Cabe la posibilidad también de tomar un libro prestado de la biblioteca pública. Y que ese libro en cuestión sea tan extraordinario, y tan difícil de conseguir en una librería, que no tengas más remedio que apropiártelo. Es lícito, aunque duro. Estás entre la espada y la pared. No recomiendo hacerlo, por supuesto. No. Nada ni nunca. Jamás de los jamases. Aunque yo lo he hecho. Y volvería a hacerlo. Un día entré en una biblioteca municipal, metí Juicio Universal, de Giovanni Papini, debajo del jersey, y me fui discretamente embarazado. Aquella joya estaba descatalogada. Y en aquella biblioteca se moría de tristeza lentamente, qué agonía. Nadie le prestaba atención. Le hice un favor. En cambio, ahora, en mi casa, descansa en una peana, a su vez formada por libros...
Juan Tallón. «Instrucciones para tratar con un libro». A: Mientras haya bares. Círculo de tiza, 2016. P. 256.
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