dimarts, 15 de gener del 2013

voluntat de viure


Anna Arkàdievna llegia i comprenia, però li era desagradable de llegir, això és, de 
seguir el reflex de la vida d'altres persones. Ella mateixa tenia massa ganes de viure.
Anna Karènina, p. 118.

¿Mas cuál es el último fin de todo esto? Conservar por un corto tiempo a efímeros y atormentados individuos, en el caso más afortunado con una miseria soportable y una comparativa ausencia de dolor, a los que enseguida acecha el aburrimiento; luego la procreación de esta especie y de su frenesí. Desde este punto de vista, en esta obvia desproporción entre el esfuerzo y la recompensa, la voluntad de vivir nos parece, tomada objetivamente, como algo insensato y, subjetivamente, como una vana ilusión que se apodera de todo ser vivo para hacerle trabajar al extremo de sus fuerzas por algo que no tiene valor alguno. Pero un examen más atento nos hará ver también aquí que más bien se trata de un ciego apremio, de un impulso sin motivo ni fundamento algunos.
Arthur Schopenhauer. El mundo como voluntad y representación. FCE, 2003, p. 347.

*  *  *
La poderosa visión que Schopenhauer tenía de la voraz «voluntad de vivir» encontró un atento receptor en Tolstói, cuyas ardientes pulsiones no necesitaban tutela de Schopenhauer: Anna Karénina puede entenderse como la novela de las pulsiones, ninguna otra novela que yo haya leído se centra de esta manera en cómo la protagonista es barrida por su voluntad de vivir hasta que ya no le importa ninguna otra cosa. El amor de Anna por Vronsky tendrá sus rivales en la literatura occidental, pero yo no recuerdo que se haya representado una pasión erótica con semejante intensidad. Con enorme astucia, Tolstói no explica nada sobre el objeto de deseo elegido por Anna ni lo idealiza en términos reduccionistas. Lo que nos muestra, con emocionante persuasión, es que no hay otra alternativa. Anna, vital y atractiva a su modo, es alguien de quien se enamoran casi todos los lectores varones, sin hablar de que el propio Tolstói la ama en forma casi obsesiva. No hubiese podido afirmar que él era Anna, pero ella se parece a él más de lo que se parece Levin y mucho más que Vronsky o Kitty.
Tolstói leyó a Schopenhauer en el intervalo entre Guerra y pazAnna Karénina, un interregno intranquilo del que salió derrotado en su intento de escribir una novela sobre la era de Pedro el Grande. Su entusiasmo por Schopenhauer fue ante todo una reafirmación de sus más hondas convicciones, pues él fue siempre un vitalista apocalíptico y un oscuro moralista consternado por su propia vitalidad. La  «voluntad de vivir» de Schopenhauer, con su estatus metafísico de verdad intínseca, no es más que una formulación por escrito de la naturaleza Tolstóiana. La «voluntad de vivir» es un deseo unitario, activo, rapaz, indiferente y universal; una de las hipérboles más extraordinarias del siglo XIX.
Harold Bloom. Novelas y novelistas. El canon de la novela. Páginas de espuma, 2012. P. 265.


5 comentaris:

  1. Llegeixo en la cronologia inclosa en els Diaris de Tolstoi (Selma Ancira) publicats per Acantilado (p. 493):

    1869
    Nace su tercer hijo varón, Lev.
    Concluye extenuado la obra (Es refereix a Guerra i Pau)
    En verano lee con entusiasmo a Kant y a Schopenhauer, del cual adquiere un retrato que coloca sobre su escritorio.

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  2. I a la Viquipèdia:

    «Després de llegir El món com a voluntat i representació de Schopenhauer, Tolstoi es va anar convertint a la moralitat ascètica que defensa el llibre. En una carta escrita a A. A. Fet, el 30 d'agost de 1869, s'expressa així:

    Sabeu què ha significat per a mi aquest estiu? Un èxtasi constant amb Schopenhauer i tota una sèrie de plaers espirituals que no havia experimentat mai abans. [...] Cap estudiant ha estudiat mai tant, ni après tant, en aquest curs com jo aquest estiu.»

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  3. Quan algú ha matat, i més d'un cop com explica Tolstoi a la seva "Confessió", s'entén que aquesta "voluntat de viure" prengui una rellevància que no ens podem ni imaginar.
    Hauríem d'esbrinar si cap dels novel·listes d'avui (inclosos els de sèrie negra i "gores" diversos) ha passat pel tràngol d'haver matat.

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    1. Sats, Girb, després de llegir el text de Canetti que he inclòs a la guia, jo destacaria, més que el mal tràngol d'haver matat, la seva pròpia por a morir:

      Para mí es muy doloroso comprobar que un hombre capaz de
      calar a fondo y rechazar sin piedad el poder (bajo cualquiera de
      sus formas), la guerra, los tribunales, el gobierno, el dinero; que
      un hombre de una claridad tan inaudita e incorruptible hiciera
      una especie de pacto con la muerte, a la que temió mucho
      tiempo. Dando unos rodeos religiosos se aproxima a la muerte y
      se engaña tanto tiempo con respecto a ella que al final hasta es
      capaz de adularla. De esta manera consigue perder la mayor
      parte de su miedo a la muerte.
      La acepta con la inteligencia, como si fuera un bien moral. Hace toda clase de esfuerzos por observarla serenamente cuando mueren sus seres más queridos.
      Su hija Masha, la única tolstoiana adulta de la familia, muere a
      los treinta y cinco años. Él sigue de cerca su enfermedad y asiste
      a su muerte y entierro. Lo que anota al respecto lo muestra
      satisfecho: ha progresado en sus entrenamientos con la muerte,
      aprueba lo terrible: lo que tuvo que arrancarse violentamente
      unos años antes, al morir, a los siete años, su hijo predilecto
      Vanitchka, ahora ya ni le resulta difícil.
      Y así, él mismo sigue sobreviviendo y se vuelve cada vez más
      viejo. No llega a conocer a fondo el proceso de la supervivencia.
      Se horrorizaría si supiera que la muerte de esos miembros más
      jóvenes de su familia consolida su conciencia de vivir y, de
      hecho, prolonga su propia vida.
      .

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  4. Levin és el personatge que millor reflecteix el moment personal que vivia Tolstoi, la seva evolució espiritual, en podríem dir si no sonés tan...tan...tan. En fi, tan.

    'No puc viure sense saber què sóc i amb quin fi existeixo. I, com que no ho puc saber, la vida és impossible', es deia Levin.

    'En la infinitat del temps, de la matèria, de l'espai, es forma una cèl·lula orgànica, se sosté un moment i s'esbotza...Aquesta cèl·lula sóc jo'.
    Aquest sofisma punyent era l'únic, el suprem resultat dels esforços seculars del pensament humà en aquesta direcció.
    [...]
    Però aquesta conclusió li semblava no solament un sofisma, sinó la mofa cruel d'una força maligna i repugnant a la qual hom no podia sotmetre's.
    Calia alliberar-se d'aquesta força [...] I hi havia un mitjà: la mort.
    I Levin, aquell pare de família feliç, aquell home ple de salut, va ésser tan a prop del suïcidi, que amagava les cordes per tal de no penjar-se, i tenia por de sortir amb l'escopeta per tal de no engegar-se un tret.
    Levin, però, no es va engegar un tret ni va penjar-se, i seguí vivint.


    (p. 846. cap. 9, vuitena part)

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