divendres, 20 de juny del 2025

laboratoris literaris


CAMILA OSORIO
El nuevo fenómeno de las letras viene de Chile
El País
13|10|2021


Para el escritor chileno Benjamín Labatut, los libros son parecidos "a los laboratorios de los científicos locos o de los alquimistas, porque te permiten jugar con ideas sin la necesidad de que estén en estricta correspondencia con la realidad". Uno de sus laboratorios se llama Un verdor terrible, un libro de cinco cuentos sobre científicos, publicado en abril del 2020 por Anagrama y un fenómeno editorial para un autor que no era muy conocido internacionalmente: ha sido traducido a 22 idiomas, y su versión en español va por la novena edición. La inglesa, en particular, ha sido finalista este año en la categoría de mejor libro traducido del premio Man Booker y el National Book Award, los premios más importantes de la literatura anglosajona. Además, apareció este verano en la lista de los libros recomendados por el expresidente Obama.

"Francamente, me asombra mucho más que haya tenido tanto éxito en español, porque me parece que el mundo anglosajón le presta un poco más de atención a estas temáticas, o al menos el mundo europeo, donde ocurrieron la mayor parte de las historias que relato en el libro", dice a EL PAÍS Labatut, quien nació en Róterdam hace 41 años pero vive en Chile desde su adolescencia. Si ahora resulta que muchas personas se fascinan con el libro, me lo tomo como un halago, pero no le doy demasiada importancia. Puede que el próximo no les interese en lo más mínimo. La literatura no es un concurso de popularidad, es una caminata alrededor de un enorme agujero que se lo traga todo, y que me va a tragar a mí también, tarde o temprano".

Laboratorios literarios

Un verdor terrible es un libro de cinco cuentos sobre científicos, todos brillantes, pero casi todos dementes.

Está como personaje, por ejemplo, el astrónomo Karl Schwarzschild, quien cambió la historia de la física después de encontrar la solución a la teoría de la relatividad de Einstein y probó la existencia de agujeros negros, pero que muere en el cuento delirando en un hospital por la falta de sentido de la física moderna si sus teorías eran correctas. Los científicos pueden caminar "sonámbulos hacia el apocalipsis", dice en otro de los cuentos sobre el matemático Alexander Grothendieck, cuyos ejercicios de abstracción desafiaron a las matemáticas puras pero lo llevaron también al borde de la locura. "De tanto ahondar en los fundamentos, su mente había tropezado con el abismo", dice el relato.

"La ciencia es fuente de milagros y catástrofes, pero el impulso humano que busca más y más conocimiento es algo muy antiguo", comenta el autor. Esta hambre de conocimiento "corre muy hondo por el lado luciferino de nuestra naturaleza, sin el cual ya nos habríamos extinguido, pero que también nos sale muy caro, porque cada nuevo saber abre una nueva herida".

Una de esas heridas puede ser catastrófica para el planeta. Narra el primer cuento la historia de Fritz Haber, químico alemán y judío, ganador del premio Nobel de Química en 1918 y el primero en extraer nitrógeno del aire. Pero Haber también fue el padre de la guerra química en la Primera Guerra Mundial y dice el cuento que su esposa "lo acusó de haber pervertido la ciencia al crear un método para exterminar humanos a escala industrial". Fritz la ignoró y ella se suicidó con un revólver. "Para él, la guerra era la guerra y la muerte era la muerte", explica el libro.

La literatura de Labatut, si bien no hace apología de la ciencia, tampoco es conspiracionista. No debate aquellos descubrimientos que se han probado más de mil veces, anda más bien buscando "el margen de error", los puntos donde la razón reveló sus límites.

"La ciencia verdadera está llena de dudas", dice Labatut. "No me parece que debamos confiar o creer en la ciencia, lo que debemos hacer es conocerla. Porque una visión científica de las cosas te obliga a considerar aspectos de la realidad que desafían tu visión del mundo, que te vuelven, casi sin que lo quieras, más humilde, más escéptico, y más despierto"...


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