dijous, 14 de març del 2013

enquadrament



La historia de Arrugas está narrada con una cámara fija a media altura, salvo en situaciones en las que quieres reforzar el impacto dramático de una escena concreta. Uno de esos momentos es cuando el doctor habla a Emilio de su enfermedad.
Emilio deja de mirar al doctor porque ya no quiere afrontar la realidad, trata de abstraerse de ese instante tan doloroso. Primero vemos que le tiembla la mano. Luego vemos que está mirando al suelo y luego sólo vemos los pies. Somos nosotros los que ponemos rostro a Emilio y así resulta aún más dramático. Como cuando en la escena de un asesinato la cámara se mueve a un lado y sólo oímos lo que ocurre en vez de verlo.
En realidad, la escena comienza antes, con la confusión de Emilio que le lleva a ser consciente de su enfermedad. Es un momento relajado y feliz, pero se revela como un momento trágico cuando él descubre que tiene Alzheimer. Esa viñeta es la única con un color puro -amarillo- de todo el cómic, en el que predominan los tonos pastel. Ve en Modesto su futuro y de ahí que visite al doctor para confirmar su sospecha.
Los hechos resultan más dramáticos cuando parten de un momento de comedia que cuando tienen un tono dramático continuado. Por ello, el doctor lleva aún el gorro de Papa Noel cuando habla con Emilio.
[...]
Arrugas es una novela gráfica que explota muchos elementos narrativos del cómic. ¿Fue algo consciente?
No, no es algo consciente. Surge de la necesidad de intentar narrar de la mejor forma la historia. Yo trato de que mis historias sean abiertas, que tengan varias interpretaciones posibles, pero que ante todo sean comprensibles a un nivel básico. Evitando los textos de apoyo trataba de transmitir sensaciones que el lector pudiera interpretar. ¿Cómo transmitir la sensación de nudo en el estómago que uno tiene cuando llega por primera vez a un lugar? En vez de narrar eso en un cartucho de texto, lo que hice fue que Emilio evocara su primer día de escuela.
Lo que hace que Arrugas sea diferente a Hijos de la Alhambra, es que esta última tiene a su disposición los recursos de un género, como contrapicados, planos generales, etcétera. En cambio, cuando te enfrentas a Arrugas tienes que volverte imaginativo con los recursos que utilizas y por ello metí desde elementos de cine de terror japonés, como esa ominosa escalera, hasta influencias de Eisner y su Contrato con Dios.
La mayoría de las escenas de Arrugas están resueltas de un modo naturalista, desde una altura que se corresponde con los ojos de un supuesto testigo, con planos frontales y nada exagerados. No hay contrapicados, perspectivas extrañas, contraluces forzados ni nada de eso.
Me preocupa mucho que mis personajes no sobreactúen, que no sean demasiado teatrales, aunque eso suponga a veces no transmitir una información tan precisa. La única excepción la encuentro en los mangas japoneses, que han hecho de la exageración un elemento narrativo de primer orden, cambiando hasta el estilo de dibujo cuando el personaje, por ejemplo, se sorprende.
Se trata de luchar contra la pereza narrativa y también gráfica, ya que el lenguaje corporal del cómic está lleno de gestos irreales: cuando una persona pisa a otra y esta última levanta el pie hasta la altura de la rodilla para cogérselo, está haciendo un gesto típico del cómic y no de la vida real. Tuve especial cuidado en no recurrir a esos gestos del cómic que podían alejar al lector de la sensación de realidad que quería dar a los personajes. La capacidad para generar iconos del cómic hace que si dibujamos a un marinero, tendamos a caracterizarlo como el Capitán Haddock o que reproduzcamos gestos y posturas irreales sin apenas darnos cuenta.
También las onomatopeyas, otro elemento narrativo propio del cómic, juegan un papel importante en la historia, ¿no?
Sí. Traté de usarlas de un modo creativo para ayudarme a resolver varias escenas difíciles, como cuando Miguel fuma el cigarro en la nieve o la escena en la que Emilio comienza a afeitarse en plena noche. El sonido empieza en la habitación y nos lleva hasta el cuarto de baño, en el que descubrimos qué está causando ese ruido. En ambas escenas el sonido precede a los personajes y narra sin necesidad de que un texto de apoyo explique la historia.

Koldo Azpitarte. Senderos. Una retrospectiva de la obra de Paco Roca. Laukatu, 2009. P. 163-166.


4 comentaris:

  1. Hi ha aquell gest, físic i concret, d'obrir davant la nostra mirada una finestra visual -un marc- amb l'encreuament dels dits índex i del cor d'ambdues mans. L'enquadrament, com a principi essencial de tot relat visual, sempre comença amb aquest gest especial.

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    1. Sí, és un gran gest. Jo l'acostumo a fer panoràmic, amb l'índex i el dit gros! I ara n'he recordat un que és una porta. Aquí . John Ford, final de The Searchers.

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    2. I que m'encanta, és clar.

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  2. Tinc amics que, responent a la crida dels Centaures del Ford, s'han enfilat a les torratxes inversemblants del Monument Valley... De gust els hauria acompanyat en la conquesta d'aquest tòpic.

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