dijous, 18 de juliol del 2019

crear expectació


La apuesta editorial. La «gran novela americana» por excelencia de los años treinta fue obra de una completa desconocida. El editor, también de MacMillan, Harold Latham había pasado por Atlanta en una gira nacional en busca de nuevos valores, y allí conoció a Margaret Mitchell, una periodista local que tenía un novelón a medio escribir. Latham y sus ayudantes le sugirieron a lo largo de varios meses distintas correcciones que Mitchell aplicó disciplinadamente. Una vez puesto el punto final, la autora no era muy consciente del potencial de la obra. «No sé cómo esperan venderla los de la editorial», le dijo a su marido. «No te preocupes. Tenemos tantos primos que solo en Georgia comprarán cinco mil ejemplares», respondió este.
En realidad, los editores de MacMillan sabían perfectamente que con Lo que el viento se llevó tenían un tesoro en las manos, y pusieron en marcha una técnica de marketing editorial no ensayada hasta entonces: enviaron 10.000 ejemplares de promoción a libreros y opinion makers de todo el país, y contrataron a un publicitario exclusivamente para promover el libro.
Ni que decir tiene que la planificación fue un acierto. Y desde entonces la técnica de inundar el país de ejemplares previos para crear expectación ha sido empleada otras veces para lanzar a autores desconocidos: se hizo favorablemente con la primera novela de Scott Turow Presunto inocente y con la novela de Colleen McCullogh El pájaro canta. Aunque también son incontables las veces en que el método no ha funcionado. Contra lo que algunos editores y críticos parecen creer, el marketing, por sí solo, muy raramente levanta éxitos de ventas.

Sergio Vila-Sanjuán. Código best seller: las lecturas apasionantes que han marcado nuestra vida. Temas de Hoy, 2011. P. 94.

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