dijous, 30 d’agost del 2012

boatswain


Boatswain retratat pel pintor Clifton Tomson

Boatswain ya es un animal inmortal. Su final fue terrible: contrajo la rabia. A Lord Byron se lo habían regalado cuando era un cachorro y había sido su cómplice más leal en todo tipo de aventuras y en sus noches de escritura y de lectura. Lo definió como el amigo más firme. Cuando le sobrevino la enfermedad, le dedicó unos cuidados especiales en la mansión familiar de Newstead Abbey, que había heredado hacia 1798. Se desvivió por él y le colmó de cuidados: le limpió las babas que le caían una y otra vez, y estuvo a su lado más de una semana mientras languidecía. A Boatswain se le fueron volviendo cenagosos los ojos y falleció con la lenta mansedumbre del vencido. La escena debió ser tan humana como romántica, con el poeta al borde de la desesperación. La crueldad habitual de Byron se transformó en entrega, en suavidad y en llanto.

Lord Byron, sinceramente apenado, se sentó a la mesa y redactó uno de sus poemas más conmovedores: un epitafio para Boatswain. Y no sólo eso: le mandó construir una tumba especial en cuya lápida se podía leer su texto. Un poema de gratitud, de cariño y de dolor por la pérdida. 

Aquí reposan
los restos de una criatura
que fue bella sin vanidad,
fuerte sin insolencia,
valiente sin ferocidad,
y tuvo todas las virtudes del hombre
y ninguno de sus defectos.

Así arranca el texto, en letra algo más grande que los restantes versos: un poema que figura en la historia de la literatura y que revela muchos matices de la personalidad de Lord Byron. Según algunos biógrafos, el poeta quiso ir algo más allá: cuando supo que iba a morir en Grecia, en Missolonghi, recordó a su perro, pidió que lo devolviesen a su país y que lo enterrasen a su lado. No lo hicieron, pero sí lograron sepultarlo en la iglesia de Santa María Magdalena, cerca de su mansión de Newstead Abbey, al lado de su madre. Goethe lo había bautizado con el título de "el poeta del presente" -la idolatría era recíproca: a Byron lo deslumbró por completo Fausto-; tras enterarse de su desaparición, escribió: "Descansa en paz, amigo mío: tu corazón y tu vida han sido grandes y hermosos". Más o menos lo que Byron había dicho de su perro Boatswain.


Antón Castro. "El perro inmortal de Byron". A: Perros, gatos y lémures: los escritores y sus animales. Errata naturae, 2011.



2 comentaris:

  1. Vés amb compte, que la gent està crispada i si et poses a escriure posts en castellà pots sofrir fenòmens paranormals, que t'h dic per experiència.

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    1. No et preocupis, sempre porto unes calces netes a la bossa, jo!
      [I doncs, què t'ha passat?]

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