018


Son varias las historias que conjuga Clara Usón en El asesino tímido, que, tras una breve entrada de carácter personal, arranca con la intriga en torno a Sandra Mozarovsky: una actriz que empezó su carrera siendo una adolescente, en 1974, protagonizando películas de “destape” y de terror, que al parecer mantuvo una relación erótica “regia”. La reconstrucción de su vida —de una minuciosa revisión de su filmografía al análisis de las entrevistas que concedió a las revistas “del corazón”— hasta el oscuro desenlace final en septiembre de 1977 jalonan los capítulos del libro.

La época que sirve de marco —los estertores del franquismo y primeros años de la Transición— es también recordada en sus usos y costumbres y no tanto en los acontecimientos políticos, porque se trata de trazar ante todo una crónica intrahistórica que en parte se corresponde con la de la propia Usón, que creció en esos años. La autora como niña, adolescente y joven, y no solo como narradora e investigadora, se va adueñando poco a poco del relato hasta desembocar en la revelación final (de rango confesional, casi expiatorio), sin duda el capítulo más sobresaliente de un libro que se reivindica en la tradición cervantina de la “escritura desatada”, aquella en la que “cabe todo, incluso el desorden, si tiene un propósito”. Ahora bien, algunas de las dudas que expone Clara Usón también asaltan por momentos a esta lectora. No tanto en lo dejado atrás —las coincidencias que se dan entre las vidas de S. M. y C. U.— cuanto en algunas de las partes siguientes, y de manera singular en el capítulo tercero, dilatado en exceso en torno a la figura de Ludwig Wittgenstein —vida y obra—, que, junto con Camus, Pavese y otras voces ilustres, sirve para dar espesor a las reflexiones metafísicas e iluminar las preguntas que se van suscitando.

El último capítulo, ‘Vicio y perdición’, está muy bien construido desde el plano de la ficción figurativa y justifica, en parte, algunas divagaciones previas. Viene a ser una Walpurgisnacht, o la crónica de un descenso a los infiernos, en la que Clara Usón narra un tiempo desbocado y de pulsiones autodestructivas que la llevaron al borde de… Entonces nos decimos que el viaje ha valido la pena.


divendres, 5 de maig del 2023

res no és el que sembla, però tot és veritat


SALVADOR RICH
Res no és el que sembla, però tot és veritat
Llegir.cat
9|2018


Si heu comprat, o demanat en préstec El asesino tímido de Clara Usón (Seix Barral) pensant que llegiríeu una novel·la negra, l’heu fen espifiat. Si us hi heu aventurat –després d’una mica més d’informació- pensant que llegiríeu la biografia d’una actriu de l’època del destape… també haureu fet curt, perquè aquest llibre és molt més que això. Sandra Mozarovski va ser el producte d’una època, una joveneta de disset anys que va fer pel·lícules a l’Espanya dels setanta, quan tot just deixàvem –o ens pensàvem que deixàvem- Franco enrere, al Valle de los Caídos, i amb la democràcia arribaven nous aires i nous costums amb els seus pros i contres: llibertat sexual, drogues… i el destape. Noms com Nadiuska o Barbara Rey apareixen sovint relacionats amb el de Sandra Mozarovski, i no només pel cinema, com veureu si llegiu la novel·la.

Però a banda de retratar molt bé una època –la Transició- que per coses de la política ens és absolutament actual, El asesino tímido és una mena de joc en el que l’autora es disfressa ella mateixa de Sandra Mozarovski per moments i sense tenir-hi res, o gairebé res a veure –en principi, després la cosa canvia- excepte la contemporaneïtat i la tendència autodestructiva. En alguns episodis comencem llegint alguna vivència de l’actriu i a mida que avancem en la lectura ens adonem que és l’autora qui ens parla en primera persona, de tal manera que confonem o, més ben dit, fusionem els gèneres: de la biografia passem a la novel·la realista i per si fos poca cosa, Camus, Pavese i Wittgenstein contribueixen amb les seves reflexions i també amb les seves pròpies vivències, a enredar la troca. I us preguntareu, per exemple, què hi té a veure un filòsof, matemàtic i lògic austríac –més “quadrat” impossible- amb una jove actriu del destape, o fins i tot amb una escriptora que va viure una adolescència problemàtica… Doncs potser no gaire, de fet. La clau d’aquest llibre potser sigui com fa l’autora que tot encaixi, que personatges tan dispars flueixin, casin, digueu-li com vulgueu. Que malgrat ens parli d’autodestrucció, de suïcidis, de personalitats complexes, de temps convulsos i relacions conflictives, la narració sigui àgil, i ens porti de la tragèdia a la comèdia gràcies a unes bones dosis d’ironia.

De la Sandra, Clara Usón ens explica que era una joveneta de bona família que volia ser actriu, però que sempre anava a parar a papers on la feien córrer amb la brusa descordada i cridant. Que tenia ambició i podria haver fet alguna cosa millor si no hagués caigut misteriosament de la terrassa de casa seva quan regava les plantes… a les tres de la matinada. La resta són especulacions que poden tenir una importància relativa i enganxar al lector. Però el que és veritablement important és la valentia de l’autora. És ella qui realment es despulla en aquestes pàgines i  ens explica coses que la majoria callaríem avergonyits. Diu que és una catarsi, però també –i aquí rau la meravella d’aquest llibre- un homenatge. L’homenatge a una mare que al llarg del llibre se’ns dibuixa com distant, temperamental i absent, una dona fruit també d’un temps i d’una educació. Però que a l’hora de la veritat i amb molta perseverança, va salvar la seva filla de l’autodestrucció. Clara Usón mai no li va arribar a donar les gràcies a la seva mare. Potser –diu- tampoc les hauria acceptat sent tan temperamental com era. Potser ho fa ara, amb aquest llibre, d’una manera fresca, original, per moments erudita i molt entretinguda.


dilluns, 1 de maig del 2023

clara usón presenta l'assassí tímid

 

 
 18/12/2018 Telenotícies migdia. Clara Usón presenta "L'assassí tímid"