Anant bé, aquí deu ser l'únic lloc del món on no he parlat mai d'un llibre singular que es titula Tumbas de poetas y pensadores, de Cees Nooteboom. El títol es prou il·lustratiu, perquè va precisament d'això, de tombes d'escriptors. Fullejant-lo, he trobat la de Bernhard, i us transcric un fragment del text:
"Thomas Bernhard no reposa en su tumba solo, sino con el matrimonio Franz y Hedwig Stavianicek. Los tres nombres se ven al abrir la puerta de una pequeña plancha de hierro, como si fuera la dirección correcta para una agradable velada para jugar al tresillo en la que se puede estar de mirón. Busco en el índice de mi biografía de Bernhard los nombres de los cónyuges, pero sólo encuentro el de la mujer, después del cual pone "Frau Hede", y luego, en cursiva, die Tante [la tía]. En el libro hay una foto de Bernhard y ella tomada en Obernathal. Están sentados, juntos, en un banco; ella es una señora de edad con gafas de sol y paraguas, él lleva pantalones de cuero con calcetines largos de lana, las rodillas desnudas y un gran esparadrapo en la frente. Tiende a la mujer un magro ramillete de margaritas, ella las toma, pero al mismo tiempo parece retroceder estremeciéndose. Tres en una tumba, el escritor nos sigue proponiendo un enigma: con sus obras y con su vida.
De la muerte habló mucho ya en vida: "No pienso en absoluto en la muerte, pero la muerte piensa continuamente en mí: ¿Cuándo podré llevármelo a casa...? Eso está visto desde otra perspectiva. Pero no me gusta volver a casa. Volver a casa [heimgehen] significa morir, o sea, estar muerto. Estar en casa, estar muerto dice ya Pascal. Cuando estás en casa estás muerto. El reposo eterno, la casa eterna...,¡es la muerte! Por eso nunca tengo ganas de volver a casa, porque tengo la impresión de que, cuando vuelva, estará ya allí con su mano negra, y yo entraré por la puerta..., y siempre veo, al entrar por la puerta de mi casa, esa mano de Curd Jürgens -el actor, ya sabe, la Muerte en Salzburgo con sus dedos huesudos-, entro y entonces...¡paf! La siento continuamente, esa presión aquí; por eso, si se fija, tengo un hombro hundido, por esa presión de la muerte. Eso no me lo puede quitar nadie, en el fondo no se puede operar, ésa es mi angustia, ¿no?, se sienta en mi hombro derecho como un...(se ríe) bueno, como un pájaro de mal agüero, ¿no? Todo eso se podría decir de manera muy seria, que es lo que yo quería hacer. Si en lugar de decir pájaro de mal agüero...se dice que es sencillamente la Muerte. Conceptos escuetos que se pueden servir como una taza de café, aunque eso tampoco es serio, comparar la Muerte con una taza de café, tampoco es serio, ¿no? Aunque, naturalmente, se puede comparar todo con todo"...
Matilde, cal decidir-se ja: o el suicidi orgànic de la pentalogia o el suicidi còmic de "Mestres antics". No hi ha més tècniques de supervivència. Vostè veurà.
ResponEliminaDoncs, miri, Allau, em sembla que caurà tot.
ResponEliminaI m'agrada trobar-lo aquí, perquè li havia de dir que tenia raó: he rigut.
[Allau, amplia la foto i posa la lupa sobre la planxa de ferro on consten els tres noms. perlamordedéu! Serà que no hi ha noms al món i havia de ser aquest...]
Si no em patina la memòria (cosa que seria molt fàcil) vas citar aquest autor i llibre fa poc, potser en algun comentari. Com és obvi, vaig córrer a buscar-lo. Un tresor.
ResponEliminaNo et patina, no, que n'he parlat pertot arreu, tret de a casa. Mai és tard.
ResponElimina[Avís per a la resta d'amables lectors: el que segueix és una broma privada. Dissabte vaig fer una associació d'idees, d'aquelles que faig jo: Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el aspirante Lluís Bosch había de recordar...
Alea iacta est, s'ha de dir en aquests casos. Tant de bo!!]