Zweig me dijo alguna vez que Joseph Roth era un autor genial, más grande aún que él mismo. Escribió con suma admiración y comprensión sobre las novelas de Roth, recomendó sus libros a sus propios editores norteamericanos e ingleses, le dió consejos literarios, dietéticos y eróticos, además de "prestarle" y regalarle módicas cantidades de dinero; muy módicas, si uno sabe cuánto dejó tras de sí Stefan Zweig.
[...]Zweig intervino con todo su peso literario a favor de Roth. Ayudaba noblemente, con su influencia y su dinero, a numerosos escritores en muchos países; como Roth era, de todos ellos, el autor que Zweig tenía por modelo de verdadero poeta, actuó siempre en su caso como un mecenas solvente, aunque también tacaño.
En lo que se refiere al propio Roth, ofreció dinero y ayuda prácticamente a todos los que acudieron a él, dignos e indignos, sin distinción de persona. Siempre escaso de dinero, muchas veces repartía, cuando recibía una suma superior a su tren de vida, una tercera parte, o la mitad, entre personas próximas que estaban en apuros, se tratara de colegas o de refugiados de cualquier tipo o nacionalidad. Regaló tiempo, energía y dinero a manos llenas, fue un despilfarrador de buen corazón, más para los demás que para sí, hasta el punto de derrochar su vida.
Hermann Kesten, fragment del prefaci de Joseph Roth: Cartas (1911-1939). Acantilado, 2009.
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210. A STEFAN ZWEIG
Rapperwil am Zürichsee,
23 de septiembre de 1932
Muy distinguido, querido Stefan Zweig:
Me repugna, por supuesto, escribirle esto: El señor Landauer (de la editorial Kiepenheuer) me insta a pedirle a usted, en caso de que quisiera escribir sobre La marcha Radetzky, así como a Otto Zarek, que escribe sobre mí en el Vossische, que se determine a "no ponerme a caldo". Soy tan dependiente de los deseos del señor Landauer y estoy tan asqueado de toda la escritura, la editorial, sus deseos, las recensiones, que se lo comunico a usted sin rodeos, simplemente para poder decirle a la editorial que he hecho lo que desea. ¡Es repugnante, para vomitar! Sé bien que usted sabe con qué franqueza hablo. Cuando reflexiono "razonablemente", no puedo dejar de darle la razón a Landauer. Es mi amigo. No quiero mentirle a él, ni tampoco a usted. Quiero poder decirle que he hecho lo que desea.
Espero que no influya lo más mínimo en nuestra relación. Vivo de Landauer, tengo que escribirle a usted y le escribo esta nauseabunda cosa repugnante y espero que me comprenda bien...
Su viejo amigo
J.R.
Hotel Schwanen
Curiós i divertit que avui aquest tal Joseph Roth aparegui en dos blogs. Coses de fantasmes jungians?
ResponEliminaEn tot cas, la carta és IMPRESSIONANT. M'emociona.
Res de fantasmes, Lluís, això és cosa del dimoni!!! Quin homenatge (casual?).
ResponEliminaLa carta és magnífica. Misèries dels escriptors, oi?
Que n'arriba a ser de bo en Roth.
Renoi amb la carta.
ResponEliminaHonest. Potser algú diria que és "poc elegant" i no obstant a mi em sembla justament el contrari.
D'això se'n podria dir "parlar franc", oi, Eulàlia?
ResponEliminaVes a saber en quin estat va escriure la carta...
ResponEliminaRoth i Zweig junts en un post! No puc demanar més! Al meravellós "Huida y fin de Joseph Roth" de Soma Morgenstern apareixen moltíssimes anècdotes protagonitzades per aquests dos personatges. Es veu que Roth no suportava la dona de Zweig i que, com diu la primera carta, Zweig va deixar (en el fons, donar) moltíssims diners a Roth, que aquest va invertir en les seves aficions alcohòliques.
ResponEliminaSalutacions!
Pos pa mi que una mica "perjudicat", Veí, ja saps, in vino veritas...
ResponEliminaGràcies per la referència, David.
ResponEliminaAra com ara, passo uns dies acompanyada d'aquest parell. De Zweig, llegeixo un llibret sobre Balzac, DICKENS i Dostoievski. Tres mestres, es titula. I de Roth, doncs la correspondència que cito. Un dia d'aquests penjaré una altra carta.