Llega un día en que los libros adquieren forma de otros objetos. La acumulación explota y construye extrañas siluetas. Te preguntas si tiene sentido amontonar novelas que nunca volverás a leer. No lo tiene, seguramente. Es decir, lo tiene. En el fondo del corazón de los individuos palpita oscuramente una pregunta inconclusa, que aflora en esos instantes atribulados en los que dudas si continuar defendiendo a ultranza la presencia en casa de ciertos libros. La pregunta es: «Y si...?». Todos somos temerosos de un futuro en el que nadie está a salvo de necesitar un libro al que hacía tiempo que daba la espalda. «¿Y si se pone de moda Emilia Pardo Bazán?». «Y si un día necesito rescatar una cita de Don Álvaro y la fuerza del sino?». «¿Y si un día me viene bien la biografía de Leandro Fernández de Moratín?». Y si...
Nadie está libre de una desgracia y, desde luego, nadie puede vivir sin el miedo a los peores presagios. Entretanto, no tiras nada a la basura. No prestas nada. Todo es susceptible de ser necesario en la eternidad. Aún me tiembla en un bolsillo de una vieja cazadora una cita de Borges, sacada de El inmortal, cuando dice que «en un plazo infinito le ocurren a todo hombre todas las cosas». Así que prefieres estar preparado, por lo que pueda pasar. No durarás más de ochenta años, siendo generoso. No hay más que ver la vida que has llevado en los primeros cuarenta. Pero por si el destino te deparase la eternidad, o un infinito más o menos razonable y corto, no pierdes de vista tu ejemplar de Blasco Ibáñez, cuya tapa ya se han comido las ratas.
Juan Tallón. «Instrucciones para tratar con un libro». A: Mientras haya bares. Círculo de tiza, 2016. P. 256-7.
dissabte, 15 de febrer del 2025
i si...
Escrit per
matilde urbach
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