diumenge, 24 de juny del 2012

anecdotari


A finales de los años 50, Marsé, que apenas comenzaba su “vida literaria”, visitó al poeta Salvador Espriu en compañía de Paulina Crusat. El poeta de Cementeri a Sinera le recibió muy cordialmente, pero su consejo al joven escritor no dejó de ser desconcertante: “Mire joven, todo esto de escribir está muy bien, pero usted lo que debe hacer es casarse”. Estimulado por la alternativa, Marsé decidió regresar al oráculo una segunda vez y en esta ocasión fue agasajado con una lectura. “Tomó en su mano un paquete de tarjetitas y me dijo: Joven, le voy a leer esto a ver qué le parece.” Hacía mucho calor en aquella casa y Espriu leía sin reposo el manuscrito de La Pell de Brau. “Yo -confiesa Marsé- no entendí nada.”
 *
A su regreso de París, a comienzos de los sesenta, Marsé intentó ganarse la vida haciendo traducciones de francés para Seix Barral. El negocio no era muy boyante pues se pagaba a sesenta pesetas el folio y el traductor era de una lentitud terrible. De todas formas, la primera edición de El pabellón de oro, de Yukio Mishima, se debe a su trabajo.
 
[Extret de la web oficial de Juan Marsé]

2 comentaris:

  1. L'anècdota de l'Espriu m'ha emocionat, perquè sembla que aquest home (solter irredempt) donava a tothom aquest consell. El meu pare havia visitat l'Espriu per qüestions gens literàries, i no obstant el poeta de Sinera li va dir quasi les mateixes paraules. Ho havia explicat molts cops, a casa, completament perplex.

    ResponElimina
    Respostes
    1. O sigui que receptava a tort i a dret la medicina que ell no es prenia, oi? Un savi.

      Elimina