dilluns, 9 de juliol del 2012

marsé de cameo a los detectives salvajes


La literatura no es inocente, eso lo sé yo desde que tenía quince años.
Els detectives. P. 151.
Una tarde la madre de Arturo fue a la casa de mi hermano a buscarme. Dijo que su hijo le había mandado una carta de lo más complicada. Me la enseñó. El sobre contenía la carta de Arturo y una carta-presentación escrita por el novelista ecuatoriano Vargas Pardo para el novelista catalán Juan Marsé. Lo que su madre tenía que hacer, según explicaba Arturo en su carta, era presentarse en la casa de Juan Marsé, cerca de la Sagrada Familia, y darle a éste la presentación de Vargas Pardo. La presentación era más bien escueta. Las primeras líneas eran un saludo a Marsé en el que mencionaba, por lo demás enrevesadamente, un incidente al parecer festivo en una calle de los alrededores de la plaza Garibaldi. Luego seguía una presentación más bien somera de Arturo y acto seguido pasaba a lo que de verdad importaba, la situación de la madre del poeta, el ruego de que hiciera cuanto estuviera al alcance de su mano para conseguirle un trabajo. ¡Vamos a conocer a Juan Marsé!, dijo la madre de Arturo. Se la veía feliz y orgullosa de lo que su hijo había hecho. Yo tenía mis dudas. Quería que la acompañara a visitar a Marsé. Si voy sola, dijo, voy a estar demasiado nerviosa y no sabré qué decirle, en cambio tú eres escritor y si se tercia me puedes sacar del apuro.
La idea no me seducía, pero accedí a acompañarla. Fuimos una tarde. La madre de Arturo se arregló un poco más de lo habitual, pero de todas formas su estado era lamentable. Tomamos el metro en Plaza Cataluña y nos bajamos en la Sagrada Familia. Poco antes de llegar le dió un conato de ataque de asma y tuvo que utilizar su inhalador. Fue el mismo Juan Marsé el que nos abrió la puerta. Lo saludamos, la madre de Arturo le explicó qué era lo que quería, se hizo un lío, habló de "necesidades", de "urgencias" de "poesía comprometida", de "Chile", de "enfermedad", de "situaciones infames". Pensé que se había vuelto loca. Juan Marsé miró el sobre que le extendía y nos hizo pasar. ¿Quieren tomar algo?, dijo. No, muy amable, dijo la madre de Arturo. No, gracias, dije yo. Luego Marsé se puso a leer la carta de Vargas Pardo y nos preguntó si lo conocíamos. Es amigo de mi hijo, dijo la madre de Arturo, creo que una vez estuvo en mi casa, pero no, no lo conocía. Yo tampoco lo conocía. Una persona muy simpática, Vargas Pardo, murmuró Marsé. ¿Y hace mucho que usted no vive en Chile?, le preguntó a la madre de Arturo. Muchísimos años, sí, tantos que ya apenas me acuerdo. Luego la madre de Arturo se puso a hablar de Chile y de México y Marsé se puso a hablar de México y no sé en qué momento los dos ya estaban tuteándose, riéndose, yo también, Marsé seguramente contó un chiste o algo similar. Casualmente, dijo, sé de una persona que tiene algo que tal vez te pueda interesar. No es un trabajo sino una beca, una beca para estudiar educación especial. [...] Al cabo de un rato nos fuimos. Llámame por teléfono mañana, dijo Marsé desde la puerta.
Durante el viaje de vuelta no paramos de reírnos. A la madre de Arturo, Juan Marsé le pareció buen mozo, con unos ojos preciosos, un tipo regio, y qué simpático y sencillo. Hacía mucho tiempo que no la veía tan contenta.

Roberto Bolaño. Los detectives salvajes. 19a ed. Anagrama, 2011. P. 222-223.



7 comentaris:

  1. "A Bolaño siempre le fascinó la descripción de Blanes escrita por Juan Marsé en Últimas tardes con Teresa, así que decidió al cabo de un tiempo mudarse allí, abriendo sin excesivo éxito una tienda de abalorios para turistas. Años más tarde, ya escritor consagrado, Bolaño escribirá el pregón de la fiesta mayor de Blanes recordando así sus primeros meses en el pueblo: “Los primeros amigos que tuve en Blanes eran casi todos drogadictos. (…) Hoy la mayoría están muertos. Algunos murieron de sobredosis, otros de SIDA. No fueron buenos estudiantes, ninguno fue a la universidad, pero vivieron sus vidas que resultaron tan cortas como si formaran parte de una vasta tragedia griega”. Más tarde Bolaño trabó amistad con sus vecinos y con amables botiguers “salidos directamente de El Lazarillo de Tormes”. D'aquí.

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  2. Boooooosch,
    Nava a dir "quina casualitat" (amb admiració, fins i tot, que la cosa s'ho val), però la veritat és que la parauleta m'engavanya qui-sap-lo, em cal una talla més gran.

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  3. Respostes
    1. Hasta las trancas, Fgt, hasta las trancas...
      Mira, la primera part estava bé, però a mi la que em mola és la segona. I com.

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  4. Jo ho estava!! (i amb només "estrella distante").

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  5. No sabia que Marsé havia viscut a Sagrada Família, el meu barri de tota la vida. (De vegades em pregunto si aquestes coses deixen alguna mena d'empremta kàrmica, o algu...) De fet Blanes també em porta records personals i literaris, però fa temps que no hi vaig per allà. M'està agradant força "Los detectives salvajes", però me'l prendre amb calma, no tinc pressa per acabar-lo. Després igual començo el 2666, però encara és aviat per dir-ho.

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    1. Pos jo també he viscut a la Sagrada Família, a l'Avinguda Gaudí, un parell d'anys. Tinc unes fotos estupendes de diumenge de rams, tota mudadeta beneint la palma. Fa molt, sí, pa mi que encara circulàven diligències, mira què et dic.
      I a Blanes només he estat un cop en ma vida, dinant en un lloc que es deia Can Flores. Hi havia un pilot de gent fent cua fora, sota un sol de justícia i es van desmaiar dues dones. I ja està.

      Doncs si em para algú pel carrer i em demana on viu Marsé, jo l'arrio cap al Carmel.

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