...la victòria només és una il·lusió per a filòsofs i imbècils... (final del primer paràgraf del segón capítol, quan Quentin parla del moment en que el seu pare li donà el rellotge del seu avi no pas per recordar el temps si no per "...de tan en quan olvidar-se'n")
Com ja heu comprovat, els quatre capítols en que es composa la novel·la, malgrat cronològicament desordenats, mantenen una ferma relació intrínseca i narren els mateixos episodis des de diferents perspectives, fet que serveix per mantenir una continuïtat temàtica. Si el primer era difícil d’entendre, el segon (2 de juny de 1910) pla; en moltes ocasions l’autor prescindeix fins i tot dels signes de puntuació i és el màxim exponent del que s’anomena stream of consciouness aka monòleg interior. Està narrat des de la Universitat de Harvard per Quentin el fill més gran de la família; fràgil i atormentat, ens parla de la seva vida torturada marcada per un amor incestuós i una sensibilitat que el conduirà al suïcidi.
Aquest Quentin també apareix a Absalón!Absalon! i en alguna historia curta com per exemple “a justice”. En l’esmentat apèndix de l’obra aparegut més tart, l’autor retrata Quentin així:
QUENTIN III. Quien amaba no el cuerpo de su hermana sino vagamente algún concepto de honor Compson y (él lo sabía bien) sólo temporalmente descansando en la frágil y diminuta membrana de su doncellez semejante al equilibrio de una miniatura de la inmensidad del globo terráqueo sobre el morro de una foca amaestrada. Quien amaba no la idea del incesto que no cometería, sino algún presbiteriano concepto de su eterno castigo: él, no Dios, podría arrojarse a sí mismo y a su hermana mediante ello al infierno, donde para siempre podría guardarla y mantenerla para siempre jamás intacta entre las eternas llamas. Quien sobre todo amaba la muerte, quien sólo amaba la muerte, amó y vivió con deliberada y casi pervertida expectación tal y como ama un enamorado y deliberadamente se reprime ante el increíble cuerpo complaciente y propicio y tierno de su amada, hasta que ya no puede soportar no el reprimirse sino la prohibición y entonces se lanza, se arroja, renunciando, ahogándose. Se suicidó en Cambridge, Massachusetts, en junio de 1910, dos meses después de la boda de su hermana, esperando primero a contemplar el curso académico y así compensar el valor de la matrícula pagada con antelación, no porque llevase en su interior a sus abuelos de Culloden, Carolina y Kentucky sino porque el trozo que quedaba de la vieja milla de los Compson que había sido vendida para pagar la boda de su hermana y su año en Harvard había sido lo único, además de dicha hermana y el fuego de la chimenea, que su hermano pequeño, tonto de nacimiento, había amado.
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