dijous, 5 de juliol del 2012

la veritable diversió



DICEN, quizás de manera apócrifa, que Henry E. Huntington, después de construir un imperio ferroviario y atesorar una enorme cantidad de dinero, dijo: "Ahora ha llegado el momento de divertirse". Y parece que así lo hizo, adquiriendo centenares de colecciones y decenas de miles de libros que conforman hoy la dotación de la Huntington Library, en Pasadena, California, en cuya villa modernista se esconde la última de las extravagancias del primer loco por los libros de esta galería de chiflados que me propongo construir.

[...] Huntington, magnate ferroviario y propietario de cadenas de hoteles, comenzó a hacerse famoso por dos razones: por sus cuantiosos dispendios, que alcanzaron los cincuenta mil dólares de la época, según nota The New York Times, por la adquisición de una Biblia de Gütenberg o los cincuenta y cinco mil dólares que desembolsó por una primera edición de Titus Andronicus, de Shakespeare; y fue también temido y conocido porque adquiría, al completo, las colecciones de otros coleccionistas tan selectos y bizarros como él mismo, hasta tal punto de que hoy se considera a la Biblioteca Huntington como una colección de colecciones, como el fruto de una ansiedad depredadora incomparable, hecha de gusto y dinero, de pasión y recursos, por los libros raros y antiguos.

La pasión inextinguible y creciente de Huntington, que le llevó a prescindir prácticamente de cualquier ayudante o intermediario para la búsqueda y la adquisición de las obras que nutrirían su biblioteca, cristalizó en la insólita idea de enterrarse con sus libros. En los últimos años de su vida, preguntado por las razones que le habían llevado a acometer aquella tarea desmedida, reconoció que la condición del ser humano era transitoria, pero que la perduración de los libros era eterna, justificación que le movió a construir un mausoleo donde está enterrado hoy, coronando el campus donde se inscribe la biblioteca. Vivir para y con los libros y ser enterrado junto a ellos. Divina posteridad...

Joaquín Rodríguez. Bibliofrenia o la pasión irrefrenable por los libros. Melusina, 2010. P.25-28.

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2 comentaris:

  1. Al veure la web del senyor ferroviari he descobert això tant bonic dels "botanical gardens" que acompanyen els llibres. El títol del post, si haguéssis volgut fer-lo satíric, hauria pogut ser "Los ricos también leen", encara que em temo que Huntington no és un paradigma: no m'imagino l'Emilio Botín deixant una enorme biblioteca...

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  2. Vaig estar considerant la possibilitat de titular "Los ricos también leen", Lluís, però no tinc cap garantia que Huntington es prengués la molèstia de fer-ho, vull dir que la "veritable diversió", em temo, era "adquirir", que és el verb més freqüent en el fragment. Llegir no surt ni un cop.

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