divendres, 14 de novembre del 2025

literatura i ciència


IKER LAISEKA URÍA
La vida contada por un sapiens a un neandertal
Revista Atlántica-Mediterránea 22, P. 417-435


Una  de  las  tareas  más  complejas  a  la  que  se  enfrenta  y  se  enfrentará,  siempre,  la  Arqueología  como disciplina, es la divulgación. No debe menospreciarse la importancia de la llegada de la propia investigación  a  la  gente  que  la  hace  posible.  Podríamos detenernos en discutir sobre las muchas formas  que  hay  de  llevar  a  cabo  la  democratización  de  la  ciencia  arqueológica.  Sin  embargo,  en  esta reseña, la protagonista ha de ser (no podía ser de otra forma) la divulgación escrita.

Las ventajas son más que obvias, y parece que los autores han sabido combinar perfectamente literatura  y  ciencia  para  dar  forma  a  un  libro  cuya  lectura  permite  asimilar  contenidos  sobre  la  Prehistoria incluso por aquéllos que aún no han tenido ningún contacto con ella.

El  libro,  narrado  en  primera  persona  desde  la  perspectiva  de  Juan  José  Millás,  acerca  enormemente  al  lector  a  todas  las  peripecias  del  aprendizaje. Se trata, en definitiva, de un viaje de descubrimiento  a  los  orígenes  del  hombre  que  resulta  enormemente cercano. Es como si el propio lector pudiese  aspirar  a  sentir  y  vivir  todo  lo  que  el  autor experimentó al documentarse junto a Arsuaga para la redacción de este volumen.

Esta  obra,  cuya  aceptación  por  el  público  no  se  ha  hecho  esperar,  ha  sabido  concretar  en  un  número  fácilmente  digerible  de  páginas  muchos  elementos decisivos y elementales de la evolución humana.  Por  ello  creo  es  necesario  realizar  una  matización; el título no hace referencia explícita al contenido  del  libro.  Se  trata  de  una  metáfora  con  la que el propio Millás se compara, de forma simpática  y  sensible,  con  los  Homo  neanderthalensis. No  obstante,  los  contenidos  versan,  más  bien,  en  torno  a  temas  de  interés  evolutivo,  social,  antropológicos... (en definitiva, entendiéndolos como antropología física y antropología social). Se trata  de  una  elección  acertada,  teniendo  en  cuenta  la  trayectoria  de  Arsuaga  en  este  campo,  donde  buena parte de su investigación se ha asentado en Atapuerca y otros contextos de Paleolítico inferior y medio.

Eso  no  quiere  decir,  sin  embargo,  que  no  se  aborden otros temas. A lo largo del libro se introducen  menciones  al  Neolítico,  al  arte  parietal  del  Paleolítico  superior,  a  los  pueblos  prerromanos...  Aunque el énfasis se hace en la evolución humana, se explora la Prehistoria en su conjunto.

La obra se estructura siguiendo varios encuentros entre el antropólogo y el literato. Lugares tan asociados a la Prehistoria como la Cueva de Covaciella  o  Atapuerca  y  otros  tan  dispares  como  un  parque  infantil  o  un  restaurante  indio.  De  todos  ellos  consigue  Millás  amenizar  las  enseñanzas  de  Arsuaga, con lo que el libro es un viaje por diversos lugares, diversas anécdotas... Su lectura es, en definitiva, un placer.

Si  bien  el  libro  me  ha  parecido  correcto,  ameno, y muy accesible por parte de cualquiera (pues introduce  todos  los  conceptos  desde  0),  no  está  exento de crítica. Esto no sería una reseña seria si no la hubiese. Si bien es cierto que doy por hecho que se trata de un libro divulgativo, eso no exime que haya puntos en los que no es serio. Por ejemplo, en ocasiones Juan José Millás expresa opiniones excesivamente personales sobre temas estrictamente científicos. Sin ir más lejos, afirmar que los  neandertales  fornicaban  “por  amor”  y  los  sapiens  “por  lujuria”  o  que  nuestra  especie  era,  por  naturaleza, más agresiva que neanderthalensis.

Como  indico,  esto  no  deja  de  ser  una  opinión;  está claro que el libro está lleno de ellas, y que no sería  lo  que  es  sin  las  mismas.  No  obstante,  dado  que  se  trata  de  un  texto  de  divulgación,  hay  que  tener cuidado con las afirmaciones que se hacen. El  texto  que  reseño  puede  llegar  a  ser  consumido  por  mucha  gente,  y  el  peso  de  la  autoridad  de  Arsuaga y Millás puede ser suficiente para que, aquellos lectores menos versados, tomen muchas de  las  metáforas  o  impresiones  personales  como  verdaderas afirmaciones científicas. He echado en falta  ciertas  matizaciones  que  eviten  que  se  malinterprete  el  tono  desenfadado  del  texto  (que  lo  cohesiona, ameniza, y enriquece sin lugar a duda). Exceptuando esta pequeña ambigüedad (en mi opinión,  claro  está),  sin  duda  el  libro  ha  sido  un  acierto. Ha conseguido poner a un nivel asequible a la par que completo, todo el conocimiento de Arsuaga. El propio autor decía en varias entrevistas y en el propio libro, que éste era el fruto de una relación simbiótica de estrecha colaboración, donde la erudición del antropólogo era destilada gracias a la literatura. 

Desde  la  corriente  teórica  de  la  Arqueología  Social  Latinoamericana  compartimos  totalmente  este  tipo  de  actividades.  Socializar  los  resultados  de la actividad científica es una parte indispensable  del  proceso  de  investigación  en  Arqueología.  Este libro contribuye, en cierto modo, a democratizar una investigación que en ocasiones no es del todo accesible a aquéllos que quieren aproximarse a ella por primera vez. Opino que cumple, pues, una función que hay que reconocer y apreciar. Por  ello  y  por  lo  expuesto  previamente,  recomiendo  este  volumen  a  cualquiera  que  quiera  introducirse  en  la  Prehistoria,  tenga  algo  de  curiosidad o, aún siendo ya conocedor de la misma, quiera  escapar  de  la  densidad  de  los  habituales  manuales o trabajos académicos.

 

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