dissabte, 13 de gener del 2018

la scugnizzeria


LORENA PACHO
Una librería en el viejo bastión de la Camorra
El País
10|1|2018
Que una librería, una tienda especializada en miel y cerveza artesanal, una escuela de teatro o un parque infantil se perciban como el símbolo de una verdadera revolución solo se explica si pasa en Scampia, un barrio —gueto hasta hace poco— de la periferia de Nápoles que durante décadas fue bastión de la Camorra y que se convirtió en el mayor supermercado europeo de la droga, nido de criminalidad y paradigma de la degradación. Ahora quiere enseñar su otra cara. La que pide a gritos dejar de ser sinónimo de guerras de mafia, extorsión y omertá y que busca algo sencillo y a la vez complejo en una tierra aniquilada: normalidad.
Los columpios ocupan el lugar de una narcosala, un campo de fútbol el de 77.000 kilos de neumáticos abandonados y una escuela de educación ambiental sustituye a un vertedero incontrolado. De los 21 puntos de venta de estupefacientes solo quedan dos y en su lugar han surgido tiendas en las que se elaboran y venden productos de la zona.
"Antes había un punto de venta de drogas cada ochenta metros y hoy hay una revolución cada ochenta metros", explica el escritor Rosario La Rossa, que tras el asesinato en 2004 de su primo Antonio Landieri —lo mató una bala perdida de un ajuste de cuentas entre clanes— fundó el proyecto Voces de Scampia para denunciar y combatir a la mafia con alternativas.
Su particular aportación a la revolución es una librería que abrió hace tres meses y que es la primera que muchos han conocido en la zona. Han tenido que pasar 40 años de mafia y abandono para que en Scampia se vuelvan a vender libros. "Antes había que recorrer 10 kilómetros para poder comprarlos, no se vendían ni siquiera textos escolares. Era absurdo", dice y después pronuncia una frase significativa: "Había chicos que nunca habían leído un libro"
El local, que también es biblioteca e imprenta, está dedicado precisamente a ellos, para evitar que caigan en las redes de los clanes. Se llama la Scugnizzeria, que en dialecto napolitano quiere decir "tierra de golfillos" o "chicos de la calle". Para La Rossa se trata de "un síntoma de normalidad". En un entorno con cifras alarmantes de desempleo y delicuencia juvenil, donde comprar un arma o drogas era más fácil que conseguir un libro, ahora su lema es "trapicheamos con libros".
Además han impulsado el plan Un libro pendiente, para dejar ejemplares pagados, lo que ofrece una idea de lo que el pequeño negocio supone para el barrio en particular y la lucha contra las mafias en general.
Para sustentar el proyecto, las pasadas fiestas plantearon una "Navidad antimafia", con cestas navideñas que vendieron por todo el país y en las que productos Made in Scampia se mezclaban con libros y documentales que recogían las historias de las víctimas de la Camorra.
Al timón estaban jóvenes del barrio, menores de 30 años, que crecieron jugando a la pelota "donde se chutaban los toxicómanos", como recuerda La Rossa, y vivieron entre el reguero de muertos que dejó la guerra entre clanes. "Era lícito irse de un lugar así, pero nos quedamos y hemos demostrado que las buenas personas de este lugar pueden marcar la diferencia, sin ser héroes, siendo simplemente escritores, libreros, profesores de teatro o productores de miel.
Hoy el barrio se está convirtiendo en un modelo de cambio", asegura, y añade: "Lo que se ve en Gomorra [la serie sobre la mafia napolitana basada en el libro homónimo de Roberto Saviano] es la Scampia de hace diez años".




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