dimecres, 11 d’octubre del 2023

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NOELIA RAMÍREZ
Instrucciones para meter un libro en una faja
El País
27|8|2023


Existe una nueva regla no escrita en el mundo editorial: nunca mosquees a Jeanette Winterson. Tiene lógica que se esté transmitiendo. La ensayista es la misma que, en 2021, quemó sus libros  en protesta simbólica por los blurbs en la reedición de sus textos. Para los estadounidenses, el blurb es el vocablo que alude a la recomendación corta de otro autor que suele aparecer en la faja para atraer a lectores; para los británicos, blurb también incluye la sinopsis de la contraportada o de solapa.

La autora de Mánchester —y, por tanto, entre los segundos—, se indignó con los "acogedores" reclamos escogidos para, en su opinión, un rediseño que aniñaba su prosa de la peor forma. "Odié todos y cada uno de los blurbs en mis nuevas portadas, así que les prendí fuego", tuiteó, con foto de su proeza. La editorial puso remedio y no volvió a recurrir a esa fórmula.
Winterson no ha sido la única con sarpullidos por esos textos cortos que son cebo para lectores indecisos. George Orwell sentís repulsión por las fajas promocionales. "Pregúntele a cualquier persona pensante por qué nunca lee novelas y lo más seguro es que, en el fondo, se deba a esa repugnante tripa repleta de blurbs", escribió en su ensayo En defensa de la novela. Otro alérgico a estos cebos en tapa era Graham Greene, que se enfadó tanto por el blurb en Inglaterra me hizo así (donde se describía hasta qué aspecto tenía la fachada de su casa en Clapham Commom) que escribió una carta a su editor en 1945 quejándose de que su novela posterior Brighton Rock no saliese con poco más que el título y su nombre. Ese privilegio lo conseguiría J.D. Salinger, que estipuló por contrato que eso mismo era lo único que debía aparecer tanto en la portada como la contraportada de El guardián entre el centeno ("sin citas, sin foto, sin biografía, sin blurb"). Aun así, se las apañó para vender 66 millones de copias en todo el mundo.
Todas estas anécdotas relacionadas con esa palabra "con una sonoridad tan peculiar y tonta como para que una clase repleta de niños de cinco años estalle de risa cuando se la dices" las recoge Louise Willder en Blurb your enthusiasm (Oneworld Publications, 2022), un ensayo de 352 páginas sobre el arte de la frase promocional perfecta de portada. Una defensa del marketing de la persuasión narrada desde dentro y repleta de jugosos episodios, porque Willder, en los 25 años que lleva como redactora en editoriales como Penguin, ha ideado más de 5.000 blurbs. Una práctica sin escapatoria en la actualidad que se ejecuta injustamente cuando, tal y como denuncia en el libro, esa cita solo sirve para que dos escritores "se rasquen la espalda" y no para el que es su objetivo natural: poder juzgar un libro por su portada.
Dice Willder que el secreto de un buen blurb es que sea "sucinto, claro y conciso". Por experiencia, defiende, los mejores son aquellos que salen de quien ha ejercido el periodismo porque "saben instintivamente cómo vender una idea". Por eso, Peter Biskind, mítico articulista y cronista cultural, le devolvió un blurb que ella redactó para uno de sus libros, pero condensado en la mitad de palabras: "Fue lo nunca visto. Lo normal es que pase al revés, los autores siempre olvidan que lo ideal es no pasarse de 200 palabras en la tapa".
Al blurbear, la mesura es importante, pero en este juego de alabanzas lo suficientemente sutiles como para que no parezca que la cita la ha dictado la propia madre también hay que saber mentir ("solo un poco"). Distorsionar la realidad y omitir ciertos datos con elegancia. Lo sabia Iris Murdoch, que escribió que los blurbs son "una mini forma de arte" y el editor y escritor Roberto Calasso, que decía que dominar el blurbeo es como saber introducir a un desconocido en una fiesta: "Las formas te impedirán destacar los defectos de aquel a quien presentas".
La clave es no pasarse de hiperbólica. Ni vale ser Bridget Jones —que vendió un título mediocre como La moto de Kafka como "el libro más grande de nuestra era" y experimentó en sus carnes lo que era el ridículo—, ni ser el más listo de la clase. Lo sabe Rick Polito, que siente que le perseguirá "hasta la tumba" la sinopsis de El mago de Oz que escribió para una revista en 1998 porque la emitían en el canal TCM y se ha convertido en material viral de forma cíclica en Twitter: "Transportada a un paisaje surrealista, una joven mata a la primera persona que conoce y luego se une a tres desconocidos para volver a matar".
Para la autora, a veces solo basta con no decepcionar al lector y saber cómo seducirlo. Y asegura que una vez compró un libro de Jennifer Donnelly por cómo se lo vendieron en portada: "Si George Clooney hubiese entrado en la habitación, le hubiese dicho que volviese más tarde, cuando acabara este libro". Ese blurb, confirma, estuvo totalmente a la altura.

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