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Conozco una mujer que comenzó con nada, a la cual considero una gran heroína. No pudo ir al instituto porque su familia era muy pobre y tenía muchos hijos. La familia vivía en una granja de Saratoga, pero ella decidió irse a la ciudad de Nueva York. Empezó trabajando en Brentano y al poco tiempo les dijo que quería tener su propia librería. Se rieron de ella y le dijeron que estaba absolutamente loca, y que nunca sobreviviría al verano. Ella tenía ahorrados ciento cincuenta dólares y alquiló un pequeño sótano en el barrio teatral de Nueva York, y todo el mundo iba allí por las noches a la salida del teatro. Y hoy en día su librería no es solamente la más famosa de Nueva York, The Gotham Book Mart, sino que es un lugar donde todo el mundo quiere presentar sus libros. Tiene visitantes procedentes de todo el orbe: Edith Sitwell vino a verla cuando estuvo en Nueva York, como Jean Cocteau y muchos otros. Y ninguna otra librería de Nueva York tiene ese encanto que procede de ella, de su humanidad y simpatía y del hecho de que la gente puede estar allí y leer un libro sin que nadie repare en ello. Su nombre es Frances Steloff y siempre la menciono cuando alguien afirma que hace falta una habilidad especial para librarse de una vida restringida, limitada o indigente. Frances tiene ahora ochenta y seis años, es una hermosa anciana con el pelo blanco y una piel perfecta que ha desafiado la edad.
Anaïs Nin. «La mujer nueva». A: Ser mujer. Traducció de Teresa Fernández Muro. 4a ed. Debate, 1983. P. 21.
Aquí i aquí, un parell d'apunts que li vam dedicar a la Frances Steloff i la Gotham Book Mart qui-sap-lo.
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