dissabte, 30 de maig del 2015

pregunta al bibliotecari



NYPL, #letmelibrarianthatforyou.

¿Quién resolvía nuestras dudas antes de Google?
 En la Biblioteca Pública de Nueva York presumen de ser los precursores del famoso buscador desarrollado en 1997 por Larry Page y Sergey Brin

Ya es como comer cuando tenemos hambre o beber cuando tenemos sed. Cuando una duda asalta nuestra mente, una de nuestras primeras medidas (sino la primera) es «googlear». Pero el más célebre de los motores de búsqueda no ha alcanzado ni siquiera la mayoría de edad...¿a dónde se dirigían las preguntas en la «era pre-Google»?
En el blog de la Biblioteca Pública de Nueva York presumen de ser los precursores del famoso buscador desarrollado en 1997 por Larry Page y Sergey Brin. ¿En qué fundamentan esta afirmación? En el contenido de una caja donde los visitantes de la biblioteca dejaban sus preguntas entre 1940 y 1980. Lo cierto es que muchas de ellas recuerdan más a las que se formulan en otro conocido servicio de la red, «Yahoo Answers».
Porque, al contrario de lo que cabría esperar tirando de sentido común, las dudas que llegaban a ese buzón no se limitaban a cuestiones sobre libros o sobre los servicios de la biblioteca. Ni muchísimo menos. Así lo retrata la transcripción de una llamada telefónica fechada el 13 de septiembre de 1947: «¿Es este el lugar donde formular las preguntas para las que no soy capaz de encontrar respuestas?».
¡Desde luego que era el lugar! Como dice el escritor Neil Gaiman, «Google puede darte 100.000 respuestas, un bibliotecario te dará la correcta». Justo eso era lo que esperaba una mujer que dejó un mensaje en el contestador automático de la biblioteca neoyorquina el 1 de enero de 1967. «He ido a una fiesta de Nochevieja y me quedé a dormir en la casa de forma inesperada. No conozco bien a los anfitriones, ¿debo enviarles una nota de agradecimiento? Por otro lado, cuando conoces a alguien y sabes que tiene 27 millones de dólares y también su nacionalidad, ¿cómo puedes conseguir su nombre?».
Lo cierto es que los documentos atesorados en esa caja no tienen desperdicio. «Cuando uno tiene invitados, ¿a quién debe besar primero?», preguntó un lector preocupado por el protocolo, allá por 1946. «El arma con que Oswald disparó al presidente Kennedy, ¿ha sido devuelta a la familia?», curioseaba otro en 1967.
La Biblioteca Pública de Nueva York ha decidido compartir su desternillante hallazgo y cada lunes publica en su cuenta de Instagram una foto de alguna de esas tarjetas usando el «hashtag» #letmelibrarianthatforyou. Y no te preocupes, porque si tienes alguna duda y no te llevas bien con Google, siempre puedes recurrir a su generoso servicio de atención al público.Claro que, utilizando el correo electrónico, no será lo mismo que antes.

ABC Tecnología. 5|1|2015.


2 comentaris:

  1. Quan ho vaig llegir, vaig estar a punt de passar-t'ho; però ja sabia que no se t'escapa una.

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    1. Tinc el congelador a petar, Allau, però em tranquil·litza saber que compto amb proveïdors pa que no me falte de ná. És bonic.

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