divendres, 14 de gener del 2022

marmeládov i família


TAMARA DJERMANOVIC
«Crimen y castigo». A: La literatura admirable. Del Génesis a Lolita. Pasado y presente, 2018.

«Bebo porque quiero sufrir el doble de lo que sufro», exclama el despedido consejero titular en el capítulo donde Dostoyevski presenta la historia de la familia Marmeládov, que, aunque finalmente forma parte de una línea secundaria en la novela, se desarrolla paralelamente y complementa la acción de Raskólnikov y su desenlace. De hecho, en los apuntes del escritor que datan de 1865 vemos que quería redactar una obra titulada Borrachos, además de otra idea «de escribir sobre un estudiante que se convierte en asesino». Parece ser que destruye el comienzo de ambos manuscritos y empieza a escribir Crimen y castigo, donde integra los dos episodios. Pero la escena de la taberna sigue siendo clave para el desenlace del argumento. Aquí se retratan los personajes que integran la familia Marmeládov, que en gran medida motivan lo que se sucede en la trama; ellos encarnan los sufrimientos de la humanidad y las injusticias sociales. Raskólnikov tropieza con su destino justo cuando está obsesionado con su idea de aliviar la miseria humana.

Marmeládov, que aparece ya en el segundo capítulo de la obra, en la escena de la taberna, es de aquellos personajes de Dostoyevski que se graba en la memoria del lector por su extrema bajeza: «ha bebido hasta las medias de su mujer» (esto es, cuando no le quedaba nada más que apañar, empeña incluso esta prenda íntima de su esposa). Todos los detalles que utiliza el escritor para completar su retrato en pocas líneas asombran por su plasticidad, como de costumbre:


Vestía una levita negra, vieja y raída de la que había perdido todos los botones menos uno, y este lo tenía abrochado con el propósito palmario de salvaguardar el decoro [...] Seguramente había pasado cinco días sin desnudarse ni lavarse. En particular, tenía las manos enrojecidas, sucias, grasientas, y las uñas bordeadas de negro.


Pero no solo es el problema de la miseria o del alcoholismo lo que se refleja a través del microcosmos de la familia Marmeládov: «¡Todo hombre necesita tener un sitio, aunque sea solo uno, donde le tengan lástima!», hace exclamar el escritor a su personaje caído en el vicio, que a lo largo del capítulo que sin duda motiva todo el posterior comportamiento de Ralkólnikov va confesando los detalles de su vida: viudo, con una hija —Sonia—, se casó en segundas nupcias con una mujer también enviudada que aceptó el matrimonio porque «no tenía a quién acudir» con sus tres hijos pequeños. A lo largo del capítulo, Dostoyevski ofrece un cuadro completo de esta singular familia: el padre que pierde su empleo por borracho, su mujer tísica que incita a la hijastra a prostituirse, Sonia que acepta la cruz y trae dinero a casa, que el padre a veces roba del baúl para ir a emborracharse una vez más.

 «¿Se atreve usted, mirándome en este instante, a decir que no soy un cerdo?» es la pregunta que dirige Marméladov a Raskólnikov, para que unas líneas después el escritor le haga evocar a Dios y considerar que si Él existe, tendrá capacidad de comprender semejantes bajezas. En una tragicomedia, el lector presencia algo que puede verse solo en otro lugar, que es la vida misma. «No he inventado nada en mis libros», había declarado Fiódor Mijáilovich, «la vida es mucho más rica que nuestra imaginación». La regla principal de su poética apuesta por la realidad por encima de la ficción. No obstante, en Crimen y castigo es visible otro procedimiento narrativo que emplea, el de la exageración. Cuando Dostoyevski describe la vida en su máxima degradación, se adentra de tal modo en los laberintos inescrutables de la psique humana que llega —o supera— el límite de lo que el propio lector puede aguantar.  «¡Le digo que esto me gusta! ¡No me duele, sino que me a-gra-da, se-ñor mío!», exclama el siempre borracho Marmeládov, mientras Katerina Ivánovna lo agarra de los pelos y le da con la cabeza en el suelo.

Por otro lado, podríamos preguntarnos cómo es posible que un personaje como el citado Marmeládov, un individuo capaz de permitir que su hija mayor vaya a prostituirse con tal de que él pueda seguir bebiendo, nos despierte compasión. La maestría del escritor ruso se descubre justo en su capacidad de representar la vida en su continua dialéctica y los seres humanos  —sus personajes— no buenos o malos, sino capaces de hacer el bien o de hacer el mal. A Dostoyevski le interesa describir las situaciones cuando la vida plantea muchas dudas y dificultades, pero opina que siempre hay un porcentaje de nuestra libertad de decisión: Marmeládov es un hombre caído, Raskólnikov y Sonia también, pero solo estos últimos encontrarán dentro de sí suficiente voluntad para remontar sus vidas. Una de las ideas fundamentales de Dostoyevski es que siempre existe la posibilidad de salvación si uno está dispuesto, y en el hombre que cae lo más bajo posible hay una semilla que contiene la luz, y que se puede abrir y dar frutos.


2 comentaris:

  1. Com ens sobre la ment aquesta lectura. Grácies per els bons puntos de vista llegit fins ara

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  2. ostres, molt bo aquest article!!!

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