divendres, 30 de setembre del 2016

la biblioteca eugenio trías


Solo hay algo mejor que un parque público o que una biblioteca pública: una biblioteca pública que esté dentro de un parque. Ahora que me he mudado y tengo el Retiro a menos de quince minutos me paso allí una parte de la vida, más en estas mañanas fresquitas y en estos atardeceres que ya van oliendo a otoño. En el Retiro hay muchas estatuas que parecen monumentos al olvido más que a la gloria, estatuas tristes de prohombres de los que no se acuerda nadie. Hasta Galdós y Ramón y Cajal, dos de mis héroes civiles, parecen sumidos en la pesadumbre, abatidos por la dificultad y la ingratitud de las tareas a las que dedicaron sus vidas y el país en el que lo hicieron. Galdós parece que sabe que van a vender y a derribar en Santander la casa frente al mar que tanto amó y en la que tanto escribió; y Cajal tiene todo el abatimiento de sus miles de cartas malvendidas, robadas y perdidas, y sus fotos y dibujos tirados por ahí en cualquier almacén.
Uno de los secretos a voces del Retiro es su biblioteca pública. Se llama Eugenio Trías, lo que me parece un homenaje muy noble a este hombre que escribió sobre música con un conocimiento y una sensibilidad excepcionales. Está donde estuvo la Casa de Fieras, y aprovecha algunos espacios antiguos, pero es de una arquitectura sencilla y magnífica, moderna sin aspavientos, como de Dinamarca o de Holanda. Habituado a la biblioteca pública de mi barrio en Nueva York, ésta me parece escandinava. Hay butacas para leer frente a un muro de cristal que da a las copas de los castaños. Hojas de árboles y hojas de libros. Hay un público mixto de estudiantes y jubilados, con mucha presencia femenina de todas las edades. El personal es eficiente, informado y amable. No sin emoción me saqué el otro día en cinco minutos mi carnet de usuario. Hoy lo he usado por primera vez. Una cosa que me gusta de las bibliotecas públicas es ir curioseando al azar por las estanterías. Lo imprevisto casi siempre es mucho más valioso que lo previsto. He encontrado una edición bilíngüe de la poesía de René Char, traducida por Alicia Bleiberg. Con mi libro en la mochila me he vuelto tan contento a mi casa, por las veredas del Retiro, luego por las calles todavía no del todo exploradas de mi nuevo barrio.

Antonio Muñoz Molina. La biblioteca en el bosque. 16|9|2016.


Biblioteca Pública Municipal Eugenio Trías Font: Madrid en foto.


dijous, 29 de setembre del 2016

la febrada dels clubs


Sebastià Roig
La febrada dels clubs
Diari de Girona
28|9|2016

La lectura és un acte individual. Tot i que forma part de l'esfera íntima, ens activa, al mateix temps, un desig totpoderós d'encomanar-la. Quan una història o un conte ens diverteix, ens emociona o ens obliga a fer-nos preguntes, sentim l'impuls de compartir-los de seguida amb amics, coneguts i saludats.
En aquest punt, els lectors no som gaire diferents dels aficionats al futbol, la cuina, el cinema o l'aeromodelisme. I si ens poses a prop un espai on puguem coincidir amb més enderiats per la lletra impresa, ens hi llancem de caps.
Aquesta fórmula, ben senzilla, explica l'èxit creixent dels Clubs de Lectura arreu de les biblioteques públiques del país. Cada any es multipliquen. Ara mateix, a Figueres, la Biblioteca Fages n'ofereix onze. Estan pensats per a mainada, joves i adults, i ofereixen tastets mensuals de narrativa, poesia, teatre i literatura experimental. Conformen una bacanal deliciosa, com va dir l'editora Maria Bohigas.
Cada club compta amb una vintena llarga de participants; malgrat això, força gent s'ha quedat a fora. Els culpables d'aquesta febrada, sens dubte, són els mantenidors de cada grup. Uns professionals afables i engrescadors que converteixen cada sessió en una celebració festiva, on tothom pot dir la seva i se'n torna a casa amb més ganes de llegir. Els clubs de lectura són un invent magnífic. A part de servir d'antídot contra la pèrdua de prestigi dels llibres, consoliden les biblioteques com espais de trobada cordial, oberts a tothom i capaços de satisfer ciutadans d'edats i procedències diverses. No està gens malament, oi?

A propòsit de Lila, dimarts passat a la Triadú.


dimecres, 28 de setembre del 2016

a la presó




Montse Pérez i Rigol, bibliotecària del Centre Penitenciari Brians I.
Terrícoles. Btv. 23|9|2016.

dimarts, 27 de setembre del 2016

ep!


Avui a les vuit del vespre ens trobem per comentar Lila, de Marilynne Robinson.
Es prega que vingueu llegits i llegides de casa i que mireu de ser puntualets i puntualetes. Grrr.
Fins després, doncs. Gràcies.

de capçalera


¿Cuáles son sus autores de cabecera?
Emerson es el más importante para mí junto a Emily Dickinson, Melville y Faulkner. De Emerson destacaría su estética de la percepción, una cualidad que también posee Whitman: siempre me conmueve.

Marilynne Robinson: «Durante años he practicado eso de no ser famosa». Sergi Doria. Abc. 22|1|2016.

 *  *  *

Més entrevistes:
Marilynne Robinson: “Cal parlar amb la gent i veure com brillen les coses”. Jordi Nopca. Ara. 21|11|2015.
Marilynne Robinson: "Soy un bicho raro y me lo puedo permitir". Elena Hevia. ElPeriódico. 22|11|2015.
Marilynne Robinson: “Nunca condeno a un personaje por no comprender”. Casey Walker. El País. 20|5|2015.
ENTREVISTA. MARILYNNE ROBINSON. Vull transmetre la sensació que la vida és admirable”. Valèria Gaillard. El PuntAvui. 6|12|2015. 
Marilynne Robinson: “Menyspreo profundament el cinisme”. Anna Pazos. Elsdedalt. 10|12|2015.
Marilynne Robinson, The Art of Fiction No. 198. Paris Review.


_________________
P.S.: La guia de lectura sobre Lila (dalt a la dreta) n'inclou una altra: Robinson: la mirada profunda y compasiva. Eva Muñoz. La Vanguardia. 30|5|2015.


dilluns, 26 de setembre del 2016

and here’s to you, mrs. robinson... ♫


Si bien Joyce Carol Oates y Anne Tyler son algo mayores que ella, las tres comparten de un modo u otro una generación de narradoras excepcionales. Pero Oates lleva casi sesenta novelas escritas (su productividad acabará denominándose síndrome Oates), y Tyler, una veintena. Robinson, en cambio, se toma su tiempo, pues publicó el año pasado apenas su cuarta novela, Lila, que es la que ahora nos ocupa y que sucede a Vida hogareña (1980), Gilead (2004) y En casa (2008). De vocación muy tardía —publica su primera novela a los 37 años—, espera casi un cuarto de siglo para regresar a las librerías con una novela, Gilead, con la que ya gana el Premio Pulitzer. Cuatro libros y su voz ya parece indispensable.
Una breve trayectoria a pesar de la cual enseña escritura creativa en el célebre Iowa Writer’s Workshop, en el que impartieron clase John Cheever o Philip Roth. Su autoridad sobre jóvenes talentos es ya innegable, como lo es su capacidad para generar poderosos discursos teóricos. Lean, si no, su volumen The Death of Adam: Essays on Modern Thought (1998). Profesa la fe protestante y ejerce de militante congregacionista, entendiendo la escritura como una forma de enseñanza y a un tiempo como un modo de alcanzar a sentir cierta redención. Algún lector suyo tal vez haya llegado a pensar en alguna ocasión que muchas de sus páginas, en Gilead tanto como en esta Lila, hacen las veces de deprecación, de jaculatoria. En sus textos anidan citas del Génesis, de Ezequiel, del Libro de Job o de Filipenses, porque la Biblia recorre su literatura como impregnó la de Faulkner, menos contenida, más brutal, igual de trascendente en un mundo cada día más banal.
Nada en Marilynne Robinson resulta convencional. Su talento es insólito como su narrativa es visceral a pesar de que si hay alguien que domina la retórica del relato, esa es Robinson, que ensaya siempre con éxito las interrogaciones retóricas, la sintaxis del versículo, el estilo indirecto libre, la écfrasis, el diálogo, pese a no ser uno de sus fuertes, o ciertas epifanías domésticas, entre cómodas con floreros y mecedoras, porches y la naturaleza que Dios creó alumbrando la pesadumbre de la vida cotidiana. Lila sucede en el pueblo de Gilead, Iowa, como Gilead y En casa, las novelas que configuran una suerte de trilogía de un lugar polvoriento pero de algún modo prodigioso. Comienza como el drama de orfandad y penuria picaresca de la pequeña Lila —con escenas cercanas en atmósfera a las que se leen en las obras más celebradas de Steinbeck acerca de obreros nómadas y míseros durante la Gran Depresión— y va progresivamente iluminándose hasta convertir sus últimos capítulos en una callada apoteosis de amor y de sosiego interpretada en la escena de la vida por Lila, adulta y redimida, el piadoso reverendo John Ames (“la Biblia era más verdad que la vida para él”), que regresa de novelas anteriores de Robinson y que se recupera con Lila de las décadas de viudedad y soledad emocional a las que el Señor le condenó, y sin asomo de duda la fe, que inunda la obra entera de Robinson, para la que parece que Simon y Garfunkel compusieron, con lejana complicidad, esta célebre canción: “And here’s to you, Mrs. Robinson. Jesus loves you more than you will know (wo, wo, wo). God bless you please, Mrs. Robinson. Heaven holds a place for those who pray. (Hey, hey, hey…, hey, hey, hey)…”.
Lila es un cántico espiritual del Midwest en el que crecen los geranios y las violetas, en el que mil ataduras emocionales constriñen la trama, y en el que no tiene cabida la laicidad.

Javier Aparicio Maydeu. Cántico espiritual en el Midwest. El País. 14|5|2016.



diumenge, 25 de setembre del 2016

pif-paf


Víctor Sunyol
Biblio...què? (2)
El 9Nou
23|9|2016 
No diré noms ni concretaré. Fa pocs dies fullejava l'edició de la correspondència d'un dels més grans poetes i intel·lectuals catalans amb un seu amic. Les darreres cartes del poeta estaven datades a un poble de la comarca d'Osona.
Recordava que havia comprat el llibre de segona mà i vaig veure que aquell exemplar havia pertangut precisament a la biblioteca pública d'aquell poble, que l'havia descatalogat i venut (o regalat) per considerar que no els era prou interessant.
Fa anys vaig comprar Dotze mestres, de M. Serrahima ("un assaig imprescindible per a l'estudi de la prosa catalana contemporània", diu la crítica). Era un exemplar també descatalogat d'una biblioteca de la comarca. Setmanes més tard s'anunciava amb gran rebombori i alegria que sortia una reedició d'aquest llibre imprescindible i introbable des de feia anys.
Que les biblioteques descataloguin llibres i se'ls treguin de sobre és, malauradament, un fet comú. Falta espai i s'ha optat per aquesta dràstica i irreversible pràctica (molt més que discutible, dit sia de passada). Ara bé, amb quins criteris?
Per a molts, alguns dels criteris amb què actuen les nostres biblioteques són ben dubtosos, i els seus objectius reals no ens són gens clars.
I aquest només n'és un exemple.


dissabte, 24 de setembre del 2016

shakespeare a l'aparador



Les biblioteques del Vallès Oriental s'han unit enguany per commemorar de forma conjunta el 400 aniversari de la mort del dramaturg anglès William Shakespeare, amb la realització d'un aparador cultural al voltant d'aquesta efemèride.
A partir d'avui ja es podran veure els diferents aparadors a 18 biblioteques municipals del Vallès Oriental: l'Ametlla, Bigues i Riells, Canovelles, Granollers (Can Pedrals i Roca Umbert), La Llagosta, Lliçà d'Amunt, Martorelles, Montmeló, Montornès, Parets, La Roca, St. Antoni de Vilamajor, St. Celoni, St. Feliu de Codines, St. Fost de Campsentelles, Sta. Eulàlia de Ronçana i Vilanova.
L'acció expositiva "Shakespeare, 400 anys després"  fa una interpretació de les emocions i els sentiments dels personatges shakespearians que l'autor porta a l'extrem.  L'amor, l'odi, la gelosia i la passió es simbolitzen a través del vermell que envaeix els aparadors. A partir d'aquest fil conductor i d'una plàstica recorrent cada biblioteca ha elaborat la creació adaptada al seu espai.

Biblioteca virtual. Les biblioteques del Vallès Oriental commemoren els 400 anys de la mort de Shakespeare




divendres, 23 de setembre del 2016

homenatge a lluís solà


Fotografia de Maria Àngels Jordà.
La ILC organitza aquest homenatge al poeta, assagista i dramaturg Lluís Solà (Vic, 1940) per celebrar la seva trajectòria literària i d'implicació amb les lletres catalanes, i amb motiu de la publicació de la poesia completa.  
El crític literari D. Sam Abrams farà una glossa del poeta i, a continuació, diferents personalitats, escriptors i poetes participaran en l'acte, entre els quals, l'editor Josep Cots, i els poetes Vicent Alonso, Jordi Pàmies, Carles Camps, Víctor Obiols, Víctor Sunyol, Núria Martínez-Vernis, Maria Antònia Massanet,  Montse Caralt, Rosa Ardid i Rosa Cadafalch. La lectura de poemes serà intercalada amb projeccions de vídeo, l'audició del poema El Cant del lloc, de Lluís Solà amb música del compositor Josep Baucells. 
L'alcaldessa de Vic, Anna Erra, i la regidora de Cultura, Susagna Roura acompanyaran Laura Borràs, directora de la ILC, per presidir la vetllada. 

Arts Santa Mònica
26.09.2016 / 19h
Sala d'actes

dijous, 22 de setembre del 2016

la biblia, una llibreta i un llapis


Quan la Lila llegia un cartell a la Mellie, «Botiga», la Mellie deia: «Aviam, qualsevol ho veu, que això és una botiga. ¿Què vols que diguin les paraules? ¿Presó del comtat? No fa pinta de ser res més que una botiga, ¿oi?». Si la Lila llegia «Confeccions» o «Merceria», llavors la Mellie deia: «Bah, t'ho estàs inventant. Això que dius no vol dir res».
Però la Lila sabia llegir, i la Doll n'estava molt contenta...Tant se valia el que pensés la gent. Deia que segur que li faria servei. Potser algun dia sí que n'hi faria. Però en general la Mellie tenia raó: llegir li deia coses que igualment ja sabia. No Tenim Feina Per A Ningú. Va fer-li servei per saber els noms dels pobles que estaven massa empobrits i massa oblidats per necessitar cap nom, i per això havies de llegir el cartell per saber com es deien. Però, amb tot, un dia que comprava una llauna de mongetes i un cabdell de cordill a la botiga, també s'hi va comprar una llibreta i un llapis. Només és que tenia curiositat per saber el que encara no havia oblidat. Havia doblegat el cantell d'aquella pàgina i en va copiar les paraules: «El dia que vas venir al món, no et tallaren la badiella, no et rentaren amb aigua per netejar-te, no et friccionaren amb sal, no et faixaren amb bolquers. Ningú no s'apiadà de tu, fent-te una sola d'aquestes coses per compassió. Fores llançada en ple camp, de fàstic que feies, el dia que vingueres al món. Jo passava vora teu i vaig veure com espernetegaves en la teva sang. I et vaig dir: "Viu". I et vaig veure en la teva sang i et vaig dir: "Viu"». La primera vegada que sento això de salar una criatura, va pensar. Va anar escrivint les lletres a poc a poc i amb molt de compte; li costava fer la lletra tan ben feta com la feia de petita, però es va proposar escriure una miqueta cada dia. «Tot és qüestió de pràctica», deia la mestra, quan els seus deures eren tan barroers, comparats amb els dels altres, que la Lila se n'avergonyia fins al punt que quasi li saltaven les llàgrimes. «Només cal que practiquis una mica més.»
Llavors va començar a esperar els matins amb candeletes. Així que era prou clar, s'asseia al llindar de la porta amb la llibreta als genolls i escrivia. Copiava paraules, perquè no estava segura com s'escrivien, i així era la manera d'aprendre'n. Però ¿qui ho sabria, si no les escrivia bé? No la visitava ningú. Tot i això, li feia vergonya de pensar que ella mateixa ho trobaria d'una ignorància supina si no fos que era massa ignorant per ni tan sols adonar-se'n. I, doncs, escrivia: «Al principi, Déu creà el cel i la terra. La terra era caòtica i desolada, les tenebres cobrien l'oceà». Caòtica i desolada. Les tenebres cobrien l'oceà. Li agradaria fer algunes preguntes sobre allò al pastor. Ho va tornar a escriure tot, deu vegades...

Marilynne Robinson. Lila. Traducció d'Esther Tallada. Edicions de 1984, 2015. P. 51-52.

_____________
P.S: Ez 16, 4-6 i Gn 1 1-2.


dimecres, 21 de setembre del 2016

llegir per follar més (sic)


Lee para follar
Javier Gómez Santander
El Mundo. 11|9|2016

A leer, de tanto untarle con el debe, le han dejado romo el atractivo. Los apologistas de la lectura, repartidos por colegios, familias y ministerios, llevan décadas bombardeando a niños inocentes con monsergas aprendidas de memoria. Que si leer es muy necesario. Que si no se puede ir por la vida sin coger un libro. Que si sin novelas no se rellena la cabeza. Que si, oh, terrores, si quieres saber del amor, tendrás que leer poesía. En definitiva, a los chavales se les intenta hacer creer que o lees o te conviertes en un reducido mental por vocación que no será capaz de gestionar el flujo de sus propios residuos metabólicos.
Evidentemente, un ser humano medio tarda poco tiempo en comprobar que esto es mentira. Les basta con levantar la vista del libro una vez para ver que se puede ir por la vida sin leer y conducir un BMW. O poner un canal de esos de videoclips en los que las letras son tan tontas que, aunque pretendan exponer sentimientos similiamorosos, sólo alcanzan a decir: «No he leído en mi vida y mira dónde estoy. Lo único que importa en este mundo es peinarse».
En el mejor de los casos, el chaval no será tonto. Sospechará que no todo en la vida es videoclip y BMW de dudosa procedencia, así que es probable que se ponga a leer. Pero leerá por miedo a devenir en ignorante; por huir de una vida con subwoofer y Seat León, por huir de años llenos de sanjacobos y televisión siempre puesta, de mesa portátil en el sofá, de novias que mascan chicle o de ir por ahí en moto con el casco puesto en el codo. Leerá, pero leerá por huir, leerá por un debe, leerá porque es muy necesario para ser culto. Y eso es, inevitablemente, el preámbulo de un fracaso.
Si se quiere meter en la lectura (y no sé si esto es en sí mismo bueno) a la juventud hay que decirle la verdad: si lees vas a follar más. Leer te convertirá en un seductor para toda la vida, no hasta que te aguanten los pectorales o las tetas en su sitio. Leyendo se hace uno más rápido, más imprevisible y más ágil. Leyendo se aprende a encandilar. Leyendo se le recuerda al cerebro cuál es su ritmo, se le apacigua, se le echa de comer. Y eso te devuelve al mundo con una sonrisa cabrona, una mirada que ve más allá y unas palabras como navajas que hacen que a tu paso se vayan abriendo bocas. Esto, y no lo de ser más culto, es lo que pasa con la lectura. Alguien tenía que decíroslo.



dimarts, 20 de setembre del 2016

a islàndia


Llibreria de la cadena Penninn Eymundsson a l'aeroport de Keflavík,
a 50 km. de Reikiavik, Islàndia.


[Font: Biblioteca Marta Mata de l'escola Orlandai

Vegeu també:
Ekaterina Panikanova
Loui Jover
Nicole Brauch 

dilluns, 19 de setembre del 2016

el secret de marilynne robinson


El secret de Marilynne Robinson
Albert Forns
Veus CCCB. El blog del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona
10|11|2015

Marilynne Robinson ha guanyat el Pulitzer de ficció, ha estat aclamada per la crítica i el públic i ha arribat a ser entrevistada per Barack Obama, en el sorprenent debut com a periodista literari del president dels Estats Units. Però, què té la literatura d’aquesta escriptora nord-americana que desperti tantes passions? Per esbrinar-ho hem parlat amb quatre escriptors catalans, tots ells admiradors de Marilynne Robinson, perquè ens descobreixin les claus del fenomen.

STEFANIE KREMSER: «TÉ UNA CAPACITAT IMPRESSIONANT PER CARACTERITZAR PERSONES I LLOCS»
Stefanie Kremser (Düsseldorf, 1967) va descobrir l’autora de Lila el 2004, durant una estada als Estats Units. «Vaig llegir-ne una ressenya de Gilead al New York Times i de seguida vaig córrer a comprar-me el llibre». Des de llavors ha llegit tota la ficció de l’autora, i tot i que li va agradar Housekeeping, la primera novel·la de Robinson, recomana llegir els dos llibres anteriors a Lila: Gilead i En casa. «Són dues novel·les independents i individuals, però que, amb Lila, formen un conjunt, i es poden llegir en qualsevol ordre».
De Marilynne Robinson, Stefanie destaca «la seva capacitat impressionant per caracteritzar persones i llocs, fent-los impensables els uns sense els altres. Això implica, també, les absències i la recerca per omplir el buit d’un lloc o d’una persona». Respecte al vessant religiós de les novel·les de Robinson, Stefanie la definiria com una escriptora «teològica, perquè tracta les preguntes essencials de la filosofia cristiana, com per exemple el perdó, i profundament humana, amb una sensibilitat especial per les diferències generacionals i per l’individu que, tot i que porta una herència familiar a sobre, és, sempre, únic». Stefanie considera que l’obra de Marilynne Robinson és també «literatura específicament americana», una opinió que també comparteix Yannick Garcia.

YANNICK GARCIA: «TÉ UN EFECTE LENITIU, DE RECONCILIACIÓ AMB LA HUMANITAT»
L’escriptor i traductor Yannick Garcia (Amposta, 1979) considera que Marilynne Robinson «és una gran coneixedora de l’Amèrica profunda, però en cap moment no la menysprea, sinó al contrari: sent una compassió infinita per les ments petites fascinades per l’esdevenidor». En el cas de Yannick, els llibres de Robinson el van ajudar «a trencar el tabú del pensament religiós», i li van permetre aproximar-se a uns personatges «que a priori no m’haurien despertat cap interès, però que em vaig acabar estimant».
La tècnica de Robinson també va impressionar Yannick: «la literatura de Robinson és d’aparença senzilla, però està hipertreballada. Se n’aprèn moltíssim. I el més important és que no té mai una mirada condescendent sobre la seua gent, sinó que els enalteix en l’acció més petita d’unes vides ordinàries». Yannick va descobrir Robinson a l’estiu del 2011, durant una expedició d’alta muntanya: «Vaig llegir Gilead en un context físic exigent, caminava moltes hores cada dia i acabava exhaust. La lectura em va resultar balsàmica. Va tenir un efecte lenitiu, de reconciliació amb la humanitat».

JENN DÍAZ: «ÉS ÍNTIMA, TENDRA, D’UNA LUCIDESA FEROTGE»
Precisament va ser Yannick Garcia qui va descobrir Marilynne Robinson a Jenn Díaz (Barcelona, 1988), la jove escriptora que presentarà l’autora de Lila el 17 de novembre a la conferència del CCCB. Jenn troba que l’escriptura de Marilynne Robinson és «íntima, tendra i d’una lucidesa ferotge».
L’autora de Mare i filla diu que va quedar «atrapada» amb Lila, i en destaca la capacitat de l’autora nord-americana per parlar de personatges tocats «sense caure en un dramatisme insuportable». «Sempre hi ha un raig d’esperança», sentencia Jenn.

VICENÇ PAGÈS JORDÀ: «LA NOVEL·LA ÉS EL MILLOR RECURS PER ACOSTAR-NOS ALS SENTIMENTS DELS ANYS TRENTA»
També hem parlat amb l’escriptor Vicenç Pagès Jordà (Figueres, 1963), guanyador del Premi Sant Jordi per Dies de frontera, que ens ha explicat perquè les històries de Robinson són tan colpidores. «Les dades estadístiques sobre la Depressió nord-americana dels anys trenta són impressionants, però fredes», explica l’escriptor de Figueres. «Les fotografies de Dorothea Lange, que mostren les cares de sofriment d’unes quantes d’aquelles persones, ens toquen més la fibra. Però, per acostar-nos als sentiments i les vivències d’aquella gent, no hi ha cap recurs millor que una novel·la». En aquest sentit, el premi Sant Jordi assegura que Lila «fa una feina que no és només de conscienciació, ja que alhora ens satisfà la curiositat i ens proporciona un plaer estètic considerable».
Literàriament, l’autor d’Els jugadors de whist considera que gran part de l’èxit de l’escriptora nord-americana es deu al seu particular punt de vista: «Una part de l’encert de Marilynne Robinson és haver triat un narrador extern que aconsegueix ficar-nos dins el cap de Lila i deixar-nos accedir a aquella innocència, a aquella determinació, a aquella bondat que s’ignora a ella mateixa. I aquí és inevitable recordar aquell narrador meravellosament no fiable que es deia Huckleberry Finn».



diumenge, 18 de setembre del 2016

vida acadèmica


Ni un sol cop en els meus tres anys a Cambridge —repeteixo: ni un sol cop— no vaig anar a la biblioteca de la universitat, ni tan sols no em vaig molestar de saber on era (ara sé on té la nova seu), ni per esbrinar si n'hi havia una al Trinity on es poguessin manllevar llibres per llegir-los allà on m'allotjava. Em saltava les classes. Me n'anava d'amagat a Londres o a qualsevol altre lloc. Tenia uns quants afers amorosos simultàniament. Tenia entrevistes espantoses amb Mr. Harrison [nota de la copista: el seu director d'estudis]. Vaig traduir una vintena de poemes de Rupert Brooke, Alícia al País de les Meravelles i Colas Breugnon de Romain Rolland, al rus. Acadèmicament, era com si hagués anat a l'Institut M.M. de Tirana.

Vladimir Nabokov. Parla, memòria. Traducció d'Oriol Carbonell. Edicions 62, 2000. P. 251.

dissabte, 17 de setembre del 2016

esmolar l'eina



Literary Pencil Set. The School of Life. £12.00.

divendres, 16 de setembre del 2016

el bar de les grans esperances


Explorando sin miedo los rincones más remotos del sótano, descubrí su mayor atracción, su tesoro secreto. Metidas en cajas, amontonadas sobre mesas, desbordando de maletas y baúles, había centenares de novelas y biografías, libros de texto y de arte, memorias y manuales de instrucciones, todos abandonados por las sucesivas generaciones y las ramas cortadas de la familia. Recuerdo que al verlos ahogué un grito.
[...] Muchos de los libros del sótano eran demasiado avanzados para mi nivel, pero a mí no me importaba. Me conformaba reverenciándolos antes de poder leerlos. Apilada dentro de una caja de cartón estaba la magnífica colección, encuadernada en piel, de las obras completas de Dickens, y como el bar que yo tanto respetaba se llamaba así, aquéllos eran los libros que yo más valoraba, y ansiaba saber qué decían. Estudiaba impaciente las ilustraciones, sobre todo una de David Copperfield —que tenía mi edad— en un bar. En el pie se leía: «Mi primera consumición en el pub».
-¿De qué va éste? -le pregunté al abuelo, alcanzándole Grandes esperanzas.
-De un niño que tiene grandes es...es... esperanzas -respondió él.
-¿Qués son «esperanzas»?
-Son una mal... mal... maldición.
Desconcertado, me metí una cuchara de gachas de avena en la boca.
-Por ejemplo yo -añadió-, cuando me ca... ca... casé con tu abuela, tenía grandes es... es... esperanzas.
-Qué bonito hablarle así a tu nieto -dijo la abuela.
El abuelo soltó una carcajada llena de amargura.
-Nunca te cases por el sexo -me dijo.
Seguí comiendo las gachas, arrepentido de haber preguntado nada.
Dos de los libros del sótano se convirtieron en mis compañeros constantes. El primero, El libro de la selva, de Rudyard Kipling, por el que conocí a Mowgli, que se convirtió en primo mío, tanto como McGraw. Me pasaba horas con él y con sus padres adoptivos, Baloo, el oso bondadoso, y Bagheera, la pantera sabia, que querían que Mowgli llegara a ser abogado. O al menos así lo leía yo: siempre le insistían a Mowgli para que aprendiera la Ley de la Selva. El segundo libro era un ejemplar desvencijado de los años treinta titulado Biografías relámpago. Sus páginas amarillentas estaban llenas de brevísimos relatos, y de retratos a plumilla de grandes hombres de la historia. A mí me encantaba su uso generoso de los signos de exclamación: «Rembrandt: ¡El pintor que jugaba con las sombras!», «Thomas Carlyle: ¡El hombre que dignificó el trabajo!», «Lord Byron: ¡El playboy de Europa!». Y me encantaba su fórmula, que me resultaba tranquilizadora: todas las vidas empezaban con penalidades y llevaban, inexorablemente, hasta la gloria. Durante horas yo miraba de tú a tú a César, Maquiavelo, Aníbal y Napoleón, a Longfellow y a Voltaire, y me aprendía de memoria la página dedicada a Dickens, santo patrón de los niños abandonados. El retrato de él que aparecía en el libro era la misma silueta que Steve había colgado sobre el bar...

J.R. Moehringer. El bar de las grandes esperanzas. Traducció de Juanjo Estrella. Duomo, 2015. P. 81-83.


dijous, 15 de setembre del 2016

la vida és massa curta


Libros que fui incapaz de terminar
Bibliomanía en mi menor. 18|8|2016.
Kiko Amat
Hace mucho que no me dejo recomendar libros ni por mi santa madre. Nadie acertaba, y eso que soy transparente cual vasija de delicado cristal. Pero la gente sigue empeñada en recomendarme cosas; debe tratarse de algún tipo de compulsión patológica. A veces algunos de esos pobres chiflados incluso me describían el argumento, como si fuese aquello algún tipo de incentivo irresistible. Pero esta magulladora vida me ha enseñado que mucha gente maravillosa tiene un gusto atroz (o cuanto menos no compatible con el propio) y viceversa. En el pasado, y para evitar la tabarra argumental que sin duda se avecinaba, me avine a leer novelas que me recomendaron algunos bienintencionados plúmbeos. Fue un acto condenado al fracaso. No pasé de la página 60 del intrincado, cenagoso y exasperante Vineland, de Thomas Pynchon, o el simplemente plomizo Oblomov de Iván Goncharov (en la página 58 el fulano aún no se ha levantado del diván; comprenderán que no puedo ser cómplice de una indolencia narrativa de ese calibre). Tampoco soporto Crimen y castigo, diga lo que diga todo el mundo, ni el resto de rusos barbudos. Beckett y Joyce me parecen unos latosos intolerables, como la mayoría de modernistas (menos B.S. Johnson), y un buen número de escritores del XIX (exceptuando a Wilde y Dickens) escriben como gente fallecida. Otro notable porcentaje del canon americano de los sesenta es, pura y llanamente, ilegible hoy (Mailer y Vidal son prescindibles en un 90% de su producción, además de incapaces de ocupar menos de 700 páginas por libro). ¿Y quién anhelaría hoy malgastar un mes entero de su vida leyendo a Henry James, Eugenio Oneguin o La Regenta? En serio: la vida es demasiado corta, y La montaña mágica avanza al ritmo de los grandes glaciares.


dimecres, 14 de setembre del 2016

el tercer bibliobús



El proper divendres 16 de setembre s'inaugura un nou Bibliobús de la Xarxa de Biblioteques Municipals de la Diputació de Barcelona: el Puigdon. Donarà servei a 11 municipis: El Brull, L'Esquirol, Lluçà, Muntanyola, Perafita, Prats de Lluçanès, Santa Eulàlia de Riuprimer, Tagamanent, Tavèrnoles, Viladrau i Vilanova de Sau. En funció de la població, alguns municipis tindran servei setmanal i altres quinzenal.
El nou vehicle, de 10 metres de llarg i una alçada de 3'5 metres, conté uns 2.800 documents per a préstec d'un fons inicial de 5.000 documents que s'aniran renovant periòdicament.
[...] El disseny d'aquest nou bibliobús, que porta el nom de la muntanya de 1.207 metres del municipi d'Alpens, ha tingut molt en compte la transformació que estan vivint les biblioteques, cada cop més atentes a potenciar, a més dels serveis tradicionals a què estem acostumats, iniciatives que afavoreixin l'aprenentatge permanent, la cohesió social i la creativitat. Així, el vehicle disposa d'una pantalla gegant per a diferents usos, màquina d'autopréstec, tres tablets perquè puguin utilitzar els usuaris, així com servei de cobertura wifi. A més, incorpora una plataforma elevadora per a persones amb cadira de rodes. 
[...] Amb la incorporació d'aquest nou vehicle s'han reestructurat les rutes del Bibliobús Tagamanent i del Bibliobús Guilleries amb l'objectiu d'augmentar algunes freqüències de pas; alguns municipis que abans eren quinzenals han pogut passar a ser setmanals i alguns que eren mensuals han passat a quinzenals. Cal destacar que tots els municipis que tenien servei mensual: Perafita, Alpens, Vilanova de Sau i Rupit i Pruït han passat a tenir servei quinzenal.

Bibliosfera. El butlletí de la Xarxa de Biblioteques Municipals de la Diputació de Barcelona. Setembre 2016.


dimarts, 13 de setembre del 2016

in memoriam



Elvira Molas i Pradell
bibliotecària

30 de març del 1927 - 13 de setembre del 2016

________________
P.S.: Va treballar 42 anys (del 1949 al 1991) a la Biblioteca Pública de Vic, quan ens dèiem Jaume Balmes, i en va ser la directora del 1966 fins a la seva jubilació.

lino, microllibreria mutant




Lino, la microlibrería mutante
LETICIA BLANCO
El Mundo
21/07/2016
Hace tiempo que los hoteles aspiran a ser mucho más que un sitio en el que dormir y desayunar. Los hay con tiendas de vinilos en el lobby (el Goodland, en San Diego), con boutiques de lo más trendy (el Ace de Broadway Street en Nueva York, con un mini Opening Ceremony al lado de recepción) y hasta con pista de hielo para amenizar los días de invierno (el Standard de Chelsea, con vistas al Hudson River). Pero, ¿un hotel con una librería? ¿En Barcelona?
La idea surgió de Inés Miró-Sans, que en muy poco tiempo ha conseguido que Casa Bonay se convierta en algo más que un hotel y que muchos barceloneses hayan adoptado el Libertine como un bar más al que incluir en su ruta habitual de coctelerías. Casa Bonay, en Gran Via con Bailén, alberga además la primera tienda física de Batabasta, la firma de camisas con estampados de ensueño de Clara Arnús y Leti Cano, que también se han encargado de los uniformes del personal del hotel (y del precioso papel pintado que decora sus paredes). Hace unos días abrió en la entrada del hotel Lino, una «microlibrería mutante» gestionada por la editorial Blackie Books. Pero, ¿qué es exactamente una librería «mutante»? ¿Y por qué aparece un encantador caniche con rizos de color albaricoque en sus fotos promocionales, detrás del mostrador, como dispuesto a mantener una conversación sobre lo último de Nick Hornby?
Jan Martí, editor de Blackie Books, explica la génesis del proyecto. «La creación del nombre y el concepto fue un proceso muy divertido. Primero, se nos ocurrió ponerle el nombre de nuestro perro, Lino, del que solemos decir que es el jefe de la editorial: la idea era que Lino ya no estuviera celoso porque sólo se hablara de Blackie, la perrita que da nombre al sello. Luego, queríamos definir desde el primer momento que no era una librería al uso: primero, el espacio es muy pequeño, así que le pusimos micro para dejarlo claro desde el principio. Y luego mutante, porque la idea clave de la librería es que las estanterías siempre estén cambiando, la selección sea siempre diferente, la rotación altísima, y que cada vez que alguien vaya se encuentre con una librería diferente... porque han cambiado todos los libros».
En efecto, lo reducido del espacio y lo aleatorio de la clientela (locales y turistas de distintas nacionalidades, muchos con niños) hace que los libros de Lino no encajen en lo que uno podría etiquetar como novedades. En las estanterías hay desde clásicos en inglés como Animal Farm de Orwell (una reimpresión de la primera edición) a joyas como la primera edición en catalán de Vol de nit, de Randall Jarrell, con ilustraciones de Sendak. «Hay muchísimos libros que sólo estarán una vez en la librería, por la sencilla razón de que son únicos, insustituibles. Hoy hemos vendido una edición argentina, preciosa, de Pelo de zanahoria, de Jules Renard. Será complicado volverlo a tener. En nuestro Facebook ponemos cada día el libro que más pena nos ha dado vender, justamente porque sabemos que quizás sea el único, el último. Guardaremos un registro de todos los libros que hayan pasado por Lino, pero muchos no los tendremos más que una sola vez. Por todo eso es una librería mutante», explica Jan.
Queda claro que Lino no es una librería al uso, sino más bien un lugar donde se recomiendan libros especiales, uno podría decir incluso que allí se reúnen los libros favoritos de la editorial barcelonesa o, como dice Jan, «nuestra biblioteca personal». «No es un escaparate de novedades, porque justamente novedades es lo que no tenemos y aquello a lo que damos menos importancia. A nuestra librería no se va a buscar un libro porque probablemente no esté, sino a descubrir uno que probablemente no conocías». Y eso pasa por ejemplares excepcionales, que pueden ser ediciones de segunda mano que se han convertido en tesoros o hallazgos sin traducir.
Aquí es donde entra en escena ese proceso de rastreo que ha convertido el equipo de Blackie en una especie de escuadrón entregado a la búsqueda y captura de pequeñas joyas literarias a la espera, en ocasiones, de una nueva oportunidad. «Llevamos semanas convertidos en buscatesoros de segunda mano: hemos descubierto libros increíbles por el camino... y luego no los queremos vender! Nos gusta mucho la idea de crear un gran archivo de todo lo que ha pasado por la librería, una colección siempre mutante de libros conectados extrañamente entre sí». La oferta de Lino es, por así decirlo, una mezcla de libros de Blackie con «algunos infantiles, nuevos y antiguos, clásicos ilustrados, algunas recuperaciones de los 70 en ediciones preciosas, algunos libros de importación con ediciones de lujo, algunos libros de no ficción con temas curiosos, libros que nos hubiera gustado publicar, libros que están en la órbita de algunos de Blackie, etc...». Jan lo resume así: «Estaríamos contentísimos de tener esta misma selección en el salón de nuestra casa».
La cosa no termina ahí, además. «La idea más bonita es que en esas tres grandes estanterías pasen siempre un montón de cosas a partir de los libros: escritores que recomiendan libros, libreros invitados, estanterías temáticas y muchos juegos más. Ah, y una idea muy bonita, inspirada en el También te gustará..., las constelaciones de libros alrededor de nuestras obras favoritas. No hay nada más bonito que las conexiones entre libros. Por último, tendremos siempre a libreros ilusionados por recomendar o explicar alguno de sus libros favoritos. Esa parte también nos parecía muy importante». 
Lino funciona desde principios de semana con un horario laxo y más bien vespertino (por la noche cierra a las diez) y supone un nuevo giro dentro del sector. «La verdad es que nosotros tampoco hemos encontrado ninguna librería dentro de un hotel, pero eso no nos inquietaba demasiado», confiesa Jan, «lo que nos interesa es que venga gente de la ciudad, del barrio, gente que se encariñe con nuestra selección o que quiera descubrir nuestro espacio».

dilluns, 12 de setembre del 2016

robinson entrevistada per obama


L'entrevista va tenir lloc el 14 de setembre de 2015, a la Iowa State Library, Des Moines, 
Un nou fenomen literari
La calvinista que va seduir Barack Obama
Marilynne Robinson culmina la seva trilogia de l'Oest Mitjà
Xavi Ayén
La Vanguardia. 18|11|2015

Un dia a la casa que l'escriptora Marilynne Robinson (Sandpoint, 1943) té en un turó d'Iowa va sonar el telèfon. Era una secretària de veu suau. "Bona tarda. Li truco per dir-li que el president Obama és un admirador de les seves novel·les i que se sentiria molt honrat si acceptés sopar amb ell i la seva família a la Casa Blanca". Aquell sopar va ser estimulant i, poc després, va rebre un correu de la mateixa secretària perquè acceptés ser entrevistada davant el públic per "Mr. President", cosa que va passar després a Des Moines el 14 de setembre passat. El president dels Estats Units fent de periodista literari davant la seva autora favorita! Qui ho supera, això?
La senyora Robinson té 71 anys, no ha inspirat cap cançó però ha escrit quatre novel·les, només quatre, perquè "només publico quan n'estic molt convençuda". És professora al mític taller literari de la Universitat d'Iowa -on van ensenyar al seu dia John Cheever, Philip Roth o James Salter- i es jubila el semestre que ve...

Aquí trobareu la transcripció de l'entrevista, en anglès, però. 


dissabte, 10 de setembre del 2016

pedrolo a tàrrega



Mural de  Xavi Morillas (Snap), realitzat el març del 2015,
a la cruïlla de l'avinguda de Catalunya amb l'avinguda de  Balaguer, Tàrrega.

[Font: Apuntador Núvol ‏@apuntadorNUVOL]


divendres, 9 de setembre del 2016

diari d'una llibretera


L’ESCUMA DE LES LLETRES
Diari d’una llibretera
LLUÍS A. BAULENAS
Ara Llegim. 03/09/2016

Isabel Sucunza és el 50% de l’ànima de l’exitosa llibreria Calders (l’altre 50% és Abel Cutillas). Té el costum de difondre per la xarxa les seves impressions sobre el dia a dia de la llibreria. En particular, els comentaris de molts dels seus clients, que agafa, suposem, d’amagat. En general, aquesta mena de traïció (detalla els comentaris a través de suposades transcripcions) acostuma a ser crítica i servida a través de la ironia. Els seus comentaris també fan un repàs del món editorial i cultural que visita la llibreria. L’últim, que ens va alegrar l’insuportable mes d’agost, va ser aquest, sobre els omnipotents comercials de les editorials. Comença parlant el comercial:
-Hola, te traigo el boletín de novedades de septiembre.
-Gracias, nos lo miraremos.
-Al final tienes también los pósters y los expositores; pedid los que queráis, que son gratis.
-Es que no ponemos pósters ni expositores.
-Pero van muy bien para dar visibilidad a los libros.
-Usamos las mesas para dar visibilidad a los libros que nosotros decidimos.
-Uhm... No colaboráis.
Aquesta última frase és digna d’El Padrí, ja que el següent pas és el comercial tornant-hi acompanyat d’un paio gran com un armari i dient-li: “Et faré una proposta que no podràs rebutjar”. Quina por.
Fascinació pels expositors
Aquesta esceneta toca de ple una de les realitats de tota la vida i que el públic en general no sap: les llibreries tenen els seus expositors, però les editorials fins i tot paguen per col·locar els seus. La gran editorial fa un desplegament que enlluerna sovint alguns llibreters. I com que el plantejament “a visibilitat més gran, més vendes” és cert (el tant per cent de compradors que actuen a cop calent en una llibreria és el mateix que el dels supermercats), la lluita per captar no només el millor espai, sinó la màxima quantitat d’espai, és forta. Si topes amb una llibreria com la Calders, que no posa pòsters ni expositors, les petites editorials tenen una probabilitat més alta de competir. I, no cal dir-ho, defuig el comprador de llibres que hi entra amb pressa i agafa el primer que veu en un expositor. A la llibreria Calders, com tantes llibreries serioses de casa nostra, es compliquen la vida, et compliquen la vida. Per això les adorem.


dijous, 8 de setembre del 2016

biblo tøyen


La Biblioteca Pública d'Oslo va inaugurar el passat 31 de març un centre dedicat exclusivament a nois i noies entre 10 i 15 anys. Es diu Biblo Tøyen i presenta grans novetats tant pel que fa a l'organització de l'espai com a la distribució dels fons, tot pensat per facilitar la creació d'itineraris de descoberta que animin a explorar-la lliurement. No s'admeten adults (ni germans petits), gràcies.



A Oslo c’è una biblioteca «vietata ai maggiori». Alessandra Rotondo. Giornale della libreria. 7|6|2016.
[Font: Il libraio]

dimecres, 7 de setembre del 2016

aparadors


Font:Víctor Fernández ‏@VictorFdez.



dimarts, 6 de setembre del 2016

a londres



Solo el sonido de las hojas
Jorge Carrión
El País Semanal
28|8|2016
Sin móviles y pensada como un santuario de la concentración. Así es la última librería de moda en Londres
"Teléfonos no, por favor". Esta nueva librería londinense se llama Librería -en español- y te exige amablemente que te desconectes un rato. Su interior de estanterías amarillas y techos dorados es especular, hipnótico, sin wifi y sin cafetería. Pero la cafeína se consigue con sólo cruzar la calle. Estamos frente al Second Home -un espacio de coworking y restaurante cuyo diseño podría ser lo mismo de los años sesenta que del futuro-, que se ha convertido en el refugio de moda de los profesionales jóvenes que, en esta burbuja inmobiliaria que llamamos Londres, deben compartir oficina.
Estamos muy cerca del Whitechapel de Jack el Destripador, de restaurantes paquistaníes y de descampados con grafitis y de barberías: no puede ser más fuerte el olor a gentrificación (qué poco huele en comparación la palabra aburguesamiento).
"Vivimos un momento cultural muy interesante, en el cual nosotros optamos por lo tangible: el libro, que no es sólo un deseo, sino también un objeto", dice Sally Davis como si recitara una lección bien aprendida. Seguro que fue la primera de su clase. Bajo esas gafas enormes y ese flequillo moderno se encuentra una antigua periodista del Financial Times y una lectora omnívora, directora ahora de  este "santuario de la atención, de la concentración y del descubrimiento". Los libros no están clasificados por editorial o género, sino por temas: Madres, madonnas y putas; Tiempo y espacio; Tecnología y artesanía; o Primera persona.
Además ofrecen selecciones de comisarios invitados, como David Rowan -editor de Wired- o la escritora Jeanette Winterson, autora de ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal? "Una librería es una criatura que evoluciona", sentencia Davis, que inauguró la suya el pasado mes de febrero.
El diseño lo firma el estudio de arquitectura español Selgascano, que se inspiró para ese techo de espejo que duplica los anaqueles hasta el infinito en La biblioteca de Babel, el cuento de Borges. No sé si conocerán su librería hermana, igual de bella, cinco veces más grande: la que aparece si atraviesas esa superficie especular que nos envuelve y nos multiplica. Se llama Ulises, fue diseñada por Sebastián Grey y se encuentra en Santiago de Chile. Su cielo también se refleja y te eleva hacia la estratosfera bibliográfica.
Me vibra el móvil. Disimulo. El zumbido me baja por la pierna y me ancla al suelo, tras tantos minutos en las nubes.. "¿Qué hacéis si alguien utiliza el móvil?", le pregunto, sonrojado, de camino a la salida. "Pues le explicamos nuestra filosofía y le pedimos amablemente que lo apague: la gente está deseando que le den permiso para estar presente". Pese a la vibración y al miedo a ser pillado in fraganti, como siempre, me compro un libro. Davis estampa en la primera página de The Meaning of the Libray (el sentido de la librería) el sello de Librería. "Como hacen en Shakespeare and Company", le digo. "Sí, sí, lo copié de allí".


dilluns, 5 de setembre del 2016

marilynne robinson


Marilynne Robinson és novel·lista i assagista, guanyadora del Premi Pulitzer de Ficció i guardonada amb la Medalla Nacional d’Humanitats. Doctora en Literatura anglesa per la Universitat de Washington, ha estat professora en diferents universitats, com la de Kent o Massachusetts, i actualment és professora del Programa d’escriptura creativa de la Universitat d’Iowa.  És coneguda també pel seu coneixement sobre el calvinisme, a més de les seves reflexions sobre el rol de la religió en les societats modernes, una qüestió que ha tingut un impacte important en tota la seva obra. Autora de novel·les de reconeixement internacional, com ara Housekeeping (1980), Gilead (Galaxia Gutenberg, 2011), Home (Galaxia Gutenberg 2012), la seva darrera novel·la, Lila (2014), acaba de ser traduïda al català (Edicions de 1984) i al castellà (Galaxia Gutenberg). A més, també és autora dels assajos Mother Country: Britain, The Welfare State, and Nuclear Pollution (1989), The Death of Adam: Essays on Modern Thought (1998), Absence of Mind: The Dispelling of Inwardness from the Modern Myth of the Self (2010) i When I Was a Child I Read Books: Essays (2012). Ha escrit de manera regular per a publicacions com Harper’s, The Paris Review i The New York Times Book Review.
CCCB
Actualització: 4 agost 2015

diumenge, 4 de setembre del 2016

la millor biblioteca és una taverna, que diria en michaleen oge flynn



Library Pub. 472 Main St., Wolfville, Nova Escòcia, Canadà.


dissabte, 3 de setembre del 2016

llibreries de poble


Un poble necessita un forn i una llibreria per ser poble
La meitat de les llibreries catalanes factura menys de 90.000 euros l'any, i només el 10%, més de 600.000. I, tot i això, les llibreries catalanes venen el 20,3% del total d'Espanya. Això vol dir que els petits llibreters de poble són una part tan fonamental com oblidada del sistema editorial. Fem justícia.
RAFAEL VALLBONA
El Mundo
1|9|2016

La conversa amb l'editora va anar així:
-Pensa que és lluny, i que probablement no vindran més de deu o dotze persones a la presentació.
-I què. No hi tenen dret aquesta dotzena a que un autor vagi a parlar-los del seu llibre?
-Sí, però en vendràs molt pocs.
-Quants habitants té el poble, uns 2.000? Coi, si un 6% de la població compra el llibre és un èxit sense precedents en la història editorial.
Hi vaig anar. Era una llibreria molt petita, i també venia caramels, diaris, llibretes i plumiers. Hi havia onze persones. En acabar l'acte vaig vendre sis llibres. Al cap d'un mes n'havien venut una vintena. Els líders d'opinió locals havien funcionat; de fet solen fallar poc. Els llibres es venen d'un en un. I ai d'aquell que es pensa que traient la cara per la tele serà un best seller. Els seus dies com a escriptor d'èxit seran menors que el nombre de persones que solen anar a les presentacions que es fan a les llibreries grans de les ciutats grans. Aquelles que solen sortir als mitjans de comunicació i que nomes són l'1,9% del total de Catalunya. Les altres, les més petites, de poble, són el 46%. Unes facturen més d'1,5 mil·lions i les altres entre 30.000 i 90.000 euros. Les mitjanes venen entre 90.000 i 600.000, el 43%, i d'aquí al mil·lió llarg, són un 8,5%. I entre totes prop de 708 mil·lions: el 20,3% de tots els llibres venuts a Espanya. Conclusió: totes són igual de necessàries per a mantenir el sistema editorial.
Les dades del Gremi de Llibreters diuen que a Catalunya hi ha unes 430 llibreries i 659 punts de venda, segons el Mapa de Llibreries d'Espanya 2014, l'11,8% del total estatal. Això representa una mitjana de 5,7 llibreries per 100.000 habitants, per sota de l'estatal de 7,8. Segons el gremi «això s'explica perquè la xarxa llibretera catalana és més especialitzada, més ben repartida arreu del país, millor redimensionada i segurament ja ha fet part de la reconversió necessària per als nous temps». Us n'explico algunes en representació de tota la resta. Són petites llibreries on hi he presentat llibres propis o d'altri, on hi he remenat i comprat i on, com que m'estimo els llibres, hi he estat feliç.
Una 'road movie' llibretera
Conec en Joan Dulsat des de 1979. Jo era un jovenet lletraferit sense un ral, ell era un somiador. Li agradaven els llibres i volia que al seu Arenys tan literari hi hagués «un espai cultural on puguis trobar literatura, poesia, art, música, fantasia, contes. I tot allò relacionat amb la cultura». Li va posar El Setciències. El setembre de 1979 hi va haver festa: en Joan i la Montse havien acomplert un somni. D'això fa 37 anys, Arenys ja no és tan literari, però ells continuen omplint-la de llibres, majoritàriament d'autors locals i catalans, i fins i tot n'editen. «El futur de les llibreries és bastant incert», diuen. «No sabem què passarà d'aquí uns anys. De moment, anem fent, mica en mica».
Camí de l'Escala passo per Pineda, on el 1995 vaig parlar a la inauguració de l'Arbre Verd. El que havien de ser unes paraules engrescadores es van convertir en un emocionat record a en Néstor Luján, mort aquella tarda.
La sorpresa dels darrers anys és Vitel·la, a l'Escala. La vaig descobrir per casualitat un dissabte a la tarda d'abril tot passejant. Vaig mirar a una finestra il·luminada al pis i hi vaig veure en Carles Duarte. Hi vaig entrar. En Josep Maria Fonalleras hi presentava Climent i estava a petar. Jo encara no hi he presentat cap llibre, però ho he de fer com sigui per dos motius: A) perquè tenen una programació d'activitats que moltes institucions voldrien saber fer i ser-ne part em prestigiarà, i B) perquè algú que pensa així és mereix que li fem l'onada: «Només ens vam plantejar l'opció d'obrir una llibreria. I ho vam fer quan vam veure que tancaven la de l'Escala. Recordo que quan en un sopar familiar d'estiu vam comentar aquest fet, algú va dir: 'un poble necessita un forn i una llibreria per ser poble'. D'aquí va sorgir l'idea d'obrir la Vitel·la, que inauguràvem el 30 d'octubre de 2011». Val a dir que ja tenien l'editorial. Olé.
La Teresa tenia 28 anys quan, amb la seva germana i 300.000 peles de l'atur, van agafar un quiosc que es traspassava. Avui és la llibreria El Cucut a Torroella de Montgrí, aquest poble a l'entrada del qual hi ha un embús perpetu per anar a la costa. El març vinent en farà 30 anys. Hi vaig anar un vespre a parlar dels meus llibres. Estava desolada, coincidia amb un cine-club. «Serem quatre», vaig pensar. Resultat: més de 40 persones, comptant-hi en Vicenç Pagès, i una trentena de llibres venuts. Sort que hi havia cine.
El Cucut, a més, s'ha fet coneguda per organitzar un Sant Jordi pagà. Com que sap que a la diada no li vindrà cap escriptor, perquè tots són a Barcelona suant i barallant-se amb pintorescos espècimens, el Dijous Sant convida a tots els autors a firmar i parlar amb els lectors: èxit brutal. Fins i tot hi va TV3, que ja és. Per què ho fa? «Crec que una llibreria és el pont entre l'autor i el lector. Hem de trobar a qui va dirigit un llibre. I hem de trobar el llibre que vol llegir un lector. No som crítics ni elitistes. Som lectors i prou. Escoltant el que demana el lector i sabent què tenim a la llibreria, trobarem el llibre adequat». Alguna pregunta més?
A Olot hi vaig anar un dia que plovia a bots i barrals, no és nou, ja ho sé. Les presentacions les fan a Can Trincheria, el museu. La llibreria El Drac és al davant, al principi del Firalet, en un bellíssim edifici modernista. La Irene Bonet no anava per llibretera. Ella era la filla d'en Josep Maria, que la va obrir el 1973 amb en Miquel Aulina. Llibreters progres. El traspàs del pare li va fer plantejar-se quin grau de responsabilitat amb la història assumia, i des del 2004 n'és la propietària; fet que no li impedeix mullar-se quan fan presentacions al museu del davant: «Som optimistes malgrat la situació econòmica i l'agressivitat de les grans superfícies», assegura. I jo.
El sud també existeix
Passo per la Cellera de Ter on, entre l'Estació i l'Espiral, dos petits punts de venda que se'n diu tècnicament, van vendre una cinquantena de llibres d'en Serrallonga el dia que hi vam presentar la sèrie. Tothom va estar content. Quina sort que existeixin en un poble de 2.000 ànimes i poc.
A Sallent, al Bages, hi vaig anar a parlar d'un modest supervendes. L'acte va ser a la casa museu Torres Amat i em van tractar com algú important i noble. Hi eren els d'Utopia, un nom lògic per a un poble obrerista. L'any 1979 en Jordi Perarnau i en Genís Sabaté van creure que «a un poble minaire com Sallent amb un 50% d'immigració castellanoparlant, calia crear un lloc de confluència per cobrir el buit cultural; fer país i col·laborar amb l'incipient moviment polític i cultural de llavors; calia ser proactius. Un altre tipus de comerç no s'adeia a aquests objectius, teníem esperit de xirucaires». Ho diuen els seus propietaris actuals, la Teresa Bacardit i l'Antoni García, que es van fer càrrec de la llibreria dos anys després de ser fundada; fa 36 anyets.
Al vèrtex est del domini de parla catalana hi ha Vall-de-roures, capital del Matarranya, 2.300 habitants i seu d'una llibreria de poble, la Serret, que ha estat capaç de revertir la globalització en favor dels petits. L'Octavi Serret, home inquiet i tenaç com pocs en aquest negoci, en 33 anys ha convertit la petita llibreria en un símbol d'agermanament cultural aragonès, valencià i del principat.
Uns anys després, i ja en fa vint, en Ramon Morgades va obrir l'Índex, a l'Espluga de Francolí, llibreria que té una homònima a Vilassar de Mar i que també m'ha acollit en un club de lectura. Conec en Ramon a la parada que munta al festival de novel·la negra El vi fa sang; parada on no hi falta cap títol, perquè sap que ha d'aprofitar ocasions com aquesta. «Sort de la molta gent que promou festivals, premis i presentacions de llibres. Fan una gran tasca per la cultura. Al poble tenim els Baldiri Reixac, El Rusc de poesia, el festival El vi fa Sang de novel·la negra i les múltiples presentacions del Museu de la Vida Rural». Però malgrat aquests auguris, sap que una llibreria de poble cada dia ho té més difícil. «El futur el veiem força negre, ja que la venda de llibres cada vegada és més per encàrrec i urgent, les distribuïdores no ens ho posen gens fàcil per servir a temps, i la gent compra a les grans cadenes o per internet».
Passo per El Prat de Llobregat on una altra llibreria Drac combat amb bon servei i assessorament lector la proximitat amb Barcelona, i acabo aquest viatge a casa. Sense voler-ho sóc culpable de què en Xavier Boronat obrís la llibreria Vapor Vell, a Premià de Mar, fa dos anys i poc. «M'agrada llegir més que cap altra cosa, i a Premià de Mar i rodalies no hi havia llibreria des de feia anys. Vam creure que teníem una possibilitat i de retruc crear un servei a la ciutadania facilitant accés als llibres i fomentant la lectura amb activitats». El futur? «Incert com qualsevol iniciativa cultural privada, però de moment intentant donar-nos a conèixer al territori com una llibreria de referencia». Per què sóc culpable d'aquesta lloable iniciativa ubicada en un local que havia estat botiga d'un regidor, precisament, de cultura? Jo confesso: amb tres socis més també he estat llibreter de poble, Proa Premià es deia. La va continuar l'Albert Calls fins que la crisi va amenaçar amb arruïnar-lo. Va aturar-ho a temps.
Les dades de què disposa el Gremi no són suficients per dir quantes llibreries han obert o tancat durant la crisi, però sí que saben molt bé els principals problemes dels llibreters de poble: «Fons editorial sobredimensionat pel nombre de lectors, un volum molt alt de novetats, feble capacitat financera i poca capacitat d'arribar als mitjans i donar-se a conèixer ja sigui per la falta de coneixement o recursos per fer-ho i també per la mirada que fan aquests de la realitat del món del llibre sovint centrada en les capitals i grans ciutats». En això potser hi hem fet alguna cosa.


divendres, 2 de setembre del 2016

dijous, 1 de setembre del 2016

no llegiu, gràcies


A veces me llaman profesores de enseñanza media para que acuda a sus centros de trabajo e intente convencer a sus alumnos de que lean.
-¿De que lean qué? -pregunto.
-Cualquier cosa -dicen-. Novelas, por ejemplo.
A mí, de adolescente, me prohibieron las novelas. Las leía debajo de las sábanas, sujetando con los dientes la linterna con la que mi padre nos miraba la garganta cuando teníamos anginas. Mi padre no era médico: nos veía la garganta por vicio. Tampoco yo era un lector profesional. Me asomaba a la boca de los libros por una inclinación morbosa. Jamás pensé que esa actividad formara parte de mi educación, aunque más tarde comprendería que se empieza a leer por las mismas razones por las que se empieza a escribir: para comprender el mundo.
Iremos por partes, pero permítanme de entrada la afirmación de que el lector, como el escritor, nace del conflicto. Sin conflicto no hay escritura ni lectura. Leemos y escribimos porque algo no funciona entre el mundo y nosotros. El conflicto no desaparece al leer o al escribir, pero se atenúa de manera notable. Decía Blanchot que la página del libro (del libro literario, quiero decir, de la novela, del poema, del buen ensayo) tiene dos caras; en una se mira el escritor y en la otra el lector, aunque los dos buscan lo mismo: un espejo que les devuelva de sí y de la realidad una imagen menos fragmentada que aquella que sufren a diario. Tanto el uno como el otro, tanto el escritor como el lector, son bichos raros, personas difíciles que sufren desacuerdos graves con lo que les rodea. Y esos dos bichos raros se encuentran ahí, en el libro, que es también un lugar oscuro, un callejón, diríamos, allí es donde se encuentran.
El libro ha tenido siempre algo de callejón frecuentado por personas huidizas con tendencia, como decíamos, a la clandestinidad. Por eso, uno de los factores que más daño ha hecho a la lectura es el consenso respecto a sus virtudes. Cuando yo era pequeño, cuando yo era joven, la lectura no estaba muy bien vista. Los niños y los adolescentes lectores dábamos un poco de miedo a nuestros padres, a nuestros profesores. Ese miedo de los otros nos confirmaba que estábamos en el buen camino. Por haber, había incluso una lista, una bendita lista de libros prohibidos por el Vaticano, que eran, lógicamente, los que con más ansia buscábamos. Hoy, en cambio, todo el mundo asegura que leer es bueno. Lo dicen los padres, lo predican los profesores y lo corroboraría, si tuviéramos la oportunidad de preguntarle, el ministro del Interior. Con franqueza, si yo fuera adolescente, ni me acercaría a una actividad ensalzada por mis padres, por mis profesores y por el ministro del Interior. Me entregaría a los videojuegos, que producen aún mucha inquietud en las personas de orden.
Pero decía que me llaman a veces de los institutos de enseñanza media y yo acudo, no siempre con el mismo ánimo, para explicar a los jóvenes que la lectura es ya una de las pocas actividades transgresoras en una sociedad en la que prácticamente todo está permitido. O, peor aún, en una sociedad que es muy permisiva con lo que se debería prohibir y muy prohibitiva con lo que debería permitir. Les explico que los lunes por la mañana, cuando salgo a pasear por el parque cercano a mi domicilio, veo indefectiblemente rotos los cristales de una o dos marquesinas de autobús y tres o cuatro papeleras arrancadas de sus soportes. Son destrozos llevados a cabo durante el fin de semana por jóvenes que no son capaces de expresar su malestar de otro modo. Odian el sistema y apedrean por tanto los símbolos externos de ese sistema practicando un modo de delincuencia atenuada que les compensa momentáneamente del dolor de vivir en un mundo sin salida, sin horizonte moral o laboral, en un mundo loco.
Intento explicarles que lo que ellos toman como un acto de rebelión fortalece al sistema hasta extremos que no podrían ni imaginar. La sociedad, les explico, puede prescindir de otras personas, pero no de los delincuentes. "El delincuente -decía Octavio Paz en un ensayo de juventud -confirma la ley en el momento mismo de transgredirla". Les explico que cuando beben cuatro cervezas y arrancan de raíz ese semáforo con el que yo tropiezo el lunes por la mañana, están haciendo gratis algo por lo que les deberían pagar. Estoy convencido, les digo, de que si un día, de la noche a la mañana, desaparecieran los delincuentes, el Ministerio del Interior no tardaría ni 48 horas en convocar oposiciones para cubrir urgentemente todas esas vacantes.
El joven, pues, que el sábado por la noche se emborracha y que al amanecer, antes de regresar a casa, llena de silicona la ranura de un cajero automático para no irse a dormir sin haber contribuido a la liquidación del sistema, no sabe hasta qué punto está contribuyendo a reproducir lo que detesta. Ese chico no es peligroso; en realidad, es un funcionario que trabaja gratis para el sistema. Destroza el mobiliario urbano con el mismo gesto de rutina con el que el funcionario de Hacienda nos dice que volvamos mañana.
Cuando digo esto en institutos difíciles, aunque también en los de clase media, los chicos se quedan lógicamente sorprendidos. Les explico a continuación, porque así lo creo, que el joven verdaderamente peligroso es aquel que un viernes o un sábado por la noche se queda en casa leyendo Madame Bovary. Por lo general, no saben quién es madame Bovary, pero he comprobado les suena bien, por lo que no suelo cambiar de título.
Ese individuo que se queda a leer Madame Bovary, les aseguro, es una bomba. ¿Por qué?, noto que me preguntan con la mirada. Porque la realidad, les explico, está hecha de palabras, de modo que quien domina las palabras domina la realidad. Ellos dudan, claro, porque miran a su alrededor y no acaban de ver la relación entre la realidad y las palabras. Entonces les recuerdo el cuento aquel de Andersen, El rey desnudo, o El traje nuevo del emperador, según la traducción. Todos ustedes lo conocen. No me digan que no les resulta sorprendente el éxito de ese relato si consideramos que se narra en él la historia de un pueblo que ve vestido a un señor que va desnudo. Parece una historia inviable por inverosímil, pero lleva años cautivando a niños y a mayores de todas las nacionalidades. ¿Por qué?, me pregunto en voz alta delante de los alumnos a los que intento convencer de las bondades de la lectura. Pues porque lo que ocurre en ese cuento, respondo tras unos segundos de tensión teatral, es lo que nos ocurre cada día desde la noche a la mañana a todos y cada uno de nosotros: que salimos a la calle y vemos lo que nos dicen que veamos. Si la orden de ese día es ver al Rey vestido, lo veremos vestido, aunque vaya en pelotas. En otras palabras, vemos lo que esperamos ver. Y esto es así de simple y así de espectacular. Las palabras son generadoras de realidad. Y la ausencia de palabras también. Por eso invito siempre a los alumnos a preguntarse hasta qué punto es real la realidad.

Juan José Millás. A mí, de adolescente, me prohibieron las novelas. El País. 21|8|2016.