El prestigio de verse y ser vista con un libro en la mano: la pose de lectora. Fui sensible a sus encantos muy temprano, antes de interesarme por lo que había dentro del libro. Como aquellos cuadros renacentistas donde el sujeto aparece con un objeto que señala su profesión, suerte de metonimia que lo prolonga y lo significa —el médico con su bisturí, el pintor con su pincel, el cazador con su carabina— me imaginaba siempre retratada con un libro y lo sigo haciendo. A veces es un libro que he leído, a veces no. El libro cambia a lo largo de mi vida, es elemento variable pero siempre significativo.
No es que no me gustara leer, pero también me gustaba hacerme la que leía. Me gustan las dos cosas...
Sylvia Molloy. Citas de lectura. Ampersand, 2017.
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