dilluns, 10 de febrer del 2014

les tres morts de mattia pascal


Un hecho inverosímil y real como la vida misma, las tres existencias vividas por Mattia Pascal, da pie a una de las obras maestras y más entretenidas de la narrativa italiana del siglo XX.
La vidas de Mattia Pascal
Luigi Pirandello
El difunt Mattia Pascal
(Traducción de Carme Serrallonga)
Editorial Proa
Barcelona, 1986

«Ni ara ni mai no m’hauria posat a escriure si no considerés el meu cas estrany de veres», dice Mattia Pascal al presentar su historia. Y por cierto que debe ser una experiencia excepcional, ya que Mattia Pascal, rico venido a menos y forzado por la necesidad a custodiar la olvidada biblioteca del pequeño pueblo de Miragno, no siente más que desprecio por los libros y la literatura. ¿Qué debe esconder su triste figura que le permita vencer estos escrúpulos y dar a conocer su vida?
«Deixo aquest manuscrit —leemos más adelante— amb l’obligació que ningú no el podrà obrir fins passats cinquanta anys després de la meva tercera, última i definitiva mort. Ja que de moment sóc mort, sí, dues vegades però la primera per error, i la segona... » El lector no puede dejar de sorprenderse: está leyendo un relato escrito por un hombre en su tercera vida, y lo lee tras su tercera muerte. ¿Cómo puede ser esto posible?
Mattia Pascal, al que la suma de sus vivencias convierte en filósofo del sentido común, descubre —guiado por los convencidos consejos de don Eligio Pellegrinotto, curioso personaje especialmente interesado en dar intención pedagógica y final moral al relato— su increíble historia: una racha de suerte en la ruleta coincidió con la noticia en el periódico de su propia muerte. De golpe terriblemente libre y económicamente independiente, no supo despreciar la ocasión y se lanzó a rehacer su vida. Al fin podía olvidarse de sus errores, hacer «taula rasa» de su pasado y vivir sin preocupación el presente. Encontrar una nueva mujer o quizá varias, dormir bajó un techo apropiado para cada noche, gastar sin límites, poder mentir sin remordimientos... Mentir...
Mattia Pascal, hombre de bien, ante su desmesurada libertad se siente arrastrado a convertirse en un canalla. Aquel golpe de suerte será en realidad una jugarreta del destino. Porque, como pregunta el punto editorial, «quina vida pot viure un home que és i no és, que alhora existeix i está mort?».
Los límites de la libertad
Mattia Pascal decide no correr el riesgo de volverse a equivocar. Súbitamente calculador, empieza a construirse un pasado a la medida de su nueva situación. Pero, por mucho que se esfuerza en ser «otro», no pude dejar de ser él mismo. Y cada vez le es más difícil mantener alejadas sus dos identidades, puesto que el cariz que toman los hechos en que, aún sin quererlo, se ve involucrado reclama una persona «real» y «legal». ¿Y qué es él, por el contrario, sino un hombre o muerto o inventado?
En su relato, Mattia Pascal evita dar una interpretación explícita de sus experiencias. Le es suficiente reportar los hechos sucesivos y la angustia progresivamente creciente que le provocaron. Al fin y al cabo, su actual posición —tras su segunda «muerte» se puede decir que vive al margen de la vida— le privilegia con el don de una rara objetividad. Gracias a ella trata su tragedia con irónica serenidad, sin sacar conclusiones (en todo caso, los hechos hablan por sí solos), función que se reserva el ya citado don Eligio, en cuyas manos quedará el manuscrito. Tras escuchar a su amigo Mattia y reflexionar largamente, este erudito bibliotecario no puede más que constatar que «fora de la llei i fora d’aquelles particularitats, per alegres o tristes que siguin, (...) no és possible viure». ¿Tiene razón el polvoriento albacea del único testamento de Mattia Pascal, su manuscrito? Quién lo sabe.
Por lo pronto, Mattia mantiene su alegre escepticismo llevando a menudo flores a su primera tumba. Y el lector se convence un poco más de que la hipotética libertad absoluta —ese hacer lo que me plazca, cuandó me plazca y donde me plazca, o mejor, ese tener la capacidad de «decidir» sin coerciones sobre uno mismo— estan sólo una falacia fácil de reivindicar y más bien difícil de llevar a la práctica.
Tras su publicación en 1904, El difunt Mattia Pascal fue tachada de inverosímil y, por ello, mal recibida por cierta crítica. El gran dramaturgo italiano Luigi Pirandello, conocido sobre todo por sus Seis personajes en busca de autor y autor real de la novela que comento, escribió para su segunda edición una importante «Advertència sobre els escrúpols de la fantasia». En ella defiende la coherencia de El difunt Mattia Pascal y demuestra definitivamente el absurdo de calificar de inverosímil una obra de arte por referencia a los hechos reales, a menudo aún más inverosímiles que la más desbordante fantasía.
La novela adquiere así otra dimensión, ya que viola la convención de que la realidad es verosímil. Ficción sobre los límites de lo real, la historia de El difunt Mattia Pascal, cercana en muchos puntos a la de L’home que es va perdre (1929), de Francesc Trabal (obra también inverosímil en apariencia, y que cuenta con una nota final en que se nos avisa del carácter estrictamente real de la peripecias del extraviado Lluís Frederic Picábia), es tan falsa que es cierta o, si se prefiere, cuenta verdades de una mentira. En un tono dialogal, de confidencia de café, alejado de lo oscuro y terrible, jocoso en momentos trágicos lúcido siempre, la voz desgrana con toda naturalidad una historia-límite. Al final, entusiasmados, ya no sabemos dónde empieza la fantasía.

 Joan Orja. LA VANGUARDIA. 23|09|1986



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