dijous, 20 de juny del 2019

la idea més bella del món


En El hombre sin atributos, de Robert Musil, el personaje del general Stumm espera descubrir «la idea más hermosa del mundo». El capítulo 100 de la enorme novela inacabada de Musil está dedicado a la visita de Stumm a la biblioteca. Le da demasiada vergüenza preguntar por «la idea más hermosa del mundo» cuando pide un libro, pues confiesa que la frase suena como «un cuento de hadas», pero confía en que el bibliotecario, que conoce los millones de libros que pueblan aquel palacio del conocimiento, sabrá guiarle hasta ella. No es capaz de precisar qué es lo que quiere, el libro que tiene en mente no trata de un único tema.
[...] Los interminables volúmenes, las bibliografías, las listas, las categorías, los casilleros dedicados a un tema u otro tienen un efecto traumatizante en el pobre Stumm, que queda aún más desorientado cuando el bibliotecario le confiesa que él nunca lee los libros de la biblioteca, sólo los títulos y los índices. «El que se detiene en su contenido está perdido como bibliotecario. Nunca obtendrá una idea de conjunto», le dice a Stumm.
La comicidad de Musil aporta una verdad. Perder la idea de conjunto constituye una virtud intelectual, puesto que requiere una renuncia, una confusión, una reorientación y unos pensamientos nuevos. Sin ello, el conocimiento progresaría a duras penas por una variedad de estrechos surcos, pero no se producirían grandes avances, pues cuanto más estrecha sea mi perspectiva, más fácil me será aceptar los códigos predeterminados de una disciplina como si fueran verdades inviolables. La duda es el motor de las ideas. Estar dispuesto a perder la idea de conjunto refleja una apertura hacia los demás guiada por una serie de propuestas desconocidas. Significa contemplar una forma de intersubjetividad descon- certante e incluso radical y alarmante. También significa que, por más feliz que te encuentres entre los pocos residentes de tu particular isla, esa islita no es el mundo entero.

Siri Hustvedt. «Excursiones a las islas de los poco privilegiados». A: Vivir, pensar, mirar. Traducció de Cecilia Ceriani. Anagrama, 2013. P. 150-151.

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