A en Ferran Genís, l'únic lector de Macedonio Fernández que conec.
ES UN GRAN DESCONOCIDO todavía hoy, casi un escritor para especialistas y de alguna manera es una gran culpa de todos nosotros y de los recintos universitarios que Macedonio Fernández en general sea tan poco conocido porque, incluso habiendo hecho una obra de muy poca extensión, es de una enorme riqueza. Ahí el sentido del humor se mostró para mí por primera vez como un potenciador de las cosas más serias y profundas.Profesionalmente Macedonio Fernández era un filósofo y escribió textos, quizá los más famosos de él, que contienen teorías y disertaciones filosóficas en un alto grado de complejidad. Él sabía presentarlo todo, mostrarlo y enriquecerlo con un sentido del humor absolutamente extraordinario que asomaba a veces en pequeños aforismos, pequeñas frases que bruscamente daban vuelta a una situación. Un aforismo de Macedonio Fernández por ejemplo es éste: «Al concierto de piano de la señorita López faltó tanta gente que si llega a faltar uno más no cabe». La misma inversión: convertir ese terrible vacío en una especie de plenitud total de lo negativo.
En su vida personal Macedonio decía cosas maravillosas. Tenía un complejo; era muy pequeñito y en general los hombres muy pequeñitos, como las mujeres muy altas, no se sienten demasiado cómodos en algunas circunstancias y no les gusta que se lo recuerden demasiado. Sus amigos sabían muy bien que no había que hablarle de su estatura porque se enojaba. Un día, una señora que no lo sabía le preguntó en una fiesta: «¿Y usted cuánto mide, don Macedonio?». Y Macedonio le dijo: «Señora, tengo la estatura suficiente para llegar al suelo». Este tipo de humor lo introdujo en mucho de lo que escribió y nos enseñó a los jóvenes de ese tiempo que, si sabíamos asimilarlo y utilizarlo, teníamos también en el humor no un auxiliar sino uno de los componentes más valiosos y más fecundos que las armas literarias pueden dar a un escritor.
Julio Cortázar. Clases de literatura. Berkeley, 1980. Edició de Carles Álvarez Garriga. Alfaguara, 2013. P. 161-162.
«Yo nací en Buenos Aires en 1874. No fue en ese preciso momento, claro, sino cuando J.L.Borges resolvió «citarme» y lo hizo con tan pocas reservas en su elogio que a causa del riesgo terrible al que se exponía con tanta vehemencia yo aparecía, incluso, como el autor de todo lo bueno que él había escrito. En realidad, mi talento es el resultado de la usurpación de su obra y de una confusión con ella». Macedonio dixit.
ResponEliminaAcabo de recordar una anècdota (apòcrifa, diuen) de Gombrowicz:
ResponEliminaAl pie del barco que lo llevaría de vuelta no a Polonia pero sí a Europa, cuando su obra ya era reconocida y traducida a otros idiomas y el exilio argentino lo había transformado en un escritor doblemente periférico, Gombrowicz fue abordado por un periodista que lo cuestionó sobre el futuro inmediato de la literatura argentina. La pregunta final del periodista fue más o menos la siguiente: "¿Qué tienen que hacer los argentinos para adquirir la deseada madurez literaria?", a lo que Gombrowicz contestó: "¡Maten a Borges!". Después de dar la mítica y enigmática respuesta, Gombrowicz subiría de manera apresurada al barco que lo exiliaría para siempre de Argentina.
Uhmmm, aquest apunt (i els mati-auto-comentaris!) fan olor d'"Stoner"? O m'equivoco? En qualsevol cas, m'agraden.
ResponEliminaSU
Potser sí que tot plegat stoneja una mica, Su, però ha set involuntari. En qualsevol cas, aprofitem-ho i calfem motors, que la cosa és imminent. L'he començat a llegir per segon cop en ma vida (l'Stoner, vull dir) i resulta que encara m'agrada més que la primera vegada. Quina sort, la meva.
EliminaSom molt afortunades, Mati, per rellegir l'"Stoner" i per moltes coses més, oi?
EliminaSU
Oi.
EliminaMireu el que diu Macedonio Fernández només amb dos versos:
ResponEliminaAmor se fue; mientras duró de todo hizo placer.
Cuabdi se fue nada quedó que no doliera.
P.S.
Ui l'Stoner! A mi em va entusiasmar. I Canadà, l'has llegit Canadà? És una joia de principi a fi.
Salutacions, matilde i llegidors.
Repeteixo el poema perquè està molt mal transcrit:
ResponEliminaAmor se fue; mientras duró de todo hizo placer.
Cuando se fue nada quedó que no doliera.
Sorry.
Gràcies pels versos, Glòria. Ara ja puc dir que conec dos lectors de Macedonio Fernández!
EliminaP.S.: Encara no he llegit Canadà, però ets la tercera persona que me'l recomana ferventment, així que m'hi hauré de posar.