de casa al club: richard baker

dijous, 31 d’agost del 2023

richard baker

2011

Un pintor estadounidense que conozco y admiro, Richard Baker, se dedica desde hace años a pintar una serie de cuadros que muestran cubiertas clásicas. Por lo general selecciona como modelos ediciones de bolsillo, es decir, las ediciones más modestas y económicas (entre sus motivos se encuentran varios de los primeros libros de bolsillo de Penguin). Son muchos los libros que le han cambiado la vida. Los cuadros parecen fotografías, pinturas hiperrealistas. Baker reproduce fielmente las cubiertas, con efecto, pero con una mirada despiadada. Con ingenio copia —pero también transfigura— los diseños de otros.

Son todos libros que han recorrido un largo camino, que han sido sostenidos por una mano día tras día. Lucen deteriorados, amarillentos, descoloridos por el sol. Como si fueran rostros, surcados, desgastados. Están completamente vivos.

Cada cuadro de Baker es el retrato de un libro, pero lo que cuentan es mucho más. Dan cuenta de la pasión por leer, la de Baker y la colectiva. Dan cuenta de la formación literaria de una generación entera. Preservan sobre la tela un mundo, una cultura hoy en declive, tramontana. Suscitan nostalgia, evocan una época que no existe más. Pero sobre todo revelan la relación, el fuerte vínculo afectivo —una fusión, casi— entre lector y libro. Baker dijo que los libros «han terminado por representar varios episodios de nuestra vida, ciertos idealismos, extravagancias del pensamiento, momentos de amor. En el camino van acumulando nuestra impronta, nuestras señas, nuestras imperfecciones, nuestros inocentes maltratos; han llegado al punto de mostrar nuestra historia con ellos a través de sus cubiertas y encuadernados, como las arrugas de nuestra piel».

Al inmortalizar las cubiertas de su vida, Baker demuestra cómo estas envejecen y al final mueren, como nosotros. Expresan algo elusivo, nunca definitivo, nunca permanente.