Me gusta lo que dice Faulkner sobre la escritura: «El que quiere ser escritor, piensa en el lector, en el público. El que quiere escribir, solo escribe». En la escritura no hay pacto posible con nada, no hay regateo, no hay atajo. El escritor solo es responsable de su obra.
Ariana Harwicz. El ruido de una época. Gatopardo, 2023. P. 70.
NÚRIA BARRIOS A los pies de Eudora Babelia | El País 1|8|2009
Eudora Welty tenía 35 años cuando el cartero subió los escalones del porche de su casa en Jackson, Mississippi, y llamó a la puerta. Todos en Jackson conocían a Eudora. La ciudad es la capital del Estado de Mississippi, pero hubo un tiempo, cuando Welty era una niña, en que era posible ir a pie a todas partes y, al caminar, se escuchaba la música de los pianos saliendo por las ventanas abiertas. En una ciudad así, anclada en el sur, los vecinos se conocen bien y pueden contar sin esfuerzo la historia de cada familia desde que el primer miembro pusiera allí sus pies. Eso sucedía en Jackson. El cartero sabía al dedillo que la madre de Eudora había nacido en West Virginia, donde trabajó como maestra, y que el padre, natural de Ohio, había diseñado aquella sólida casa de estilo Tudor, con altos techos y suelos encerados, delante de cuya puerta de entrada ahora aguardaba con una carta en la mano. Como buen vecino de Jackson, el cartero estaba al tanto de que Eudora seguía soltera y se ganaba la vida como escritora, igual que era capaz de decir sin equivocarse a qué se dedicaban los otros dos hermanos Welty. Lo que el hombre no sabía es qué había dentro de ese sobre blanco que firmaba un tal William Faulkner.
"You're doing all right".
Eso era exactamente lo que William Faulkner había escrito a Eudora Welty: "Lo estás haciendo bien".
Faulkner, uno de los gigantes de la literatura norteamericana, era el autor a quien más admiraba Eudora. Como ella, había nacido en Mississippi y la presencia del paisaje y sus gentes era una constante en su ficción. Cuando recibió la carta, Welty ya había publicado dos impactantes libros de relatos, Una cortina de follaje y La red grande, ambos en 1941, y una novela corta, The Robber Bridegroom (1942). Sus historias, que transcurren en lugares muy similares a Jackson, describen a personas con emociones tan intensas y perturbadoras como el entorno caliente y extraordinariamente fértil donde viven. Abrir los libros de Welty es como montar en un tren que va parando en distintas estaciones y, desde la ventanilla, te permite contemplar a la gente que se acerca. Personas de pueblos del delta del Mississippi, con nombres como Victory o Midnight, que acuden a fiestas, pelean, viven en familias tan sofocantes como el calor, matan y mueren, padecen de soledad y sufren por amor. Hombres y mujeres blancos que habitan en una sociedad escrupulosamente ordenada donde la separación racial es tan asombrosa que los negros sencillamente se desdibujan en su breve papel de figurantes.
La estructura poética de las historias de Welty, el misterio que respiran, su lenguaje metafórico, su oído para los diálogos, la descripción de la naturaleza como un ser voraz y lujurioso, la unión de lo cotidiano y lo extravagante, de la normalidad y la locura, y el uso de los detalles más insignificantes para acentuar los sentimientos y reacciones de los personajes no sólo gustaron a Faulkner. La literatura de Welty había recibido numerosos elogios, pero las sobrias —y condescendientes— palabras del escritor la emocionaron. Subió al segundo piso y colgó la carta junto a la mesa de madera donde había escrito y escribiría casi toda su obra. Henry Miller no tuvo la misma suerte que Faulkner, aunque su actitud fue mucho más generosa. Acudió a Jackson para visitar a la escritora, pero la madre de Eudora prohibió que acudiera a la casa tras averiguar que Miller escribía libros ¡obscenos! Welty, que había nacido en Jackson en 1909, murió en 2001 en esa misma casa donde nunca entró Miller y que ahora abandonaba el cartero. Tenía 92 años y se había convertido en la gran maestra del relato norteamericano. A los elogios de Faulkner se habían sumado los de E. M. Forster, Katherine Anne Porter, Richard Ford, Anne Tyler, Lorrie Moore... Uno de sus admiradores había puesto su nombre a un popular servicio de correo por Internet, Eudora, como homenaje al relato Por qué vivo en la oficina de correos.
Eudora Welty escribió relatos, novelas, ensayos y publicó asimismo dos volúmenes de fotografías. Recibió innumerables premios a lo largo de su vida, entre ellos, el Pulitzer por su novela The Optimist's Daughter (1973). Fue la primera autora viva cuya obra publicó la Library of America, en cuyo catálogo figuran Mark Twain, Walt Whitman, Henry James o Edith Warton. Fue una excelente y solicitada conferenciante. Gran parte de sus charlas están reunidas en One Writer's Beginnings. Pero fueron sus relatos los que la consagraron. Su imaginación hunde sus raíces en una tierra que ha dado excelentes cuentistas, como Flannery O'Connor y Katherine Anne Porter, pero las historias de Welty abren un mundo nuevo, fascinante y extraño. La editorial Lumen acaba de publicar sus Cuentos completos ahora que se cumplen cien años de su nacimiento. En España ya habían aparecido dos libros de relatos: Una cortina de follaje y Las manzanas doradas, ambos en Anagrama. La edición de Lumen incluye, además de esos dos títulos, La red grande, La novia del 'Innisfallen' y dos relatos más que fueron publicados en revistas.
Una cámara fotográfica fue la primera herramienta de trabajo de Welty. Algo de la visión de la fotógrafa que fue impregna sus relatos: la sabiduría para enfocar allí donde late la historia. "Una mente visual es la mejor taquigrafía que un escritor puede desear", decía. Welty estudió publicidad en la Universidad de Columbia y, al regresar a Jackson, encontró un trabajo en la Administración que le llevó a recorrer su Estado en los años de la Depresión. Lo que vio la perturbó y fascinó al mismo tiempo. Con una cámara barata sacó cientos de fotografías, que revelaba por la noche en la cocina de su casa. Fueron expuestas en Nueva York en 1936, el mismo año en que logró vender a una pequeña revista su primer relato, Death of a Traveling Salesman. Welty se inclinó por la escritura. "Mucho antes de que empezara a escribir, escuché con atención las historias", declaró en 1984. "Los niños que escuchan saben que las historias están allí. Cuando sus mayores se sientan y empiezan, los niños ya están esperando que aparezcan, como un ratón que sale de su agujero". En 1971, Random House publicó una colección de estas fotos, One Time, One Place: Mississippi in the Depresión. Los textos de Welty son descriptivos y sugerentes, como sus fotos, pero mucho más perturbadores y misteriosos. No obstante, conservó el ojo del fotógrafo. Cuando en Estados Unidos publicaron sus Cuentos completos, Welty declaró: "Fue una sensación muy extraña. Como ver revelar un negativo, la imagen apareciendo lentamente ante tus ojos. Fue como recuperar la memoria".
La edición de los Cuentos completos, por primera vez en castellano, que ahora presenta Lumen, es una excelente noticia. Lástima que el volumen no vaya acompañado de un prólogo sobre una autora cuyo agente clamaba que "el editor que rechazara sus cuentos debería ser fustigado". Como diría uno de los personajes de Welty: "Si no te puedes fiar de una editorial de confianza, ¿de quién te puedes fiar?".
William Faulkner entrevistat per Jean Stein (1956).
ANNA GUITART Quan l’entrevista és literatura Ara llegim 5|12|2020
Una vegada vaig entrevistar l’escriptor britànic Martin Amis davant d’un lavabo. No he pogut oblidar-ho perquè la gent que volia utilitzar-lo interrompia la nostra conversa constantment. Em sembla que no he passat mai tanta vergonya davant d’un autor. Era una entrevista per a la televisió, i qui va triar el lloc on la fèiem, un bar preciós, no es va adonar que la nostra taula quedava just al mig de l’accés al lavabo. No teníem temps per canviar d’espai, així que cada cop que els clients hi volien anar, passaven per darrere nostre. Encara ara no entenc que Martin Amis no s’aixequés i marxés.
Això no li va passar a Francisca Riviere quan va entrevistar l’autor l’any 1998. De fet, es va trobar amb ell diverses vegades, i gràcies a això la conversa que va publicar és rica, interessant i divertida, com quan Amis intenta descriure els lectors que fan cua perquè els signi els seus llibres. Per a mi, aquesta és la marca The Paris Review, la revista literària on es va publicar. Fundada el 1953 a París, pràcticament des d’aleshores les seves entrevistes s’han convertit en referents. Els escriptors hi parlen de les seves obres, de per què escriuen i de com ho fan, però també d’aspectes de la seva vida més o menys relacionats amb l’escriptura que ajuden a construir-ne retrats molt interessants. Són peces fetes amb temps i coneixement dels autors, plenes de detalls i sempre molt ben escrites.
La revista s’edita en anglès, però ara es pot llegir una selecció de 100 entrevistes en castellà gràcies a la publicació de The Paris Review. Entrevistas (1984-2012), editat per Acantilado i traduït per María Belmonte, Javier Calvo, Gonzalo Fernández Gómez i Francisco López Martín. No m’estranya que hi hagin participat quatre traductors: és un projecte que s’ha fet al llarg de vuit anys i que té més de 2.800 pàgines. Una autèntica meravella on apareixen noms com Raymond Carver, Céline, Toni Morrison, Kenzaburo Oé, Ray Bradbury, William Faulkner, Nadine Gordimer, Jack Kerouack o Isak Dinesen. Així fins a cent. Jo el vaig començar amb la magnífica Dorothy Parker i no em va decebre. Quina és la seva font d’inspiració? Resposta: “La necessitat de diners, estimada”.
Com pot ser de fals el més profund de tots els llibres
quan pretenem aplicar-lo a la vida. Llum d’agost, William Faulkner
XAVI AYÉN El país que només discutia de Faulkner
La Vanguardia
13|6|2019
La intervenció de l’advocat Javier Melero dibuixa una comunitat imaginària en què no hi ha més disputes que les literàries
Dimarts, al judici del procés, l’advocat de Joaquim Forn, Javier Melero, va tancar el seu al·legat recordant una escena de la pel·lícula Amanece, que no es poco (1989) en què “el guàrdia civil, el català Sazatornil, deia que el problema d’ordre públic més important que podia produir-se era criticar William Faulkner perquè allà tots eren fanàtics de Llum d’agost. Doncs això espero, que reconstruïm una Espanya on només ens discutim per William Faulkner”. A la pel·lícula dirigida per José Luis Cuerda, en efecte, un escriptor argentí establert al poble sent la severa reprimenda de l’autoritat encarnada per José Sazatornil, que, després de recriminar-li el seu matrimoni heterodox i el barret que porta, exclama: “I ara, per rematar-ho, em diuen aquests amics que ha escrit Llum d’agost, la novel·la de Fulkner (sic), de William Fulkner! Vostè no en podia haver plagiat cap més? Que no sap que en aquest poble és veritable devoció el que sentim cap a Fulkner?”. Abans de emportar-se’l detingut, el condueix davant el capellà, interpretat per Cassen, perquè el confessi d’un pecat tan gros.
L’escriptor Enrique Vila-Matas explica que “a finals dels seixanta, llegint Una meditación de Juan Benet –admirador evident de la seva obra– vaig arribar a Faulkner, de qui sent jo extremament jove havia sentit a parlar a Gabriel Ferrater, que solia dir que l’havia llegit molt, però que no en recordava res, tret que era ‘una bèstia racista’. Em va impressionar Santuario, encara que el vaig llegir en una traducció sembla que pèssima de la col·lecció Austral. Però, encara que estigués mal traduït, un es feia una idea de la complexitat i intel·ligència del que s’hi narrava. Bolaño sí que era un bon coneixedor de l’obra de Faulkner. Vaig descobrir fa poc que la preciosa i misteriosa citació de Faulkner que encapçalava Estrella distante (“Quina estrella cau sense que ningú no la miri?”) no era apòcrifa com tants dels seus lectors creien sinó que pertanyia a The marble faun and a green bough: ‘What star is there that falls, with none to watch it?’”.
Cada any es publiquen edicions noves dels llibres de Faulkner, en editorials com Edicions de 1984, Alfaguara, DeBolsillo, Navona, Alianza, Cátedra, Anagrama... Josep Cots, editor de 1984, acaba de publicar Mentre em moria i, per al 2020, anuncia Palmeres salvatges. En destaca “la seva extraordinària capacitat descriptiva i profunditat psicològica. Yoknapatawpha, el seu comtat imaginari, concentra tots els elements de la societat contemporània, l’Amèrica profunda. Té una capacitat de llenguatge brutal, amb una construcció totalment experimental, sempre en diversos plans, mai lineal. I tot amb referències als clàssics i la mitologia”.
La traductora al català Esther Tallada confessa: “La primera vegada que m’ho van proposar ho vaig rebutjar pensant que era molta feina. Ha estat extremament difícil –i estimulant– amb aquelles frases tan llargues que avancen i retrocedeixen, fent ziga-zagues, i al final t’adones que eren circulars, perquè acaben com comencen”. Un altre aspecte complex és “el llenguatge col·loquial, i les seves paraules inventades, entre 80 i 100 només a Llum d’agost”.
La discussió entre partidaris i detractors no és fictícia. La nèmesi de Faulkner és Hemingway, l’home de les frases curtes, i tots dos van intercanviar en vida retrets considerables. Faulkner opinava que la prosa de Hemingway era simple i sense audàcia, va dir d’ell que no s’enfilava mai a cap branca i que “per llegir-lo ni tan sols cal el diccionari”. La rèplica de l’autor d’El vell i la mar, de Nobel a Nobel, va ser: “Pobre Faulkner. Creu realment que les grans emocions provenen de les grans paraules? Ell creu que jo no sé paraules enrevessades. Les sé totes. Però hi ha altres paraules, més antigues, més simples i millors, i aquestes són les que jo faig servir”.
En webs com Goodreads també es troben opinions negatives de lectors actuals, que veuen Faulkner “massa complex” o que senzillament confessen que no han entès res de parts de les novel·les. “Vaig trobar un dia una pàgina amb Consells per llegir Faulkner –explica Tallada– i allà deien que cal no atabalar-se si no s’entén exactament tot, que es tracta de copsar la sensació, deixar-se portar”.
Miriam Paulo, la seva editora a DeBolsillo, explica que “no és un autor de grans vendes però sí d’un fons que es va venent amb constància cada any, té lectors fidels. En una enquesta que vam fer a Penguin, apareixia entre els clàssics que més marcaven els lectors, sobretot amb El soroll i la fúria”.
Un faulknerià confés, el blogaire literari Jan Arimany, destaca “la llibertat que desprèn el seu estil i com entra en la mentalitat dels personatges. Encara que es tracti d’un autista, no tan sols t’ho fa comprendre sinó viure-ho en primera persona”. Arimany creu que el problema dels que el rebutgen “es deu al fet que sovint comencen amb El soroll i la fúria, dels més complicats, i és millor entrar, per exemple, amb Llum d’agost. No conec ningú que faci aquest recorregut i el rebutgi”.
Com veieu, hi ha tema de debat per a aquell futur molt llunyà quan, a les tavernes i al transport públic, ens demanarem: “I tu, ets de Hemingway o de Faulkner?”.