"Cesó la música, sentóse Sancho a la cabecera de la mesa, porque no había más de aquel asiento, y no otro servicio en toda ella. Púsose a su lado en pie un personaje, que después mostró ser médico, con su varilla de ballena en la mano. Levantaron una riquísima y blanca toalla con que estaban cubiertas las frutas y mucha diversidad de platos de diversos manjares; uno que parecía estudiante echó la bendición, y un paje puso un babador randado a Sancho; otro, que hacía el oficio de maestresala, llegó un plato de fruta delante, pero apenas hubo comido un bocado, cuando el de la varilla tocando con ella en el plato, se le quitaron de delante con grandísima celeridad; pero el maestresala le llegó otro de otro manjar. Iba a probarle Sancho, pero antes que llegase a él ni le gustase, ya la varilla había tocado en él, y un paje alzándole con tanta presteza como el de la fruta. Visto lo cual por Sancho, quedó suspenso, y mirando a todos, preguntó si se había de comer aquella comida como juego de maesecoral. A lo cual respondió el de la vara:
-No se ha de comer, señor gobernador, sino como es uso y costumbre en las otras ínsulas donde hay gobernadores. Yo, señor, soy médico, y estoy asalariado en esta ínsula para serlo de los gobernadores della, y miro por su salud mucho más que por la mía [...].
-Desa manera, aquel plato de perdices que están allí asadas y, a mi parecer, bien sazonadas, no me harán algún daño.
A lo que el médico respondió:
-Porque nuestro maestro Hipócrates, norte y luz de la medicina, en un aforismo suyo, dice: Omnis saturatio mala, perdices autem pessima. Quiere decir: "Toda hartazga es mala; pero la de perdices, malísima".
-Si eso es así -dijo Sancho- vea el señor doctor de cuantos manjares hay en esta mesa cuál me hará más provecho y cuál menos daño, y déjeme comer dél sin que me le apalee; porque por vida de gobernador, y así Dios me le deje gozar, que me muero de hambre, y el negarme la comida, aunque le pese al señor doctor y él más me diga, antes será quitarme la vida que aumentármela.
-Vuestra merced tiene razón, señor gobernador -respondió el médico-, y así, es mi parecer que vuestra merced no coma de aquellos conejos guisados que allí están, porque es manjar peliagudo. De aquella ternera, si no fuera asada y en adobo, aún se pudiera probar; pero no hay para qué.
Y Sancho dijo:
-Aquel platonazo que está más adelante vahando me parece que es olla podrida, que por la diversidad de cosas que en las tales ollas podridas hay, no podré dejar de topar con alguna que me sea de gusto y provecho.
-¡Absit! -dijo el médico-. Vaya lejos de nosotros tan mal pensamiento: no hay cosa en el mundo de peor mantenimiento que una olla podrida [...]
Oyendo esto Sancho, se arrimó sobre el espaldar de la silla y miró de hito en hito al tal médico, y con voz grave le preguntó cómo se llamaba y dónde había estudiado. A lo que él respondió:
-Yo, señor gobernador, me llamo el doctor Pedro Recio de Agüero, y soy natural de un lugar llamado Tirteafuera, que está entre Caracuel y Almodóvar del Campo, a la mano derecha, y tengo el grado de doctor por la universidad de Osuna.
A lo que respondió Sancho, todo encendido en cólera:
-Pues señor doctor Pedro Recio de Mal Agüero, natural de Tirteafuera, lugar que está a la derecha mano como vamos de Caracuel a Almodóvar del Campo, graduado en Osuna, quíteseme luego de delante, si no, voto al sol que tome un garrote y que a garrotazos, comenzando por él, no me ha de quedar médico en toda la ínsula, a lo menos de aquellos que yo entienda que son ignorantes; que a los médicos sabios, prudentes y discretos los pondré sobre mi cabeza y los honraré como a personas divinas. Y vuelvo a decir que se me vaya, Pedro Recio, de aquí; si no tomaré esta silla donde estoy sentado y se la estrellaré en la cabeza, y pídanmelo en residencia, que yo me descargaré con decir que hice servicio a Dios en matar a un mal médico, verdugo de la república. Y denme de comer, o si no, tómense su gobierno, que oficio que no da de comer a su dueño no vale dos habas."
Miguel de Cervantes. "Donde se prosigue cómo se portaba Sancho Panza en su gobierno" A: Don Quijote de la Mancha. II part. Cátedra, 1980. P. 371-375.
dissabte, 22 d’octubre del 2011
de res, massa
Escrit per
matilde urbach
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Alguna hora, benvolguts clubaires, hauríem d'atrevir-nos amb el Quixot. I amb el Tirant, ja posats.
ResponEliminaVoleu que us recomani una lectura molt quixotesca, i més assequible per a tots?
ResponEliminaFgt ( no feu cas al Fortunato )
Vinga va, endavant, digues, digues, mixino.
ResponEliminaOlé mi Sancho amigo! Em vaig empassar El Quixot d’en Miquel de Sirvent d’adolescent i em va agradar molt, i això que no era lectura obligatòria ni res. La veritat és que Quixot i Sancho es complementaven molt bé amb l’Astèrix i Obèlix. No em voldria fer massa el xulo, la lectura obligatòria a tercer de BUP era l’Odissea d’Homer i no vaig poder passar de les primeres planes. Sort que a la profe de literatura li vaig colar un reportatge del “Muy Interesante” com a comentari del llibre. No sé si té res a veure però tampoc he pogut mai amb el “Ulises” de Joyce. El Tirant el vaig començar i m’agradava, però resulta que venia en dues parts i me’n vaig adonar que havia perdut la segona, i així vaig pensar que no valia la pena continuar la primera. Pot ser una idea algun dia adquirir-lo sencer i llegir-lo. Fixo que ho vull fer amb el Quixot, la millor cosa que vaig fer d’adolescent.
ResponElimina(Qui sap si la millor cosa que he fet, en general.)
ResponEliminaJo crec que el Quixot és el llibre que m'ha fet riure més (i de gust) de tots els que he llegit en ma vida, Òscar.
ResponEliminaA mi aquest i "La conxorxa dels enzes", en realitat el vaig llegir com "La conjura de los necios", un altre clàssic dels de debò.
ResponEliminaPerdoneu, m'havia distret. El llibre, quixotesc "a parir" (ho havia de dir) es 'El mundo alucinante". D'en Reinaldo Arenas. Amb aquest llibre vaig tornar a riure tan com ja havia fet quan em llegia "El quixot...".
ResponEliminaBones lectures. Salut i miauuuu
Fgt
Sí, sí i sí, quin gran tipus l'Ignatius J. Reilly!! Mira que em va agradar aquesta novel·la (uf, no sé quant fa que la vaig llegir; als vuitanta, potser? Tres dècades, com aquell qui diu? Aquesta mena de constatacions sobtades del pas del temps em fan molt de mal). Em va agradar tant que no he gosat mai tornar-hi; per si de cas, no sé si m'explico.
ResponEliminaGràcies, mixino, en prenem nota.
ResponEliminaSaps, fgt, si tu dius Fortunato, a mi se m'apareix la Sardà, la Rosa Maria, i no sé el perquè.
"La conjura de los necios" és dels poc llibres que he llegit sencers dues vegades, i s'aguantava la mar de bé literàriament parlant, però és ben cert que ja no reies ni la meitat, perquè, és clar, s'havia perdut l'efecte sorpresa.
ResponEliminaSardà?
ResponEliminaFgt
Els camins del sirvell són inescrutables, fgt. M'ha costat una mica, però ja ho sé. No era Fortunato, era Honorato. No te'n pots recordar; anant bé, no havies nascut! Era això.
ResponEliminaM'ha fet molt gracia Matilde. Jo, Fgt, tenia 9anys però no me'n recordó. I e Fortunato té més de 500 anys, llegeix el blog, 24d'octubre, comcretament 579 anys. Però passats a Cuba. Ho sigui que merci per l'enllaç.
ResponEliminaFgt