Fragment de l’article: los libros que me han influido que podeu trobar al llibre Robert L. Stevenson. El Arte de escribir. Artemisa, 2006.
El don de la lectura, como lo he llamado, no es común, ni generalmente comprendido. Consiste, primero que todo, en una vasta cualidad intelectual —una gracia, creo que debo llamarla— mediante la cual un hombre comprende que no está absolutamente en lo cierto, ni que aquellos de quienes difiere están absolutamente en el error. Puede sostener dogmas, puede defenderlos apasionadamente; puede ver que otros los defienden con frialdad, o diferentemente, o definitivamente no los defienden. Pues bien, si tiene el don de la lectura, los dogmas ajenos pueden ser sustanciosos para él. Verá el otro lado de las proposiciones, el otro lado de las virtudes; lo cual, aunque no supone abandonar sus dogmas, puede permitirle considerarlos diferentemente, incluso llegar a algunas deducciones. Una verdad humana, que es siempre en alguna medida una mentira, esconde mucho de la vida al exponérsela. Son los hombres que defienden otras verdades, o, quizás, según nuestro parecer, peligrosas mentiras, quienes pueden ampliar nuestro reducido campo de conocimiento y despertar nuestras conciencias dormidas; algo que parece completamente novedoso, insolentemente falso o muy peligroso, es la prueba de un buen lector. Si trata de comprender su significado, la verdad que lo redime, tiene el talento y debe, pues, leer. Si solo lo hiere, lo ofende, o clama contra las tonterías del autor, mejor que se ocupe de los periódicos; jamás será un lector.
El don de la lectura, como lo he llamado, no es común, ni generalmente comprendido. Consiste, primero que todo, en una vasta cualidad intelectual —una gracia, creo que debo llamarla— mediante la cual un hombre comprende que no está absolutamente en lo cierto, ni que aquellos de quienes difiere están absolutamente en el error. Puede sostener dogmas, puede defenderlos apasionadamente; puede ver que otros los defienden con frialdad, o diferentemente, o definitivamente no los defienden. Pues bien, si tiene el don de la lectura, los dogmas ajenos pueden ser sustanciosos para él. Verá el otro lado de las proposiciones, el otro lado de las virtudes; lo cual, aunque no supone abandonar sus dogmas, puede permitirle considerarlos diferentemente, incluso llegar a algunas deducciones. Una verdad humana, que es siempre en alguna medida una mentira, esconde mucho de la vida al exponérsela. Son los hombres que defienden otras verdades, o, quizás, según nuestro parecer, peligrosas mentiras, quienes pueden ampliar nuestro reducido campo de conocimiento y despertar nuestras conciencias dormidas; algo que parece completamente novedoso, insolentemente falso o muy peligroso, es la prueba de un buen lector. Si trata de comprender su significado, la verdad que lo redime, tiene el talento y debe, pues, leer. Si solo lo hiere, lo ofende, o clama contra las tonterías del autor, mejor que se ocupe de los periódicos; jamás será un lector.
En part, trobo que té raó, però hi ha algunes lectures que crec que són més enllà de qualsevol redempció.
ResponEliminaA mi el que m'agradaria saber és quin "do" és el que m'ha tocat en la loteria de la natura. Pa mi que ni el do de pit. Avui m'he llevat girada, ja ho veig.
ResponEliminaNomés puc aplaudir mestre Stevenson, perquè volem llegir només allò que ens diu allò que creiem o ens pensem que sabem?
ResponEliminaL'autor ha eliminat aquest comentari.
ResponEliminaPer cert, era per què, separat i quins ullarros mestre Stevenson! (tremolor de cames :P)
ResponEliminaHo subscrivim !!!
ResponEliminaD'una altra manera, ve a dir el mateix que Salvador Oliva,que hauríem de llegir més enllà de si el contingut s'adapta a les nostres ideologies o si ens cau simpàtic o no l'autor.
Per cert, quins són els llibres que li agradaven ? Tinc entès que una primera influència va ser el seu conciutadà Walter Scott.
És cert el que diu, però es pot aplicar a qualsevol forma de comunicació, no només la escrita. També és cert, però, que la comunicació escrita permet una anàlisi i una reflexió que no permet la comunicació oral.
ResponEliminaM'agrada la provocació de Stenvnsosn i en bona part té raó. Mentre ho lelgia, jo tenia la mateixa reticència que l'allau. Malgrat tot, penso que hem de llegir també allò amb què no hi estem d'acord, no tan sols per tal que ens obri la ment -que també- sinó per poder saber on està l'altre.
ResponEliminaEm sembla que m'explico molt malament... ja em perdonareu
Ai, Doctor Miquel Vilardekyll Hyde (avui, la família al complet i d'acord!! Ovació tancada, plis!), doncs aplica't el cuentu i llegeix alguna coseta de Martin Amis...És broma.
ResponEliminaNo en tinc ni idea de quins llibres li agradaven. Vaig a veure si ho trobo en algun lloc.
De fet, com que continuo girada, val més que me'n vagi a dormir-la.