dimarts, 11 de febrer del 2020

el mètode pepys (en samuel, no la senyoreta)



El cronista Samuel Pepys tenía una de las mayores bibliotecas de la Inglaterra del siglo XVII, y la volvió a equipar con nuevas estanterías en 1666, cuando «sus libros crecían en número y empezaban a reposar uno encima de otro». Al principio, parece que no contaba más que con dos juegos de estanterías, pues al cabo de un año escribió en su diario:
La verdad es que he comprado un gran número de libros últimamente por un coste notable, pero no pienso comprar más hasta las próximas Navidades, y los que tengo llenan mis armarios de un modo que me veré forzado a entregar algunos o a encontrar espacio para ellos, siendo mi deseo el de no tener más para mi biblioteca que los que la llenan.
A pesar de sus intenciones, Pepys, como tantos compradores de libros desde entonces, acabó comprando más armarios para poder colacarlos todos. Las primeras librerías de Pepys (que más tarde se convertiría en secretario del Almirantazgo y, luego, en presidente de la Royal Society) las construyó Thomas Simpson, maestro carpintero de los astilleros. Las cajas de caoba tallada muestran indicios de construcción naval, con su amplia base que recuerda a los viejos cofres y puertas que se deslizan arriba y abajo en lugar de girar sobre bisagras. Dichos elementos no podían ser prácticos para la parte superior de las cajas, aunque se complementan con robustos cerrojos deslizantes que impedirían la apertura de las puertas incluso en el más bravo de los mares. Actualmente, se conservan doce cajas en el Magdalene College de Cambridge, donde se guardan alrededor de tres mil libros de la biblioteca de Pepys tal como éste los mantenía, según su última voluntad y ayudado por su sobrino. No todos los armarios son idénticos, pues no todos fueron construidos al mismo tiempo ni por las mismas manos, pero lo parecen a primera vista, y componen una estampa de biblioteca asombrosamente bien equipada.
Pepys limitó su biblioteca a tres mil volúmenes, numerados desde 1, el menor en tamaño, hasta 3.000, el mayor. Cuando adquiría más libros de los que podía ordenar debidamente, Pepys descartaba los menos interesantes y dejaba espacio para los nuevos. Con el tiempo, se dio cuenta de que había modos de hallar más espacio incluso con un número limitado de estanterías. Para ahorrar espacio en su «armario», tal como se denominaba el estudio privado, Pepys dispuso los libros en doble hilera, con un estante más estrecho levemente elevado donde reposaban los libros más altos por detrás de una hilera de libros más pequeños en el estante principal. Dichos estantes elevados también reducían el hueco entre la parte superior de los libros y el estante que quedaba por encima.
Esta estricta disposición de los libros por tamaño, «la ordenación según la altura», resulta visualmente chocante, con los más pequeños en los estantes inferiores y con el orden por tamaño mantenido alrededor de toda la estancia ocupada por la biblioteca, que muestra un aumento casi imperceptible en la altura de los libros.
[...] Al elegir la disposición de los libros por tamaño, Pepys logró un llamativo efecto que se habría perdido en caso de haberlos ordenado por tema o según cualquier otro criterio. Allí donde una serie de libros distintamente conjuntados mostraría volúmenes de diferentes tamaños, al haber sido impresos en varios formatos en épocas diversas, en las librerías de Pepys éste hizo tallar bloques de madera para levantar los volúmenes más bajos para que igualaran la altura de sus vecinos. En cuanto a los libros impresos en formato apaisado, Pepys los disponía sobre su corte delantero, para evitar que se salieran en exceso e interfirieran con el orden ideal....

Henry Petroski. Mundolibro. Traducció de Miquel Izquierdo. Edhasa, 2002. P. 175-179.




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