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La verdadera soledad del lector se da cuando nadie más procura los libros que a él le gustan. Es triste que uno se hiperventile leyendo a Virgilio y que a los demás no les provoque más que bostezos. El yonqui de las letras es proselitista. Su vicio prospera en el contagio. No es celoso ni elitista. Le gusta prestar sus libros aunque sepa que corre el riesgo de no volver a verlos nunca. No puede evitarlo.
Jorge Comensal. Yonquis de las letras. La huerta grande, 2017.
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