skip to main |
skip to sidebar
Siendo de barrio, no querré yo ser de barrio, donde tan difícil es leer, sino ser del espacio exterior, pertenecer a otra nada más lejana y más oscura y también más infinita. Sin entender del todo lo que pone en los libros de divulgación que voy leyendo, atravesaré las veintiséis dimensiones de la teoría de las supercuerdas. En los mundos paralelos entraré por las puertas de la difusión científica y de la ciencia ficción. Querré copiar, prisionero de Philip K. Dick en mi genética literaria, su libertad de cautivo, su gesto de hombre encerrado en el castillo que hace lo que le da la gana.
Philip K. Dick es un Proust que no escribe en proustiano, que no escribe dejando en las sábanas migas de magdalena sino empastillado; pero el artista que hay detrás de ambos es el mismo. [...] La sinuosidad verbal de Proust es la sinuosidad de la acción en Dick. Si en Proust hay un barroco burgués forjado con frases subordinadas, en Dick lo que se subordina hasta desvanecerse es el punto de vista.
[...] De su literatura, de su ciencia ficción, querré aprender a no tenerles miedo al tiempo y al espacio narrativos. Veré con él que el tiempo literario contiene aún más relatividad que el de la física. Que el tiempo no importa porque se ha desarticulado; porque todo, presente, pasado y futuro, está ocurriendo o siendo a la vez, y de esa manera hay que escribirlo.
Todo, todo, todo, al mismo tiempo.
Javier Pérez Andújar. Paseos con mi madre. 2a ed. Tusquets, 2012. P. 79-80.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada