dimecres, 13 de maig del 2020

la biblioteca de getty



Otros coleccionistas ricos, como Paul Getty de Oxfordshire, Inglaterra, no se arriesgan a que sus libros queden expuestos a una luz solar descontrolada ni a que éstos entren en contacto con estantes de madera pintados. En la biblioteca de Getty, un capricho a manera de castillo, las claraboyas están tratadas para impedir el paso de los rayos ultravioleta, e incluso las luces eléctricas están reguladas. Asismismo, los estantes están revestidos de tapete verde de billar, para no dañar los libros al retirarlos. Getty recurrió a otras medidas extraordinarias para proteger sus libros, al practicar agujeros en la parte posterior de las estanterías para que circulara aire fresco por los libros, a la vez que se preserva la estancia lo suficientemente cálida para la comodidad humana. El director de la colección —pues una colección en un capricho de castillo justifica, sin duda, la necesidad de un director— señaló que la calefacción central es enemiga de los libros y que cuanto más frescos estén, mejor para ellos. Por otra parte, los libros, como el vino, necesitan mantenerse a temperatura regular, constante. La biblioteca Getty también está dotada de un sistema de riego para caso de incendio que no está conectado a cañerías de agua, como en tantas bibliotecas públicas, sino a una fuente de gas halon que priva al fuego del oxígeno necesario e impide que los libros se mojen. En las bibliotecas más modestas uno sólo espera que jamás ocurra un incendio.

Henry Petroski. Mundolibro. Traducció de Miquel Izquierdo. Edhasa, 2002. P. 307-308.



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