dilluns, 30 de desembre del 2013

a ton pare vas que llegeixes la regenta



«En mayo de 1885 ocurrió en Oviedo un cierto incidente: un padre sorprendió a su hijo leyendo una novela. El hecho parece indiferente; no lo es. ¿No podrá un hijo de familia leer una novela? Sí y no: sí, con tal de que la novela sea anodina; no, si la novela es como La Regenta, de Clarín. Y La Regenta, el primer tomo de La Regenta, es lo que el mozo de la historia, historia verdadera, estaba leyendo. Se sulfuró el padre: se disculpó el hijo. Y la disculpa fue decir que la novela se la habían regalado. ¿Quién se la regaló? Su profesor: un profesor que regala novela, sus novelas, es cosa rara. Pero esta rareza ocurrió en Oviedo. Se divulgó la especie; se supo que no sólo a este joven, sino a otros veintiocho jóvenes, discípulos todos de don Leopoldo Alas, había regalado el catedrático sendos ejemplares del primer tomo de su novela. Cundió la alarma por Oviedo: todo indignación fue en la historia de Oviedo. Había que formular, como en estos casos es de cajón, una protesta. Y se formuló con voz autorizada y sapiente. Claro que, a su vez, Clarín había de protestar: protestar contra la protesta. Y sus discípulos también: en una nota firmada por los veintinueve discípulos, éstos dicen que no les ha regalado su profesor ninguna novela. Tengo ante la vista esa nota: el primer firmante es Gaspar C. Jovellanos; el último Joaquín Márquez Hernández; entre los firmantes figuran Ángel Corujo y Leopoldo Palacios. Clarín publicó también una larga carta en El Eco de Asturias, fechada el 12 de mayo de 1885». [Azorín. Abc, 11 d'octubre de 1947]
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La voz sabia y autorizada que señala Azorín en su artículo corresponde a Fray Ramón Martínez Vigil, obispo a la sazón en Oviedo. En una pastoral fechada el 25 de abril de 1885, el mencionado obispo se ampara en la Constitución para recordar que el catolicismo es la Religión del Estado y tolera -lo que ya es demasiado para el citado obispo- las opiniones religiosas y el ejercicio privado de su respectivo culto, salvo el respeto debido a la moral cristiana, pues «en muchas cátedras oficiales, sostenidas por los contribuyentes católicos, se salta por encima de esas dos barreras que la Constitución opone al error y se hace propaganda pública del ateísmo y de la corrupción. No hace muchos días que recibieron todos los alumnos de una cátedra de Derecho, como galardón y como estímulo, un libro saturado de erotismo, de escarnio a las prácticas cristianas y de alusiones injuriosas a respetabilísimas personas» (Pastoral, 25 de abril de 1885). Fray Ramón Vigil se lamenta también del silencio del claustro, tan punzante y disconforme en unos asuntos, pero tan silencioso en otros, como en el citado caso. Al final, el obispo de Oviedo llega a calificativos harto injuriosos contra la persona de Clarín, pues lo define como salteador de honras ajenas.
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«Juro por Dios, y empeño mi palabra de honor que es absolutamente falso cuanto dice la pastoral sobre el reparto de libros en cátedra. Ni dentro ni fuera de la cátedra he dado a uno solo de mis discípulos, cuanto más a todos, un solo ejemplar de mi novela; ni por accidente la he mentado en clase». [Carta de Clarín, adreçada al bisbe, publicada a El Eco de Asturias l'12 de maig de 1885]
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«Muy Sr. mío: Si como Vd. afirma en su carta de 11 del corriente, y yo creo, no ha distribuido a sus discípulos el libro comprendido, o que algunos creen aludido, en mi pastoral del 25 del mes último, me complazco en ello y por ello le felicito. -Soy su affmo. s.s. y capellán q.b.s.m.- El Obispo de Oviedo ». [Carta privada del bisbe a Clarín, 15 maig de 1885].


Enrique Rubio Cremades. La Regenta, de Clarín. Síntesis, 2006. P. 61- 63.




2 comentaris:

  1. Deia Clarín que, atès que vivia (o almenys sopava) gràcies als seus llibres, seria de ruc anar-los regalant pels puestos.

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    1. Exacte, per molt frugal que fos l'home, un àpat consistent al dia és cosa sana!

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