dimecres, 2 de maig del 2018

shirley jackson, vida i miracles


GRACE MORALES
Shirley Jackson y el horror doméstico en la literatura
Jot Down

He aquí a la autora que abrió la puerta y se internó en la habitación más extraña de la mansión de los géneros literarios. La escritora que caminó más allá del terror, de forma calmada, con exquisita educación y muy malas intenciones. La obra de Shirley Jackson abarca la literatura infantil, los cuentos siniestros y la novela gótica, además de numerosos ensayos y artículos sobre sus vivencias como madre y esposa de crítico literario, aficionada a rituales muy poco ortodoxos y nada recomendables para una tímida ama de casa que residía en un pequeño y tranquilo pueblo del sur de Vermont, Nueva Inglaterra.
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Escritora conocida en Estados Unidos durante su vida, aunque carente de prestigio como autora, Jackson se vio rodeada de una leyenda tan oscura como sus textos, a juzgar por sus propias palabras y los testimonios de quienes la conocieron. Muchos de sus cuentos fueron publicados por primera vez en The New Yorker, donde colaboró de manera regular durante las décadas de los años cuarenta y cincuenta, así como en otras revistas (Harper’s, Collier’s, Woman’s Day…). Sus lectores leían con placer las divertidas y afiladas reflexiones de la esposa y madre de cuatro hijos, quien intentaba combinar el estrés de sus deberes domésticos con la escritura. En 1952 se agruparían los textos en un libro titulado Life Among The Savages. Además de varios cuentos de ficción, en él Jackson relata el traslado a North Bennington, el pequeño y tranquilo pueblo de Vermont, y la peripecia por escoger una casa, ante la incomprensión de la agente inmobiliaria, a quien no le cabe en la cabeza que una familia se instale en un pueblo como ese de alquiler y sin apenas dinero. El resto de los vecinos, una comunidad pequeña y muy cerrada, católica y conservadora, tampoco comprendía a los Hyman-Jackson: ellos eran de ciudad, «intelectuales» que escribían y trabajaban en la universidad, el marido era judío, y además recibían a gente muy rara en su casa.
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Shirley Jackson nació hace cien años en San Francisco, dentro de una familia de clase media que no recibió muy bien su llegada, demasiado temprana para su madre, que se acababa de casar y quería disfrutar del matrimonio. Siendo muy jovencita, sus padres dejaron bien claro que detestaban lo que ella escribía. Se graduó en la universidad de Syracusa, Nueva York, donde conoció a Stanley Edgar Hyman, el estudiante con quien se casó nada más terminar los estudios y con quien se fue a vivir a ese pequeño y tranquilo pueblo de Vermont, porque estaba cerca de la universidad donde Hyman iba a dar clases, al tiempo que desarrollaba una popular carrera de crítico literario. Abrumada por la decepción que causó a sus padres, se prometió a sí misma no volver a escribir ni tener hijos. Pero tuvo cuatro seguidos y desarrolló una obra fecunda (seis novelas, más de cien relatos, dos libros autobiográficos y media docena de escritos infantiles, además de los ensayos). Su vida fue, como en alguno de sus textos, la de una mujer fragmentada en varias personalidades. Estaba la Shirley Jackson esposa y madre, una mujer cariñosa, fuerte, y volcada con su familia. Por otro lado, la Shirley niña, que siempre se sintió fea, con problemas de peso, que no se sentía aceptada por sus padres, ni por su marido o sus vecinos… Y estaba la Shirley Jackson escritora, aguda observadora del mundo que la rodeaba, capaz de reírse de sus propias miserias, que conjuraba el miedo en sus cuentos. La relación entre las Shirleys no terminó bien: tras años de dependencia de fármacos y abuso de tabaco, alcohol y comida, murió a los cuarenta y nueve años, en agosto de 1965. Todavía se estaba escribiendo un último cuento con ecos de su literatura siniestra. El marido se volvía a casar ese mismo año. La nueva esposa era una de sus jóvenes alumnas, que compartía clase con su hija pequeña...

1 comentari:

  1. S'ha de reconèixer que en el fons la Matilde és sexi i intel·lectual.

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