dimarts, 7 d’octubre del 2025

els talibans esborren els llibres escrits per dones

 

Ara
Els talibans esborren els llibres escrits per dones
20|9|2025

 

A les universitats de l'Afganistan, on només poden estudiar homes, a partir d'ara tampoc no s'hi poden llegir llibres que hagin estat escrits per dones: estan prohibits. El govern talibà ha retirat els títols on les autores fossin dones del sistema d'ensenyament universitari, dins d'un conjunt de noves directrius que va aprovar a finals d'agost i que la BBC ha pogut verificar. Les noves normes també inclouen la prohibició d'ensenyar fins a 18 assignatures que tracten temes relatius a les dones, com gènere i desenvolupament, el paper de les dones en la comunicació o sociologia de les dones, que ja no es podran impartir perquè es consideren "en conflicte amb els principis de la xaria".

Ensenyaments sobre drets humans i sobre assetjament sexual queden exclosos del currículum i fins a 680 llibres són eliminats del sistema universitari perquè, segons les noves directrius, es consideren "preocupants" per les "polítiques antixaria i talibanes" que inclourien. Els llibres que simplement han estat escrits per dones, alguns tan asèptics com un de titulat Seguretat al laboratori químic, també s'hauran de retirar de les universitats.

La croada dels talibans contra els drets de les dones va arrencar de seguida que van arribar al poder amb mesures com prohibir la presència de les dones als esports o a la televisió, i ha continuat fins al punt de prohibir el so públic de les veus femenines. Una de les seves últimes vies de formació es va acabar a finals del 2024, quan fins i tot els cursos de llevadora es van tancar. A això s'hi afegeixen cada cop més restriccions.

A més dels llibres escrits per dones, les noves directrius universitàries prohibeixen també llibres d'autors o editors iranians, una mesura pensada, segons va explicar al mitjà britànic un membre del panel de revisió de llibres, per "evitar la infiltració de contingut iranià" al currículum afganès. A la llista de 50 pàgines enviada a totes les universitats de l'Afganistan hi ha 679 títols que cal eliminar del currículum.

"Tenint en compte el que han fet els talibans durant els últims quatre anys, no era forassenyat esperar que imposesin canvis en el currículum. Donades la mentalitat i les polítiques misògines dels talibans, és natural que quan a les dones no se'ls permet estudiar també se suprimeixin les seves opinions, idees i escrits", deia a la BBC Zakia Adeli, viceministra de Justícia abans del retorn dels talibans i una de les autores que han trobat els seus llibres a la llista de títols prohibits.

 

dilluns, 6 d’octubre del 2025

l'espectre de gazdànov


RICARD RUIZ GARZON
El espectro de Gazdánov
elPeriódico
5|5|2015


Un hombre mata a otro en la guerra. Muchos años después, lee casualmente en un libro ajeno la crónica de ese asesinato, con todos sus detalles, hasta el más insignificante, pero desde el punto de vista... ¡de la víctima! ¿Qué ha ocurrido? Sobre tan fascinante premisa, después ampliada mediante amores, azares y batallas -además de una prosa envolvente y una intensa reflexión sobre la identidad, el peso del ayer y las formas de intentar superar la muerte- se erige el que en las últimas semanas se ha convertido en libro de culto, un secreto a voces cuyo boca oreja, bien merecido, resarce una antigua injusticia. Se trata de El espectro de Aleksandr Wolf, de Gaito Gazdánov (Acantilado).

Considerado a veces «el más francés de los escritores rusos» y comparado con Camus por sus novelas negras existencialistas, Gazdánov (1903-1971) fue un exiliado que vivió 24 años ejerciendo en París de taxista, y que solo en las dos últimas décadas se ha visto realmente rescatado, primero en Rusia por su biógrafo Laszlo Dienes y después en Francia, Alemania, Inglaterra y, ahora, España. Que las apenas 150 páginas de El espectro de Aleksadr Wolf, ejemplarmente traducido por una María García Barris que mejora así la edición de 1955 en Caralt (y que se suma a la argentina de 2014 en La Bestia Equilátera), permita popularizar por fin a Gazdánov es una excelente noticia, aunque ha habido otros intentos: en 2010, por ejemplo, la más que recomendable editorial Sajalín publicó de forma pionera Caminos nocturnos, donde el autor recuperaba sus horas en taxi para trazar un crudo retrato de diversos submundos. Y un año más tarde, sus traductores, creadores de Nevsky Prospects, publicaron en esta editorial Una noche con Claire, la opera prima que unió a Gazdánov y Nabokov como promesas. Son títulos necesarios, a los que es de esperar que pronto se sume El retorno del Buda.

Si con todo ello más gente lee al Gazdánov que la política apartó de su destino, empezará a haber por fin otra vocación redimida, aunque sea solo en espíritu, en la auténtica república de las letras.

 

diumenge, 5 d’octubre del 2025

anatomia del llibre

 


dissabte, 4 d’octubre del 2025

the librarians


MARÍA RAMÍREZ
Las bibliotecarias que arriesgan hasta la vida contra la ofensiva censora en EEUU
elDiario.es
26|9|2025


El documental ‘The Librarians’ retrata a las mujeres que resisten ante la cruzada de legisladores y activistas conservadores en bibliotecas escolares que empezó en Texas, Florida y Luisiana y se ha extendido por todo el país

Una mujer habla a contraluz delante de una ventana. Sólo se ve su silueta oscurecida y a ratos destellos de sus gafas. Un subtítulo la identifica como “bibliotecaria anónima” de Texas que ha sufrido acoso por cuestionar la eliminación de libros respaldada por el gobernador de su estado.

“Nunca se nos ocurrió que nos atacarían, nunca pensé que estaríamos en la primera línea… Somos guardianes del espacio, de los recursos, de la gente. Ahora nos han puesto en el frente y tenemos que contar nuestra historia”, dice la bibliotecaria de Texas en el arranque del documental The Librarians, que se ha estrenado este viernes en los cines del Reino Unido y llega la semana próxima a las pantallas en Estados Unidos. 

El miedo no es infundado. Las heroínas de este documental, que salen en su mayoría a cara descubierta, cuentan sus despidos, los emails intimidatorios y las amenazas físicas, incluso de hombres con pistola que hablan abiertamente de matar a las bibliotecarias o los concejales que las apoyen. Un congreso de bibliotecarios en Estados Unidos es ahora un evento con medidas de seguridad reforzadas. “Si me hubieras dicho hace unos años que un congreso de bibliotecarios iba a necesitar esto, habría dicho que estás loca”, dice una bibliotecaria a la cámara...


Aquí, la resta de l'article.



divendres, 3 d’octubre del 2025

la biblioteca


RAFA CABELEIRA
La biblioteca
El progreso de Lugo
21|9|2025


Mea culpa: nunca había pisado una biblioteca pública y permítanme que insista en lo de pública (hay mucha malicia entre la competencia esperando cualquier tropiezo). En Campelo, hasta hace nada, ni siquiera teníamos. Y la que hay ahora tampoco es para tirar cohetes: si alguien va buscando mi libro (Alienación indebida, Círculo de Tiza), que no pierda el tiempo. Ni que fuera yo de Combarro, o de Marín. Lo que quiero decir es que las bibliotecas son un tesoro, aunque a veces demasiado enterrado y lejos del ánimo de quienes más las necesitan. Tener un edificio con estanterías y cuatro títulos mal contados no convierte a un pueblo en cuna de lectores: tan solo convierte al alcalde y al concejal de cultura en alguien con un buen discurso para el pleno.

Primer error: votar a cualquier partido que prometa una piscina municipal antes que más bibliotecas. Como si nadar, teniendo el mar a un paso de casa, fuese una cuestión ideológica. Segundo: tratar las bibliotecas como un número en un Excel con el tampón del ayuntamiento, sin valor, sin repercusión, como si fueran marquesinas, metros de asfaltado o farolas. En mi generación leíamos más comprando y compartiendo libros, heredando ejemplares ajados y subrayados, que la chavalería actual con un edificio medio vacío y un cartel de “biblioteca” en la puerta. Ojalá haber dispuesto de una durante la infancia: un lugar donde encontrarte a Stevenson o a García Márquez sin que nadie te recordara lo mucho que cuesta traer el pan a casa para que tú andes dándotelas de caprichoso. Una biblioteca es más que un almacén: es un refugio, una grieta y hasta un salvoconducto camino de la madurez.

Que leer parezca un capricho es de traca. Tengo un amigo, pongamos que se llama Iván, que lo sufrió en sus propias carnes: el cuarto hermano de una familia trabajadora y admirable, muy querida, al que apedreaban —literal o figuradamente— si lo descubrían con un libro en la mano. Leer no era un derecho para nuestra generación, era un lujo sospechoso. Y ya se sabe cómo se castiga en los pueblos a los caprichosos: si suspendes, fuera libros; si protestas, a la faena; si te despistas, a remar. Sin biblioteca que te salve, solo queda el mercado negro, la clandestinidad y la vergüenza. ¿Qué hacer con tu vida mientras los demás chavales van al marisqueo, desmontan motores o rozan ladrillo? ¿Ponerte a leer? Culpable.

Esta semana me estrené en una biblioteca pública. Tarde, sí. Pero vaya conquista. Un sitio donde leer sin que tu entorno te entierre en rumores ni en chismorreos de barra. Allí vi a inmigrantes —negros, si lo quieren en bruto— leyendo a John Grisham, Stephen King y hasta a Arturo Pérez-Reverte. Impresiona descubrir a un africano con pinta de rapero metido en las tripas de Alatriste, mientras en la plaza de al lado los de siempre deciden que la cultura no sirve para nada. Y pensé: en lugar de delinquir, en lugar de dar la razón a los que solo ven amenazas, allí estaban absorbiendo cultura. Sin molestar a nadie y sin nadie que los miraba raro. Solo leían, como si eso fuera lo más normal del mundo. Qué revolucionario resulta, todavía, sentarse en silencio con un libro delante, sobre todo cuando vienes de tan lejos buscando una vida normal. 

El mundo acabará siendo de los capullos, eso seguro, pero no de los capullos que leen. Menudo planeta este donde la biblioteca es un lujo y conducir a 120 km/h un derecho inalienable. Igualdad, dicen. Mis pelotas. La cosa cambiaría con más bibliotecas que autoescuelas, pero lo primero no da dinero rápido, apenas buenas fotos en campaña. "No rascas bola, desgraciado", me sueltan mis amigos en las cenas, convencidos de que leer te aleja cada vez más de la vida real. Haber estudiado, pienso yo. Haber resistido la tentación de creerte un sabio sin haber abierto nunca un libro. Y haber entendido, de paso, que la diferencia entre una piscina y una biblioteca es la misma que existe entre flotar y pensar.


dijous, 2 d’octubre del 2025

segur que no tens temps per llegir?


IGNASI ARAGAY
Segur que no tens temps per llegir?
Ara
21|9|2025


En temps tan audiovisuals i tan estressats, llegir s'ha convertit en un acte singular i quasi revolucionari. A contracorrent. El temps de llegir és un temps preciós, que demana voluntat i determinació. "Tens temps per llegir? Carai! i com t'ho fas?"

Sense llegir, com us ho feu per estar de debò ben informats? Com us ho feu per no sentir-vos al marge de la saviesa universal? Com us ho feu per no fer el ridícul quan opineu? Com us ho feu per submergir-vos en la vida més enllà de la vostra prosaica i limitada experiència? Com estimuleu la vostra imaginació? Com us enriquiu amb noves paraules i vells mots oblidats? Com us ho feu per pensar a fons les coses que passen i us passen? Llegir és parlar amb un mateix i amb el món, és un diàleg serè i meravellós. Ens fa tolerants. És un plaer lent, és una descoberta constant, és un viatge infinit. Requereix esforç i hàbit, sí. Ara bé: la recompensa és sorprenent, meravellosa.

L'escola té un problema de comprensió lectora amb els nois i noies. Llegeixen poc i, per tant, llegeixen malament. I d'aquí es deriven molts altres dèficits que s'arrosseguen al llarg de la seva vida d'estudiants, i més enllà. La lectura no ens fa necessàriament bones persones, però ens dona oportunitats i, per descomptat, sí que ens fa millors estudiants. No saber llegir bé d'entrada ja et desmotiva, tires la tovallola més fàcilment.

Avui dia tothom té clar que ha de tenir cura del seu cos: ha de fer exercici —sortir a córrer, anar al gimnàs, a la piscina— i s'ha d'alimentar bé. Per què tanta gent no té cura del seu cervell, per què l'exercita tan poc amb la lectura, que és el millor gimnàs mental? La lectura sincopada i fragmentària que fem amb el mòbil no és suficient. És com atipar-se de menjar ràpid precuinat. Parlo de la lectura reposada i concentrada, amb un llibre a la mà i sense presses. Aquesta és la bona, la sana. I la plaent. Quan t'hi acostumes, llegir passa de ser una obligació a ser un plaer. Un plaer senzill i barat: les biblioteques són plenes de llibres gratis. No cal ser ni ric ni intel·lectual, per llegir. Està a l'abast de tothom. 

Com ho podem fer per tenir adolescents i joves que siguin lectors? Aquesta és la qüestió. La gran qüestió que segur que es debatrà a la setmana del Llibre en Català que ara comença. És la pregunta clau per al progrés social, econòmic i cultural, per fer un país i un món millors. Ens la fem prou, aquesta pregunta? Se la fa el govern? Se la fan els mestres? Se la fan els pares? El senyor Trump es veu que no ha llegit un llibre des de fa dècades. Es nota. És un humà notòriament mancat.

A les escoles i instituts catalans arrosseguem un baix nivell de comprensió lectora des de fa quinze anys, estem per sota de la mitjana espanyola i europea. Figurem en un lloc destacat entre els països que més hem retrocedit. Vergonya i problemàs! La Fundació Bofill ha fet un informe al respecte, un document que hauria de ser de lectura obligada per a tots els polítics i docents. Diu unes quantes obvietats. No entraré ara aquí en detalls. Només em fixaré en una obsessió que fa anys que tragino: les biblioteques escolars, que en la majoria dels casos són o bé precàries o bé inexistents. Fa dècades que les reclamem. I res. Els últims anys als centres no han parat d'entrar-hi ordinadors i iPads i de desaparèixer-ne llibres. Ara es retiren els mòbils. Tornaran els llibres?

Em diuen que hi ha converses entre les conselleries de Cultura i Educació per contractar bibliotecaris que, des de les biblioteques públiques, s'encarreguin de dinamitzar la lectura a les escoles i instituts. Fins i tot hi ha una xifra sobre la taula: 300 nous professionals. Cadascun tindria uns quants centres a càrrec seu. Seria un inici. Volem bibliotecaris entusiastes, ens calen mestres que llegeixin molt i encomanin als alumnes el goig de la lectura, volem polítics i periodistes —i influencers i esportistes i cuiners...— que llegeixin i en facin bandera.

De debò que no teniu temps per llegir? I com sobreviviu tan a la intempèrie?

 

dimecres, 1 d’octubre del 2025

silenci, es llegeix

 

CARLOS ZANÓN
Silenci, es llegeix
La Vanguardia
26|8|2025

 

Lasciate ogne speranza, voi ch'entrate, deia la inscripció que Dant va trobar a les portes de l'infern. A les portes de les 435 biblioteques públiques de catalunya i dels 16 bibliobusos per a municipis de menys de 3.000 habitants hi hauria d'haver una versió d'aquesta advertència. Alguna cosa del següent estil: Abandoneu tota sexualitat els qui aquí entreu. I és que hom entrant-hi no és que se senti ni millor persona ni meravellat per cap epifania, però sí que queda anul·lat tot desig de fornici, inclinació reproductora o mer gaudi carnal. Perquè fas dues passes cap endins i ja no ets una joguina de desig sexual. En realitat, gairebé oblides què era allò del plaer del mateix cos i dels aliens. Perquè tot això va quedar enrere i ara ets una altra cosa: Usuari de Biblioteca Pública.

Aquest efecte és temporal, ja que només dura mentre ets dins d'una biblioteca pública. Quan tornes al soroll i al carrer, la teva sexualitat torna a tu i la teva vida sexual (bona, dolenta o nul·la) també. Hi ha moltes semblances a bussejar al fons del mar. El silenci, per exemple, una mica més necessari que mai en aquests temps de crits i xerradissa constant.

És el silenci el que diferencia una biblioteca pública d'una llibreria, i és aquest silenci elevat a categoria de veritat revelada el que fa que els llibres en una llibreria semblin oportunitats de festa sense fi, i en una biblioteca pública làpides en un cementiri on només el miracle de la lectura ressuscita en l'exemplar que tries, agafes i comences a llegir. Enteneu-me, les biblioteques públiques són èxits meravellosos de la nostra societat i han permès i permeten que la cultura arribi de franc a tothom. Hi ha llibres de qualsevol índole, pel·lícules, jocs, còmics o discos, i també ha servit per saber que qui pirateja llibres roba per mandra i narcisisme. Són, doncs, l'èxit de la col·lectivització, de compartir les coses, que un altre les aprofiti, que ningú no es quedi enrere. Trobar, per casualitat, a casa teva un llibre de fotografia que havies de tornar el 6 d'abril del 1998 et recorda que també ets un ésser moral. Moral i oblidadís. 

Totes les bondats del món per a les 435 biblioteques públiques i els seus 16 bibliobusos. Amb el seu aire condicionat a l'estiu, les seves pantalles d'ordinador alliberades, roncant per a qui ho necessiti, la seva zona insonoritzada de jocs. I la seva pròpia fauna autòctona.

Ara, mentre escric aquestes notes, ha entrat una senyora amb un carretó buscant el seu marit.

Ja ha fet dues voltes entre les taules i prestatgeries i no el troba. Una infidelitat...? Que potser és al bar fent una cerveseta i mirant la tele? O a l'entrada de la mateixa biblioteca, on són els diaris, assaborint el plaer valent de llegir un diari de paper si no n'has pagat dos euros? Un plaer estrany que també es pot donar en bars i trens. Hi ha molts homes tots sols, perquè aquí la seva solitud està normalitzada. També persones excèntriques que aquí són admeses sense problema entre l'apartat dedicat al nazisme i el de Lleons, Tigres i altres Bèsties Ferotges. I gent convencional buscant novel·les i llibres de poesia, per descomptat, i colònies d'estudiants més o menys nombroses depèn de l'estació. Solitaris o en grup. La majoria amb música als auriculars portats de l'exterior per pal·liar el silenci que els asexua.

Silenci d'església, de sarcòfag. Més extrem encara. Amb qualsevol soroll (conversa, trucada al mòbil, rialles...) hi ha caps de Medusa que s'aixequen de la seva lectura i proven de destruir amb la mirada els infractors. No hi ha flexibilitat al respecte. Silenci és silenci. L'esvalotador, el maleducat, el cridaner pot ser reprès per qualsevol i qui sap si penjat dels peus d'una prestatgeria després d'haver estat castigat amb la lectura d'una comèdia de situació. El càstig pot venir dels usuaris i també dels bibliotecaris, homes i dones abnegats que sempre imagines que, en sortir del seu horari de feina, baixen fins al mar i com Camarón es posen a cantar contra les onades. Un suposa que es deuen fer bromes entre ells, explicar-se coses, potser riure, però jo no ho he presenciat.

Haver de donar exemple i l'absència de festeig fa que s'abandoni la rutina del tracte amb semblants. En la seva defensa cal dir que els usuaris poden ser peculiars, que no saben buscar referències ni els dona la gana aprendre'n. Potser és el silenci o la kriptonita sexual a les seves portes, però de viure molt en biblioteques i bibliobusos hom pot oblidar que es llegeix per desig, que es continua llegint per tornar a enamorar-se d'un llibre i que no hi ha ningú més sexi que algú llegint.


dimarts, 30 de setembre del 2025

la primera de la 19a temporada



Avui, a dos quarts de set del vespre, trobada per parlar d'en Kevin i el que sorgeixi.
Fins després, doncs!

dilluns, 29 de setembre del 2025

foscor al cor de la família


RACHEL CUSK
La foscor al cor de la família
The Guardian
4|10|2003

 

(Article publicat en anglès. La traducció és gentilesa del Sr. Google Translate)

Lionel Shriver no és una novel·lista qualsevol: és una dona amb nom d'home i una dona que s'atreveix a escriure que una mare pot odiar el seu propi fill i pot tenir motius. Rachel Cusk parla amb ella sobre assassins en massa adolescents i el llibre que cap editorial volia publicar.

En aquests temps eixalabrats, hi ha, tanmateix, coses que no pots dir; coses que potser tens menys llibertat per dir que mai. Com ara, que la paternitat -la maternitat- no és una vocació superior, sinó més aviat la convocatòria peremptòria de la biologia bruta, per molt que hagi evolucionat la política sexual.

A Amèrica, a principis d'aquest estiu, el New York Observer va informar que una versió literària dramàtica d'aquests sentiments s'havia convertit inesperadament en un èxit feminista clandestí. El llibre es deia We Need To Talk About Kevin i dones destacades es portaven còpies en bicicleta per tota Nova York. Les llibreteres demanaven físicament còpies als seus clients. La novel·lista Pearson Marx va declarar: "Aquest llibre ha donat permís a les dones per sentir coses que no se'ls permetia sentir". La mateixa editora del llibre el va qualificar de "valent".

El seu autor? Lionel Shriver, una escriptora amb nom d'home. El seu tema? Les confessions franques de disgust d'una mare de classe mitjana i amb un alt rendiment, no només per tota l'experiència de color de rosa de la criança, sinó també pel fill en si. I la història de com aquest fill arriba a complir o encarnar aquesta disgust abans, als 16 anys, de vomitar-ho tot en un acte de gran i premeditada maldat. Així doncs, la pregunta és aquesta: va néixer en Kevin un monstre, o l'ambivalència de la seva mare, obsessionada amb la seva carrera, el va convertir en un?

I, es podria afegir, això: l'autor suggereix que la maldat humana és producte d'una maternitat imperfecta? Lluny de ser una investigació lliure i franca sobre la veritat sobre la maternitat, és, de fet, un conte moral republicà que ofereix advertències fosques sobre el preu de l'alliberament de les dones? Aquestes feministes de Nova York han barrejat la seva ambivalència amb el seu antiliberalisme de retorn a l'essencial?

"Amb mi", observa Eva Khatchadourian, la mare en qüestió, del seu fill petit, "en Kevin no es deixava comprar per res tan insignificant i transitori com la llet o els bolquers secs. Si la por a l'abandonament contribuïa a un nivell de decibels que rivalitzava amb una serra circular industrial, la seva solitud mostrava una puresa existencial impressionant; no estava a punt de ser alleujada pel vol d'aquella vaca esgotada amb la seva nauseabunda onada de fluid blanc".

La "vaca esgotada" a la qual es refereix és ella mateixa. "Tu", continua, dirigint-se al seu marit, "consideraves un nen com una criatura parcial, una forma de vida més simple, que evolucionava cap a la complexitat de l'edat adulta a la vista. Però des de l'instant en què va ser posat sobre el meu pit, vaig percebre Kevin Khatchadourian com a preexistent, amb una vida interior vasta i fluctuant, la subtilesa i la intensitat de la qual, si més no, disminuirien amb l'edat. Sobretot, semblava amagat per a mi".

"We Need To Talk..." és la setena novel·la de Shriver. Les altres sis, publicades de diverses maneres aquí i als Estats Units, estan majoritàriament descatalogades. Fins ara, ha subsistit amb poques obres d'èxit literari. Ha rebut crítiques però poques vendes i, potser en conseqüència, les seves relacions amb agents i editors han estat erràtiques.

Es podria esperar que una experiència de marginació al llarg de la seva carrera, tot i que no és gens estranya, l'hagués portat a cultivar una actitud solipsista envers l'escriptura, però sembla que ha persistit en la producció de llibres motivada per un autèntic gust per interactuar, en la ficció, amb el món dels fets. De fet, els seus temes, com el seu nom, han estat força masculins: el circuit internacional de tennis (Double Fault), el terrorisme a Irlanda del Nord (The Bleeding Heart), l'antropologia (The Female Of The Species).

Però el tema de la seva nova novel·la és el més sorprenent de tots, i el més atrevit en el seu ús d'esdeveniments públics com a metàfores d'estats d'ànim privats. We Need To Talk About Kevin va ser concebuda en resposta als tiroteigs escolars de Columbine i altres llocs que van sacsejar els Estats Units durant la dècada de 1990 i van conduir als habituals qüestionaments infructuosos sobre la naturalesa de la violència, la societat i el mal. Però en aquest cas, les respostes habituals (pobresa, drogues, prejudicis) no estaven disponibles. En aquest cas, els nens dolents provenien de llars bones de classe mitjana i els seus pares semblaven tan sorpresos com tothom pel que havia passat.

Tot i això, es presumia que en algun lloc, d'alguna manera, sabien alguna cosa, havien fet alguna cosa, havien de ser responsables d'alguna manera fosca i inadmissible. Shriver sentia llàstima per aquells pares i es preguntava sobre ells: We Need To Talk About Kevin n'és el resultat. És un llibre sobre la distància perillosa que existeix entre el que sentim i el que realment estem disposats a admetre quan es tracta de la vida familiar. És un llibre sobre el que passa quan el bé occidental definitiu -un nen- aprèn que no hi ha límit a l'exercici del seu lliure albir; quan experimenta tant aquesta mercantilització com aquesta agència en un sol instant. És un llibre sobre allò de què necessitem parlar, però no podem.

Mentrestant, l'Eva Khatchadourian, filla americana de pares immigrants armenis, viu una vida en què es compleixen totes les promeses glorioses de finals del segle XX. És rica, alliberada i estimada. Sobretot, és lliure. Emprenedora i milionària quan arriba als 30 anys, mai ha tocat un sostre de vidre: tot i que ha guanyat els seus diners investigant i escrivint guies de viatges econòmics, ha viatjat per tot el món, mai ha viatjat fins als límits de la seva gàbia, la seva campana de vidre. Fins que es queda embarassada, és clar.

L'Eva i el seu marit, en Franklin, s'angoixen, com està de moda, sobre si tenir un fill i quan. Finalment, sembla que s'embarcaran en l'embaràs com l'única manera de posar fi a aquestes converses. "Almenys si em quedés embarassada", diu l'Eva, "passaria alguna cosa". El que passa no és exactament el que esperen. Abans que el fill neixi, l'Eva i en Franklin canvien; o més aviat, assumeixen les seves identitats reals. Això era una cosa que van deixar de banda a les seves llistes de pros i contres, el fet que en la paternitat, per bé o per mal, descobreixes qui ets realment. O si més no, que qui ets realment comença a significar alguna cosa.

Franklin s'esforça per ser, i és, un home americà típic: patriòtic, optimista i desagradable, que menysprea la complexitat. "Temia que massa examen pogués ferir els sentiments, com el maneig benintencionat però brutal d'una salamandra per mans grans i maldestres". Els sentiments d'Eva no són tan delicats: si mai veien la llum, podrien infligir-se algunes lesions. "Aquelles pel·lícules de la natura de salmons femelles lluitant contra el riu per pondre els ous només per desintegrar-se -ulls filmant, escates caient- em feien enfadar. Tot el temps que vaig estar embarassada de Kevin, vaig estar lluitant contra la idea de Kevin, la idea que m'havia degradat de conductora a vehicle, de cap de família a casa".

Des del principi de l'embaràs, Franklin treballa per reforçar aquest descens de categoria, controlant el que menja i beu l'Eva, restringint el seu moviment, assumint l'existència d'un fals món de sentiments, de manera que l'Eva s'embarca en la maternitat com en una doble vida, per increments: "els compromisos més petits, els petits arrodoniments o les lleugeres reformules d'una emoció com una altra que és una mica més agradable o més afalagadora". Quan neix el nadó, aquests compromisos, aquestes "reformules", han servit per donar-li una sensació de dissociació de si mateixa, que s'inflama fins a una alienació total per l'experiència del part. Quan li donen el nadó, "l'abraço tímidament amb les mans. L'expressió de la seva cara retorçada era de disgust. El seu cos era inert; només podia interpretar la seva lassitud com una manca d'entusiasme".

En Kevin no accepta la llet del pit de l'Eva; gira el cap. Crida amb una fúria esgarrifosa cada minut que està sol amb ella. Tan bon punt és capaç de comportar-se de manera independent, es torna rancorós, violent, brutal. No menja davant d'ella, així que ella es veu obligada a deixar-li el menjar en un plat, com un gos. Porta bolquers fins als sis anys. Acomiada tot un grup de mainaderes, cangurs i personal de guarderia. Sotmet altres nens als turments més cruels i inexplicables.

Primer vandalitza les possessions de la seva mare, després la seva carrera: ella decideix que el seu comportament és, en part, el resultat de les seves absències a la feina, així que comença a quedar-se a casa. El seu pare, mentrestant, aparentment és cec a la personalitat fosca i disfuncional de Kevin, o, si més no, assumeix la ceguesa com una estratègia per negar la veritat, ja que interpreta la desesperació d'Eva com a prova que és poc amorosa, antinatural i monstruosa. Franklin s'aboca cada cop més al paper de Pare americà, com si volgués exorcitzar el dimoni de la criança d'Eva amb la integritat de la seva paternitat. Insisteix que es mudin de Nova York als suburbis, lluny de la brutícia i el perill, i més a prop de bones escoles. "Tenies 20 anys per fer el que volguessis", diu quan Eva s'hi oposa. Eva respon que, quan era petita, "els pares manaven. Ara sóc pare, els fills manen. Així que ens fotem anant i venint".

Als suburbis, l'Eva i en Franklin s'allunyen, i les seves identitats contradictòries com a pares han substituït completament els seus harmoniosos jo romàntics. Malgrat el major èxit professional de l'Eva, en Franklin assumeix que, com a mare, ella es retirarà a l'àmbit domèstic, com una monja al seu claustre, mentre que ell tindrà llibertat per continuar amb la seva feina com si res hagués canviat. A mesura que el seu ressentiment i els seus sentiments de separació del seu marit creixen, esdevé menys capaç de controlar el seu comportament envers en Kevin.

Quan ell té sis anys, ella li trenca accidentalment el braç. Poc després, decideix que vol un altre fill, alguna cosa que la pugui alliberar del terror del seu vincle amb en Kevin, alguna cosa que demostri que la seva naturalesa no té cap culpa. Dóna a llum la Celia, una nena com una fada, fràgil i virtuosa i dedicada a la seva mare. En Kevin odia la Celia, mentre que en Franklin és tan ambivalent amb ella com l'Eva ho era amb en Kevin. Quan en Kevin, de 14 anys, li arrenca l'ull a la Celia i li aboca netejador de desguassos a la conca, en Franklin es nega a creure que el seu fill fos el responsable. Uns mesos més tard, aquestes preguntes es tornen acadèmiques. En Kevin, que ara té 15 anys, porta una ballesta a l'escola i assassina nou persones amb ella.

Aquests esdeveniments són narrats per l'Eva en una sèrie de cartes al seu marit, i s'intercalen amb notícies de les seves visites a en Kevin a la presó, on ell compleix una condemna menor d'edat, després d'haver organitzat a sang freda l'assassinat dels seus companys de classe pocs dies abans del seu 16è aniversari. L'Eva ara és una marginada social, però en Kevin gaudeix de la fama, disgustat quan els tirotejos de l'escola de Columbine li roben part del protagonisme, però encantat que s'estigui preparant un guió de pel·lícula de Hollywood que narra la seva història. Li diu a la seva mare que preferiria que en Pitt l'interpretés a ell que a DiCaprio, a qui odia. Ell també l'odia, així que li ho diu. Però no és cert. A mesura que passen els mesos i la glòria de la seva actuació disminueix, la màscara d'en Kevin comença a desaparèixer. Traeix el fet que, lluny d'odiar la seva mare, l'anhela i l'admira. Era el seu pare, amb la seva falsa alegria, el seu amor fals, el que no podia suportar. De fet, ho va fer tot per l'Eva, però ella mai se'n va adonar. Absorbida com estava en els seus autoexamen, els seus dubtes i ansietats i l'ambivalència de la dona moderna, mai es va adonar que ell ho feia tot només per cridar la seva atenció.

Lionel Shriver va canviar el seu nom de Margaret Ann quan tenia 15 anys. Era, diu ella, una noia mascle, però hi havia més que això. "Lionel" no és un pseudònim ni una identitat alternativa. És un àlies que l'allibera en un sentit petit però important. De petita, allà on mirava –entre els seus companys, en el matrimoni dels seus pares, a les prestatgeries de la llibreria–, nois i homes s'ho passaven millor. Així doncs, al llindar de la feminitat, va rebutjar.

Als 46 anys, però, pensa que finalment potser ha perdut la por a allò femení. "Ara porto vestits. I faldilles curtes". Havent guanyat les seves batalles, pot gaudir dels avantatges. O és una mena d'evolució inversa, un univers paral·lel feminista en què ara les últimes i més difícils d'aconseguir són les més tradicionalment bàsiques? Riu i em diu que en una de les seves primeres novel·les, una dona de 59 anys creu que està embarassada, però els seus símptomes resulten ser els de la menopausa.

Shriver va néixer a Carolina del Nord, la segona filla de pares liberals, políticament actius i profundament religiosos. El seu pare era president del formidable Union Theological Seminary de Nova York. La seva mare va començar la seva pròpia carrera teològica quan la seva filla tenia 15 anys. Em pregunto si el retrat enèrgic que fa Shriver a We Need To Talk About Kevin sobre la injustícia institucionalitzada del matrimoni amb fills es va extreure de la seva pròpia experiència infantil de la vida familiar. Ella atribueix als seus pares "el fet que estic molt involucrada amb assumptes morals, tot i que això sempre sona, si més no, poc entretingut. Així que abordo aquests temes amb una certa perversitat, sempre mirant el cas difícil".

No obstant això, després que la seva mare comencés a treballar, Shriver es va assegurar d'assumir una part de les responsabilitats domèstiques que quedaven sota la responsabilitat de la seva mare, independentment de la seva carrera professional. "Hi havia coses sobre el matrimoni en què vaig néixer que em feien sentir nàusees de nena perquè era força tradicional". Més tard, quan va conèixer un home amb qui tindria una relació a llarg termini, la seva mare la va portar a part i la va advertir que tenir fills destruiria la seva felicitat. La seva mare mai va amagar el fet, diu Shriver, que li molestava la rapidesa amb què arribaven els seus propis fills i l'efecte que tenien en el matrimoni. "Mai van poder gaudir de la companyia mútua, perquè de sobte tenien un convidat. I era un convidat per a tota la vida".
Tant si no ho sap com si no, l'ambivalència de la seva mare va tenir un impacte poderós en Shriver. Ella mateixa no ha tingut fills: ha dit que escriure en Kevin li va fer adonar-se "que les meves reserves sobre tenir fills eren estòliques en el meu caràcter i no una cosa passatgera que necessitava superar". El llibre en si ofereix una representació vívida d'aquestes reserves: l'Eva en fa una llista, que abasta tot, des de les "molèsties" fins a l'"altruisme antinatural" i la "rebaixada social". De fet, la novel·la gairebé es pot llegir com una faula de còmic negre en què les pors feministes modernes es fan carn, en què la "igualtat" es mostra pel tros de paper que és, esquinçat sense esforç per la biologia.

I, per tant, està tocant els nervis, als EUA i al Canadà i ara aquí, malgrat que el seu camí cap a la publicació va ser rocós fins al punt de desànim. Quan Shriver va presentar la novel·la al seu agent per primera vegada, l'agent es va horroritzar i va afirmar que la va posar en un "dilema moral", aparentment perquè temia que els nens poguessin copiar l'acte fictici de Kevin. En el seu rigor, no la va enviar, tot i que la moralitat no li va impedir cobrar al seu autor implacable les despeses de fotocòpia. Després de no trobar un altre agent, Shriver va començar a presentar la novel·la ella mateixa. Finalment ho va aconseguir: Counterpoint, una editorial literària americana, va acceptar el llibre per una petita suma. També el distribueixen aquí, ja que les editorials britàniques han lluitat tant contra Kevin com les seves contraparts americanes.

Comença a quedar clar fins a quin punt s'equivocaven. Després de l'article del New York Observer, la cobertura periodística comença a créixer com una bola de neu: no només ressenyes, sinó també reportatges i assajos, les manifestacions d'una part de la societat que no està commocionada, horroritzada o moralment dividida, sinó que està disposada a parlar sobre els fills, la paternitat i els Estats Units, sobre l'amor i la violència, sobre el patriarcat i el feminisme, sobre la veritat.

És el primer tast d'èxit de Shriver, o si més no, el tipus d'èxit que Jonathan Franzen defineix a la seva col·lecció d'assajos, How To Be Alone: ​​el tipus que converteix la publicació d'una novel·la en un "esdeveniment cultural", malgrat que les seves novel·les són tan mundanes com les dels seus companys literaris (masculins), que escriu amb el vigor i la claredat tan admirats a la seva terra natal, que és una aventurera tan valenta com qualsevol home. (Va viure a Belfast durant 10 anys i va escriure una novel·la sobre l'IRA). Sembla que no ens agraden les nostres escriptores d'aquesta manera. No ens agrada que diguin la veritat, o, com va observar Virginia Woolf al seu quadern recentment desenterrat, Carlyle's House, "Ells [els homes] volien la veritat i dubtaven que una dona pogués dir-la o ser-ho".

Per aquesta raó, potser Shriver no encapçala les llistes de més venuts, com va fer Alice Sebold amb The Lovely Bones, una novel·la, al meu entendre, tan impregnada de falsedat com ho és Kevin, de fet. Tots dos llibres tracten sobre la violència i la vida familiar; tots dos comenten la naturalesa de l'Amèrica moderna, les seves fortaleses suburbanes, les seves representacions del bé i del mal. Però mentre The Lovely Bones oferia a una nació posterior a l'11 de setembre una fantasia recuperadora d'immortalitat, del cel com a regne veí de resolució infinita, d'assassinat modificat genèticament per perdre la seva brutalitat, We Need To Talk About Kevin s'arrela deliberadament en esdeveniments la immanència dels quals és dolorosa. Shriver, de fet, no afirma que els assassins siguin comesos per les seves mares: al contrari, ridiculitza la cultura culpable dels pares que, arran dels tirotejos escolars reals, va provocar desenes de demandes per negligència parental. Les persones, fins i tot els nens, són moralment responsables de si mateixes. Les mares no són el gresol ni el taüt de l'ànima humana. La paternitat no és una vocació religiosa, ni tan sols un privilegi: és simplement una part de la vida sobre la qual tenim tant dret a expressar-nos com qualsevol altre.

Això ja li ha provocat algunes crítiques: una crítica al Boston Globe descriu l'Eva com "una dona pretensiosa i arrogant, la moralització de la qual sobre els mals de la cultura americana sembla hipòcrita i estrident". Però, és clar, el que és més desagradable d'ella no és la seva moralització: "L'Eva és, en una paraula, antipàtica. No és, al cap i a la fi, la primera dona de la literatura o de la vida que ha quedat atordida per l'avorriment i l'aïllament de la maternitat. Però, tenint en compte les seves altres queixes, les seves queixes sobre la criança són difícils d'acceptar". Tenint en compte que l'Eva és la mare d'un assassí en massa adolescent, es podria pensar que se li podria perdonar que "es queixés sobre la criança". Penseu-ho de nou. De fet, és exactament aquest tabú, que és una forma de censura, el que és la matèria de les reserves de l'Eva sobre la maternitat, i també de Shriver. Com molta gent de la seva generació, la infància de Shriver va ser una en què les necessitats dels fills van quedar "en un segon lloc distant" per darrere de les dels seus pares. A ella li agradava així: per a ella, la infància era un lloc privat on els adults rarament s'introduïen, un món ple de possibilitats creatives. Li dic que John Updike ho anomenava "negligència saludable".

"No tothom va viure aquesta negligència com a saludable", observa. "Hi ha un fort desig a la meva generació d'"arreglar-ho": donaràs al teu fill la criança ideal que no vas tenir. Però potser això no és ideal, que et mimin. I quan et presenten aquest model de paternitat, i és l'únic que està de moda i és l'únic que veus, fa que assumir la paternitat sigui molt més prohibitiu. És com si haguessis d'esborrar la teva pròpia vida. Has de fer de segon pla: tot s'aboca sobre el nen. Si això no és el que vols, aleshores tot el projecte comença a semblar agre".

Admet que va sentir "un horror absolut d'estar embarassada. No diria que no vaig tenir fills perquè estava petrificada que el meu fill acabés sent un assassí en un tiroteig escolar. Però estava angoixada per una ambivalència omnipresent que es remunta als vuit anys, que va ser la primera vegada que se'm va acudir que s'esperaria que tingués fills. Què passaria si aquestes reserves fossin prou profundes per contaminar la meva experiència de la maternitat i, per tant, la meva descendència?"

També admet un egoisme poc convencional pel que fa a la seva manca de fills. "És per protegir-me del tipus de vida que porto ara i que no vull renunciar. El tipus d'independència geogràfica que experimento. És la protecció d'un físic al qual estic molt lligada". Les seves amigues li solien dir que canviaria d'opinió, que era diferent quan tenies un de propi, que la maternitat rejovenia la teva vida en la seva essència. "He sentit que llencen aquestes coses tan sovint que de vegades sona una mica buit".

I per a un grup creixent de dones (i homes, afegeix ella mateixa) que compren llibres, la sàtira de Shriver sobre les famílies centrades en els infants, capitanejades per bufons adults la vida intel·lectual, per no parlar d'eròtica, dels quals està feta a miques, no podria ser més oportuna. La maternitat, fins i tot en el nostre món alliberat, continua sent un procés de requisició, d'apropiació que es nota més dolorós potser perquè hi ha més coses per apropiar-se. Kevin, diu Shriver, reforça les coses que a la seva mare no li agraden de si mateixa i li treu les coses que li agraden. Crec que tots els pares, encara que només sigui des de certs punts de vista, poden reconèixer-ho.

 

______________

P.S.: Si no heu entès ben re i preferiu barallar-vos amb l'original, premeu aquí

 

diumenge, 28 de setembre del 2025

cada infeliç ho és a la seva manera



Prosas apátridas, Julio Ramón Ribeyro. [Font: Laura Ferrero‏ @Lau_Ferrero].


dissabte, 27 de setembre del 2025

el truc del llibre proscrit


«L’enyorat Emili Teixidor solia explicar un truc per encomanar les ganes de llegir als nens i adolescents. El professor arriba a classe amb tres llibres sota el braç i anuncia als estudiants que tot seguit els parlarà d’un parell de llibres. Els alumnes l’avisen que són tres i no pas dos. Ell fa cara de sorpresa i retira a l’acte el llibre intrús, mentre comenta que aquella no és una obra per a ells, que toca temes compromesos, que requereix un esforç de lectura massa gran. I inverteix la classe sencera a presentar els altres dos volums.
Un cop acabada la lliçó, es descuida expressament els tres llibres damunt la taula. No falla: tots els alumnes es llancen com un sol home sobre el llibre proscrit, disposats a apuntar-se’n la referència i -victòria!- a llegir-lo».

Eva Piquer. «Que no se t’acudeixi llegir aquesta novel·la». Ara 6|6|2015.


divendres, 26 de setembre del 2025

lionel shriver conversa amb rodrigo fresán

 


6 de nov. 2020 
Ja! Festival 2014

«Inteligente, incisivo, cruel». La crítica celebra el personalísimo humor de una escritora que, novela tras novela, perfecciona su mirada crítica sobre la clase media americana. En conversación con Rodrigo Fresán.

dijous, 25 de setembre del 2025

el nucli dur de la població lectora


«Calculo, tot i que només ho faig a ull, que només un cinc per cent del conjunt de la població, més o menys, llegeix habitualment per iniciativa pròpia. Aquest cinc per cent es podria considerar el nucli dur de la població lectora. Avui dia es parla molt del desinterès pels llibres i la lletra impresa, i crec que fins a cert punt aquest fenomen es dóna, però també m'imagino que si, per exemple, des del poder es prohibís que aquest cinc per cent de ciutadans llegissin llibres, segurament ho continuarien fent d'una manera o altra. No dic que arribessin a amagar-se al bosc fugint de l'opressió i tots s'aprenguessin un llibre de memòria, com a Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, però sí que llegirien d'amagat.

Un cop adquireixes el costum de llegir —normalment quan ets jove—, deixar la lectura no es pas tan fàcil. Encara que tinguis YouTube o videojocs en 3D a mà, quan trobes un moment —o encara que no el trobis— agafes un llibre. I mentre al món hi hagi aquesta persona entre vint, a mi no em preocupa seriosament el futur dels llibres i les novel·les. [...] Tant li fa si és en paper o en una pantalla —o per transmissió oral, com a Fahrenheit 451— o en qualsevol altra forma o mitjà: mentre la gent a qui agraden els llibres continuï llegint, no ens hem de preocupar...»


Haruki Murakami. De què parlo quan parlo d'escriure. Traducció de Jordi Mas. Empúries, 2017. P. 75.

 

dimecres, 24 de setembre del 2025

una més un és un


JOSÉ MARÍA GUELBENZU
Una más uno es uno
Babelia | El País
20|10|2007

Estamos en Estados Unidos en 2000. Una mujer escribe cartas a su marido desde una pequeña localidad donde vive sola. Es la madre de un muchacho de dieciséis años que ha matado fríamente a nueve personas -una profesora, siete alumnos y un camarero- de su instituto. En las cartas repasa minuciosamente su vida desde el momento en que, ya cerca de los cuarenta años, decide tener un hijo hasta el presente. Ella es una mujer emprendedora y viajera que posee una empresa de guías turísticas de bajo precio, de gran éxito, y él un localizador de exteriores para publicidad. El nacimiento del bebé dará un giro extraordinario a sus vidas.

La pareja está perfectamente estructurada por la autora. Ella es una mujer liberal con un sentido crítico muy acusado y votante demócrata; ha viajado por todo el mundo para testar sus guías. Él es un hombre conservador, un patriota que cree firmemente en el sueño americano, que viaja por su país también a causa de su trabajo y votante republicano. Es una pareja que se entiende y se quiere. Son dos américas y la suma de los dos es América. Cuando ella queda embarazada piensa: "Ya no éramos Eva y Franklin, sino papá y mamá"; y es este cambio el que va a alterar sus vidas hasta llevarlos al desastre. El niño, ya desde antes de nacer, se convierte en un elemento dominante en la relación, en una cuña que poco a poco la irá abriendo hasta el desenlace final. Eva, su madre, irá paso a paso descubriendo la naturaleza maligna de su hijo; Franklin, el padre, hará ojos ciegos a la realidad y tratará de justificarlo constantemente.

Ambas actitudes esconden una conciencia de culpa: ella se la atribuye pensando que lo rechazó ya desde el nacimiento y la combate autoanalizándose; él se la oculta tras la ficción de intentar ser el prototípico padre americano. Ninguno de los dos logrará torcer el curso de la realidad. La realidad es una dura y compleja visión de Estados Unidos.

El libro, muy ambicioso, está escrito en forma epistolar: son las cartas de recapitulación que ella dirige al padre mientras su hijo se encuentra en el reformatorio a la espera de ser trasladado a la cárcel cuando cumpla dieciocho años. Es excelente el modo en que se va expandiendo por la novela el silencio del padre, que tendrá su explicación al final. Es excelente el análisis que ella va haciendo de sí misma, de su conducta como mujer, como esposa y como madre; y es un análisis en el que la autora introduce con verdadera eficiencia la realidad exterior de América y del mundo en su propia autocrítica sin que en ningún momento sintamos que trata de colocarnos opinión; la opinión y el pensamiento existen en este libro, pero están detrás de la novela; no se los ve, pero están ahí. La ambición es, como se ve, muy alta.

Lionel Shriver se plantea el problema del Mal, sin duda; está representado por el hijo, Kevin, que es un paradigma de malignidad. Ahora bien, cuando la madre se pregunta -y pregunta al hijo- por qué ha hecho lo que ha hecho (es una matanza fría, estudiada al detalle), es verdad que se pregunta por el sentido del Mal, pero, sobre todo, ese por qué se lo dirige a sí misma; lo que de verdad se está preguntando no es por qué mató el chico sino, a través de esa pregunta, por qué vivimos y ése es el verdadero meollo del libro. La pregunta surge de lo más hondo del sufrimiento, del amor, de la incomprensión y del odio.

Sin embargo, el libro tiene lastres. La impresionante minuciosidad con que Eva relata su calvario es demasiado minuciosa y, en consecuencia, tiene ramificaciones que a veces se pierde en parte de vista el cauce principal al que éstas vierten. Eso incluye, además, repeticiones y una extensión excesiva que procede de la misma ambición del libro. El segundo lastre es la figura del hijo. Así como los padres quedan perfectamente ubicados y justificados como personajes, el niño es el mal absoluto desde el nacimiento y aunque hacia el final hay un acierto espléndido -el atisbo de cambio que se produce en él cuando cumple dieciocho años- no es suficiente. Lo cierto es que el chico incide en ese personaje tan en boga hoy, el psicópata, al que no hay que crear literariamente sino describirlos por sus actos por la sencilla razón de que son psicópatas y con esta justificación, ya vale. Todo personaje tiene una procedencia y una razón de ser: Kevin es malo sin más. Sus padres se desarrollan en el relato, él permanece igual a sí mismo.
Con todo, el resultado es netamente positivo. Un libro muy valiente, muy arriesgado, muy trabajado y muy impactante, sin concesiones ni gratuidades, de poderoso calado literario.