dilluns, 4 de març del 2024

escenes d'un matrimoni


DÍDAC PEYRET
Jane Smiley, escenas de un matrimonio
el Periódico de España
10|11|2022


Jane Smiley (Los Ángeles, 1949) es hija de un padre ausente, en palabras suyas, al que imagina así: vestido de uniforme, atractivo al estilo Gregory Peck y acostumbrado a dar órdenes en voz alta. Así es en su cabeza, un personaje de ficción construido por las palabras de su madre y un aura de genialidad difusa. También con la carga trágica de la locura: creyó haber ideado una solución para repostar un avión en pleno vuelo que terminó con la muerte de un piloto y él internado en un hospital con estrés postraumático.

A su padre agradece dos regalos: su altura y su ausencia. Sin él, aprendió rápido a ver el mundo con sus propios ojos, sin la necesidad de validación masculina. De pequeña pasó más tiempo con su abuela, que nunca perdía los papeles, que con su madre, de carácter más nervioso. En la escuela no tardaron en descubrir su alergia a la autoridad: “Su hija solo hace lo que quiere hacer”.

Jane Smiley es hija de un matrimonio roto. Sus padres -un militar y una periodista- se divorciaron cuando ella tenía cuatro años. Con este divorcio tomará consciencia por primera vez del final del amor, el hilo conductor de su vida adulta (se ha casado cuatro veces y separado tres) y de algunas de sus novelas como La edad del desconsuelo.

Vínculos

Publicada en los 80 y recuperada en 2019 por Sexto Piso, disecciona las profundidades de un matrimonio en crisis. “El vínculo matrimonial vuelve a todos los actos comunicativos más descafeinados, los lleva a un irónico término medio en el que marido y mujer se encuentran más cómodos, con buen humor, haciendo que todo sea más prosaico. Tal vez otros matrimonios sean capaces de acomodarse a un rango mayor de entusiasmo y desesperación”.

Smiley reflexiona sobre la fragilidad del amor y parece llegar a una conclusión: por mucho que nos esforcemos en reafirmar los vínculos con hijos, contratos y segundas residencias, la unión de dos personas nace y muere como un misterio. “Tengo la impresión de que el matrimonio es un pequeño contendor en el que apenas caben unos pocos hijos. Dos vidas interiores, dos seres reflexivos, de la complejidad que sea, que brotan de él, una y otra vez, rompiéndolo, deformándolo. O quizás no sea una cosa en concreto, tal vez no sea nada, tal vez ni siquiera exista”.

Smiley escribió el libro cuando se acababa de divorciar de su primer marido. Pero tampoco entonces se dejó llevar por el fatalismo. En su búsqueda de la individualidad, en la militancia del deseo, nunca ha renunciado a la libertad. “El divorcio no garantiza más la felicidad que el matrimonio, pero tampoco menos. Me alegro de que mis padres se divorciaran. Prefiero que mis hijos traten de ser felices a que lleguen a los 84 diciendo: libre al fin”, explicó en The New York Times.

Jane Smiley, que ganó el Pulitzer en 1992 con Heredarás la tierra, tiene en la actualidad 73 años y una relación estupenda con sus tres exmaridos.

 

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