dijous, 7 de març del 2024

amunt i avall


¿Cómo es posible que los editores no se hayan puesto de acuerdo hasta ahora para escribir los lomos de todos los libros en el mismo sentido, en la misma dirección? La respuesta la da Mario Muchnik, mítico editor argentino radicado desde hace décadas en Madrid, en su libro Oficio editor, de 2011:
Dos escuelas rivalizan en cuanto a este elemento esencial del libro. Por un lado están quienes sostienen a muerte la idea de que el rótulo del lomo de los libros ha de ser puesto de manera que se lea de abajo hacia arriba. Por el otro, quienes sostienen a muerte lo contrario: de arriba hacia abajo. Conozco amistades que se han roto a causa de este diferendo insubsanable.
La tradición de escribir en los lomos de manera tal que se lean de abajo hacia arriba corresponde a lo que se llama la escuela francesa o latina. El fundamento es el siguiente: los distintos tomos de una obra o colección deben colocarse en el estante de forma correlativa y de izquierda a derecha, que es el modo en que leemos. Solo con los lomos que se leen de abajo arriba sus textos quedarán en orden uno debajo del otro, como si fueran los renglones de una página.
La corriente opuesta es la anglosajona. Señala que si los libros se apoyan en cualquier superficie con la portada hacia arriba, los lomos a la francesa quedan al revés, patas para arriba. Para que eso no suceda, deben poder leerse de arriba hacia abajo —aducen estos editores—, de forma tal que se lean bien cuando más cerca de los lectores se encuentran: apoyados sobre una mesa a la espera de que se retome la lectura, expuestos en los escaparates de las librerías, cuando se trabaja con ellos durante semanas...
[...] El diseñador inglés Joseba Attard, que lleva años trabajando en España, ratifica («¿De arriba abajo o de abajo arriba?», di·da, 5 de febrero de 2014) que los editores de la mayoría de los países europeos se adscriben a «la escuela francesa», mientras que los de Gran Bretaña y Estados Unidos toman partido por la contraria.
Cuenta un pequeño experimento: analizó su postura al tener que inclinarse para leer tomos de ambos tipos. Su conclusión fue que tuvo que inclinarse menos para leer los tomos anglosajones y, por lo tanto, asumió que esa es la posición «más natural». 



[...] Decidí echar un vistazo para ver qué opción predomina en mi biblioteca. Tras excluir la minoría de volúmenes gordos en los que el título y el nombre del autor aparecen en posición horizontal, el resultado es muy parejo: los del lomo latino constituyen el 53% del total y los anglosajones el 47% restante. Tengo, eso sí, una veintena de libros en inglés y todos, sin excepción, respetan la tradición que corresponde a su idioma, la que obliga a inclinar la cabeza hacia la derecha para leer sus lomos de arriba abajo...

Cristian Vázquez. Contra la arrogancia de los que leen. Trama, 2018. P. 48-50. 

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P.S.: De fet, existeix una norma ISO que regula l'orientació dels títols: l'ISO 6357 (1985), traduïda al castellà com a UNE 50-120-92. Diu que, sempre que es pugui, els títols han d'anar transversals i, si no és possible, descendents.

7 comentaris:

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    1. Hem de vetllar per la salut de les nostres cervicals!

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  2. A mi el que m'agrada és el títol d'aquest llibre. Crec que té raó ; el títol de "lector" en un món on es llegeix poc, sembla ser, sona a casta superior.
    Miquel V

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    1. I com n'hauríem de dir dels que llegeixen en un món on es llegeix poc? De la mateixa manera que si es llegís molt: lectors, em temo. En la supèrbia es milita a nivell particular.

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  3. Doncs el que ji volia dir és just el contrari, precisanent, de la individualitat,en aquests temes de la cultura. Si políticament no importa, socialment hi ha com una mena d'ennobliment, d'orgull, en tot aquell que és llegit, culte, etc, encara que sigui un no ningú. Suposo que l'autor quan parla d'arrogancia no es deu referir pas a aquesta, però jo.no.puc evitar que m'ho suggereixi.
    Miquel V

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    1. És clar que parla d'aquesta arrogància, Miquel. Per sort, tothom sap que tants burros hi ha amb lletra com sense.

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