dimarts, 31 de desembre del 2013

de memòria


EN LA URSS de Bréznev había una joven profesora de literatura inglesa a la que metieron en una celda -sin luz, sin papel ni lápiz- a causa de una delación absurda. Conocía de memoria los más de treinta mil versos del Don Juan de lord Byron y se dedicó a traducirlos mentalmente en la oscuridad. Cuando salió de la prisión había perdido la vista, pero dictó la traducción a una amiga. Hoy ésa está considerada la mejor traducción rusa de Byron.
George Steiner narra esa peripecia en La barbarie de la ignorancia, y cuando el periodista se la recuerda al teléfono, comenta: "Esa historia me la contaron en Rusia. Yo no conocí a la traductora, pero su caso es real. De todos modos, no sorprende en una cultura acostumbrada a aprender los textos de memoria. De hecho, si los poemas de Mandelstan sobrevivieron fue porque su mujer, Nadiezhda, los aprendió así. En algunos regímenes la memoria se convierte en la única forma de evitar la censura y la destrucción". ¿La lectura es, pues, una reserva de humanidad? El crítico literario guarda unos segundos de silencio escéptico y matiza: "Al menos es un modo de resistencia ante el olvido y la mentira, tal vez el único, el último. Por eso no me explico por qué los jóvenes, que son los llamados a resistir, no leen. Me pregunto cuántos jóvenes españoles son hoy capaces de leer un texto mínimamente difícil. El futuro, me temo, se parecerá a la Edad Media, con una pequeña élite que será la única interesada en saber leer".

Javier Rodríguez Marcos. Leer después de muerto. Babelia. El País. 6|setembre|2003.

[Font: Leyendo se entiende la gente]




dilluns, 30 de desembre del 2013

a ton pare vas que llegeixes la regenta



«En mayo de 1885 ocurrió en Oviedo un cierto incidente: un padre sorprendió a su hijo leyendo una novela. El hecho parece indiferente; no lo es. ¿No podrá un hijo de familia leer una novela? Sí y no: sí, con tal de que la novela sea anodina; no, si la novela es como La Regenta, de Clarín. Y La Regenta, el primer tomo de La Regenta, es lo que el mozo de la historia, historia verdadera, estaba leyendo. Se sulfuró el padre: se disculpó el hijo. Y la disculpa fue decir que la novela se la habían regalado. ¿Quién se la regaló? Su profesor: un profesor que regala novela, sus novelas, es cosa rara. Pero esta rareza ocurrió en Oviedo. Se divulgó la especie; se supo que no sólo a este joven, sino a otros veintiocho jóvenes, discípulos todos de don Leopoldo Alas, había regalado el catedrático sendos ejemplares del primer tomo de su novela. Cundió la alarma por Oviedo: todo indignación fue en la historia de Oviedo. Había que formular, como en estos casos es de cajón, una protesta. Y se formuló con voz autorizada y sapiente. Claro que, a su vez, Clarín había de protestar: protestar contra la protesta. Y sus discípulos también: en una nota firmada por los veintinueve discípulos, éstos dicen que no les ha regalado su profesor ninguna novela. Tengo ante la vista esa nota: el primer firmante es Gaspar C. Jovellanos; el último Joaquín Márquez Hernández; entre los firmantes figuran Ángel Corujo y Leopoldo Palacios. Clarín publicó también una larga carta en El Eco de Asturias, fechada el 12 de mayo de 1885». [Azorín. Abc, 11 d'octubre de 1947]
*
La voz sabia y autorizada que señala Azorín en su artículo corresponde a Fray Ramón Martínez Vigil, obispo a la sazón en Oviedo. En una pastoral fechada el 25 de abril de 1885, el mencionado obispo se ampara en la Constitución para recordar que el catolicismo es la Religión del Estado y tolera -lo que ya es demasiado para el citado obispo- las opiniones religiosas y el ejercicio privado de su respectivo culto, salvo el respeto debido a la moral cristiana, pues «en muchas cátedras oficiales, sostenidas por los contribuyentes católicos, se salta por encima de esas dos barreras que la Constitución opone al error y se hace propaganda pública del ateísmo y de la corrupción. No hace muchos días que recibieron todos los alumnos de una cátedra de Derecho, como galardón y como estímulo, un libro saturado de erotismo, de escarnio a las prácticas cristianas y de alusiones injuriosas a respetabilísimas personas» (Pastoral, 25 de abril de 1885). Fray Ramón Vigil se lamenta también del silencio del claustro, tan punzante y disconforme en unos asuntos, pero tan silencioso en otros, como en el citado caso. Al final, el obispo de Oviedo llega a calificativos harto injuriosos contra la persona de Clarín, pues lo define como salteador de honras ajenas.
*
«Juro por Dios, y empeño mi palabra de honor que es absolutamente falso cuanto dice la pastoral sobre el reparto de libros en cátedra. Ni dentro ni fuera de la cátedra he dado a uno solo de mis discípulos, cuanto más a todos, un solo ejemplar de mi novela; ni por accidente la he mentado en clase». [Carta de Clarín, adreçada al bisbe, publicada a El Eco de Asturias l'12 de maig de 1885]
*
«Muy Sr. mío: Si como Vd. afirma en su carta de 11 del corriente, y yo creo, no ha distribuido a sus discípulos el libro comprendido, o que algunos creen aludido, en mi pastoral del 25 del mes último, me complazco en ello y por ello le felicito. -Soy su affmo. s.s. y capellán q.b.s.m.- El Obispo de Oviedo ». [Carta privada del bisbe a Clarín, 15 maig de 1885].


Enrique Rubio Cremades. La Regenta, de Clarín. Síntesis, 2006. P. 61- 63.




diumenge, 29 de desembre del 2013

dites i frases fetes


«És lluny aquell temps en què em pensava que, per escriure una novel·la, bastava saber català i saber escriure a màquina».
Mercè Rodoreda. Pròleg a Quanta, quanta guerra.



dissabte, 28 de desembre del 2013

roba de taula

Tovallons de cotó que reprodueixen quatre cartes -de tema amatori (!)- signades per Emily Dickinson, Jack London, D.H. Lawrence i Mark Twain. 48 $ (el conjunt).
[Font: Savvy Housekeeping]




divendres, 27 de desembre del 2013

la primera edició



A mediados de 1883 el autor se había comprometido a publicar La Regenta con la editorial barcelonesa de Daniel Cortezo, de cuya revista Arte y Letras era colaborador. La edición, por la que cobró dos mil trescientas cincuenta pesetas, fue laboriosa: la composición sobre sus cuartillas indescifrables enviadas sin guardar copia, la complicada corrección de pruebas con desesperantes erratas sin enmendar…El autor estaba inquieto por conocer el juicio que podía merecer aquel primer ensayo novelesco que había concebido como obra de arte, según confiaba a su amigo de infancia Pepe Quevedo (21 de mayo de 1885): «¡Si vieras qué emoción tan extraña fue para mí la de terminar por la primera vez de mi vida (a los treinta y tres años) una obra de arte!».
La recepción de la primera edición conllevó los mortificantes silencios de El Imparcial y El Liberal pero notorias satisfacciones epistolares de Galdós, Giner de los Ríos, Pereda, Campoamor, Menéndez Pelayo, González Serrano, Jacinto Octavio Picón…Le dolió, en cambio, que Palacio Valdés, otro amigo de adolescencia, le elogiara un poco el primer tomo pero no dijera palabra del segundo. Antes de que la edición se completara se produjo la inesperada intervención del obispo de Oviedo, Ramón Martínez Vigil, que censuró públicamente aquel libro «cargado de erotismo, de escarnio a las prácticas cristianas y de alusiones injuriosas a respetabilísimas personas» que —según él— se había distribuido entre los alumnos de cierta cátedra de Derecho sin que protestaran los compañeros del profesorado. Tachado Clarín de «salteador de honras ajenas» por el prelado, le respondió con una irónica misiva que reprodujeron algunos periódicos ovetenses y madrileños, donde desmentía lo del regalo —¿cómo iba a regalar novelas si de venderlas vivía o, al menos, cenaba?— y afirmaba la moralidad de La Regenta, «sátira de malas costumbres, sin necesidad de aludir a nadie directamente». Hasta doce años después no desveló que el modelo físico de su magistral había sido el elegante canónigo José María de Cos, pasiego como el don Fermín de la ficción, que de la catedral de Oviedo fue elevado a la mitra de Mondoñedo en 1885 y al capelo cardenalicio, siendo arzobispo de Valladolid, en 1912.

Cecilio Alonso. Historia de la literatura española. Hacia una literatura nacional: 1880-1900. Crítica, 2010. Vol. 5. P. 551.

*  *
Es justo subrayar, a este propósito, la importancia decisiva que tuvo la intervención de José Yxart, director literario, desde mediados de 1883, de la «Biblioteca Arte y Letras», en la publicación de La Regenta. Según afirma el propio Leopoldo Alas, en un artículo necrológico publicado el 25 de junio de 1895 en La Publicidad de Barcelona a raíz de la muerte del eminente crítico [...]:
Él fue quien, por caridad, por simpatía, se tomó el trabajo de corregir las pruebas de mi novela La Regenta, de primera intención; y todavía recuerdo que en uno de los capítulos, el final, al margen de las galeradas, se leía, de puño y letra del malogrado crítico, un comentario breve, entre signos de admiración, que fue para mí uno de los mejores premios de mi larga vida literaria.
¡Era tan espontáneo aquel arranque! Después, cuando el primer tomo de mi novela salió a la luz, la primera carta de felicitación y de crítica benévola, que me halagó infinito, fue de Yxart, que generoso, noble, entusiasta, llenaba pliegos y pliegos de observaciones que me sabían a gloria.

 Antonio Vilanova. Nueva lectura de «La Regenta» de Clarín. Anagrama, 2001, P. 15.

*  *
 [...] En realidad, esas exigencias editoriales, impuestas por la imposibilidad de publicar un volumen de más de mil páginas, en una colección lujosa y profusamente ilustrada como la «Biblioteca Arte y Letras» de Daniel Cortezo, se deben a la desmesurada extensión que ha alcanzado la novela, aún sin terminar, circunstancia plenamente justificada por el ritmo moroso y retardatario de la acción novelesca, pero cuya exclusiva responsabilidad corresponde al propio Clarín. [...]
En cuanto a su error de cálculo respecto a las vastas proporciones que requiere el adecuado desarrollo del tema que plantea, que le ha obligado a duplicar la extensión de la novela, hay que achacarlo, sin la menor duda, a los peculiares métodos de trabajo utilizados por Clarín en la redacción de La Regenta. Novela que, según ha confesado su propio autor, fue escrita sobre la marcha, con varias interrupciones, pero con una celeridad increíble, arrostrando el grave riesgo del fragmentarismo y de la improvisación, que facilmente podía traer consigo el empleo de la técnica folletinesca de la novela por entregas.

Antonio Vilanova. Nueva lectura de «La Regenta» de Clarín. Anagrama, 2001, P. 18-19.




dijous, 26 de desembre del 2013

a polònia





L'any 2011, la Miejska Biblioteka Publiczna d'Ustroń, Polònia, va voler culminar, prosopopeia a banda, la rehabilitació de l'edifici que l'acull, encarregant a l'empresa WallArt la realització d'uns murals immensos a la part exterior. La cirereta del pastís, vaja.
El tema, però, no va ser de lliure elecció: es tractava de reproduir -i no em demaneu el motiu perquè no n'he sabut treure l'entrellat- la Long Room del Trinity College de Dublín. Els de WallArt van trigar uns 50 dies (i 550 m² de façana) a completar l'encàrrec. 





Aquí, l'abans i el després de l'edifici.



dimarts, 24 de desembre del 2013

ebenezer scrooge us desitja bones festes


A merry Christmas, uncle! God save you! cried a cheerful voiceIt was the voice of Scrooge’s nephew, who came upon him so quickly that this was the first intimation he had of his approach.  
Bah! —said Scrooge— Humbug!
Charles Dickens. A Christmas Carol. 1843.
* * *
—Déu vos guard, oncle! Bon Nadal!—va exclamar una veu alegre. Era la veu del nebot del senyor Scrooge, que se li va presentar tan de sobte que fins aleshores no es va adonar que havia entrat. 
—Bah!—va dir el senyor Scrooge—. Bestieses!
[Traducció de Xavier Pàmies] 


dilluns, 23 de desembre del 2013

julius, dickens, casacuberta, triadú et al.



Charles Dickens. Un fenomen literari de masses al segle XIX. Xerrada a càrrec de Miquel Casacuberta, celebrada a la biblioteca Joan Triadú el 19 desembre de 2013. Tot (fotos incloses) gentilesa dels amics del Festival Julius. Merci!





diumenge, 22 de desembre del 2013

rusc







Book Hive, una instal·lació del col·lectiu Rusty Squid a la Bristol Central Library.


dissabte, 21 de desembre del 2013

reemissió: ultramarins



L'any 1961, Agostino Bonalumi i Piero Manzoni van fer una exposició a Milà juntament amb un tercer artista, Enrico Castellani. Va ser un fracàs. Després d'intentar vendre, sense èxit, una peça a un col·leccionista, Manzoni va exclamar: Aquests imbècils de burgesos milanesos només volen merda. Mesos més tard, va presentar la seva nova obra: una llauna que contenia, en teoria, 30 grams dels seus excrements. En total va produir 90 llaunes, que després van anar a parar a museus com la Tate Modern de Londres. S'han arribat a pagar 124.000 euros per llauna.
Bonalumi va publicar un article al diari Corriere della Sera, l'onze de juny de 2007, on assegurava que dins de les llaunes no hi ha matèria orgànica, perquè si fos així el metall ja s'hauria fet malbé. Puc afirmar tranquil·lament que només hi ha guix, va escriure.

PUBLICAT EL 20FEBRER2010.



divendres, 20 de desembre del 2013

la crítica higiènica


Antes de incursionar en la novela Clarín llegó a ser conocido como el crítico feroz que no hacía concesiones a nadie. Asiduo colaborador de la prensa literaria, gran parte de sus artículos se agruparon en el volumen que tituló Solos de Clarín, editado por primera vez en 1881; La literatura en 1881—a medias con Armando Palacio Valdés— (1882); Sermón perdido (1885); Nueva campaña (1887); Mezclilla (1889); Ensayos y revistas (1892); y Palique (1894). En 1901 se publicó un libro póstumo: Siglo pasado.
Clarín supo compaginar dos aspectos en su crítica literaria: por un lado la sátira en su línea quevedesca y por otro lado, la crítica expositiva y rigurosa, que no necesitaba apoyarse en la erudición libresca, de la que tanto desconfiaba y sobre la que ironizaba, como puede verse en el texto «La mosca sabia», del que hemos elegido un fragmento para esta selección. Ni siquiera Valera se libró de sus demoledores frases, a propósito de Doña Luz, donde lo acusa de no haber sabido, como narrador y autor, tomar distancia de los personajes y permitirles que hablaran por sí mismos.
Era la suya una «crítica higiénica», término inventado por él, ejercida, muchas veces, sobre ciertos críticos de su tiempo que la asumían sin estar formados para tal función. Su labor fue reconocida por personajes de la talla de Menéndez Pelayo que manifestó un gran respeto por él. Su forma de luchar contra la improvisación sería aplicando a la literatura y al arte el libre examen, es decir, liberar de los dogmas al pensamiento, y establecer la relación entre literatura y sociedad, a la manera de la crítica alemana de su época.
Clarín fue el seudónimo definitivo, después de Zoilito, Maestroso, Solfeo o Clarinete. Se trataba de emular acaso las palabras del Clarín calderoniano que en la tercera jornada de la obra dice: «Pues para mí este silencio / no conforma con el nombre / Clarín, y callar no puedo». De la agudeza y de la honda percepción no sólo de los asuntos literarios, sino del ambiente de su tiempo queremos dejar constancia en esta selección de textos tomados de Solos de Clarín que aquí presentamos.




Sergio León Gómez. Solo de Clarín. La crítica y los críticos. A: Rinconete. Centro Virtual Cervantes. 25|abril|2001



dijous, 19 de desembre del 2013

la lliçó de flaubert


Estas dos preocupaciones -aprovechamiento del tema común, cuidado obsesivo de la forma- eran indisociables en el autor de Madame Bovary. Extrañamente, los discípulos cercanos y remotos harán una división de ambas actitudes y tomaran partido por una en contra de la otra. Incluso en nuestros días puede rastrearse esa doble estirpe de novelistas, enemistados irreconciliablemente entre sí y que sin embargo reconocen a Flaubert como su maestro. La guerra entre «realistas» y «formalistas», que ven por igual a Madame Bovary como un libro precursor, es algo que empezó en vida de Flaubert. La influencia más inmediata que ejerció la novela fue sobre la generación de Zola, Daudet, Maupassant, Huysmans, escritores que la tuvieron siempre como modelo del tipo de realismo que ellos entronizaron oficialmente en la literatura francesa. Maupassant, en el prólogo de Pierre et Jean, afirma haber aprendido de boca de Flaubert ese axioma naturalista: que todo puede ser buen tema literario, aun lo más anodino y trivial, porque «la moindre chose contient un peu d'inconnu», y Émile Zola dedica a Flaubert el más entusiasta estudio en Les Romanciers naturalistes. Para este movimiento que hizo de los temas cotidianos el asunto primordial de la narrativa y que quiso sustituir los personajes excepcionales por hombres corrientes que son fiel reflejo de un medio social, el gran fresco literario donde habían quedado retratados Charles Bovary, Homais, Bournisien, Rodolphe, Léon y, sobre todo, Emma, fue objeto de culto y de imitación; y esto vale para otras literaturas en las que prendieron las tesis naturalistas, como España, donde la mejor novela del siglo XIX, La Regenta, de Leopoldo Alas, debe mucho a Madame Bovary. Sin embargo, los naturalistas no practicaron de manera ortodoxa la noción de realismo que plasma la novela de Flaubert. Ésta ganó para la ficción ciertas zonas inéditas de la experiencia humana, pero sin excluir las que eran desde hacía siglos el cuerpo de la narrativa. Este proceso totalizador se detuvo y empobreció porque los naturalistas se concentraron de modo excluyente en la descripción de lo cotidiano y lo social y porque adoptaron hábitos formales que se repetían mecánicamente de novela en novela. Algunos libros de Zola son todavía legibles y no hay duda que los cuentos de Maupassant tienen una notable calidad artística, pero, considerado como conjunto, el naturalismo dejó un saldo menor, porque los novelistas a menudo descuidaron la forma.
[...]Lo mediocre -lo normal- sólo llega a tener vida literaria si el creador consigue imbuirle cierta excepcionalidad (del mismo modo que lo excepcional sólo vive en literatura si se presenta con las facciones de una cierta normalidad), es decir, como una experiencia privilegiada y única. Lo notable de Madame Bovary es que sus seres vulgares, de ambiciones y problemas pedestres, impresionan, por obra de la estructura y la escritura que los crea, como seres fuera de lo común dentro de su manera de ser común. Muchos movimientos que se proclamaban realistas fracasaron porque para ellos el realismo consistía en tomar pedazos de la realidad común y genérica y describirla con la mayor fidelidad y una mínima elaboración artística. Una cosa no excluye la otra: la elección de un tema «realista» no exonera a un narrador de una responsabilidad formal, porque, sea cual sea la materia sobre la que escribe, todo en su libro será tributario en última instancia de la forma.

Mario Vargas Llosa. La orgía perpetua. Flaubert y Madame Bovary. Alfaguara, 2006. P. 215-217.



dimecres, 18 de desembre del 2013

quiénsabeánde



No sé pas quina bonica (és un dir) ciutat hem de visitar per trobar aquesta façana. M'hi he fet tant com he pogut, però l'única cosa que sóc capaç de desxifrar és que Тара́с Шевче́нк = Taras Xevtxenko, poeta i pintor ucraïnès. Si algú em pot il·luminar, doncs re, que li quedaré molt agraïda i tota la pesca.

dimarts, 17 de desembre del 2013

la regenta, segons antonio vilanova


ENTREVISTA: ANTONIO VILANOVA
Todavía hoy La Regenta tiene dificultad para ser entendida
Infravalorada durante décadas, La Regenta es sin duda la gran novela española del siglo XIX. El catedrático, crítico y director literario barcelonés examina la obra y la figura de su creador en Nueva lectura de 'La Regenta' de Clarín, una sólida y penetrante recopilación de artículos que clausura el centenario de la muerte del autor zamorano.
IGNACIO ECHEVARRÍA 27 DIC 2001. El País.
A punto de concluir el año del primer centenario de la muerte de Leopoldo Alas, Clarín, Antonio Vilanova ha reunido en un volumen 'los estudios más valiosos y significativos sobre la obra literaria del gran crítico y novelista asturiano' publicados por él en los últimos quince años. En el más reciente, que da título al volumen, y que es de este mismo año, Vilanova propone una 'nueva lectura' de La Regenta, que corrige la más común que ha solido hacerse del libro. Catedrático emérito de la Universidad de Barcelona, donde ha enseñado literatura española y crítica literaria durante más de cuarenta años, Antonio Vilanova (Barcelona, 1923) es autor de importantes estudios literarios, pero ejerció también la crítica de actualidad en la revista Destino (una selección de sus artículos fue publicada bajo el título Novela y sociedad en la España de posguerra, 1995), y durante mucho tiempo ha dirigido para la editorial Lumen una colección fundamental para la normalización literaria del país: Palabra en el Tiempo.

PREGUNTA. A los 100 años de su muerte, ¿cuál es la posición de Clarín en el canon de la literatura española?
RESPUESTA. Pienso que está definitivamente consolidada. A nadie le cabe duda de que La Regenta es la gran novela del XIX español, si bien, cuando se dice esto, no hay que perder de vista a Galdós, que viene a ser algo así como el Balzac español, un autor por el que no se puede dejar de sentir el mayor respeto y admiración.
P. Parece, sin embargo, que debido a su prolongado eclipse, Clarín se libró de las animadversiones y de las andanadas que en todo este tiempo se fue ganando Galdós.
R. Es cierto. Pero es una triste manera de salvarse, ese silencio sepulcral en torno a uno.
P. ¿A qué atribuye usted que La Regenta tardara tanto tiempo en ganar crédito?
R. Ocurrieron dos cosas. La primera tiene que ver, qué duda cabe, con el anticlericalismo de Clarín, determinante a la hora de ganarle la hostilidad de media España. Poco antes de publicar La Regenta, Clarín se muestra tan temeroso de los ataques que pueda recibir como del vacío que, como bien sospecha, pretenderán hacerle. Pero al lado de eso está una inexplicable dificultad para, todavía hoy, leer La Regenta y enterarse de qué es lo que realmente pasa en la novela. Será que es demasiado larga o complicada... El caso es que demasiado a menudo ha sido leída muy por encima, reparándose únicamente en lo más notorio y escandaloso, que es la sátira feroz contra el mundo clerical de Vetusta y todo eso, que es lo único con lo que se han quedado. Algunos de los más eminentes clarinistas nos han dado una interpretación de La Regenta demasiado parcial, cuando no superficial. Y así ha venido ocurriendo casi sistemáticamente al menos hasta 1952, fecha del centenario del nacimiento de Clarín, cuando empiezan a ver la luz algunos estudios serios. Hasta ese momento, todo el que, como yo, tenga el capricho de repasar los textos que en España comentan o analizan La Regenta, se quedará parado. Valbuena, en su célebre historia de la literatura española, no le dedica más de cinco o seis líneas, y es evidente que no ha leído la novela, o al menos no lo ha hecho en serio. Un hombre inteligente y de amplísima cultura como es Max Aub no dice más que tonterías cuando se refiere a La Regenta en su Discurso sobre la novela española. Habla de Clarín con desprecio, y considera que la suya es una obra de tercera. En este sentido, la situación, desde luego, ha dado un vuelco inmenso.
P. Sin embargo, usted sostiene que los artículos dedicados a La Regenta en el momento de su aparición son los de mayor calidad y rigor críticos aparecidos en la prensa del siglo XIX. Y atribuye el eclipse ulterior de la novela 'a la desatención y falta de rigor crítico de la historiografía literaria posterior'.
R. Es cierto. Hay incomprensión y mala lectura. En el momento en que aparece La Regenta, Clarín y sus amigos se preocupan de que, dentro de lo que cabe, la cosa tenga algún eco y se hable en serio de la novela, pues, como ya he dicho, se temen una avalancha de críticas feroces, gratuitas y estúpidas. Son los hombres de la Institución Libre de Enseñanza, con la que Clarín simpatizaba, los que hacen en su momento críticas que, dejando a un lado su lenguaje y estilo decimonónicos, en buena medida no han sido superadas. Pero en cuanto esto termina, la incomprensión es total. Ya poco después, Clarín, simplemente, deja de interesar. Eso es lo que ocurre con la gente de la Revista de Occidente. Ellos mismos lo confiesan: no les gusta Clarín, como no les gusta Galdós; no les gusta la novela del XIX, y no sólo la española, la francesa tampoco.
P. Su 'nueva lectura' de La Regenta centra la atención en la cuestión del adulterio y en la relación de Ana Ozores con Álvaro de Mesía, dejando de lado el destacado protagonismo que en la novela tiene Fermín de Pas.
R. El del Magistral es un personaje novelesco de una talla impresionante. Pero eso ha tergiversado enormemente la lectura de La Regenta en el sentido que le preocupaba a Clarín, que era, por encima de todo, el que apuntaba a la personalidad de Ana Ozores. Conforme al ideario naturalista -que Clarín profesaba plenamente cuando escribió la novela-, una persona no puede vivir en contra de su propia naturaleza. El problema de La Regenta es sencillamente el de una mujer frustrada como tal en todas sus dimensiones: sexual, sentimental, afectiva... Ésta es la piedra de toque de la novela. Ya desde el comienzo se va insinuando que Ana Ozores se enamora del hombre que quiere conquistarla, y ello se ve condicionado por un ambiente social que coadyuva a la seducción. En este punto, la originalidad de La Regenta respecto de Madame Bovary es impresionante. En Madame Bovary no hay apenas atisbos de un ambiente social establecido y estructurado, como el de La Regenta. Mi nueva lectura de la novela se limita a mostrar el enamoramiento progresivo de Ana Ozores y cómo a través de éste se pone de manifiesto la intención de Clarín.
P. ¿Piensa que La Regenta, escrita, como usted dice, por un auténtico militante del naturalismo, escapa a las limitaciones de este movimiento, o las trasciende?
R. Totalmente. En el sentido de que, con relación, por ejemplo, a su admirado Zola (y conste que yo soy un entusiasta de Zola), Clarín introduce una sensibilidad de la que aquél casi siempre carece. En mi última ponencia sobre la novela, insistí mucho en mostrar la modernidad sorprendente de Clarín en el tratamiento de cuanto Ana Ozores va sintiendo con relación a su seductor. Es impresionante la gama de sensaciones que describe. Clarín era, por así decirlo, un hiperestésico, un virtuoso de las impresiones sensoriales, que acierta a captar con una riqueza y gradación de matices extraordinarios. Matiza y humaniza y tiene una delicadeza y un refinamiento y una sensibilidad de los que el naturalismo puro y duro carece. Al concluir la ponencia a la que me he referido, colegas hubo que, tras escuchar los pasajes citados por mí, se acercaron para decirme: '¡Caramba, no sabía que Clarín escribía tan bien!'.
P. ¿Ocurre algo parecido con Clarín como crítico, militante activo del naturalismo?
R. Desde luego. Es evidente que desde el punto de vista de la crítica propiamente dicha, y dejando aparte sus fobias, a veces lamentables e injustificadas, como la que sintió por Emilia Pardo Bazán, los artículos críticos de Clarín, los que dedicó, por ejemplo, a La desheredada, de Galdós, son una maravilla de penetración y de finura, de agudeza y de inteligencia. Eso es lo que sobrevive, más allá de su militancia más o menos estricta en el naturalismo, del que en los últimos años se fue distanciando, vislumbrando su bancarrota inminente, por mucho que nunca se apeara de su entusiasmo por él. Creo que valdría la pena hacer una selección rigurosa de sus artículos críticos más valiosos. Daría para un libro sensacional.
P. Clarín crítico, ¿se equivocó mucho?
R. Un poco, un poco. Pero no en lo más importante, que es la valoración global de los autores. Lo que pasa es que pierde el tiempo miserablemente comentando y a veces atacando obras y autores que no merecen ni su ataque ni su atención... Pero a pesar de sus errores, de su intemperancia, hizo una tarea benemérita. Fue capaz de reconocer valores muy en contra de sus gustos y sensibilidad. Es cierto que también fue injusto, e incapaz, por ejemplo, de entender a Rubén Darío. Pertenecía a otra época, y no lo asimiló ni lo entendió. Algo raro, si se piensa que fue Clarín quien escribió el primer ensayo en serio sobre Baudelaire publicado en España... Pero lo cierto es que no entendió a Rubén ni se dio cuenta de su genio. Ahora bien, salvadas excepciones de este tipo, su obra crítica es, como le digo, benemérita.
P. Respecto a eso de perder el tiempo miserablemente, parece que Clarín tuvo plena conciencia de ello, y actuó premeditadamente. Es evidente que se sintió obligado a actuar contra lo que él mismo llamaba 'la democracia del talento' ¿Qué le parece a usted, que ha ejercido de un modo regular y atento la crítica periodística, esta concepción clariniana de la 'crítica higiénica y policiaca'?
R. Creo que Clarín llevaba toda la razón, e hizo muy bien en practicarla. Yo por mi parte reconozco que no ejercí de crítico policial porque tenía siempre la sensación de que las pocas obras valiosas que se publicaban necesitaban toda la ayuda y el aliento posible, así que tenía tendencia a ignorar o silenciar lo que me parecía que no valía la pena ni tenía valor. Pero cualquiera sabe lo que hubiese ocurrido con la hojarasca delirante del XIX español sin una figura como Clarín, dada la cantidad inmensa de autores pésimos y obras mediocres que entonces prosperaban... Ni Valera ni Menéndez Pelayo, por ejemplo, tenían la más mínima conciencia de lo mala que llegaba a ser la poesía que ellos mismos llegaron a escribir, que era una cosa tremebunda. Por eso le digo que tenía toda la razón Clarín en su idea de una crítica policiaca. Por otro lado, él tenía una garra especial para decir las cosas y atacar sin piedad. Pues lo cierto es que Clarín no era nada piadoso.
P. ¿Piensa que las circunstancias que determinaron el trabajo de Clarín como crítico y las actuales son de algún modo equiparables?
R. En términos generales, sí. Si bien la situación tiende a hacerse, en la actualidad, cada vez más desesperante, dado el imperio creciente de esos engendros contra natura que son los grandes grupos editoriales, sin inquietud real ninguna por la literatura, a la búsqueda sólo del éxito comercial en el sentido más vil y deleznable.



dilluns, 16 de desembre del 2013

natalici


Jane Austen, 16 de desembre de 1775 - 18 de juliol de 1817.

Esquerra: començament de Persuasió. Dreta: personatges principals d'Emma.

Orgull i prejudici. Esquerra: localitzacions de l'obra. Dreta: un fragment.


diumenge, 15 de desembre del 2013

formatget (marró) del trivial pursuit®


POLONIUS. – What do you read, my lord?
HAMLET. – Words, words, words.
William Shakespeare. Hamlet. Acte II, escena 2a.

_________________
Quin llibre llegeix Hamlet?


divendres, 13 de desembre del 2013

la regenta en cinc minuts




La Maria Campillo comenta La Regenta al sofà dels clàssics
de L'hora del lector (novembre 2010). A partir del minut 30.



dijous, 12 de desembre del 2013

miquel casacuberta a la triadú


      Julius 2013: Xerrada Literaria

charles_dickens_wiki_commons_pd_copyright_expired_drawing_by_charles_baughiet
El proper dijous 19 de desembre, dins dels actes del Festival Julius 2013, tindrà lloc a la biblioteca Joan Triadú de Vic la xerrada Charles Dickens. Un fenomen literari de masses al segle XIX. Com bé sabeu, el tema del Julius d’enguany és el Conte de Nadal de Charles Dickens. I per parlar del mític escriptor hem convidat a Miquel Casacuberta, traductor de Els papers pòstums del Club Pickwick. Aquest treball va rebre el Premi Ciutat de Barcelona 2012 a  la millor traducció.
Casacuberta ens traslladarà a l’època de Dickens i ens mostrarà la forta presència de l’autor a nivell popular que ens porten a qualificar-lo de Fenomen de masses.
Us convidem a tots a participar-hi. L’entrada és gratuïta.

‘Charles Dickens. Un fenomen literari de masses al segle XIX’
Miquel Casacuberta
DIJOUS, 19 DE DESEMBRE
19h – Biblioteca Joan Triadú. Carrer de l’Arquebisbe Alemany, 5 de Vic
Entrada lliure i gratuïta

Premi Ciutat de BarcelonaP
Miquel Casacuberta

Traductor i mestre. Ha publicat traduccions en català de Charles Dickens, Nathaniel Hawthorne, Elizabeth Gaskell, Edith Wharton, A.S. Byatt, Toni Morrison i Anita Desai. L’any 2014 Edicions de 1984 publicarà també la seva versió d’El molí del Floss, de George Eliot. Autor del web Traduccions Inèdites








dimecres, 11 de desembre del 2013

retallables



Tim Foley. Literary Greats Paper Dolls. Dover, 2011.



Dickens i Artful Dodger (Oliver Twist).

La Dickinson, de jardinera.





dimarts, 10 de desembre del 2013

vuitanta anys de silenci



Si la primera edición de La Regenta data de 1884, resulta que la novela que según todos los expertos nacionales e internacionales nos introdujo de lleno en la modernidad literaria, al cabo de tanto casticismo, romanticismo, espiritualismo e historicismo, no existió realmente en este país hasta 1966, año de la edición de bolsillo de Alianza Editorial.
Hubo, sí, la reedición de 1901 (Fernando Fe) y luego, en 1947, una muy aparatosa, pretendidamente lujosa y costosa edición a doble columna y en papel biblia de Biblioteca Nueva, titulada Obras Selectas, acaso para maquillar tan impronunciable título durante la Dictadura. Lo cierto, sin embargo, es que las grandes fechas de la novela de Leopoldo Alas son dos y sólo dos: 1884 y 1966. Lo cual quiere decir que La Regenta no tuvo existencia popular en su país durante la friolera de ochenta y pico años.
[...] Ocurrieron dos cosas, por lo menos, y muy entrecruzadas.
Por un lado, el apoteósico despiste cultural, sección letras, acerca de lo que realmente significó e implicó en este país la primera aventura literaria que nos introdujo tardía pero brillantemente, y de un tirón, en la modernidad narrativa del siglo; es decir, que nos conectó con aquella revolución narrativa del realismo literario que desde los años treinta había cambiado radicalmente las vías de la literatura euroamericana y elevado la novela a categoría de arte mayor.
Después, o al mismo tiempo, ocurrió un montón de disparatados asuntos, tan extraliterarios como típicamente nacionales, relacionados con la novela y su autor, que impidieron durante tantos años la lectura normalizada, digámoslo así, de La Regenta. Pongamos un simple ejemplo que, por lo visto, todo el mundo finge haber olvidado y que sin la menor duda alteró radicalmente el curso de los acontecimientos puramente literarios. Me refiero al cruel y aún bastante impronunciable fusilamiento del hijo de Clarín en Oviedo, a los pocos días de la rebelión militar de Franco y por orden expresa de él. Y es que Leopoldo Alas junior, además de republicano, Rector de la Universidad de Oviedo, jurista internacionalmente respetado, era activista reconocido de la Institución Libre de Enseñanza, nuestra única utopía ilustrada en la que su progenitor tuvo no poca responsabilidad fundacional. Pero, como todo el mundo sabe, al menos en Oviedo, la orden del comandatín al pelotón de fusilamiento, por encima  o por debajo de cargos o argucias procesales de la más pura raza fascista, estaba fundada en un terrible e inclasificable delito: era el hijo del padre de Vetusta.
Así, que conste, se escribió en este país la nada ejemplar historia de ochenta y pico años de silencio y olvido acerca de una historia rabiosamente novelera, la de Anita Ozores, que, ya digo, en un principio sólo pretendía alterar los castizos hábitos narrativos y lectores del país y conectarnos con la modernidad literaria del siglo, de la que de nuevo estábamos de espaldas. Pura y simple experimentación novelística, tal es el preciso término utilizado machaconamente por Alas en el instante de pensar y escribir La Regenta.
Pero aquel novedoso realismo literario, en contra de lo que imaginó el propio Clarín en su fiebre experimental para dotar a la novela española de otro punto de vista, resultó también un escándalo mayúsculo en la muy pacata España de la Restauración.
[...] Y es que el realismo literario no sólo implicaba, e implica, las ya célebres técnicas del autor omnisciente, la figura del narrador, el estilo invisible o humillado, el primado de la descripción, la psicología de los personajes, el contexto social y otras por entonces tan inéditas como revolucionarias maneras de novelar; también, al mismo tiempo, era una novela que implicaba el gran descubrimiento de la vida corriente y moliente, con antihéroes urbanos que no hablaban en oratoria forense o sagrada, vivían existencias muy reconocibles y además, para mayor transgresión, se trataba de personajes y ambientes que por vez primera pertenecían al mismo rango social y cultural que el lector. Por eso La Regenta, entre otras cosas, como toda buena novela realista, trataba de la hasta entonces impronunciable vida cotidiana. Y en provincias. Trataba del poder del clero, de la ridiculez ética y estética de aquella incipiente burguesía urbana, de las miserias naturalistas, de las nuevas tiranías de la vieja moral dominante, de la sexualidad femenina rebelde, del yo insumiso, de la ironía feroz del modo de vida provinciano, de la mirada liberal. El escándalo, claro, también estaba servido por el lado estrictamente literario. Aquellas escabrosidades argumentales, como entonces le reprochaban a Clarín, sólo eran el resultado matemático de la experimentación con el gran género inaugural del realismo literario.
El caso es que, por una u otra razón, este increíble silencio de ochenta y pico años pesó como una losa funeraria sobre La Regenta y alteró muy profundamente la normal trayectoria de lo que sólo, o nada menos, debería haber sido una tardía pero muy feliz conexión de la novela española con la inexcusable modernidad literaria de aquel fin de siglo.

Juan Cueto. Pròleg a: Leopoldo Alas «Clarín». La Regenta. Alianza, 1996. 



dilluns, 9 de desembre del 2013

a l'enciclopèdia


Leopoldo Alas y Ureña
[Clarín]
Zamora, 25 d’abril de 1852 —Oviedo, 13 de juny de 1901

Novel·lista, periodista i assagista, considerat asturià perquè la seva família procedia d’Astúries, on passà la major part de la seva vida.

El 1871 es llicencià en dret a Oviedo i es traslladà a Madrid per cursar-hi lletres i doctorar-se en dret. Aviat fou conegut com a periodista en publicacions republicanes, on alternà articles satírics amb comentaris polítics, literaris o filosòfics. A l’abril del 1875 començà a emprar, al diari El Solfeo, el pseudònim de Clarín. El 1878 guanyà les oposicions a una càtedra de Salamanca, que no li fou concedida pel govern; quatre anys després, en pujar al poder el liberal Sagasta, fou nomenat catedràtic de Saragossa; aquest mateix any contragué matrimoni. El 1881 havia publicat el seu primer llibre, Solos de Clarín (recull d’articles de crítica literària i contes), i La literatura en 1881, escrit en col·laboració amb Palacio Valdés; en articles d’aquest volum aparegué la defensa entusiasta del naturalisme. El 1883 li fou concedit el trasllat a la facultat de dret d’Oviedo, on romangué fins a la seva mort. Alternà la càtedra amb el periodisme, i els seus articles i contes aparegueren, amb persistent continuïtat, en diaris i revistes; part d’aquests articles foren recollits en volums: Sermón perdido (1885), Nueva campaña (1887), Mezclilla (1889), Ensayos y Revistas (1892), Palique (1893) i Siglo pasado (1901). Entre el 1886 i el 1891, cercant una independència i una extensió que els diaris no li permetien, publicà una sèrie de vuit Folletos literarios i un breu estudi biogràfic i crític de Pérez Galdós. Com a creador, Alas és autor d’una de les novel·les més reeixides del s. XIX, La Regenta (1884-85), nascuda del seu encontre amb la vida d’Oviedo, present al relat sota el nom de Vetusta. El 1890 aparegué una segona novel·la, Su único hijo, que no solament no desmereixia de l’anterior, sinó que en algun aspecte —estudi psicològic— àdhuc la superava. Fou autor també de contes i novel·les curtes, publicats primer en periòdics i després recollits en llibres; Pipá (1886), Doña Berta, Cuervo, Superchería, (1892), El Señor y lo demás son cuentos (1893), El gallo de Sócrates (1901); anys després de la seva mort, encara aparegué un nou volum, Doctor Sutilis (1916). Del conjunt d’aquests relats destaca, ensems amb llur qualitat, la gran riquesa temàtica, per tal com van des de la crítica satírica o social fins a la recreació lírica o a la problemàtica espiritual. L’obra literària de Clarín, sorgida de la renovació espiritual i cultural iniciada pel krausisme, anuncia la sensibilitat i el pensament del s. XX.

l'enciclopèdia.cat. 


dissabte, 7 de desembre del 2013

reemissió: la mesura del temps dels indis hopi


Albert Einstein i senyora, de visita en una reserva hopi d'Arizona,1931.

«El temps es mesura convencionalment en dies, setmanes, mesos i anys; conec gent que fa servir com a unitat de mesura la vida d'un gos, i no recordo on vaig llegir que els indis hopi de les prades nord-americanes -que tenen, segons Chomsky, una llengua amb un sistema verbal que no concep ni el passat ni el futur- divideixen el temps en unitats d'avantpassats. Així, doncs, emprant les mateixes estructures lingüístiques, per dir que la revolució del 1934 va tenir lloc fa seixanta-set anys, un hopi diria: «Ara fa un avi que té lloc la revolució del 1934»; la mateixa estructura val per a expressar continguts futurs: «Aproximadament d'aquí a tres avis la gent viu ara a Mart.» Els indis hopi, que tenen costums xocants, com el de guarir qualsevol malaltia amb reiterades pràctiques sexuals, deuen tenir una idea del temps ben diferent de la que nosaltres tenim, car per a ells el temps i la terra són matèria immutable, i només és mudable la successió dels seus paisans.»
Xuan Bello. Història universal de Paniceiros. Traducció de Jordi Raventós. Adesiara, 2008. P. 126.

PUBLICAT EL 10DESEMBRE2011

dijous, 5 de desembre del 2013

la posteritat era això


Stoner wins Waterstones Book of the Year

Renewed popularity of 1965 novel by the late John Williams secures bookseller's award for standout novel of the yearl










dimarts, 3 de desembre del 2013

fuga psicògena


En la Nochebuena de 1914, Agatha Mary Clarissa Miller contrajo matrimonio con el coronel Archibald Christie, de quien adoptaría el apellido con el que desarrollaría su carrera literaria. Sin embargo, doce años después de aquel enlace, cuando ya había alcanzado el éxito como escritora de novelas de misterio, tuvo lugar un suceso que conmocionó a la opinión pública: la desaparición de Agatha Christie.
La noche del 3 de diciembre de 1926, el vehículo de la novelista apareció abandonado a las orillas de un lago en Newlands Corner. En su interior, solo se hallaron unas maletas y rastros de sangre, pero ninguna señal de la mujer. Las alarmas saltaron, la noticia corrió como la pólvora, y todas las sospechas de la desaparición recayeron sobre su marido.
Aquel 3 de diciembre, la pareja había mantenido una fuerte discusión. Después de que Archibald le hubiera confesado a su esposa que tenía una amante, Nancy Neele, había abandonado la casa y se había marchado con esta a pasar el fin de semana a Surrey. Tal secuencia de acontecimientos fue suficiente para que muchos pensaran que el coronel había asesinado a la escritora.
Los periódicos siguieron el caso con detalle, ofreciendo recompensas a quien lograra encontrarla; la policía desplegó todos los medios posibles; y el mismísimo Sir Arthur Conan Doyle participó en la búsqueda.
Once días pasaron sin que hubiera rastro alguno de Agatha Christie, hasta que  fue localizada en un hotel de Harrogate, en North Yorkshire, en el que se había registrado como Teresa Neele, sin recordar absolutamente nada de lo que había sucedido.
Las hipótesis de lo acaecido durante aquellos días comenzaron a circular. Algunos consideraban que era toda una campaña publicitaria de la autora; otros creían que, en venganza por la traición de su marido, había intentado que lo acusaran de asesinato; y hubo un par de médicos que le diagnosticaron fuga psicogénica.
En 1928, el matrimonio se divorció, y Agatha Christie escribió a su editor pidiéndole publicar con otro nombre. El editor rechazó la idea; al fin y al cabo, esa era la seña por la que el gran público la conocía y no creía conveniente renunciar a ella. Dos años después, en uno de sus viajes a Oriente Medio, la escritora conocería a quien sería su segundo marido: el arqueólogo Max Mallowan. Pero esa ya es otra historia.

Silvia Pato. La desaparición de Agatha Christie. culturamas. 1|desembre|2013.





dilluns, 2 de desembre del 2013

dáʧamaɾájni



La llarga vida de la Marianna Ucrìa
Dacia Maraini
Traducció de l'italià de Marta Hernández Pibernat
Microclimes, 8
ISBN: 978-84-95587-97-8
Primera edició: 2013
Pàgines: 386
Preu amb IVA: 20 €


El silenci que envolta la duquessa Marianna Ucrìa, sordmuda des de petita, és com una barrera que la separa del seu entorn i la converteix en una valuosa observadora del seu temps. La Marianna enriqueix el seu món interior amb les abundants lectures que li proporciona la biblioteca familiar que ella va completant, i això li permet sobreposar-se a les limitacions que li imposa la fastuosa i alhora sòrdida societat siciliana del segle XVIII. A La llarga vida de la Marianna Ucrìa, Dacia Maraini aprofundeix amb una sensibilitat exquisida en les contradiccions d’un període històric especialment suggerent, el de la Il·lustració, mitjançant la descripció dels costums d’una terra meravellosa en què la nit és «benigna, tèbia, inundada de perfums», i on «una lleugera brisa salina que ve a estones del mar refresca l’aire».
Dacia Maraini (Fiesole, 1936), una de les principals protagonistes de la literatura italiana contemporània, és autora de novel·les, obres teatrals, poemes, textos autobiogràfics i assajos, que s’han traduït a vint llengües. Filla d’un antropòleg i una pintora, la seva infantesa va transcórrer al Japó, país al qual la seva família es va traslladar el 1939; allà van estar internats en un camp de concentració entre el 1943 i el 1946. En tornar a Itàlia es van establir a la localitat siciliana de Bagheria, a la gran casa senyorial dels avis materns. Als divuit anys Maraini es va traslladar a Roma. Participant activa en la vida cultural i cívica, les seves obres traspuen un interès constant per les condicions de vida de les dones i els problemes de la infantesa. Ha rebut nombrosos i importants premis, entre els quals el Campiello per La llarga vida de la Marianna Ucrìa (1990), l’Strega i el Campiello a la trajectòria (2012).

*  *  *

«A fora és fosc. El silenci embolcalla la Marianna, estèril i absolut. A les mans, un llibre d'amor. Les paraules, diu l'escriptor, són recollides pels ulls com raïm d'una vinya suspesa, són espremudes pel pensament, que gira com una roda de molí, i després, en forma líquida, s'escampen i flueixen felices per les venes. És aquesta la divina verema de la literatura?
Neguitejar-se amb els personatges que corren per les pàgines, beure's el suc del pensament d'altri, experimentar en diferit l'ebrietat que pertany a d'altres. Exaltar els sentits propis mitjançant l'espectacle sempre repetit de l'amor representat, no és amor també això? Quina importància té que aquest amor no s'hagi viscut mai cara a cara, directament? Assistir a les abraçades de cossos estranys, però molt pròxims i coneguts gràcies a la lectura, no és com viure-la, aquella abraçada, amb un privilegi afegit, el de seguir sent amo de si mateix?
Una sospita li passa pel cap: que el que fa sigui només un espiar les respiracions dels altres. Així com intenta interpretar als llavis de qui té a prop el ritme de les frases, en aquestes pàgines empaita el fer i desfer dels amor d'altri. No és una criatura una mica penosa?
Quantes hores ha passat en aquesta biblioteca, aprenent a treure or de les pedres, tamisant i polint dies i dies, amb els ulls en remull en les aigües tèrboles de la literatura. Què n'ha obtingut? Alguns granets de saber tosc i abrupte. D'un llibre a l'altre, d'una pàgina a l'altra. Centenars d'històries d'amor, d'alegria, de desesperació, de mort, de gaudis, d'assassinats, de trobades, de adéus. I ella sempre allà, asseguda en aquella butaca amb un vell tapet brodat rere el cap.
La part de baix dels prestatges, allà on arriben les mans infantils, contenen sobretot vides de sants: La seqüència de santa Eulàlia, La vida de sant Leodegari, algun llibre en francès, Le jeu de saint Nicolas, el Cymbalum mundi, algun llibre en espanyol, com el Rimado de palacio o el Lazarillo de Tormes. Una muntanya d'almanacs: de la Lluna nova, dels Amors sota Mart, de la Collita, dels Vents; a més d'històries de paladins de França i algunes novel·les per a senyoretes que parlen d'amor amb una llicència hipòcrita.
Més amunt, als prestatges a l'altura d'un home, s'hi poden trobar els clàssics: de la Vida nova a l'Orlando furiós, del De rerum natura als Diàlegs de Plató, a més d'alguna novel·la de moda, com el Colloandro fidel i La llegenda de les verges.
Aquests eren els llibres de la biblioteca de vil·la Ucrìa quan la va heretar la Marianna. Però d'ençà que la freqüenta assíduament els llibres s'han multiplicat. Al principi l'excusa era l'estudi de l'anglès i el francès. I, per tant, diccionaris, gramàtiques, compendis. Després, algun llibre de viatges amb dibuixos de mons llunyans, i per fi, cada vegada amb més atreviment, novel·les modernes, llibres d'història, de filosofia.
D'ençà que els fills se'n van anar té molt més temps a la seva disposició. I de llibres no en té mai prous. Els demana per dotzenes, però sovint triguen mesos a arribar. 
Com el paquet que contenia el Paradise Lost, que es va estar cinc mesos al port de Palerm sense que ningú sabés on havia anat a parar. O bé la Histoire comique de Francion, que es va perdre en el trajecte entre Nàpols i Sicília, en una embarcació que es va enfonsar a prop de Capri.
D'altres els ha deixat i ja no recorda a qui; com els Lais de Maria de França, que no han tornat mai. O el Romance de Brut, que deu ser a les mans del seu germà Carlo al convent de San Marino delle Scale.
Aquestes lectures, que es prolonguen fins tard de la nit, són esgotadores però alhora denses de plaers. La Marianna no aconsegueix mai decidir-se a anar-se'n al llit. I si no fos per la set que gairebé sempre l'arrenca de la lectura, continuaria fins al matí.
Sortir d'un llibre és com sortir del millor d'ella mateixa. Passar dels arcs suaus i airosos de la ment a la matusseria d'un cos pidolaire, sempre a la recerca d'alguna cosa, és en qualsevol cas una rendició. Deixar persones conegudes i apreciades per retrobar una ella mateixa que no estima, tancada en una comptabilitat ridícula de jornades que se sumen a jornades que semblen indistingibles.»

Dacia Maraini. La llarga vida de la Marianna Ucrìa. Traducció de Marta Hernández Pibernat. Minúscula, 2013. P. 179-181.


[+]
Aquí podeu llegir els dos primers capítols de la novel·la.
I aquí, la ressenya de la Marina Espasa a l'Ara.