«En los viejos tiempos, los sueños se tenían en gran consideración. Hemos tendido a suprimirlos, a mostrarnos recelosos con ellos, a escudriñarlos en busca de signos de locura. No es extraño que lleguen con dificultad y distorsionados. Tal vez nos toque a nosotros abandonar nuestro mundo iluminado y egoísta e ir adonde están ellos, en lo oscuro, aunque haya que hacer lo imposible. Y es que soñar puede ser el único método de iniciación que nos queda: cada noche nos trae una “pequeña muerte” con que irnos aclimatando al Otro Mundo, ensayando el viaje que todas las almas deberán realizar al final». P. 351.
dimecres, 22 d’abril del 2020
somnis
Escrit per
Robert
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doblecs
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